Eclipse Lunar

Caminaba errante y con el aura suprimida. Mis pasos habían acabado por conducirme por la senda. Muchos se habrían preguntado qué estaría haciendo alguien como yo en un lugar como aquél en los tiempos que corrían, pero lo cierto era que ni yo misma lo sabía... o es que ni siquiera quería pensar en ello, sólo deseaba desaparecer por un instante, no pensar... pues había ciertas ocasiones en las que los recuerdos me mataban lentamente por dentro y el odio me iba consumiendo poco a poco...

¿Qué me estaba sucediendo? Aquella no era yo... Algo en mi interior había extinguido la llama de mi existencia, mi razón de ser...

Necesitaba que alguien me despertara... o de lo contrario se cumpliría mi desdicha y acabaría desapareciendo de la faz de este mundo...

---

EDIT
OFF: Este tema es anterior a que apareciera Omega. Se me olvidó indicarlo, por eso lo añado ahora.

El paso entre el Este y el Oeste del gran continente de Yggdrasil, si había algún lugar sobre su faz que aun desconociese, hoy la bella Acrisea había decidido mostrármelo.

Una senda que no constaba más que de un camino de arena sedentado por el continuo paso de viajeros de un extremo a otro del continente, con vegetación y bosque algo disperso a ambos lados.

Con mi aura suprimida, como acostumbraba a llevarla cada vez que salía del Cielo, miré hacia el sol al comenzar a notar el picor que éste ejercía sobre mi cabeza, pegaba bastante fuerte hoy. Tuve que taparme los ojos con la mano a modo de visera para no dañarlos. Y, al volver a bajar la vista de nuevo hacia el camino, me di cuenta de que se había condensado el calor más adelante, generando una perturbación en el aire a modo de espejismo.

Al poco éste se difuminó al ser atravesado por una persona que parecía aproximarse a lo lejos. Al principio me pareció como si estuviera viendo a un alienígena cruzar un portal acuoso y se fuera transformando hasta finalmente terminó por adoptar la forma de una mujer.

Por sus andares, parecía ir abstraída en sus pensamientos, sin prestar atención a su alrededor.

Me detuve donde calculaba que se cruzaría su trayectoria y esperé pacientemente a que llegara hasta mí.

Sin embargo, mi aguda visión me permitió captar ciertos detalles de su apariencia que me llamaron ciertamente la atención... Como si estuviera viendo un fantasma, mis ojos se abrieron de par en par, asombrados, esta vez no impedí que mi expresión se proyectara, tanto me había impactado que logró bajarme la guardia por completo...

Se trataba de una mujer muy hermosa y joven, sin embargo, no había sido aquello lo que me había llamado tanto la atención, pues me parecía estar viendo a alguien que hace bastante tiempo estaba seguro de que había muerto...

- ¿Madre...? -Salió de mis labios con cierto sobrecogimiento.

No podía creerlo, pero se encontraba ante mis ojos, de carne y hueso... ¿Habría decidido regresar para enviarme alguna clase de mensaje? A pesar de que mi mirada la escudriñase, no podría esclarecerlo hasta que ella misma me lo confesase.

Alcé la vista en cuanto mis oídos captaron una voz que me aclamaba, mi mirada se encontró entonces con sus pies y fue ascendiendo hasta encontrarse con sus grandes ojos azules. Me observaba con una mirada que denotaba una mezcla entre asombro y cierta nostalgia. Por un instante me sobrecogió un ínfimo sentimiento de rechazo... no conocía a aquél hombre y no comprendía cómo podía profesarme una mirada de aquél índole.

Me detuve, seria, frente a él y clavé mi penetrante mirada en él, pareciendo que pudiera ver más allá y estuviera penetrando al interior de su alma...

- ¿Creo que me confundís con otra persona? Yo no soy madre aun... y tampoco os conozco... -Mi voz sonó grave, desconfiada. No era propio de mí que ofreciera aquél tipo de trato, pero aunque no fuese excusa, no me encontraba en mi mejor momento.

