El lago rojo (luccie e Ian)

Me senté en la orilla del lago rojo, esperando a Ian, aqui fue donde yo recordaba haberle conocido hace ya muchisimo tiempo, 300 años ni mas ni menos. Se le llamaba asi porque las hojas de los arboles reflejaban el color en el agua y su color era rojo, palido, pero rojo al fin y al cabo. Suspiré, estaba nerviosa, si bien ya lo habia descubierto todo, quería pedirle disculpas e intentar que me perdonaba, le estaba echando mucho de menos la verdad.

Llegué al sitio donde habíamos quedado, algo confuso ya que no sabía que iba a ocurrir. Miré asombrado el lago y en mi mente apareció la imagen del mismo lago, solo que esta era algo más antigua. La vi sentada en la orilla y me acerqué despacio. Allí era donde nuestros padres nos habían llevado hacía muchísimos años para conocernos por primera vez, ya que vivíamos lejos uno del otro.

Hola-susurré aun removiendo el agua-Me alegra que hayas venido-susurré. Me giré para mirarle, aun sentada en la orilla-no estaba segura de que lo hicieras despues de todo-una suave risa, aun que algo amarga salio de mis labios. No sabía como contarle todo eso, era rarisimo volver a hablarme con el, despues de tanto tiempo.

Yo tampoco sabía porqué había acudido. Fui yo quién sufrió las acusaciones de los demás, quien se vio privado de amistades, quién se quedó sin opciones de alianza para salvar a mi pueblo. Todo por Luccie. Quién iba a decir que una sola persona podía causar aquello. Intenté dejar la mente en blanco y retirar esos sentimientos de furia que volvían a acudir insaciables a mi mente.
Me senté a su lado, en la orilla, pero no fue precisamente a su lado. Un espacio nos separaba, ni tan grande como para parecer ser extraños, ni tan pequeño como para que pareciese que no hubiese ocurrido nada. Sabía que era una actitud algo egoista, ya que por fin la vampiresa había decidido dejar las diferencias atrás, pero una fuerza invisible atenazaba mis pensamientos y no me dejaba pensar con claridad. Muchos de estos pensamientos rondaban por mi cabeza, aunque de vez en cuando aparecían algunos que susurraban: "Es tu prima", "Ella intenta arreglarlo" o "Tu no eres así" y estos eran los que provocaban que estuviese ahí, más cerca de ella de lo que había estado en mucho tiempo, observando los detalles de las hojas color sangre reflejadas en el agua.
Pues aquí estoy. -Un instante después me arrepentí de haber dicho semejante obviedad así que callé para dejar de decir tonterías.

Se sentó a mi lado, algo apartado de mi, lo justo para no rozarnos, suspiré. Era normal que me tratara asi, -Eso veo-susurré girando mi cabeza levemente-¿te acuerdas de cuando nos presentaron?-sonreí con suavidad recordandolo como si fuese ayer, aun podía ver a aquel chavalillo mas alto que yo con el pelo alborotado por el viento de tarde. Suspiré-Voy a darle el puesto de rey a Walter..-solté de improviso-Quiero dejar de ser reina, siendo reina no puedo comportarme como soy realmente, estoy atada a ese maldito trono, haciendo daño a los que yo mas quiero, como a ti..-susurré sonriente aun que la nostalgia se podía notar en mis palabras-No quise en ningun momento hacerte daño, ni a ti.. ni a tu reino.-miré el lago de nuevo-No sabes cuanto lo siento.-

