Dejandome llevar por la música

Hacía demasiado tiempo que no tocaba el piano, tampoco es que tuviese un buen motivo para hacerlo. Demasiadas cosas habían sucedido a lo largo de estos años: la guerra, la muerte de Jozu y el nacimiento de Ryu. Pero ya era hora de dejar de lamentarse e intentar seguir adelante al menos se que él siempre va a cuidarnos de alguna u otra forma.

Llegue al salon donde se solían hacer los bailes, ahi estaba el piano, el precioso piano blanco que había allí. Me coloque en el aterciopelado asiento y me prepare para tocar la cancion que tenía en mente:



cerré los ojos a la vez que estaba tocando aquella pieza, podía notar como la música entraba por todos mis poros, relajandome completamente. Me sentía feliz.

Me había escabullido de mis responsabilidades por fin, despues de algunos meses, el papeleo me agobiaba demasiado y Walter no dejaba que se me olvidase.
Pero en cuanto pude salí corriendo y me fuí a por mi violin, necesitaba relajarme y no habia mejor manera para hacerlo.
Entonces cuando abrí la puerta del salon donde me habia propuesto tocar ví a Natasha, tocando el piano... Me quedé escuchando con una gran sonrisa en la cara esperando con paciencia hasta que terminó y entonces aplaudí-Fantástico!!- dije entre risas.

SeGui con aquella melodía hasta que al fin la termine, estuve mas rato del esperado pero sólo con oir el resultado que tuve mereció de la pena...entonces una voz me sobresalto.

-Ma...majestad- dije todavía sorprendida.

No me esperaba a Luccie allí, pensaba que estaría ocupada con el papelo propio del reino...ademas digamos que las cosas estaban un poco tensas entre nosotras desde el descrubrimiento de Ryu. Me mordí mi labio inferior afligida y le desvíe la mirada.

Se dio la vuelta asustada, no era de extrañar ya que no me esperaba allí. Entonces fruncí el ceño, ella sabía que no me gustaban esos formalismos-Natasha... te dicho mil veces que no me llames asi-

La verdad es que todo el mundo en el reino me llamaba asi y habia pasado de avergonzarme por esas palabras y formalismos a enfadarme por que me llamasen asi, no me era agradable, yo era como cualquiera de ellos.-No tienes porque parar de tocar, me gusta oir el sonido del piano-dije intentando calmar los humos.

Me mordi el labio la verdad es que aquel formalismo se me había escapado, era esa manía que no se me conseguía quitar. Como si las cosas no estuviesen lo suficientemente tensas entre Luccie y yo encima yo metía mas la pata.

-Lo siento Luccie, ya sabes la manía que tengo.

Entonces me animo a que siguiera tocando. La verdad es que ahora estaba muy nerviosa pero volví mi vista al piano y elegí otra partitura, y comence a tocar.