Me quedé por un instante pasmado, perdido en la contemplación de su bella imagen y el recuerdo que hacía regresar a mi memoria. Tardé unos segundos en reaccionar, después realicé una pequeña inclinación a modo de disculpa.

- Ruego encarecidamente que me disculpéis, no era mi intención ofenderos... Pero es que me recordáis mucho a alguien que conocí hace tiempo...

Volví a posar mi mirada, ya repuesta, de nuevo en sus ojos, de un color diamantino brillante e intenso. No recordaba haber visto unos ojos parecidos... Los de mi madre, eran platinos, pero no tan claros como los suyos. Me resultaban misteriosos, bellos y desconcertantes al mismo tiempo.

- Si no es indiscreción, ¿podría hacer algo por vos para compensaros? Parecéis afligida por algo...

A pesar de tener el aura suprimida, no podía percibir la suya. Sus rasgos eran tan finos y delicados, tan angelicales, que podría afirmar que se tratase de un ángel como yo. Sin embargo, había algo en ella que me parecía diferir con las características de un ángel... aunque quizá su semblante depresivo me estuviera confundiendo.

Deseaba analizarla más a fondo, pero no quería asustarla. Pues entre los humanos se podía dar a veces el extraño aunque milagroso caso de traer al mundo a una criatura capaz de confundirse con un ángel.

Demostró preocuparse por mí, pero aquello me provocó más rechazo. No comprendía cómo osaba ofrecerme ayuda si ni siquiera me conocía, además detestaba que se inmiscuyeran en mis asuntos cuando todo lo que quería era respirar...

- Sí, podéis hacer algo por mí -Guardé un rotundo silencio esperando captar su atención. Después me acerqué a él, invadiendo incluso su espacio personal y acerqué mis labios a su oído para susurrarle-: ¡Métete en tus propios asuntos...!

Mi voz acarició sus oídos con un halo escalofriante.

Sin nada más que decir, proseguí mi camino como si no existiera, sumiéndome de nuevo en mis pensamientos.

Capté el mensaje, sin embargo, no era de los que me fuera a dar por vencido con facilidad. Aquella muchacha necesitaba ayuda. Tan pronto como me dio la espalda, elevé mi aura hasta el nivel de un ángel común hasta que mis pupilas se alargaron, después me giré pudiendo analizarla por fin.

Si era testaruda, yo podía serlo más, me gustaban los juegos, y mucho más si podía obtener algo a cambio, en este caso la gratificación de haber podido ayudarla.

Clavé mi mirada en ella, desafiándola. Esperaba que se sintiera observada y regresara pidiéndome cuentas.

Empezaba a colmar mi paciencia...

Tardé milésimas de segundo en detectar su aura. “¡¡¡Un ángel!!!” Una llama de furia se encendió en mi interior y rápida como una bala desenfundé mi espada de oscuridad y acometí, fuera de mí, contra el recién descubierto ángel, liberando mi fuerza de princesa en el último instante al elevar mi aura oscura como la noche al máximo, en un mandoble descendente.

Se volvió contra mí... Al principio me sorprendió tanto que me quedé en un ligero shock, pero me dio tiempo a esquivarlo elevando mi aura lo suficiente como para desaparecer en un destello de luz.

Aquella chica era un demonio... debí haberlo supuesto. Comprendía el odio que me había profesado al descargarse contra mí. Pero aun seguía con la idea en mente de desear ayudarla a salir de aquello en lo que hubiera caído. No soportaba ver a alguien tan afligido... siempre había ayudado a las personas tuviesen la condición que fuere.

Reaparecí de nuevo al instante, a una distancia prudencial.

- ¿Estás segura de que eso es lo que quieres? -La interrogué. Mis ojos no dejaban de analizarla.

Suprimí mi aura al momento de su desaparición apretando los dientes con fuerza, esperando detectarle al estar utilizando su poder de luz. Volví a elevarla en cuanto le percibí de nuevo, hasta el nivel de un maestro, y me deslicé en un instante hacia él, pasando por encima de él realizando un mortal sobre su cabeza con la espada de oscuridad como eje. Al aterrizar me agaché tan rápido y ágil como una gata y traté de cortarle las piernas.

