Honor, justicia, sangre

El portal se abrió en lo más profundo de las cordilleras, en el patio de un enorme fortín. Una muralla exterior, de por lo menos cinco metros de grosor y diez de altura, cruzaba el desfiladero de pared a pared, lo que implicaba una longitud de unos 350 metros. En el centro de la muralla, con una pequeña torre a cada lado, habia una inmensa puerta de madera y acero. Unos cien metros detras de ella muralla habia otra, tras los edificios que arrebujaban y se pegaban unos a otros, era como una pequeña ciudad abandonada. Se habia construido aprovechando un estrechamiento natural del desfiladero, por lo que no mediria más de 150 metros de longitud. Sus portones eran incluso más impresionantes que los de la muralla exterior. En su lateral derecho una torre salia de las entrañas de la roca vigilaba la zona. Tras esa segunda muralla se alzaba el torreón, una inmensa fortificación diseñada para aguantar durante años un asedio. Lastima que fuesemos tan pocos y que quien lo construyó no pensase en la magia. Se notaba a simple vista que llevaba mucho tiempo abandonado, probablemente más de un centenar de años, desde la última guerra entre Eliria y los reinos del sur, antes de que se firmase la tregua, pero se mantenia en pie, robusto y firme. Tambien quedaba patente su función: Evitar que un gran ejercito llegase a Eliria, por supuesto eso solo era aplicable a humanos, no duraria mucho frente a una embestida de una de las razas. Y esa era nuestra misión, conseguir lo imposible.

Nada más cruzar el portal y observar a mi alrededor comencé a gritar ordenes.
-¡Buscad entre los edificios! ¡Conseguid toda la madera que podais y encended una hogera cada 50 metros! ¡Amanecerá dentro de cuatro horas pero la noche seguirá con nosotros! -Necesitariamos oscuridad durante tres dias y no iba a ser facil. Comencé a andar hacia el portón de la muralla interior con los campitanes y demas jefes de tropa a mi alrededor. -¡Que un pelotón refuerce lo portones! ¡Quiero a los bailarines y sus observadores en lo alto de aquella torre ahora mismo! ¡Que otro pelotón se encargue de recoger madera para los proximos tres dias! !Repartid el equipamiento entre el torreón y los edificios cercanos a la muralla exterior! -Me detuve a las puertas del torreón y esperé a Neliel y Angeline. Queria ultimar los detalles de las defensas con ellas antes de que apareciese Salem con su ejercito, calculaba que teniamos hasta el mediodia siguiente, apenas tiempo. A mi alrededor comenzó el ajetreo, grupos de vampiros cumpliendo con eficiencia las ordenes encomendadas. Tan solo esperaba poder conseguirlo.

Tras atravesar el portal, tras las tropas vampirescas, me había quedado magnificada ante aquellos imponentes portones de madera más grandes incluso que los de nuestro castillo. Estaba claro que este puesto era puramente defensivo, a juzgar por el grosor de las paredes, y la altura de los muros. Avancé unos pasos hacia la primera muralla, y mientras oía venir al resto de las tropas de los brujos, acaricié la ya no tan suave madera del portón con la mano. Había recibido muchos golpes a lo largo de su tiempo útil, por supuesto.

"Está claro que esto ha cumplido su función en sus tiempos, jejejeje"

Repentinamente, tras unos breves segundos de aquella caricia, oía la voz de mi Príncipe, marido de mi Reina, ordenar la organización del fuerte y reforzar sus defensas, tras lo cual, me giré hacia donde provenía su voz. Le vi detenido junto al portal, frente a las puertas del torreón, esperando pacientemente. Entonces, y tras echar una última mirada a los portones, me dirigí caminando lentamente hacia su posición, sonriendo de manera que mostrase las puntas de mis colmillos sobresaliendo por encima de mis labios.

Está claro que este lugar es excelente para nuestros propósitos, mi señor, jejeje. Aunque, tengo una pequeña pregunta acerca de cómo vamos a protegernos de la luz solar, pero bueno, supongo que tiene un plan preparado, jejeje

Añadí, inclinándome de lado hacia él, sonriendo con picardía. Puede que a Walter le pareciera raro, pero yo en el fondo empezaba a excitarme por saber lo que iba a ocurrir próximamente: La encarnizada de nuestras vidas, donde mataríamos a placer todo lo qeu nos encontrásemos, amputando miembros, degollando cabezas y arrancando las tripas de sus estómagos. Con solo pensarlo, ya me relamía

Atravesamos finalmente el portal,y cuando llegamos a nuestro destino,este se alzaba ante nosotros con fuerza. Las ruinas de lo que parecía una antigua ciudad con dos inmensas murallas nos rodeaban, y los soldados empezaban a esparcirse tras las órdenes de Walter. Por ahora no ordenaría demasiado a los brujos,era mejor que no nos separáramos demasiado.
Aquel lugar no acababa de inspirarme confianza,pero era todo lo que teníamos.Sonreí ampliamente mientras me dirigía al lugar en el que estaban Walter y Angeline.

