un calido desierto.

estaba arto de mi valle nublado, deseaba calor y deseaba desierto. aquella mañana temprano sali de direccion a los desiertos calidos del sur, aun sin saber donde estaban podia notar la falta de humedad y el olor a arena, deberian haber montado alli el palacio maldita sea, si hiciese falta me alimentaria de aquellos gusanos que vivan debajo del suelo.

pero habia un pequeño contratiempo que no habia previsto, el calor hacia sudar, y evaporaba mi alcohol, asi sin darme cuenta volvi a mi tan poco habitual estado de sobriedad.

No se cuento me dio por ir a dar un paseo por el desierto, al principio todo estaba bien pero pasado un rato el calor empezaba a ser un tanto insoportable y solo buscaba algún lugar en el que todavía quedase algun rincon con sombra.

Empezaba a marearme y mi vista se estaba nublando no podría soportar esto durante mucho tiempo mas.

Caminaba ahora por los desiertos, habia ido a investigar una serie de raices adaptadas al clima que tenian accion curativa para algunas enfermedades.

Sinceramente, odiaba aquel lugar, hacía un calor insufrible y mi piel casi hasta me ardía.
Con largos suspiros llegué a aquel reino de arena, desértico, en busca de las raices que ya no tenían que andar muy lejos.

Iba con mi típico chaleco marrón, con el pecho al descubierto y pantalones negros holgados.
A lo lejos ví una silueta, estaba lo suficientemente hidratado como para no estar siendo victima de los reflejos.

Caminé hacia allí, no era normal encontrar gente por aquellas zonas.

-Hola-saludé, era tan grande como mi padre aquel hombre, incluso parecía tener algo más de espaldas que él. Me fijé en el cinturon que prendia, era extraño y... ¿eso eran botellines de alcohol?

andaba feliz por aquellos desiertos, ni siquiera echaba en falta el alcohol, realmente una vez me ponia sobrio no echaba de menos aquel mágico brebaje, eso si, era muy dificil tenerme mas de una hora sin una botella en la mano.

alce la cabeza un instante de la arena, olia a perfume, a perfume de mujer mas exactamente. me deje guiar mi nariz y mi buen olfato, buscando la fuente de tan recatado olor, no andaba lejos.

segui caminando buscando a aquella dama cuando una voz inusitada me interumpio- buenos dias cabellero- me acerque a el e hice una peve revencia inclinando el torso unos 30º hacia el frente con los brazos cercanos al torso, al estilo de lineris

Seguia andando buscando cualquier rastro de sombra que hubiese por el lugar pero no encontraba ninguno, maldije por no haber sido mas precavida, entonces a lo lejos pude distinguir dos figuras. Analice sus auras una era mayor que la mia y otra un poco mas baja que yo. Me acerque lentamente hasta ellos.

cuando llegue hasta ellos estaba demasiado fatigada.

-Hola- dije recuperandome.

Sonreí a ese hombre, parecía educado, y eso me gustaba. Al fin alguien que tenía modales en estas tierras...

-Un placer-iba a proseguir pero entonces olí algo en la distancia, era un aromatico perfume, suave pero floral. No estaba hecho con maderas, si no con plantas y flores, llegaba incluso a ser minimamente empalagoso, pero claro, yo tenia buen olfato asi que supuse que rebajando la potencia, olía bastante bien. Por ello también deduje que era una mujer, no conocia a ningun hombre que se atreviera a llevar tal perfume. Miré tras de mí y la sonreí, era guapa, aun que pronto se me nubló la sonrisa. Parecía encontrarse bastante fatigada.

-Buenos dias, am... disculpe señorita... ¿está usted bien?

Mis recientes (y aun gran parte en potencia) habilidades medicas se activaron, y comencé a analizarla desde la lejanía

mi como aquella mujer se nos acercaba y lamentablemente mi letura de auras habia acertado por una vez, aquella mujer tan hermosa era un Aster, un maldito y repugnante aster, en lineris habia tenido siempre luchas los unos contra los otros.

de haber estado medio borracho habria saltado contra ella para arancarla la carne de los huesos antes de que hubiese podido sacar su astral culo de ese cuerpo, pero estando ebrio mi caballerosidad podia conmigo, normal, si esque estaba echo todo un don juan.

- ¿se encuentra bien señorita?- me acerque a ella y me situe a su lado, por si se caia recogerla antes de aterrizar- podemos hacer algo por usted?- el muchacho de antes tambien parecia preocupado

Entonces me di cuenta de que no estaba sola, había dos personas alrededor mia, pude notar el aura osucura del uroba nuestros enemigos por naturaleza, siempre que había cerca de mi un aura oscura esta conseguia influenciarme de algun modo y si encima tenía las defensas bajas mas todavía.
El otro aura que detecte fue la de un ser de luz, probablemente sería un licántropo pero no estaba del todo seguro, ambos estaban preocupado por mi intente moverme pero me fallaban mis fuerzas.