Era rápida y ágil, como una ninja (si es que existieran en este mundo). Por toda respuesta, continuó con su acometida, parecía que si no la inmovilizaba no cesaría en su intento...

Desenvainé rápidamente mi espada con la mano izquierda empuñándola a la inversa, a tiempo de agacharme y cubrirme cuando volaba sobre mi cabeza. Me esperaba un contraataque, sin embargo, casi no me dio tiempo a reaccionar cuando se agachó para cortarme las piernas. Tuve que saltar hacia atrás para librarme, apoyándome con el pie en su cara. Al aterrizar me puse en guardia defensiva con la espada perpendicular a mí y al mismo tiempo paralela al suelo, sin dejar de variar mi estilo de combate a la inversa.

Mi mirada se encontraba clavada en ella, entornada. A pesar de estar centrado en la batalla, la cabeza me daba vueltas. Había algo en ella... y seguía dándole vueltas mientras combatía. No iba a contraatacar, no tenía motivos para hacerlo por mucho que ella se empeñase en buscarme las cosquillas.

La suela del zapato cuyo pie había apoyado en mi cara, dejó una marca rojiza en mi bello rostro angelical. Aquello despertó en mí más furia de la que ya me dominaba... mi aura se elevó nuevamente al máximo y mis rasgos comenzaron a transformarse, a empalidecer y tornarse de un azul grisáceo brillante, mis colmillos se pronunciaron a la par que mis orejas se afilaban y de mis manos surgían unas afiladas garras negras. Mis ojos diamantinos ya no lo eran más, pues todo el ojo se me había ido tiñendo de negro -al igual que mi cabello dorado- hasta que ya no se veía más el blanco...

- Pagarás por eso... ángel... -Mi voz sonó mucho más grave que anteriormente y como distorsionada-. Te haré desear no haberte siquiera llegado a cruzar hoy conmigo aquí...

La oscuridad había hecho desaparecer la rojez de mi mejilla. Ahora, sin dejar de ser bella, mi sola visión podría más paralizar a un hombre que embriagarlo... o quizá ambas cosas. Dominaba completamente mi ser, ya no era Caeli, sino DaemonCaeli...

Mostré mis alas negras como la noche, ahora tenían una apariencia diferente, cartilaginosa como las de un murciélago. Kahlia se había unido a mi empresa en esta batalla, la oscuridad era mi terreno. Mi aura se expandió más allá de su límite, pues desde hacía un tiempo hasta ahora, gracias a la responsabilidad que había asumido con la Regencia, mi aura se había incrementado considerablemente.

Me simbioticé con la propia oscuridad, convirtiéndome en una sombra invisible. Había comenzado a levantarse un furioso vendaval que amenazaba con arrancar los árboles adyacentes al camino.

Sin previo aviso, el viento generó una corriente tan rápida como peligrosa que se cernió inevitablemente sobre el ángel, arrasando incluso con aquello que encontrase a su paso, llenando al ángel de cortes que habían sido infectados con oscuridad y le dañaban no sólo el cuerpo, sino también el aura...

---

OFF: Aclaro que los cortes han sido infligidos con la Espada de Oscuridad, a pesar del camuflaje.

Su apariencia había dejado de ser ya angelical, ahora se había convertido en una auténtica diablesa. Pero de mi memoria no se borraba su imagen anterior. Se parecía mucho a Ella... Comencé a hurgar entonces en el interior del baúl de los recuerdos... Aquellas imágenes flashearon mi mente... Su bello y dulce rostro angelical... Su sonrisa, siempre tan acogedora... "Madre..." Deseaba volver a sentir su calor maternal que tan poco tiempo había disfrutado...