Deduje que los bailarines se trataba de vampiros que podían realizar el baile de las sombras,por lo que enviar a un brujo para eso sería una pérdida de tiempo.

-Para qué quieres que encendamos hogueras?O mejor dicho,oigamos de una buena vez el resto del plan-dije mirando a Walter,cruzándome de brazos.

Me giré hacia mis dos acompañantes y los evalué con la mirada, claramente decepcionado. Suspiré.
-El sol luchará por alzarse, y lo hará. Pero no tiene por que llegar a nosotros. Traemos la noche con nosotros. -Señalé con las manos las paredes del desfiladero, inmensamente altas, que se cernian sobre nosotro en un abrazo normal, casi ocultando todo el cielo. -Hay una pared al este y otra al oeste, asi que no tendremos que preocuparnos hasta casi el mediodia. El humo de las hogueras nos dará todo lo que necesitamos, le costará escapar de estas paredes, pero para ello necesitamos mucha madera. -Entré al torreón y me dirigí a la primera mesa que encontré, apenas se mantenia en pie, pero serviria. Saqué un pequeño cuchillo de la vaina de un oficial y comencé a arañar la mesa. Cuando terminé habia un pequeño mapa de la fortaleza. Esperé a que todos los oficiales se situasen a mi alrededor para empezar.
-Tenemos que aguantar tres dias, no podemos prescindir de ninguna de las murallas, por lo tanto nuestra defensa comenzará aqui. -Señalé la muralla exterior. -Es bastante amplia y somos pocos pero supongo que podremos sacarle partido. Todo el grueso de nuestras fuerzas tendrá que estar ahí, hasta que demos orden de retroceder. Entonces pasaremos a la segunda muralla, más estrecha y más facil de defender. Si esa tambien cae este torreón será lo último que quede. Buscad aceite para lanzarlo desde las murallas. Tambien algunas rocas. Los bailarines locarizarán a los brujos rebeldes e intentarán acabar con cuantos puedan, sin embargo son mucho y para defendernos de su magia necesitaremos a los tuyos, Neliel. No quiero barreras continuas, desperdiciariais mucha energia, tienen que ser barreras momentaneas. Tambien nos vendria bien que lanzaseis algún conjuro ofensivo, pero eso ya te lo dejo a ti.

Junto con Neliel, seguí a Walter al torreón con paso calmado, hasta que observé cómo sacaba un cuchillo de la vaina de uno de los oficiales. Me situé al lado de Walter, inclinándome hacia la mesa pecando de curiosidad, mientras éste dibujaba en la madera de una desvencijada mesa con ayuda del cuchillo un improvisado mapa de nuestra pequeña fortaleza.

Escuché el plan de Walter mientras se dirigía claramente hacia Neliel y sus tropas.
Había que preparar una defensa, y estaba claro que no podía usar mis "armas" de mujer. Así que, lo mejor que se me ocurría era preparar una pequeña avalancha de rocas sobre la segunda muralla, y grandes bidones de aceite hirviendo. Y sin dilación, lo propuse, no sin inclinarme sobre la mesa, y señalando con mi pálido y ligeramente violáceo dedo.

Walter, ¿os parecería si me llevo a unos pocos de nuestro ejército para preparar una "ligera" avalancha sobre la segunda muralla? Creo que eso sería adecuado para vuestros designios, mi príncipe.

Pregunté señalando a la cantera cercana que teníamos a pocos metros de la fortaleza en el mapa. SE trataba de una cantera a cielo abierto en aquellas montañas, donde podríamos recoger las rocas que ya estuviesen sueltas. Tras eso, me levanté y volví a inclinarme frente a Walter, con un brazo bajo el pecho, en señal de respeto.