-Sólo estoy mareada, soy nueva en este continente no tenía ni idea que el desierto fuese a ser tan duro de cruzar, necesito sombra y algo de beber.

la miré y antes de que me digera aquello ya había supuesto que se trataba de eso.
por suerte yo era precavido, y antes de aventurarme al desierto me habia llevado mi pequeña cantimplora repleta de agua fresca.

la desenlacé de mi cinto y se la ofrecí, a la par que la ofrecía sentarse y me arrodillaba con ella.

Miré la posición del sol, entonces miré a aquel hombre tan grande.

-Disculpe, podría situarse un poco más a la izquierda.

Así con su gran tamaño la daría algo de sombra ya que aquel lugar estaba completamente desierto, y como había visto que a él apenas le importaba el sol, se me había ocurrido eso

mire alrededor, no habia ninguna roca con la que hacer algo de sombra, ni una misera pequeña piedra. y no podia sentir humedad cerca de la superficie como para cabar y encontrar agua cerca.

sera mejor que se tumbe señorita, se encontrara mejor y le dara menos luz- suspire y pase la mano por mis ropas levemente para echizarlas mientras murmuraba un par de palabras arcanas- porfavor no os asusteis- hable bajito antes de caer al suelo cerrando los ojos con un espasmo, aun no me acostumbraba a al dolor de la trasformacion, menos aun estando sobrio.

cuando me ergui de nuevo estaba en mi forma draconiana. abri los ojos, pero en lugar de verse negro ahora lucian un brillante amarillo, los mire con cuidado, agancchando la cabeza lo mas posible para parecer algo mas pequeño y menos amenazador-tranquilos- volvi a decir, pero esta vez mi voz sono de forma gutural, como venida del infierno mismo.

en cuando se relajaran abriria las alas y les daria sombra a los dos

Aquel joven me ofreció una cantimpolora de agua y yo la acepte con mucho gusto, di un largo trago y luego se la volví a dar.

-Muchas gracias, por cierto mi nombre es Azhara es un placer conoceros.

Entonces aquel tipo se trnanformo, un hermoso dragon estaba ahora entre nosotros. Me puse un poco mas nerviosa todavía pero no quería dejarlo notar. Es lo que pasaba cuando estaba demasiado tiempo cerca de sers de oscuridad. Intente calmarme

Sonreí a la joven, el agua parecía haberla sentado mejor.
La guardé de nuevo en mi cinto, entonces les miré a ambos.

-Un placer, mi nombre es Dean, Dean Wingates-me presenté, aun que al estar de rodillas no podia hacerlo tan correctamente como estaba acostumbrado.

Entonces aquel hombre no solo se puso a nuestro lado tapandonos la sombra sino que, para mi gran sorpresa, se transformó en un dragón.
Abrí ligeramente la boca. Había visto a Yukiko, pero no a más dragones y este parecía más grande. No solo era por la distancia en la que me encontraba, este, sin duda, era mucho más grande.

En el fondo aquello había sido una gran idea: ¿Que mejor para taparte del sol que un dragón? reí para mis adentros, en el fondo me hacia gracia y aquel ser no me atemorizaba, no olía a maldad ni a malas intenciones.

Entonces fije mis ojos en la mujer, olía extraño, pero dentro de ese olor particular podía sentir el recelo. Miré a ambos y entonces mis ojos se dirigieron a la imponente figura del dragón.

-Gracias

les observe desde mis nuevos ojos, no parecian asustados ni a punto de correr asique me estire despacio asta mi maximo de tres por cinco metros.

- mi nombre es herbert karajan, encantado- me presente yo tambien. entonces mire a la maloliente aster -porque no dejamos las rencillas de nuestras razas para un mejor momento, se encuentra muy indispuesta, y le aseguro que no intentare atentar contra su vida.

mi yo interior violento y sadico me gritaba que la matara ahora que iba a ser facil, pero en el estado que me encontraba ahora era incapaz de dañar a una mujer.

Escuchar esas palabras me aliviaron basante, temía que en cualquier momento se lanzara sobre mi cuello y no estaba en condiciones para contraatacarle. No solía ser melevolente con los seres de oscuridad pues ellos tenían un gran influjo sobre mi ser pero por esta vez haría una excepción.

-De acuerdo, olvidemos por un instante quienes somos en realidad- no sabía que los desiertos iban a ser tan duros, fui una idiota por no prepararme en condiones.

Observé la escena, al parecer eran razar contrarias. pensé entonces en la lucha irracional de vampiros contra licántropos. Suspiré para mis adentros, me aliviaba bastante saber que no se atacarían. Sus auras mostraban mucho más poder que el mio y no hubiera podido detenerles a menos que me llevase a uno de los dos al reino, pero eso no lo iba a hacer bajo ningún concepto.

-Me alegra ver que resolveis vuestras discrepancias. Un placer, herbert y usted... señorita...?-hice una pausa, no sabía su nombre-se encuentra mejor?

nege con la cabeza ante las palabras de la muchacha - no fue idiota señorita, el desierto es un lugar peligrosa, asta las personas mas preparadas pueden llegar a perecer en estos lugares- me situe de una manera mejor para darle sombra a los dos y continue hablando mientras me dirigia a dean- el placer es mio- trate de sonreir afablemente, pero solo consegui mostrar mis enormes dientes de una manera algo amenazadora

No sabía que los urobas fuesen amables con gente como nosotros, según lo que tenía entendido eran personas poco sociables pero este en cambio parecía un buen tipo, al menos se esforzaba en ser amable conmigo.
Su rugido me asustó. Aun tenía que acostumbrarme a esta raza.

