el fuego es el mejor amigo de una mujer (libre)

llevaba varios dias viajando sin descanso desde el puerto asta la principal ciudad del continente, cargaba conmigo una raida mochila con mis pocos enseres y mi bô atado a la parte de atras, habia huido tan rapido de mi pueblo que aquello era lo unico que me habia dado tiempo a cojer, iba ataviada unicamente con una capa larga que tapaba mi rosotro y mi cuerpo, no deseaba que los guardias de la inquision me vieran, no sabia si tenia alguna orden de buscca y captura pero para mi era como si llevara la palabra culpable tatuada en la frente.

entre por las puertas de la ciudad y observe el bullicio de los mercados y los transeuntes, agarre con fuerza la mochila y empece a buscar alguna plaza donde poder bailar, lo mas importante ahora era conseguir dinero para comer y buscar un alojamiento aquella noche, un par de horas me deberia dar de sobra para reunir el dinero suficiente.

llegue a una hermosa plaza con una fuente en medio y algunas arboles, me quite la capa y envolvi la mochila en esta para despues atarla a un arbol cercano, no fuera a ser que algun pillo quisiera robarme. antes de colgarla saque un par de cosas impresindibles para mi funcion.
clave mi bô en el suelo y puse a sus pies una pequeña bolsa para el dinero, enseguida prendi fuego a dos pequeñas bolas de esparto que pendia de los ccuerdas inigufas llamadas cariocas y comenze mi baile al ritmo de una musica que cantaba lo bastante alto para que aquella gente me escuchase.

las bolas de fuego se movian freneticamente a mi alrededor sin llegar a rozar mi piel que brillaba como si fuese de oro por el reflejo del juego, entre baile y cante la gente se iba acercando y dejando caer algunas monedas sobre mi bolsa, aquellos hombres que se aproximaban demasiado a mi eran alejados con un pequeño fogonazo de fuego y un coro de risas del publico.

Caminaba por Eliria. Ultimamente lo hacía mucho, ya fuera para buscar nuevos libros en las estanterías de las librerias o para disfrutar con el ruido del gentio, de los comerciantes y de los artistas callejeros. Cada vez me sentía mejor entre aquellas gentes. Además de que más de una vez me había encontrado con alguien enfermo y para mi sorpresa, mis estudios como medico estaban dando sus primeros frutos pues podia empezar a curarles y aconsejarles que plantas podían tomar o que hunguentos se podrían echar para sanar sus dolores.

Esta vez simplemente caminaba, con las manos en los bolsillos, paseando por el centro. Una melodía distinta a la habitual llegó a mis oidos. Fuera quien fuera la mujer que cantaba, tenía una gran voz. Yo como músico podía apreciarlo bien y era algo extraño encontrarse con una mujer que cantara tan bien, hacía mucho que en eliria no aparecian artistas así.

Me acerqué, casi llamado por su canto, curioso de saber quien era. Entonces llegó a mi un olor muy conocido "Licantropo" pensé "y... fuego?". Me acerqué y entonces la vi. Su danza era habil, delicada, pero a la vez estaba cargada deuna sutil fuerza y seguridad. parecía que aquella chica era una con el fuego. Se meneaba al ritmo de su cantar, me dejó maravillado, no entendía como alguien podía hacer eso con tal facilidad.
Las monedas caian sin parar, miré a mi alrededor y la mayoría de los hombres más que mirarla con los ojos que tendían (con admiración) la miraban con un deseo lujurioso.. olían claramente a eso.

La observé en silencio, entre la muchedumbre. Como era alto no tenía por que estar en las primeras filas para poder apreciar aquello.

Nunca antes la había visto, me daba curiosidad saber quien era. Cuando acabase aquella danza sin duda iría a felicitarla por su grana actuación.

observe de refilon el saco de mis monedas, aquella noche cenaria como una diosa y dormiria en una cama de plumas blanda y limpia, que mas daba el dinero, mañana podria conseguir mas si queria, no me importaba bailar y ni siquiera me agotaba despues de tantos años haciendolo para comer.

el fuego de mis cariocas empezaba a apagarse rapidamente, la llama ya no calentaba apenas y empezaban a desprender humo, claro sintoma de que el esparto estaba en las ultimas y la resina se habia consumido hacia rato. con un par de rapidas vueltas sobre mi misma y algunos giros extra de las muñecas acabe mi actuacion de rondilla en el suelo con la espalda cari rozando el suelo y las cariocas desprendiendo las ultimas llamas, la ultima nota de mi musica tambien salio de mi garganta, muy parecido aun gemido de satisfaccion, el colofon final. despues de unos segundos de descanso en la misma posicion me levante y recogi mi dinero lo primero, despues descolgue mi mochila y guarde las cuerdas de las cariocas sin las bolas de esparto.