Los primeros destellos del alba comenzaban ya a nacer por el Este, a espaldas de la ruinosa fortificación erigida tiempo atrás en la estratégica situación de las Cordilleras.
Por el Suroeste, comenzaba a vislumbrarse en la azulada oscuridad los primeros murmullos de una sombra que avanzaba por el arenoso mar de dunas, todavía helado por la exposición de la fría noche.

OFF Ambiente y situación:

Atendiendo al mapa y a la explicación de Walter,reflexione pensativa sobre mi parte en el plan. La idea de Angeline no me parecía para nada mala,pero debíamos tener cuidado con dividirnos en exceso,puesto que era seguro que nos superaban en número y debíamos aguantar el máximo posible.

-Esta bien,creo que lo mas adecuado es que nuestras dos razas se mezclen en el campo de batalla,así podrán atacar y defender a la vez sin perder demasiada energía,y aun que es difícil mantener un número determinado,creo que sería lo mas efectivo por mi parte, así por ejemplo,si tres vampiros lucharan con un brujo este les podría proporcionar un escudo preciso y que no consuma excesiva energía,es perfecto,y no nos olvidemos de que este a su vez también tiene capacidad ofensiva.

Dije bastante segura. Y añadí-en cuanto al conjuro ofensivo,déjalo en mis manos,me encargaré de realizarlo en el momento mas oportuno,a no ser que ya tengas pensado uno.

-Lo dejo a tu elección Neliel. Pero que no sea un único conjuro, si preparas varios tendremos más posibilidades. No quiero que malgastes tus energias en un fallo estrepitoso. -Me giré hacia Angeline.
-Levate un pequeño grupo y sube a las murallas todas las rocas que puedas. Una pequeña avalancha seria demasiado, pero seguramente podremos darles una calurosa recepción desde las murallas. -Señalé el mapa. -Las puertas son nuestra principal preocupación, en algún momento caerán, tenemos que aplazar ese momento todo lo que podamos. Ahora moveos, no nos queda mucho tiempo.

-Bien,así lo haré-comenté sin mas dilación-avisare a mis brujos,será conveniente que tu lo hagas con los restantes vampiros.

Y tras esto empecé a bajar de nuevo las escaleras de la torre en busca de la salida,No había tiempo que perder.

OFF Siento ir un poco más deprisa en este post, pero es para no haceros esperar mucho, jejejeje.

Asentí enérgica, y me incliné frente a él con un brazo sobre el pecho.

Sí, mi Príncipe.

Tras eso, me volví a erguir y me giré hacia las escaleras, las cuales bajé a trote lo más rápidamente que me permitían mis piernas. A la salida estabanlas tropas vampíricas, firmes, con las espadas enfundadas aún. Me acerqué a ellos y con un ademán de la mano ordené que me siguieran.

¡Vamos!¡Los que más fuerza tengan, seguidme!Los demás, subid a la muralla y manteneos a la espera

Tras eso, yendo por la puerta contraria a por donde vendrían las tropas de Omega, nos dirigimos a la cantera a cielo abierto que había allí. El gran mar de polvo que teníamos ante nuestros ojos sólo era comparable con el desierto. En la parte más baja había rocas extraídas de la cantera, suficientemente grandes como para que costase levantarlas, pero no tanto como para que no las pudiesen coger entre dos hombres. Señalé las rocas, y los vampiros fueron hacia ellas, y entre dos fueron recogiendo las rocas, y llevándolas hacia la muralla, donde esperaba el otro grupo para llevar las rocas hasta la puerta, por el estrecho paso sobre la muralla.

Frente a mi veía empezar a levantarse el sol tras su letargo en el horizonte. Esperaba que el plan de Walter para protegernos de la luz funcionase, o no aguantaríamos mucho.

Ya habíamos recolectado roca suficiente pasado un lapso de tiempo considerable, y yendo hacia las murallas nuevamente, levanté un brazo apuntando con la mano hacia la puerta.

¡Alto!¡Volvamos a las murallas y preparaos para la batalla! Presiento que algo se acerca...Alegué en voz alta, diciendo lo último en voz baja. Los que ya tenían rocas en las manos fueron entrando en la muralla con ellas y el resto yendo detrás, desenfundando la espada y colocándose sus yelmos. Subí las escaleras de la muralla y me quedé sobre el paso, junto a la puerta. A lo lejos vislumbraba una sombra negruzca moviéndose.

Ya están aquí...

