De la misma sangre (Andrew y Walter)

Estaba en un claro, en lo alto de una montaña, apartado de la civilización. Un precipicio era el que delimitaba la tierra del abismo, cullo fondo era un rio largo que cruzaba. La altura era tal que el vertigo me azotaba levemente, las vistas eran impresionantes. Miles de lucecillas delimitaban el horizonte, seguramente de las casas en las que familias residian felices. Agaché la cabeza, que fue de esa felicidad? me fue arrebatada tan temprano... al igual que todo cuanto tuve... todo por culpa de aquellos seres.
El viento hondulaba mis ropas y melena, mis manos descansaban en los bolcillos y mi mirada se pusaba en algun lugar del lejano suelo.

Tenia el presentimiento de que hoy iba a ser un dia que recordaría. Estaba apunto de pasar algo...

Aparecí a su lado. Los ojos clavados en las luces del horizonte, sin observar nada en particular. Los precipicios como aquel siempre habian tenido algo, algo siniestro que incitaba a pensar que nada bueno podria ocurrir. El viento hacia que mi capa ondease y mi pelo se revolviese.
Habia llegado ahi atraido por el incremento de aura de mi hermano, parecia tomarselo en serio. Se le veia abatido, una mezcla de nostalgia y odio cubrian su rostro que seguia mirando al suelo, al fondo de ese abismo.
No me extrañaba que estuviese asi, la fecha estaba proxima... Ya casi hacian 33 años de aquello... Puede que años atrás me hubiese afectado, no obstante ahora no parecia importarme demasiado. Por lo menos lo parecia.
-Veo que no has perdido el tiempo. -Dije sin dejar de mirar el horizonte refiriendome, por supuesto, a su ascenso. Su aura era luminosa, no podia disimular demasiado el ligero asco que me producia. Expandí mi aura y pude observar el contraste. Ambas tenien el mismo grado solo que eran completamente opuestas.

Le noté aparecer y le miré solo un segundo por el rabillo del ojo, despues se volvieron a centrar en el punto de antes.

-Y no dejaré de mejorar-dije, orgulloso. Nunca había dejado de entrenar y no lo haria ahora.

Noté un cambio evidente a el de la primera vez que nos vimos. Había igualado su poder, ahora eramos iguales pero de formas opuestas. Ying-Yang... supongo que algun dia tendria que llegar este momento, algo me decia que hoy moriria uno de los dos.
Seguí pensativo, callado, mi mirada seguía fija en aquel punto cualquiera.

-Mañana haran 33 años-dije, con voz neutra

-33 años... -Dije algo ausente. -Quien iba a pensar que el mocoso de mi hermano llegaria a convertirse en quien es ahora. -Paré un momento aún mirando al horizonte. Recordaba lo que me dijo el dia que nos reencontramos. "La proxima vez que nos veamos no seremos más que un vampiro y un licantropo..." Las palabras resonaban en mi mente una y otra vez. Nos habiamos reencontrado varias veces antes que esta pero ahora... Algo habia cambiado, ahora tenia el poder que necesitaba para enfrentarme.
Definitivamente nunca nada bueno podia ocurrir cerca de un precipicio como aquel. Casi en completa oscuridad, solo alumbrados por los astros y las luces del horizonte.
-¿Que piensas?

Mi mirada seguía perdida, esta vez la alcé mirando al cielo. Todas aquellas estrellas... me preguntaba si era verdad lo que dicen algunos, de que en cada una de ellas se encuentra nuestros seres queridos mirandonos y protegiendonos. Sin embargo, yo no creia en eso, estabamos solos en este mundo y si nos atabamos a falsas esperanzas, seria nuestra condena.
Cerré los ojos bajando la cabeza lentamente, los habrí fijandolos hacia algun lugar del horizonte.
-Que hoy voy a matarte-dije friamente, contestando a su pregunta, aun sin dejar de mirar al infinito.

Me mantuve tranquilo, ya me lo esperaba. Suprimí mi aura y desenvainé mi espada lentamente. La plata de esta refulgió en la noche y emitió el precioso sonido de las espadas que cortan el aire.
-Por lo menos lo intentarás. -Mi voz sonaba vacia. Sabia que este momento acabaria llegando pero me habria gustado que tardase un poco más. Me separé unos cuantos pasos de un salto y clavé mis ojos en él. Esta noche mucha sangre iba a ser derramada.
-En guardia. -Dije aun mirandole y con el mismo tono de voz.

Cerré los ojos y agaché un poco la cabeza. "Perdonenme, padres...". Llevé mi mano a la espalda y comencé a desenfundar la espada. El ruido del frio hacero rallando la funda era lo unico que se oía, aparte del fluir del viento. Una vez la desenfundé la bajé a la altura de la cintura, apreté fuerte la empuñadura. Me guiré con tranquilidad y mis ojos se clavaron en él. El viento soplaba hacia un lado, hondeando nuestras ropas y moviendo la hierva que nos separaba. Empuñe la espada a dos manos, alzandola un poco y hacia la derecha, giralndo ligeramente el torso y adelantando un pie.
Pasaron unos segundos, me parecieron eternos...
Sin pensarmelo mas, comencé a correr hacia él.