saque de un bolsillo lateral una vejiga de cabre replata de agua y me la eche por el cuello, haciando que las gotas resgalasen por mi escote y mojaran mi ropa haciendola aun mas trasparente

La llama se la acababa, ella también se había dado cuenta. Fue concluyendo la audición hasta que terminó en el suelo, en una posición que realmente me sorprendió por la flexibilidad que implicaba. Lo que me impactó, sobre todo, fue aquel sonido que salió de entre sus labios. Más que un cantico hubiera jurado que sonó como un gemido. los hombres de mi alrededor se alteraron aun más con aquello. Yo me sonrojé un poco, aun que tan mínimamente que ni se pudo percibir. Decidí ignorar ese pequeño sonido ya que pudo haber sido involuntario.

La gente aplaudió cuando su actuación terminño, yo no fui menos, realmente me había impresionado. Todo en realidad: la agilidad a la hora de menear esas cuerdas prendidas, la gracia de sus movimientos, la suave y dulce melodía que desprendian sus labios. Aun que el sentimiento que ella me inspiraba era puramente de respeto y admiración por su habilidad.

Me acerqué a ella, vi como se echaba el agua por la nuca, resbalando por su cuerpo. No presté importancia a aquel hecho pero entonces llegaron a mis fosas nasales el olor lujurioso y desenfrenado de los hombres a mi alrededor. Había que admitir que era una mujer bella, peor seguía pensando que era una falta de cortesía mirarla de aquella forma.

Me acerqué a ella hasta estar a uno o dos metros.

-Hola, perdona-dije, sonriendola calidamente-Quería felicitarte. Nunca antes había visto algo así. Es usted una verdadera artista, señorita.

aun estaba refrescandome cuando alguien se acerco por detras, pude ver su sombra en el suelo e involuntariamente levante la cabeza y olfatee el aire, algo raro me pasaba, mi olfato se habia vuelto mas fino y a veces juraria que podia oler que no existian, sacudi la cabeza y me rasque la nariz asustada, desde el ataque mi cuerpo estaba cambiando lentamente y la nariz era solo uno de esos cambios.

me gire dispuesta a echar al pervertido que seguramente seria la persona que estaba a mi espalda, pero al girarme me asuste un poco, no era el tipico hombre que venia ami despues de los bailes a pedirme una sesion a solas y tenia de echar a patadas, era un joven bien formado que ni siquiera miraba mi esconte o mi ropa mojaba y una espada prendida del cinturon. *demasiada buena eduacion y porte para un boracho..*
por un segundo le mire asustada, ¿y si era un cabellero de la inquisicion que me habia reconociado? trate de parecer serena y recuperar la compostura antes de hablar.

gracias muchacho- le mire de ariba a abajo, de tener que huir habia varios callejones estrechos por los que poder huir, seducir lo veia dificil, lo mejor seria despacharle rapido- bueno ya me lo as dicho, asique puedes irte si no tienes nada mas que decirme- y si realmente me decia que si tenia otros asuntos conmigo y me arestaba por el incidente del pueblo.
mis pensamientos me estaban poniendo mas nerviosa, pero intentaba que mis cara no los reflejara

Al hablarme parecía como si no quisiera tener más tratos conmigo. Sin poder evitarlo me fijé en sus movimientos, en su olor. Olía a nerviosismo, incluso a cierto temor desde que me presenté.

Trataba de disimularlo, y si no hubiera sido por que yo era muy observador y por mi olfato, la cosa se hubiera quedado ahí. No obstante me había fijado en la inquietud de sus ojos, miraba algo alterada hacia distintos puntos de la plaza. Miré de refilón, la mayoría eran callejones y salidas posibles. también, antes de contestarme había mirado mi espada prendida en el cinto. Todo apuntaba a que no se fiaba de mi por algo, seguramente por miedo que que pudiera dañarla... quizás apresarla.

Es posible que ella ni siquiera conozca los reinos licántropos y haya tenido que estar huyendo continuamente.

La sonreí con comprensión y calidez.