Los pasos acompasados comenzaban a resonar en la armoniosa acústica de las cordilleras. La gran sombra avanzaba sin piedad, estrechando cada vez más la cercanía hacia la fortificación... Tomando forma en la cada vez más clara y azulada oscuridad. Pronto se echarían contra las murallas exteriores... no quedaba apenas tiempo...

Los capitanes salieron tras Angeline y comenzaron a repartir ordenes entre las tropas. Los que no estaban con Angeline se prepararian en las murallas. Cuando salí las hoguera ya humeaban y una espesa humareda lo cubria todo, tal como esperaba el sol no podria alcanzarnos, pero tendriamos que mantener a varios hombres avivando las hogueras y recogiendo leña. Fui hacia la torre de los bailarines y comprobé que todo estaba terminado, la fortaleza era un hervidero de actividad.
Me asomé entre las almenas de la torre y lo ví. Sus pasos ya resonaban en la lejania.
Bajé las escaleras corriendo y me dirigí hacia las murallas. Volar era una locura, solo conseguiria ser el objetivo de miles de brujos dementes.
-¡Reforzad el portón! ¡Arqueros a las murallas! -Cuando ví que un grupo de soldados comenzaban a apuntalar restos de los antiguos edificios contra el portón comencé a subir por una de las escaleras a la muralla. El panorama era desolador. Lleve mi mano a la empuñadura de mi espada de plata, aunque sabia que no me serviria de mucho durante el asedio.
Por lo menos aún quedaban unas cuantas horas mientras preparaban el campamento y los ingenios de asedio. "Aunque seguramente no necesitasen campamento.... ¿Y de verdad necesita un brujo un ariete? Pero tendrán que escalar las murallas."

Tras las debidas ordenes,casi la mitad de los brujos se desplegó y comenzaron a distribuirse junto a los vampiros,en especial aquellos que se iban a dedicar a la batalla cuerpo a cuerpo. Otro tanto me siguió,y el resto guardó la formación preparando distintos conjuros telepáticos para mantener en todo momento la comunicación.

-Formar un círculo al rededor de todo este territorio lo mejor que os sea posible-dije ocupando mi posición mientras calculaba un buen conjuro ofensivo.

Los brujos sacaron de sus mangas un papel con un sello negro,y tras unos murmuros estos sellos quedaron grabados en la tierra,y desaparecieron con sigilo.
Tras esto,volvieron a su posición inicial junto a los demás brujos.

Este será el mas fuerte,del externo me encargaré yo sola-pensé

Tras esto desaparecí y me transporté a uno de los lugares mas altos,en los que ya estaban tanto brujos como vampiros.

Mi espada reposaba con ansias de lucha en mi cintura. Visualicé el caos que sobre nosotros se cernía. Murmuré unas pocas palabras para mi misma.

Ya estaba en mi puesto de combate cuando Walter ordenó ultimar detalles, y oía pasos de infinidad de personas subir y bajar, fojas metálicas rechinando al rozarse con sus vainas, y arcos tensándose, preparados para disparar. Los vampiros que tenía a mi alrededor estaban con la trampa de rocas preparada, esperando únicamente a que diera la orden de lanzarlas. Desenfundé mi espada, y me preparé para caer desde arriba y acabar con ellos. En ese momento vi cómo los brujos se colocaban a nuestro lado. No estábamos solos, y eso me daba más ánimos para aplastar a los enemigos. ¿Quiénes eran los uqe se acercaban? No lo sabía, aparte del legendario Omega. Pero daba igual. Acabaríamos con ellos de igual forma.

Atentos a mi orden de avalancha. Cuando yo grite ya, empujad las rocas hasta el muro y que aplasten las cabezas de nuestros enemigos. Tras eso, desenfundad vuestras armas y preparaos para luchar.

Los vampiros asintieron y se dispusieron tras las rocas para empujarlas todas cuando fuese requerido.

Cuando estuviesen aquí, estaría yo lista para degollar cabezas, y sobre todo, defender a mis hombres. No iba a permitir ni la más mínima baja.

