Buscando a Wataru

OFF: Vengo de aquí.

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Quizá presentarme así podría haber resultado un poco osado por mi parte, pero estaba claro que no podía seguir esperando una invitación. Me aparecí a las puertas del Infierno oficial, del lado del renegado. Venía de lo más profundo de las Llanuras Celestes, de aquél inmenso lago en el que acababa de estar con Kaede y conocer a Nigaeroth y al príncipe de los demonios Wataru.

Con decisión, me acerqué sin cruzar la puerta hacia uno de los demonios que la custodiaban.

- Solicito audiencia con el príncipe Wataru Yoshikawa. Soy la princesa Caeli et Terra de los demonios renegados. Es de carácter urgente.

Sin más, esperé a que el demonio se marchara a entregar mi mensaje. Me di media vuelta con un suspiro, dándole la espalda a las puertas de la frontera, para esperar.

Estaba en mi habitación a punto de echarme un rato en la cama, cuando de pronto alguien llamó a la puerta.

-Adelante.

La criatura entró en la habitación, era un demonio mensajero.

-¿Y bien?

Le pregunté.

-Señor, vengo a informarle de que la princesa renegada Caeli et Terra a venido hasta las puertas del reino para solicitar audiencia con usted.

Me paré algo confuso, hasta hace un rato, Caeli habia estado conmigo en las llanuras.

-stá bien, puedes retirarte, yo atenderé a la princesa.

El demonio hizo una reverencia y salió de la habitación, entonces, rápidamente desaparecí en una cúpula de oscuridad.
Aparecí de nuevo a las puertas del reino y las mandé abrir para asi poder ver a nuestra invitada.
Desde el otro lado de las puertas la asentí con la cabeza.

-Muy buenas príncesa, ¿le gustaria pasar?

Le dije indicandole entrar al reino.

Me di la vuelta en cuanto lo sentí llegar y con una sonrisa asentí en respuesta.

- Muchas gracias, Wataru -Dije cruzando el umbral para acompañarle-. Perdona que me haya presentado así tan de repente, mucho más cuando acabamos de estar en el lago de las Llanuras Celestes. Pero tenía la esperanza de que pudiéramos conversar.

Me acerqué a ella sonriendo.

-Está bien, pero si quieres hablar, hagamoslo en un lugar mas íntimo.

La agarré del hombro e hice que juntos nos transportáramos envueltos en una nube oscura.
Al reaparecer, estábamos en una habitación de piedra, la habitación no era especialmente pequeña, estaba iluminada por unas antorchas ya que no habia ventanas y en el centro habia una mesa con multiples sillas. Sobre la mesa habia todo tipo de dulces y té de diferentes colores.

-Aqui podremos hablar sin problemas, y ya de paso merendar algo, asique porfavor, toma asiento.

La dije retirando una de las sillas de la mesa para que se sentara.

Me agradó que no le hubiese molestado mi visita. Desde luego para ser un demonio, no dejaba de sorprenderme. Se me aceleró ligeramente el pulso cuando se acercó a mí y agarró mi hombro, pero cuando aparecimos en aquella sala, mi confusión repentina se disipó y sonreí. Por un momento me había sobresaltado, pues a pesar de su caballerosidad, era la primera vez que pisaba el reino oficial de los demonios y aunque pareciese que hubiese superado mi miedo al rechazo, ciertos gestos todavía me hacían desconfiar.

Sonreí ante su invitación, devolviéndole la mirada haciendo un fugaz repaso a su rostro sin poder evitar la picardía, y con paso firme me acerqué a la mesa para tomar asiento en una de las sillas, pero sin darle una respuesta verbal por más que con mi gesto hubiese dado a entender que sí aceptaba gustosa. La falda del vestido se me entreabrió ligeramente por un lateral al cruzar las piernas, mostrando ligeramente el tobillo ataviado en esas sandalias de tacón griegas.

- Supongo que podrás imaginarte el motivo de mi vista, dada la conversación que mantuvimos con Kaede y Nigaeroth hace un rato... -Hinqué el codo sobre la mesa y apoyé mi barbilla sobre mi mano centrando mi mirada diamantina y penetrante de manera interesada directamente en sus ojos.

Mientras hablaba me senté en la silla que estaba frente a ella en esa mesa y cogí una garrafa para llenarme un vaso con agua.

-Supongo que querras hablar de nuestros respectivos reyes, aunque no acierto muy bien a saber el porqué.

La dije antes de beber un trago de agua de mi vaso.

- Así es. Pero no es de lo único que quería hablarte... o que me contaras tú lo que sabes sobre Omega y todo lo que está pasando... -Acerqué mi vaso arrastrándolo por la mesa hacia él-. ¿Me sirves un poco?

Su pregunta me resultó extraña, bien era cierto que ese Salem estaba destruyendo las piedras del equilibrio, pero talvez yo no estaba preparado aún para escuchar el renacer de Omega.

-¿Omega?

Pregunte retóricamente mientras llenaba su vaso.

-Lo único que se de el esque si el falso Salem logra destruir todas las piedras, despertará, y eso no será bueno para nuestro mundo.

Despues de responder devolví el vaso.

- Ya... -Suspiré, quedándome un instante pensativa-. El equilibrio está débil... por más que no quiera que pase ya me pongo en lo peor... ¿Estuviste en la reunión que mantuvieron nuestros reyes? Me gustaría saber si llegaron a algún acuerdo... Con Noctis desaparecido tengo que aferrarme a la poca información que pueda obtener para saber a qué atenerme... Podría ser mañana mismo cuando se desate el caos y hay que estar preparado... -Alcé nuevamente la mirada y la penetré en sus ojos, quería saber-. ¿Tienes algún plan?