Evoqué las escenas de la lucha contra los ángeles caídos, volvía a sentir incluso el tacto de sus espadas hendirse en mi piel y dejar la sangre correr... Era tan real... Pero entonces lo recordé a Él, al demonio gracias al cual yo estaba hoy aquí. Mis pupilas se dilataron y mis iris se volvieron a rasgar... Acababa de recordar uno de mis propósitos en esta vida al tiempo que la imagen y el recuerdo del llanto de mi hermana al venir a este mundo... y luego yo mismo se la entregaba a aquel mismo demonio... Ella, aunque con formas femeninas era idéntica a él también en su forma demoníaca.

Comencé a sentir un terrible dolor, abofeteándome de nuevo la realidad y me di cuenta entonces de los cortes que tenía... Me sentía envenenar... la oscuridad se iba propagando hacia el interior de mi cuerpo... Expandí mi aura al máximo para contrarrestarlo y que mi cuerpo la expulsara.

Penetré entonces mi mirada con determinación al interior del torbellino siguiendo mi fiel instinto, interponiendo mi espada a tiempo de sentirla chocar contra el metal. La había sentido de nuevo al reducir mi aura hasta un nivel inferior al suyo...

Su aura luminosa me abofeteó, pero eso no logró más que aumentar mi persistencia y mis cortes aumentaron consecuentemente su velocidad.

Sorprendentemente logró detener mi ataque interponiendo su espada... El vendaval cesó instantáneamente, descubriendo la oscuridad de nuevo mi apariencia demoniaca, primero apareciendo la espada enfrentada con el filo de la suya y posteriormente cada parte de mi cuerpo que le seguía, mostrándose de forma progresiva. Me encontraba levitando a varios palmos del suelo, una burbuja de aire me sustentaba en el vacío, inclinada hacia delante dejando que mi peso recayera sobre la espada para ayudar en la presión que estaba ejerciendo.

Mis ojos, inundados por aquella profunda oscuridad capaz de atrapar eternamente en su pozo, penetraban el alma del ángel con una expresión indescifrable pero siniestra y terrible, un odio irracional, deseaba determinantemente darle muerte... Apreté los dientes, mostrando mis ahora pronunciados colmillos con rabia, mi aura se pronunció y consecuentemente mi fuerza contrarrestó el forcejeo, empujando su hoja peligrosamente hacia su cuello...

A pesar de que intentase retenerla, mi mente seguía comparándola inconscientemente con mi madre y aquél demonio... todas las piezas del puzzle encajaban. Podría equivocarme, pero no perdía nada por intentarlo...

Hice un último esfuerzo por retener mi espada, mi aura volvió a expandirse, ésta relampagueó como consecuencia de mi esfuerzo, casi rozando mi cuello, pero logré retenerla a tiempo.

- ¿Caeli...? -Exhalé en un compungido y esperanzado aliento. Mis ojos se sumaron al intento, contagiándose de los mismos sentimientos que arrastraba mi voz.

Mis ojos se expandieron al instante de ser nombrada, logrando hacerme bajar la guardia por un instante. La luz me penetró un instante, abriendo un pequeño surco en la oscuridad que me dominaba, logrando despertarme por un instante y recobrar mi subconsciente. No sabía cómo, pero aquél ángel, después de todo, parecía conocerme...

Sin embargo, la oscuridad volvió a adueñarse de mi ser con mucha más fuerza, cerrando la veda a cal y canto. “¡No me confundas!”

- ¡Aaaaahhhhhrrrrrgggg! -Rugió DaemonCaeli con rabia, las arrugas contorsionaron su rostro mostrando una mueca de completo bestialismo, los colmillos relucían a la luz de Kahlia. De nuevo ganó terreno en el forcejeo.

La diablesa no quería dejar que Caeli interviniera y se dejara dominar por sus sentimientos. Ahora el poder era de la bestia que llevaba dentro.

Había visto su reacción inicial, mi buena visión no dejó escapar ese detalle. Sí... mi instinto me decía que podría ser ella... Sin embargo, algo pareció hacerle cerrarse en banda y fortalecerse protegiéndose de mi influencia.