El eco de sus pasos aclamaba su llegada. Ya estaban a las puertas.
La tensión reinaba por doquier, todos los aliados esperaban las órdenes de sus líderes mientras veían cómo la mancha oscura iba tomando ya forma delante de sus ojos. Figuras que sobresalían de la multitud, dibujaban una imagen grotesca en la oscuridad, pareciendo que gigantescos demonios les acompañasen...
Los primeros ganchos comenzaron ya a volar por encima de las cabezas de los apuntalados en las murallas, llevándose a más de uno al recibir golpes en la cabeza en el aterrizaje o incluso por llegar a engancharse en alguno de sus miembros vitales.
Una lluvia de innumerables bolas de fuego comenzó a cernirse sobre las cabezas, al tiempo que cual marcha de tambores, fuertes golpes al impactar contra el portón hacían retumbar el suelo de la base de la ruinosa fortificación al intentar ser derribado.
Tensas las primeras cuerdas, el enemigo comenzaba a ascender por las murallas para invadir el fortín...

Los acotecimientos se precipitaron. Garfios. Cientos de ellos. ¿De donde habrian sacado tanta cuerda? Por lo menos era más facil lidiar con eso que con torres de asedio. Me agaché para cubrirme en las almenas de las bolas de fuego, solo por si fallaban las defensas de los brujos de Neliel.
-¡Cortad las cuerdas! ¡No dejeis que suban! ¿Los estandartes de la reina tienen que ondear tres dias! -Me levanté y corrí hacia la parte de la muralla que se situaba sobre las puertas.
Todo estaba en marcha, los arqueros descagaban sus flechas sobre el enemigo mientras que otros intentaban cortar todas las cuerdas que fuese posible para evitar que el enemigo subiese. El inmenso telescopio instalado en la torre de los bailarines no dejaba de moverse, al estar en la segunda muralla estaba a salvo de los ataques del enemigo, los bailarines estaban seleccionando a sus objetivos entre la muchedumbre e intentaban eliminarlos. Se centrarian en los brujos enemigos, un ataque relampago, aparecer allí, golpear y desaparecer. Con un poco de suerte igualarian las tornas.
-¡Lanzad las piedras sobre los enemigos de la entrada! ¡Que no derriben el portón! -Grité cuando hube llegado a mi destino. Los capitanes de tropa no paraban de gritar ordenes, confiaba en ellos, ya que yo no podia estar en todas partes. "Neliel, encargaté con los tuyos de la defensa, esas bolas de fuego van a acabar con nosotros." Esperaba que la pulsera funcionase.
Corté la cuerda de un garfio que se habian enganchado a mi lado y derribé a un enemigo que ya se estaba alzando en la muralla.

Asentí a las órdenes, y las retransmití a mi cuadrilla con decisión.

¡Abajo esas rocas!

Presto, los fornidos vampiros que tenía a mi lado empujaron las rocas dejándolas caer sobre aquellos seres oscuros que intentaban escalar el muro. Y nada más hacerlo desenfundaron sus armas y se dispusieron a cortar los garfios que se veían engancharse al muro, mientras que otros trataban de coger los garfios y los lanzaban a la cabeza de las tropas enemigas, para tratar de clavárselos en la cabeza. Yo mientras tanto cogía algunas piedras de mano que habíamos traido, y las lanzaba hacia la cabeza de cada enemigo, uno por uno, viendo si acertaba. Mi espada deseaba notar el cálido fluido de la sangre, pero aún debía esperar un poco para eso.

Cientos de garfios se alzaron en busca de un soporte fijo que no tardaron en conseguir. Además,todos los brujos llegaban en cuestión de segundos. Abandoné al instante el lugar que ocupaba, todos los brujos habían recibido ya las órdenes adecuadas.

El campo de batalla empezó a iluminarse por distintos destellos que duraban fracciones de segundo. Se trataba de los escudos de los brujos que protegían a todos los que estaban a su alcance.
Recibí el mensaje de Walter-no te preocupes-contesté.

Unos cuantos brujos me siguieron esperando una nueva órden. -Detengamos esas bolas. No permito una sola baja-grité como último comentario.

Me frené en seco en el límite de la muralla,y extendí mis brazos susurrando unas pocas palabras con asombrosa rapidez.Mis manos formaron un extraño óvalo.

Dos de las bolas de fuego que caían sobre nosotros se contrajo un instante,frenando un poco su velocidad,y en extraño parpadeo,explotó convirtiéndose en una suave ceniza azulada. E igual ocurrió con el resto de las bolas.

Desenfundé la espada y comencé a cortar cuerdas con rapidez vertiginosa. Mi cara era inexpresiva. Estaba analizando todo lo que la situación me permitía.

