La llegada.

Me giré un poco para verla.Mi rostro se relajó y mostró una sonrisa cariñosa.

Realmente me pareces alguien bastante interesante Edrielle,no lo olvides,eres alguien especial,y eso es muy importante-dije sonriendola con algo de calidez.

Bueno,si no tienes más que decirme es hora de que te deje tranquila-dije abriendo el pomo de la puerta.La noche ya había caído sobre el Limbo entre en viaje y la visita a la nueva casa de Edrielle,y las estrellas lucían con fuerza sobre el firmamento.

Una noche como estas pasearemos juntas,ya lo verás-dije saliendo por la puerta sonriendo.

Su respuesta me hizo meditar por unos instantes. ¿Especial? ¿Realmente yo podía ser “eso” para alguien? Nunca lo había llegado a ser, y si lo había sido alguna vez, habían pasado tantas lunas desde entonces que mi vaga memoria ya no lo podía recordar. A pesar de ello, traté de creer sus palabras (no por ser éstas mentira), y me sentí halagada.
Se dispuso a despedirse, y me aproximé hasta la puerta de entrada para despedirme de ella. La noche había caído ya, y estaba más estrellada que en otras ocasiones. Era un espectáculo cuanto menos hermoso. Quizá ellas también estuvieran deseándome suerte en la nueva vida que ese día acababa de comenzar para mí.

- Sí, sería todo un placer para mí caminar bajo la luna o una noche estrellada en tu compañía. – admití.

Finalmente, pensé por un instante en las palabras adecuadas para despedir a Kaede, cuando un pensamiento fugaz cruzó mi mente.

- Espera – me apresuré a añadir, antes de que pudiera ni si quiera empezar la marcha – Hay algo que… Bueno, es un favor que he de pedirte. Relacionado con lo que te mencioné en palacio, controlar mi elemento, aprender a luchar… Sería un honor que, en caso de que tengas tiempo, fuerzas y voluntad, me enseñaras a combatir.

Sabía luchar, pero había aprendido por mí misma, y debía perfeccionar mi experiencia en el combate. Además debía aprender a manejar mi elemento de forma correcta. Todavía quedaba mucho por aprender.

La miré algo sorprendida y me detuve.En cierta medida,que ella quisiera pedirme ayuda suponía que confiaba un mínimo en mi,y eso me agradaba.Era cierto que quería crear un lazo entre las dos.

La idea de que quieras hacerte mas fuerte es fantástica Edrielle.Las mujeres deben saber como enfrentarse a todo por si mismas,y más cuando todos nos consideran algo inferior-dije mirándola con seguridad.

Acepto encantada.Prepárate y descansa esta noche,mañana a primera hora vendré a buscarte-dije sonriendo y empezando a caminar bastante contenta, despidiéndome con la mano.

La voz de Kaede era firme, segura. Aquello me traía paz, de alguna manera. Cargando con una vida absolutamente inestable a mis espaldas, encontrar allí aquella firmeza, aquella estabilidad, era una sensación agradable.

Sus palabras ejercían un cierto peso en mí, como si todas y cada una de ellas cayeran a plomo en mi mente. Era como si… llevara mucho tiempo esperando oírlas. Definitivamente, y a pesar de mi rostro impasible, sentía felicidad en mi interior por haber encontrado finalmente a alguien como ella.

Asentí con la cabeza ante su propuesta, e imitando su gesto, la despedí alzando y sacudiendo la mano.

Una vez mi vista no alcanzó a divisarla entre la oscuridad, cerré la puerta tras de mí. El interior de la casa ahora sólo quedaba iluminado por la nívea luz de la luna, que hacía el mármol todavía más blanco y brillante, si cabía. Pensé en la idea de buscar velas y cerillas por los rincones de la casa, para iluminarla y poder volver a estudiarla al completo, pero recordé el consejo de Kaede, de ir a dormir y descansar. Lo necesitaría a la mañana siguiente. Deseché la idea de investigar la casa, y en lugar de eso, busqué lo que en su día debía haber sido el dormitorio. Subiendo unas escaleras marmóreas, y tras pasar un par de habitaciones polvorientas repletas de muebles corroídos por la antigüedad, hallé una habitación algo más amplia que el resto, con una vieja cama en medio. Sacudí las polvorientas y viejas sábanas de raso, agradeciendo que ninguna clase de insecto hubiera decidido hacer su nido allí. Podría dormir tranquila. Hice la cama nuevamente, y cansada, me tumbé finalmente sobre ella. Era más blanda de lo que me hubiera gustado, y la madera crujía, pero acostumbrada a dormir en bosques y grutas, aquello se asemejaba al Paraíso para mí. La luz lunar iluminaba mi rostro, palideciéndolo más de lo que era, y fue así como quedé dormida, arropada por la luz de la luna y envejecidos mantos de seda.

A la madrugada siguiente,muy temprano,llamé suavemente a su puerta mientras esperaba que ella la abriera. Entrar así porque si no me acababa de parecer un buen comienzo. Sobre mi espalda colgaba mi espada,como siempre,y además llevaba una bolsa colgada de lado y algo gruesa,cuyo contenido probablemente usaría para el entrenamiento de Edrielle.


Alcé la cabeza unos segundos,aspirando el olor fresco de la mañana que tanto me encantaba,además de que todo se encontraba en absoluta tranquilidad,pues era muy pronto todavía. Solo los que se encontraban en pie eran los que tenían el turno de guardia o parecidos.

Hacía largo rato que los rayos de luz de la mañana que se filtraban por entre las cortinas me habían despertado. Me había vestido y preparado todo lo que consideraba necesario para el entrenamiento matutino con Kaede. Hasta que llegara, esperaría sentada en uno de los grandes ventanales de la planta baja.

Entonces, pensativa, pude oír leves toques en la puerta de la casa. Presupuse que sería ella, así que sin más dilación, me levanté, recogí mi espada de plata y me la ceñí al cuerpo mientras me dirigía hacia la puerta principal. Abrí, y con un ligero rechinar de las bisagras, pude verla ahí, esperándome, aspirando el fresco aroma del amanecer.

- Buenos días. – Saludé cordialmente, mientras cerraba la puerta de la casa tras de mí. Debía admitir que el corazón me latía ligeramente fuerte, estaba expectante por saber qué haríamos esa mañana.