Muchos pensamientos acudieron a mi cabeza instantaneamente al escuchar sus primeras palabras. Era obvio que si que me acordaba, a pesar de los años que hacía de aquello nunca se me dio mal recordar. Ahí estaba yo, mucho más pequeño observando a la pequeña de pelo moreno que estaba en frente mía. También recordaba lo bien que habíamos congeniado al instante, jugando toda la tarde a diversos juegos infantiles. Recordaba que posteriormente insistía a mis padres para que me llevasen a ver a aquella a la que hacían llamar Luccie, pero que para mi era "mi prima". Claro que me acuerdo. -susurré con una pequeña sonrisa la cual se me congeló al instante. ¿Que qué? -solté de repente. Se me olvidó por completo porqué estábamos ahí. Desde que te reconocí tras... esos 300 años o los que sean, no te he visto en otra situación en la que no fueses la reina, una reina que ha conseguido parar la guerra licántropa-vampira que llevaba a cabo Zeyren, una reina que ha protegido a sus fieles de cualquier enemigo... Es tu decisión y la respetaré, pero no creo que sea lo correcto. -dije sin dejar de mirar al agua.
Había una cosa que me atormentaba desde hacía poco tiempo, pero que no había dicho a nadie, era demasiado personal, además no era nada seguro... No sabía si debía decirlo aún, o no, pero de momento decidí callar.
Se que le sientes, bueno, mejor dicho huelo que lo sientes y que te arrepientes, pero eso no cambia todo lo que ha ocurrido. Han sido muchos meses intentando que me hablaras, que me dirigieras la palabra y solo he recibido insultos y cosas peores, como aquello que dijistes de "Ya no eres mi primo". Eso no se cambia con un simple lo siento Luccie.

OFF: perdon por la espera, quería terminar todas las guerras y todo antes de continuar ningun post para no romper el espacio-tiempo del foro, pero como veo que va para largo ya me e puesto de nuevo al dia ><

Suspiré quedadamente-Si, me reconocistes siendo reina, pero yo no... yo no elegí ser reina es mas, yo me negué. Después de que Itachi se deshiciese del trono, despues de que desapareciese dejandonos a merced de Zeyren y sin un rey, mi consejo se reunió. Sin que yo pudiera decir una palabra me eligieron reina-ondeé el agua sin mucha importancia-pero ya e sacrificado demasiado, desde un principio mi consejo se mostro reacio a intentar un dialogo con los licantropos, mi pueblo estaba insatisfecho. Me presioné a complacer a mi pueblo y e terminado por haceros daño tambien, pero nunca lo tuve como la mayor de mis prioridades. Ordené que aun que la tregua hubiese terminado, nadie tocaria a ningun licantropo si ellos no lo habian echo antes, ni siquiera hice nada cuando Angeline...- le miré encojida sobre mi misma sin terminar la frase, pero sabía perfectamente que lo recordaría-No te digo que sea ahora... se esperar... solo aspiro a que algun día puedas perdonarme, al fin y al cabo tengo mucho tiempo-le sonreí esperanzada aun que no podía negar que mis ojos estubiesen algo aguados.

(4 meses despues hija de dios jajaj)

Escuché atentamente todas sus palabras sin inmutarme lo más siquiera, salvo por el leve comentario sobre el tema "Angeline", el cual produjo un leve gesto de molestia, no obstante no era un tema del que me gustase hablar.
Se que es una responsabilidad muy grande, pero dentro de lo que cabe no lo has hecho mal. Walter será un buen rey seguramente, aunque nadie como tú... En cuanto a lo de Angeline, te debo una disculpa. -dije simplemente sobre eso.
Tienes suerte de que no me duren los enfados, aunque con toda la gente que has conseguido poner en mi contra, quizás recuerde porqué estoy enfadado. Mientras tanto... -dije sonriéndola. Era tal la alegría de poder estar hablando con ella en ese momento, que la rabia iba desapareciendo poco a poco.

Negué esfusivamente con la cabeza-Lo de Angeline se que no es tu culpa, lo se perfectamente, ella me lo contó todo no te preocupes-susurré. mostré una media sonrisa-dentro de lo que cabe... bueno me pregunto eso algunas veces, pero supongo que es la realidad, estoy segura de que Walter hará un gran trabajo, si hay algo que se de el, es que ama la justicia por encima de todas las cosas.- la sonrisa se esfumó como si un soplo de viento se la hubiese llevado, la mayor parte de las cosas que recordaba de mi antigua vida era pasar tardes enteras jugando con Ian, al que poco a poco iba viendo menos, hasta que un dia desaparecimos cada uno en la vida del otro. Mis ojos se aguaron inevitablemente, no por los recuerdos que giraban en mi mente, si no por las palabras que inesperadamente habia escuchado de su boca-gracias.. gracias...-susurre sin poder evitar el empezar a sollozar.

(Sorry primeja sorry, sorry sorry sorry :S)

Eh eh, para. Que lo que he dicho no es tan malo eh. -dije con media sonrisa mientras me acercaba a ella pasando un brazo por sus hombros.