La gran figura que antes se asemejaba a grandes demonios iba tomando forma a medida que se aproximaban. La azulada claridad que comenzaba a inundar el cielo permitía ya verlos… Torres, gigantescas torres de asedio más altas que las murallas se acercaban. Por suerte, aun las montañas tapaban los rayos del sol aunque se intuyera que estuvieran ya naciendo a su espalda.
La estructura no cesaba de temblar, el enemigo no se rendía a derribar el portón.
Rocas, flechas, cabos cortados… los enemigos afectados caían irremediablemente. Los que llegaban a alcanzar la cima de la muralla, luchaban hasta la muerte sin piedad. Mientras, los bailarines actuaban fugaces cuales sombras silenciosas pero letales, sus víctimas ni siquiera llegaban a oler su prematura muerte.
La lluvia de bolas de fuego tampoco cesaba, a pesar de los fortuitos logros de Neliel y los suyos. Y esta vez, las llamas de las hogueras del interior, intentaban rebelarse contra aquellos que estaban cerca. Una chispa, y el fuego se extendía tan rápido que no daba tiempo a salvarlos…
Unos caían, y otros resistían. Sin embargo, eran tantos que todavía al pie de las murallas les daba tiempo a reponer los huecos antes incluso de que quedaran vacíos.
Sin embargo... aun con flechas clavadas, algunos de los caídos que habían conseguido cruzar volvían a ponerse en pie como zombies o algo peor… y como si fuesen inmunes al dolor, bajo las miradas de shock de los que antes los habían derribado, éstos les arrebataban la vida sin esfuerzo alguno…

A lo lejos veía unas altísimas torres de asedio acercándose. Horror. El que se acercasen unas así implicaba que ya iban a entrar en la fortaleza. Esperaba que con algo de suerte, la multitud de cadáveres y no cadáveres que estaban frente a las murallas, ralentizase su avance.

Eché un veloz vistazo a mi alrededor. Las bolas de fuego, las llamas humeantes...era un caos. Luego volví a la realidad, viendo que había llegado uno de los enemigos hasta la muralla. Empuñé la espada, y le lancé una estocada hacia el corazón, cosa que parecía haber funcionado. Me di la vuelta para combatir a otros que habían llegado, cuando de repente, sentí un roce de huesos moviéndose. Propiné una patada al que tenía delante, tratándolo de tirar de la muralla, y me giré lentamente. Ante mi una grotesca imagen se mantenía firme. El extraño ser, a pesar de tener un agujero en el pecho borboteando sangre, se seguía moviendo. Tenía los ojos a punto de salirse de las órbitas. Es inmortal..¡No puede ser!

Lancé una mirada haacia mis hombres, que empezaban a saturarse.

¡Abajo de nuevo!¡Nos van a comer vivos!¡Patead a los que podais fuera y descended de la muralla!

Siguiendo mi propia orden, hice medio giro, con los brazos y la espada pegados al cuerpo, dejando que únicamente mis cabellos negros se quedasen atrás, formando una especie de espiral negra. Seguidamente levanté la pierna derecha haciendo un ángulo recto entre ambas, y seguí girando, aumentando así mi energía cinética para propinar al muerto viviente una patada lateral y lanzarlo hacia fuera de la muralla nuevamente. Volví a apoyarme en el suelo, y mirando a izquierda y derecha por si había más de esos seres, salté a la zona inferior, corriendo hacia la puerta de la muralla. La muralla iba a caer de un momento a otro. Iban a entrar en tropel. Estamos perdidos...

-¡Mantened la posición! -Fue mi contraorden ante Angeline. ¿En que diablos estaria pensando? No aguantariamos 3 dias dejando las murallas a la primera de cambio. Me giré hacia otro de enemigos que habian alcanzado la murralla y lancé un tajo a su cuello, seccionando su cabeza.
-¡No son inmortales! ¡Apuntad a cabeza y corazón! ¡Mantened la posición, yo mismo mataré a quien se retire! -Aquello pareció surtir efecto, todos los que habian comenzado a seguir a Angeline dieron rápidamente la vuelta, ya hablaría con ella más tarde. Tres dias, eso implicaba por lo menos un dia por cada muralla y uno más en el torreon. Los bailarines parecian estar teniendo éxito, poco a poco el asedio mágico se iba debilitando, pero no cederia. Atravesé el pecho de otro de esos hombres con mi espada de hielo, que quedó congelado antes de caer al suelo y hacerse añicos. Puede que fuesen casi inmortales, pero eran debiles.
"Neliel, encargaros de esas torres de asedio, a ser posible quemadlas, cuanto más humo haya, mejor." A pesar de las hogueras habian creado una gran capa de humo, nunca estaba de más. Por suerte o por desgracia, las hogueras eran pasto de la mágia enemiga y hacian arder todo lo que tenian a su alrededor, provocando más humo, pero muchos daños.
"Proteged esas hogueras, que no se descontrolen."
Mientras tanto, los enemigos no paraban de subir, corté la cuerda de otro de los garfios y me giré todo lo rápido que pude, siempre habia algún enemigo que abatir.