-Bueno, decidme, ¿que os trae por este lugar?

Tenía curiosidad en saber mas de ellos.

Estos eran los momentos en los que pensaba que un dragón no debía sonreir. Aquella mandíbula era bastante feroz, mirarasla por donde la miraras, y aun que el tono de su voz fuera igual de tenebroso... sus palabras, sin embargo, mostraban amabilidad e inteligencia.

Miré a la mujer, que parecía estar algo más recuperada.

-Yo... bueno, en realidad estaba buscando plantas nuevas que investigar para mis estudios sobre medicina

deshice mi sonrisa si se podia llamar asi, y trate de no abrir demasiado las fauces al hablar, no esque fuesen precisamente pequeñas.

-yo habia decidido salir del lugar donde mi raza tiene asentado el reino y venir al desierto, siempre he preferido climas mas calidos y aridos.
- no queria especificar exactamente donde se encontraba mi reino, mucho menos a un aster, aunque fuese amable con ella no incidaba que fuera a abrirme de alas para que veniese a molestar por alli.
sacudi un pelin las alas para sacudirme la arena que me golpeaba la espalda con el viento

Escuche los que ambos me estaban contando. Ahora me notaba un poco mejor, con un poco de esfuerzo me levanté.
Estando ya completamente levantada me di cuenta que no era mucho mas alta que Dean y por supuesto el uroba era mucho mas grande que yo.

-Yo tambien andaba explorando el nuevo contiente...quería conocerlo aunque creo que la proxima vez que venga al desierto debo venir mas preparada.

Reí ante el comentario de aquella mujer.

-Eso sin duda, a ningún desierto se puede venir así porque sí.

Me detuve a observar al dragón, sus escamas tenían un curioso tono, aparentemente era negro pero al moverse, según cómo miraras, parecía como si tuviera reflejos rojos. El sol intensificaba este efecto, y la verdad es que era sorprendente.
Entonces vi como sacudía un poco las alas, a lo que alcé una ceja. Al llegarme un pequeño grano de arena supe que era por que estaba soplando el viento y le estaría golpeando la arena en la espalda. Me apreció algo curioso y que no me había parado a pensar.

-¿Duele? Digo tus transformaciones. ¿Duelen?-pregunté, curioso. Esperaba que aquello no le ofendiera, pero a nosotros nos dolía, quizas a ellos también, ya que pese a ser una transformación diferente, igualmente se modificaban huesos y músculos.

me dieron ganas de sonreir ante el comentario de la bella mujer, pero no queria repetir el error de la ultima vez. entonces note la mirada de muchacho sobre mis escamas, me sentia orgulloso de su color, habia algunos urobas que tenian colores algo feos y de una sola tonalidad, en cambio las mias cambiaban de color con el sol y daban uno reflejos realmente magicos, nunca se lo confesaria a nadie pero me las acicalaba usualmente, no solo para mantener su brillo, sino tambien su impermeabilidad.
- duele, pero es un unico segundo de dolor muy intenso, pero solo tienes que hacerlo velozmente para minimizarlo, es un trabajo dificil controlarlo pero vale la pena- no desebaa dar demasiados detalles sobre los urobas y sus trasformaciones asique me calle los detalles mas importantes.

Nunca me había preguntado como eran las transformaciones de los Urobas y mucho menos si aquel proceso conllevaba algún dolor, pero por lo que estaba escuchando si que dolía un poco. Sentí un poco de pena por el, no es que me llevase muy bien con la gente de su raza pero él al menos había mostrado algo de simpatía por mi persona. No entro en mas detalles y me hacía una vaga idea del motivo.

-Los asters en cambio no sufrimos dolor alguno cuando nos transformamos- empece a hablar como si me hubiesen preguntado alguno de los dos- sentimos un cosquilleo en el estomago y en una fracción de segundo ya somo etereos. Pero supongo que lo peor de ser lo que soy es no poder recordar la vida que tenías antes....

Tampoco entre en mas detalles.

Asentí al escuchar a Herb. Entonces era parecido al dolor de transformación que sentíamos los licántropos.

-A nosotros también nos duele... la verdad es que cuesta acostumbrarse, yo aun no estoy muy habituado.-dije, entonces me centré en aquella mujer-Perdona... de tu raza apenas se mucho... ¿Os transformais? ¿en qué?

yo en cambio si sabia en que se convertian esos aser, se trasformaban en espiritus que no podias moder ni quemar, no podias aplastarlos bajo tus zarpas y arrasarlos con tu cola. siempre habian significado un enorme problema para nosotros. pero preferi no decir nada.
- si lo deseases yo podria ayudarte a entrenar, para hacer tus trasformaciones mas rapidas, asi dolerian menos, pero claro, solo si lo deseas- dije con mi voz gutural pero con un tono afable y algo timido