Yo tambien corrí hacia él empuñando mi espada con una mano. Interpuse mi espada en el camino de la suya, sonó el metal. Era claramente más fuerte que yo asi que deshice el contacto de las armas girando hacia un lado, colocandome a su la y lanzando un corte horizontal.
En todo momento me obligué a no sentir nada, a no pensar con quien estaba luchando, solo me haria contenerme y no debia hacerlo. Mis ojos no reflejaban nada, ni ira, ni pena... Nada.

Vi como se apartó y lanzó un corté horizontal. Logré pararlo con mi espada, aun agarrada con las dos manos, inclinandome un poco panteniendo la postira. Las espadas volvieron a chirriar, impuse fuerza y le logré empujar echandole un poco para atras. Acto seguido di una vuelta agachandome para darle con mi pierna en las suyas, provocandole una caida. Por si acaso me esquivara o saltara estaba preparado para levantarme enseguida y comenzár a asesparle golpes verticales y horizontales.

Justo en el momento en el que se agachó salté y me situé en su espalda encorbada en la que me impulsé para dar un nuevo salto, con este salto le impulsé hacia abajo impidiendo que se levantase. En el aire di un giro para poder asestarle un golpe descendente con mi espada.

Sentí como su peso me presionaba hacia abajo, logré costosamente girarme callendo al suelo de espaldas. Milagrosamente esquibé la espada que se clabó en el suelo a unos centímetros de mi cara, la miré alarmado. encogí las piernas y le pegué un golpe en el pecho con ellas impulsandole varios metros.

Me impulsó varios metros con sus piernas, desplegué mis alas en mitad del vuelo para frenarme y volver a lanzarme hacia él a toda velocidad. Cuando estuve cerca lancé un corte horizontal y seguidamente di una voltereta en el aire y le propiné una patada descendente.

Logré parar el corte pero no la parada. Sentí como una gran fuerza me tiraba para abajo. Con el cuerpo logré frenarme antes de llegar al suelo, le lancé una mirada clavando mis ojos en los suyos, mostraba cabreo y una pizca de rabia. Fui hacia el con rapidez y descargué mi espada con rabia muchas veces sobre el tratandole de atinar. Paré y le lancé una patada a la cara golpeandole y lanzandole unos metros a la izquierda.

Esquivé todos los golpes que no pude parar con la espada. Luego reciví su patada en la cara, la fuerza del impacto me lanzó varios metros hacia el lado, pude detenerme con un poco de esfuerzo, dejé dos surcos en el suelo con las botas. Sacudí la cabeza para paliar los efectos del golpe y me volví a lanzar hacia él. Esta vez, cuando estaba a distancia de ataque me desvanecí y aparecí detras de él lanzando un corte diagonal descendente.

Le vi desaparecer y por un momento me quedé en blanco, hasta que lo recordé. Sentí su presencia tras de mi y me giré rapidamente logrando detener su ataque por los pelos. Le empuje apartandole un poco de mi y salté varios metros para atras, manteniendo distancias.

-Con que el baile de las sombras eh?-sonreí-A esto pueden jugar dos

Acto seguido se produjo una luz y desaparecí. Segundos mas tardes aparecí detras de el y blandí mi espada en su direccion para herirle.

Se deshizo en una luz. Completamente opuestos. Me sorprendió, no tenia constancia de que hubiese aprendido a hacerlo. Me recuperé de la sorpresa justo a tiempo para saltar hacia delante y rodar por el suelo evitando su ataque. Apoyé una mano en el suelo para darme la vuelta cuando aun estaba rodando.
-Vaya, parece que esto va a ser interesante. -Aumenté la sensibilidad de mi rastreo de modo que pudiese reaccionar con más tiempo la proxima vez que me atacase. Me lancé hacia él, me desvanecí y aparecí encima suya lanzando un cote vertical.

Le sonreí. Agudicé mis sentidos al maximo y utilicé mi sentido de rastreo para poder percibir sus ataques a tiempo. Justo cuando desaparecío y reapareció encima mia la luz volvió a aflorar tragandome consigo. Aparecí encima suya sujetando la espada con las dos manos y lanzando un corte vertical, utilizando aparte de mi fuerza, la de la gravedad.