Como el viento que pasaba fugazmente por una colina, así fue como aparecí. Al ver que la muralla seguía iba a dar el mensaje yo misma pero sabía que algo no podía ir bien.

Ví como uno de los brujos iba a atacar a Walter, mis dientes chirriaron y en menos de un abrir y cerrar de ojos me interpuse entre el ataque, apartando a Walter haciendolo caer al suelo para meterme en medio. Mi pelo rojo pasión se ondeaba por el viento y mi armadura azul celeste resaltaba junto con el mismo. Mi hacha chocó brutalmente contra su espada, junto con un sonoro grito de advertencia para todo aquel que quisiese tocar a alguno de los mios-Bum!-grité sin contenerme y entonces hubo una explosión, fue fuerte y mi enemigo salió proyectado hacia detras mientras que yo me colgué el hacha en el hombro y con la otra mano le ayudé a levantarse-Los refuerzos han llegado pronto.

Me separé de los brujos encargados de deshacer las bolas de fuego,pero no sin antes cambiar el hechizo y haces que estas pasaran a convertirse en humo negro.

Corrí unos cuantos metros en lateral a los enemigos,analizando la situación y prestando especial atención a las torres de asedio que se acercaban. Eran numerosas,pero no imposibles de derribar. Sonreí cuando una idea inundó mi mente.

Mientras tanto,varios brujos lanzaron un conjuro que materializaba pequeños dragones zigzagueantes que quemaban por completo todo lo que tocaba,acabando así con varios enemigos chamuscados y todas las cuerdas por las que estos trataban de trepar.

Junté las palmas de mis manos susurrando un conjuro,y mi cuerpo se dividió en tres. El poder no estaba repartido de forma equivalente, puesto que cada copia tenía una determinada función.

La primera descendió hasta alcanzar a las tropas enemigos,que no se movían con demasiada rapidez. Tras cortar varias extremidades, se trasladó justamente debajo de una de dichas torres,y antes de que fuera detectada por los que la rodeaban,su cuerpo se deshizo convirtiéndose en un proyectil de fuego y tierra que reventó desde abajo la primera torre,haciendo que muchos de sus componentes volaran y lo que quedaba en pie se consumiera rápidamente por las llamas.
La segunda y tercera hicieron lo mismo con éxito,actuando a la vez,pero seguían quedando mas torres.

Desvié mi mirada tras comprobar el pequeño resultado,y seguí blandiendo la espada contra los "inmortales". La sangre empezaba a apoderarse del ambiente,mezclada con un olor a lumbre y ceniza.
Busqué con la mirada a la vampiresa, puesto que sabía que Walter ahora estaba mejor que bien con la recién llegada.

"¿Ya te has rendido?"-le pregunté a la vampiresa con un tono pícaro para hacerla enfadar,aun que quería comprobar su posición.