Creí que lo mas acertado era no contarle lo que iba a hacer antes de que despertara omega, asique la respondí, aunque sin contarle lo de mi entrenamiento.

-Bueno, si estube en la reunión, pero el suficiente poco tiempo como para no haberme enterado de mucho, la verdad esque tenia un dia malo.
Y en cuanto a estrategias, las tenia preparadas todas Aspicious, pero ya no está. asi que tendré que pensar en algo, aunque prefiero no escuchar o aceptar propuestas por ahora.

Le dije con un tono algo apagado.

Mi inexperiencia en esto me delató. No sólo había venido a intercambiar información... en cierto modo me sentía un poco sobrecogida por la situación... pues, aunque el reino renegado fuese pequeño, ahora toda la responsabilidad recaía sobre mis hombros. Había venido a buscar algo de apoyo... Pero estaba claro que éste no era el camino.

- Perdóname... -Bajé la mirada, por un momento insegura de mi misma-. Intento tomar las riendas de la situación. Antes sólo tenía que ceñirme a un protocolo, seguir órdenes... y eso se me daba bastante bien... Pero ahora me encuentro en una encrucijada y siento que si no tomo decisiones ahora... podría arrepentirme después...

Volví a mirarle directamente a los ojos.

- Comprendo que no dependa directamente de ti, Wataru. Quizá lo más sensato hubiera sido que hubiera pedido audiencia directamente con Aspicious, pero tampoco quería interferir en las decisiones de Noctis tan pronto...

Estaba muy confusa. Quería hacer las cosas bien, pero sentía que todo se desmoronaba...

Negué ladeando mi cabeza a los lados.

-Caeli, estamos en la misma situación.
Admitamoslo, Aspicious a desaparecido, y ahora solo quedo yó como alto cargo, estoy en una de las peores rachas que he tenido en mi vida, y sinceramente, no sé que le depará a nuestro reino...

Dije cabizbajo.

Me levanté de golpe y repentinamente de la silla.

- Entonces estamos de acuerdo, Wataru -Dije con convicción, antes de apoyar ambas manos sobre la mesa, dejando caer todo mi peso sobre sus talones-. No podemos quedarnos cruzados de brazos. Tenemos que hacer algo, luchar porque nuestra situación no se vuelva en nuestra contra. Wataru... -Me relajé ligeramente, dejando escapar un profundo suspiro para mirarle a los ojos muy seriamente-. Quiero hacer un trato contigo.

Lo cierto era que en estos momento no me interesaba hacer ningún tipo de trato, mi destino ya estaba escrito, y cambiarlo seria dificil, pero aún asi, tenia curiosidad por saber de que se trataba.

-¿Un trato?¿De que se trata?

Le pregunté intrigado.

- Antes que nada me gustaría que quedase clara una cosa, Wataru -Volví a sentarme lentamente y con un suspiro sin apartar la mirada seria de sus ojos-. El trato no tendría validez a menos que ambos tengamos que responsabilizarnos de nuestros respectivos reinos...

Guardé silencio, esperando por si quería añadir él algo antes de que yo le contase lo que quería tratar con él.

- Sólo quiero asegurarme de que podría contar contigo en dicho caso. Y, claro está, tú también contarías con mi apoyo... -Aunque tratara de sonar lo más firme posible, temía escuchar su respuesta. Pero al fin y al cabo, había venido hasta aquí para esto-. ¿Qué dices, Wataru? ¿Estarías dispuesto a sellar el trato conmigo?

No me hizo falta apenas medio segundo para saber la respuesta que darle.

-No puedo estar seguro de ello si ni siquiera se de que se trata lo que has pensado.

La miré algo confuso.

-Almenos estoy dispuesto a escuchar tu propuesta, asique porfavor dimelo.

La dije intrigado.

Me sorprendió su respuesta, pues se lo había dicho ya. Tomé aire para serenarme y darle una mejor respuesta.

- Ambos somos demonios, salvando las pequeñas diferencias, creo que si tuviéramos que llegar a palabras mayores si se llega a destruir la última piedra, creo que deberíamos enterrarlas y estar unidos frente a lo que tenga que venir -Le miré directamente a los ojos. Sólo estaba buscando su apoyo-. Como comprenderás, aun no me ha dado tiempo a elaborar una estrategia, pero no tardaré en ponerme a ello. Siempre conviene tener al menos un plan b -No pude evitar esbozar una sonrisa sincera. Hasta a mí me había quedado más claro mí argumento-. Confío en que lo comprendas, Wataru. Y como te he dicho antes este acuerdo sólo sería factible en el caso de que definitivamente tú y yo tengamos que liderarlas hacia la guerra. Y, sino, confío en que se lo pudieras hacer llegar a Aspicious. No le conozco personalmente, pero le tengo por una persona inteligente y sensata.

Negué con la cabeza mirando al suelo. Todos sabiamos que las piedras no durarian mucho, y mi destino ya estaba escrito, mi entrenamiento comenzaria en pocos dias y de nada me serviria ahora trazar pactos de alianza.

-Lo siento Caeli, pero no puedo darte una respuesta segura, no estoy seguro de si los demonios siquiera participemos en la guerra, estamos en una situación muy delicada en el reino, y en momentos asi, soy demasiado orgulloso para pedir ayuda.

La miré a los ojos.

-Asi que sintiendolo mucho... No hay trato.

Permanecí en silencio.

- Una lástima... -Dije secamente. Desde luego, su respuesta me había decepcionado y no fui capaz de ocultarlo-. Espero que no te encuentres solo cuando llegue el momento.

Me levanté de la silla.

- Gracias por tu tiempo, Wataru -Dije a modo de despedida, ya no tenía nada más qué hacer allí-. Y buena suerte.