Pude reaccionar a tiempo. Me di la vuelta y desvié su espada que se clavó en el suelo, en el mismo movimiento me coloqué a su lado y me impulsé en su costado con las piernas para separarnos. Caí de pie a unos metros de él.
-Que comience el baile, licantropo. -Se me hacia más facil luchar si imaginaba que era un licantropo cualquiera y me dejaba llevar.
Comencé el baile de sombras. Aparecia y desaparecia, atacandole tanto con la espada como dandole patadas. Sabia que él no se quedaria atrás asi qeu seria complicado. El rastreo con la maxima sensibilidad y todos los sentidos puestos en el combate.

Me impulsó por el costado pero cahi de pie, me sujeté al suelo para frenarme. Me había quitado la espada, pero no me resultaba algo problematico, la recuperaria pronto.
Me desvanecí y aparecí donde la espada desencajandola del suelo y sujetandola fuertemente con la mano derecha.

-Demuestrame lo que sabes, vampiro-dije sonriendo, sabía que el estaba hactuando como si fuera un licantropo comun, le olía, por lo que decidí hacerlo yo tambien... podia llegar a imaginarme por que lo hacía y me parecia algo logico, por lo que seguí sus pasos.

Lo unico que se veía en el campo de batalla eran destellos negros y blancos del choque de nuestras espadas por doquier. Apenas se podían distinguir nuestros cuerpos de la velocidad que estabamos usando y como unico sonido nos acompañaba el chocar chirriante de las espadas.

Logró alcanzarme varias veces, cortando mi piel, yo tambien logre cortarla haciendole sangrar. La sangre derramada goteaba recorriendo la hierva y mezclandose... ya nada de eso importaba pues... de una forma u otra... era de la misma sangre.

Me desvanecí, al rato, unos metros mas alla. Realmente ese bailecito cansaba, mezclandolo con tantos choques de espada. Le miré, me faltaba minimamente el aliento.. aun que mas que nada era por los cortes

Cuando paró el baile aparecí a varios metros de él. Me habria faltado el aliento de haber necesitado respirar. Simplemente estaba de pie, con cortes por todo el cuerpo, ninguno demasiado grave. Aunque no lo pareciese estaba tan cansado como él.
Mi espada estaba recubierta de sangre al igual que el campo. El olor llenó mis fosas nasales haciendo que mis colmillos se mostrasen.
-¿Acaso ya estas cansado? -Extendí mis alas y las desentumecí. Seguia atento a sus movimientos.

le miré y sonreí levemente.

-Acaso ya estas sediento?

Mis colmillos asomaron tras la sonrisa, blandí la espada para apartar la sangre y la enfundé. Me quité la funda y la tiré a un lado, con la espada dentro.

-Quieres jugar, chupasandre? pues jugemos-dije con un a sonrisa.

Me encogí un poco, apretando los ojos, mi cuerpo comenzó a transformarse. Puede que hubiesen pasado muchos años ya, pero el dolor seguía siendo tan intenso como la primera vez. Finalmente mi cuerpo se había combertido en el de un lobo de unos 3 m y medio, pelaje grisaceo y algo encrespado, apollado sobre sus patas trasetas. Las garras me habían credido, al igual que los dos fieros colmillos que sobresalian un poco de entre mi boca. Se notaban mis musculos en tensión detras del pelo, indicando concentración.

Resoplé, y me incliné un poco para mirarle mejor. Apesar de no parecer yo, mis ojos seguían siendo del mismo color y vitalidad que cuando estaba en cuerpo humano, delatando quien era.

El lobo se alzó imponente ante mi pero no lo suficiente como para echarme hacia atrás. Habia matado muchos como él antes. Me elevé unos metros en el aire y me lancé hacia él a toda velocidad, como sabia qu eme superaba en fuerza no le ataqué directamente de frente sino que usaba mi agilidad para, a base de piruetas, atacarle por los flancos y espalda con mi espada.

Mis zarpas arañaban el aire tratando de atinarle, si le daba aun que fuera una sola vez, quedaría tremendamente herido. Traré de darle, su espada no me causaba gran daño pues eran cortes superficiales que se curaban en cuestion de segundos.

La plata brillaba en la noche, centelleando. No conseguia darle un buen golpe asi que continué hostigandole hasta conseguir un golpe claro. Finalmente pude clavar mi espada en su costado casi hasta el mango.

Un rugido desgarró aquella oscura noche, resonando por todos los alrededores conducido por el eco de algunas zonas. Me estremecí de dolor, la plata ardía demasiado y sentía como se quemaba mi interior. Miré a Walter, que aun permanecía agarrado a la espada y le di un zarpazo con fuerza y rabia. Le descarré la camisa, con ella el pecho depandole tres grandes marcas en él, algo profundas y que no dejaban de sangrar. Calló al suelo y tomé la espada por el mango. Con un rugido de dolor me la logré sacar, expulsando bastante sangre al acerlo, que roció el cesped. Salía a borbotones y no cerraba del todo, me sugeté el costado en la mano algo encogido por el dolor. Entonces traté de reaccionar y avancé hacia él, furioso.