La claridad iba siendo cada vez menos tenue. La luz del sol iba ganando terreno todavía sin invadir sus rayos el fortín, aunque comenzaran a verse tras las montañas. Pronto el alba del amanecer llegaría a su ocaso.
La batalla no se detenía y no mostraba piedad para nadie.
Angeline se lanzó hacia el portón, a punto de llevarse consigo a los vampiros a su cargo, que fueron rápidamente contraordenados por Walter, abofeteando las deducciones de la maestra vampiresa. Su hoja helada terminó con los últimos zombies que habían logrado escalar la muralla.
Al menos cuatro del total de las torres de asedio izaron por fin el puente. Un chorro de muertos vivientes comenzó a invadir por cada uno de los cuatro puntos que conectaba con las murallas, mientras abajo al pie los incesantes golpes continuaban perseverantemente intentando derribar el portón. La primera gran invasión había comenzado iniciando una inhumana batalla encarnizada.
Una ráfaga precedió a un brutal impacto que logró intimidar momentáneamente al enemigo. La reina de los vampiros había hecho acto de presencia, interponiéndose entre ellos y Walter. Un corrillo se había creado a su alrededor. Sin embargo, la pausa no duró mucho tiempo, pues con sonrisas macabras avanzaron cerrando el corro hacia ellos, cercándolos. No dejarían respirar a nadie…
Pequeños dragones, provenientes de la magia de Neliel consiguieron terminar con las cuerdas por las que todavía algunos enemigos intentaban incurrir. Tres de las torres cayeron, sus hazañas estaban teniendo éxito pero aun quedaba una de las torres en pie, por la que continuaba la invasión.
Las hogueras en el interior parecieron calmarse, sin embargo, el humo en vez de elevarse hacia el cielo, se cernió sobre los aliados cual espesa niebla oscura. Pero el objetivo real eran los brujos humanos vivos, ya que los vampiros al estar muertos la falta de oxígeno no les sería perjudicial. Con Neliel, parecía que una nube oscura la persiguiese y la hubiese atrapado obligándola a tragarse el humo y llenar con él sus pulmones…
Angeline se había lanzado de cabeza hacia los enemigos del portón. Se llevó a unos cuantos por delante gracias al factor sorpresa con el que contaba, logrando incluso que interrumpieran los golpes al portón y soltaran el tronco que hasta ahora habían usado para ello. Pero tan pronto pasó aquel momento de incertidumbre, la suerte de Angeline cambió, pues la masa enemiga empuñó sus armas y se abalanzó sobre ella sin piedad…
Mientras tanto, y aunque por ahora ajenos en el interior del fortín, los que encabezaban el asedio, eran una nimiedad en comparación con las grandes dimensiones del ejército. La gran masa se había desviado hacia el paso del desfiladero que atravesaba las cordilleras de lado a lado, ignorando la batalla que se estaba librando en el asedio al fortín. Esas bajas importaban bien poco a sus líderes.
Su pérdida… era necesaria.

Al parecer a Walter no le gustó mi movimiento, aunque no me había llevado más que a unos cuantos. Tenía otra idea en la cabeza, aunque quizás descabellada. Quizás era mejor seguir lo que decía él. Antes siquiera de retroceder por donde había venido, cosa que requeriría volver a entrar, había oido un grito de furia acercarse en vuelo hacia nosotros. Giré la cabeza hacia donde provenía la voz, y me fijé que se trataba de Luccie, que estaba cortando en pedacitos a uno de los brujos oscuros con un hacha en mano.

Guau...vaya dominio de sí misma...

Me volvió a mi misma la voz en mi cabeza de Neliel, pícara, atacante. Gruñí levemente, y me dirigí a ella por medio del brazalete.

"Grr.. no me he rendido, vieja bruja" Repuse, algo malhumorada. Mi intención no era huir, por supuesto. Sino otra cosa que cualquiera tacharía de locura. Pero me daba igual.

Estaba rodeada de enemigos en este momento, y se iban acercando a paso lento hacia mi. Desenfundé nuevamente mi espada, y vi a una masa de muertos saltando hacia mi con la poca fuerza que les quedaba en las piernas. Empuñando la espada con ambas manos, la levanté desde el suelo, haciendo un corte diagonal desde mi pierna derecha hasta pasar por encima de mi, por el lado izquierdo, cortando de abajo a arriba a los que habían saltado hacia mi. Entonces lancé la espada hacia el suelo, clavándola hasta la mitad de su punta, y apoyé mis manos sobre ella. Di un pequeño salto y finalmente me quedé haciendo el pino sobre la empuñadura de la espada, dejando caer mis piernas una a cada lado. Aprovechando que estaba cerca de la pared, me di un pequeño impulso con el pie, y di un giro sobre mi misma, pateando las caras de los zombies que tenía a mi alrededor. Entonces, recogí una de ellas, y la coloqué junto a la otra, para acabar con uno de los que tenía frente a mi, dándole una doble patada en la cara, para partirle el cuello finalmente.

Volví a descender. Seguían siendo muchos, no era seguro seguir. Tomé la empuñadura de la espada, sacándola del suelo de un tirón, y miré a los que seguían estando a mi alrededor. ME agaché levemente, y antes de que pudieran volver a cernirse sobre mi, salté flexionando las piernas, en postura de grulla, enfundando la espada de nuevo. Sonreí para mí misma, aunque sabía que luego venía algo por parte de mis superiores por acciones temerarias. Volví a comunicarme con Neliel por el brazalete, con tono un poco arrogante.

"¿Lo has visto bien? Jajajaja"