Estaba determinado a hacerlo: debía hacerla regresar de vuelta a la luz...

Mientras con la zurda intentaba impedir que mi hoja eléctrica rozara mi cuello, con la diestra agarré su muñeca rápidamente e intenté congelar el agua de la sangre que circulaba hacia la mano, para así inmovilizarla y hacerla perder la fuerza en dicha mano, con lo cual sólo podría hacer fuerza con la otra.

De repente, mi mano izquierda se durmió y perdí la fuerza... Se había quedado aferrada a la espada...

Con más rabia aun, solté la espada con la derecha -dejando que la izquierda cayera por el propio peso- y ésta osó agarrarse directamente a su cuello. Las garras portaban oscuridad, pero no pretendía otra cosa que crear un vacío en su interior que le impidiera respirar y de esa forma conseguir que su fuerza se fuera reduciendo progresivamente...

Se encontraba completamente dominada por la oscuridad, pues en un intento desesperado por vencer, su garra agarró directamente mi cuello. Sentí que me faltaba el aire...

- ¡Caeli...! -Exhalé en un nuevo intento, dificultosamente.

Aprovechando que había soltado su espada, solté yo la mía también dejándola caer (ésta apagó sus rayos al instante de abandonarla) y con ambas manos agarré su muñeca intentando presionar los músculos y articulaciones que le harían abrirla (pues si dejaba que se congelara también, me vería atrapado entre su garra), mientras mantenía mi aura expandida al máximo, para dejar que la luz volviera a penetrarla... y después la empujé para que se alejara de mí y me liberara, dándole un golpe seco en el estómago con la rodilla aprovechando su cercanía, que la dejaría sin respiración unos segundos y me permitiría ganar tiempo.

La racionalidad no era el fuerte de DaemonCaeli, lo era la brutalidad... Se había dejado exponer en un intento desesperado por vencerle rápidamente...

Ahogada por la patada en el estómago, retrocedí llevándome las manos al estómago, no dolida pero sí tratando de recuperar el aliento, jadeando...

“¿Qué es lo que quiere? ¿Qué sabe de mí?” Caeli regresó un instante a los pensamientos de la diablesa, parecía que la luz había hecho su efecto. En ese momento todos los esfuerzos de ésta estaban centrados en recuperar el aliento.

Con semblante serio, me agaché para recoger mi espada y envainarla de nuevo a mi espalda. Después me acerqué a ella con calma, con el aura aun expandida al máximo pues parecía que su luz le había hecho el efecto esperado y pretendía seguir ejerciendo el mismo efecto, y la rodeé para colocarme tras ella. Coloqué mis manos en sus hombros y la empujé con suavidad hacia delante para ayudarla a que recuperase el aliento. Luego me deslicé hacia su lado izquierdo y me agaché, tomándole la mano para revertir los efectos de la congelación. Finalmente la miré a los ojos, devolviendo mis pupilas a su forma original, mostrando mis iris redondeados y de aquel azul-eléctrico intenso.

- Probablemente no me recuerdes... tú eras muy pequeña... un bebé recién nacido... -Comencé, con suavidad y en un tono cálido y cargado de ternura-. Yo te entregué a tu padre... te puse a salvo... -Mis ojos brillaban, a causa de la emoción que me causaba transmitirle aquello-. Soy tu hermano Calei...

Hacía mucho que no pronunciaba aquel nombre... era el que mi madre, la de ambos, me había dado al nacer... Se me sobrecogió un nudo en la garganta al pronunciarlo que me hizo temblar ligeramente la voz.

Los rayos del sol comenzaban a vislumbrarse en el cielo, ganando terreno a la oscuridad bañando con su luz todo aquello de lo que Kahlia se había hecho dueña... Acrisea no iba a permitir que Kahlia gobernara más de lo que tenía previsto Yggdrasil.

Me estaba ayudando, ¿por qué? No lo comprendía, estaba confusa... Desde luego lo que hacía me estaba ayudando a recuperarme... volvía incluso a sentir la mano que se me había dormido antes... Sin embargo, se me había sobrecogido un nudo en la garganta, los ojos se habían cubierto de una capa de humedad y amenazaban con derramar las lágrimas.

“¡¿Qué?! ¡¿Mi hermano?!” No me atrevía a mirarle. Era una demonio después de todo, había estado a punto de matarle, y desde hacía no mucho tiempo, había asumido que yo había sido también la causante de la muerte de mi madre... Tanto tiempo había deseado conocerla, saber de ella, poder encontrar a alguien que la conociera... que la revelación del Ángel me asustaba... pues él no sólo la conocía, sino que había convivido con ella, ¡era su propio hijo! ¡¡¡Mi hermano!!!

“¡No puede ser...!” Me faltaba el aliento... Se me había acelerado tanto el pulso que me oprimía el pecho, el cuello... el nudo de la garganta bloqueaba el paso de aire por momentos... Apreté los párpados. ¡No podía estar pasándome esto a mí cuando el aire era mi elemento...!

Expandí mi aura al máximo a tiempo de abrir mis vías respiratorias y dejar que el aire fluyera a través de mí.

La ráfaga de aire hizo volar mis cabellos -de nuevo dorados como el sol-, bañados ahora con la luz de Acrisea. Había recuperado el control sobre mí misma, la luz me curaba y revertía el efecto de la oscuridad, calmando a la bestia que durante tanto tiempo había dormitado en el interior de mi ser. Sin embargo, me sentía mucho más poderosa que nunca. Yo era la tempestad.

No abrí los ojos aun. Estaba tratando de asimilar todo esto... Tenía todas las respuestas que necesitaba al alcance de mi mano, pero por alguna razón, me mostraba reacia a acogerlas.

Manteniendo el aura al máximo, hice aparecer mis alas negras, que se expandieron cuan largas eran mientras el vendaval seguía rodeándome. Abrí los ojos, aquellos que brillaban como si dispusieran de luz propia, como el diamante. Mi mirada se había clavado en sus ojos.

- Nos volveremos a ver... -Fue todo lo que salió de mis labios antes de salir disparada cual misil hacia el cielo y desaparecer...

Sin dejar de observarla expectante, en el sitio, continué manteniendo mi aura expandida al máximo. Ésta era una batalla que debía ganar la luz... Los primeros rayos que vislumbraban el triunfo de la bella Acrisea, mostraron el cambio de la demonio al volver a confundirse con un ángel en apariencia.

Noté su ahogamiento y traté de ayudarla.

- Caeli, ¿estás bien...?

Pero entonces una ráfaga de viento me impidió el acercamiento, dejándome al margen. Me mantuve firme haciendo acopio de la fuerza y la resistencia que me caracterizaba como rey, no iba a dejar que me expulsara. Sin embargo, tuve que oprimir los párpados y cubrirme el rostro con el brazo a modo de visera. Pude ver a través de ellos que expandía sus preciosas y emplumadas alas negras como el azabache. Y entonces, su mirada atrapó la mía en un instante que parecía haber detenido el tiempo... Pronunció unas palabras de despedida, pero yo me había sumergido en la profundidad de sus diamantinos ojos... y para cuando me quise dar cuenta, había salido disparada hacia el firmamento...

Me quedé un instante petrificado en el sitio. No daba crédito... Mis esperanzas se habían visto truncadas en un instante y no podía ir tras ella... me sentía deshecho, roto, impotente... ¿Qué había salido mal? Todo parecía que iba bien... pero ella había huido...

Tras unos instantes de incertidumbre, en los que trataba de encajar lo que había sucedido, regresé de nuevo a la realidad, recordando dónde me encontraba. Ya no podía hacer nada más allí, sólo me quedaba esperar a que ella cumpliera su palabra...

Así que, sin nada más que hacer allí, puse rumbo al Cielo desapareciéndome en un destello de luz.

_____
FDI: Voy a aquí: https://creatureswars.forosactivos.net/t1894-buscando-apoyo-moral#36000