-Tranquila, no voy a dañarte. Soy como tu, no tienes nada de lo que preocuparte. Perdona por la espada, es constumbre llevarmela siempre conmigo.-hiceuna pequeña pausa-Además, si quisiera hacerte algo, creo que ya te habrías dado cuenta y ahora mismo no estaríamos hablando tranquilamente

levante una ceja, aquel niño era observador e inteligente y puede que quiza demasiado, me acerque a el decidida y me plante delante suya alzando algo algo la vista para mirarle de cerca
-entonces no eres un guardia de la inquisicion?- le di unos golpecitos en el pecho con el dedo- pues para ser una persona normal llevar espada es raro, la gente puede pensar erroneamente y dar por sentado que eres algo mas que un humano normal, nose si lo has oido pero corren rumores por esta tierra de bestian que lanzan fuego por la boca y lobos tan altos como un arbol- me aleje de el agunos pasos y me volvi a poner mi capa negra y la capucha.
cuando me gire el chico aquel seguia alli de pie, me acerque con un suspiro y estire la mano- ni nombre es subhi libni, y si vas a seguir ay plantado como un pasmatore al menos vallamos a beber algo, tengo algo de sed- tire al aire mi saquito de nuevo saquito de monedas y lo cogi al vuelo- invito yo- le guiñe un ojo y empece a andar hacia la taberna que habia en un extremo de la plaza con algunas sillas fuera para disfrutar del tiempo

Reí entre dientes

-Si fuera un guardia de la inquisición tendría un serio problema por mi condición-hice una pausa, recordando mi antiguo encontronazo con esos adoradores de lo invisible que se creian en el derecho de poder apresarnos-No me cae bien la inquisición, a decir verdad. No he tenido buenas experiencias con ellos.

Ahora el que alzaba una ceja era yo. Estaba oyendo bien, o es que mi olfato y mi capacidad lobuna estaban fallandome. La miré largamente mientras me hablaba, escuchándola pero pensando en si realmente decia aquello de verdad. No olía a mentira. ¿No sabía que era un licantropo? Estaba seguro de que ella era de mi raza, todo mi organismo me lo decía, además de que su olor era como el mio, no olía a humana.

Mis ojos se deslizaron hacia su cadera cuando se giró para coger lo que parecía una capa. Pude ver entonces aquella cicatriz, parecía aun reciente. No se veía mucho pero yo pude distinguir claramente de que había sido realizada por un licántropo.
No lo entendía bien, pero es posible que ella realmente no supiera lo que es. Pude observar cuando se colgó aquella capa una pequeña cruz. La había visto en muchos lados, era la cruz cristiana, simbolo de la pasión de jesucristo. Decidí que actuaría como si ignorase la existencia de los licántropos, algo me decía que ella era religiosa y no se había enterado de su condición. Por sus palabras me había confirmado que era temerosa de las "bestias". Me parecío algo gracioso ya que ella se transformaba en una de esas "bestias" grades y peludas, a los que yo tan bien conocia.

-Valla, ¿enserio? que locura. ¿Quien te ha hablado de esos seres?-la pregunté, fingiendo muy bien la sorpresa. Miré la gran bolsa de monedas que había obtenido y sonreí, yo tenia mucho dinero pero creo que ella podía permitirselo ahora. Era una mujer bella y si sededicaba a aquello, no creo que el dinero la faltara mucho, además de que los hombres eran faciles de persuadir, lo tendría todo ganado. Sonreí, sin embargo, amistoso-Un placer, yo soy Dean Wingates. Me parece bien, si no te molesta. Veo que te has llevado una buena bolsa de oro. ¿Sueles hacer eso mucho?

La pregunté mientras caminabamos. Al llegar a la terraza me adelanté y la ofrecí la silla, caballerosamente, apartandola. Sabía que eso era de buena educación y estaba demasiado inculcada en mi personalidad como para dejarlo de hacer.

al parecer ese muchacho tambien habia tenido problemas con la inquisicion, quiza fugitivo o ladron, no tenia cara de asesino y mucho menos de violador. pero en el fondo que mas daba, a mi me acusaron de brujeria y asesina, no siempre las apariencias lo eran todo.
- un placer dean- le sonrei mientras me ofrecia la silla, era un chaval majo, un caballero de esos que ya no quedaban.
paso el camarero y me pedi una cervera bien fresquita y para el muchacho lo que quisiera, hoy me lo podia permitir.
- pues todo el mundo habla de ello dean, cuado venia de camino vi carteles y montones de granjeros que prentendia ir a cazar un dragon porque se comia su ganado, tu te cres? como si existienran los dragones- dije riendome mientras me recostaba en la silla- una tiene que hacer lo necesario para para ganerme el dinero que necesito, cantar, bailar, un poco de todo. los hombres son faciles de engatusar.- el camarero trajo nuestras bebidas y le pegue un buen sorbo a la mia- no te vallas a pesar que me vendo por dinero eh? solo le doy a los hombres lo que quieren- me acerque a el como si fuera a contarle un secreto- no quieren sexo, no, solo quieren sentirme deseados e importantes. si les miras como si estubieras a sus pies y tu mundo girase entorno ellos jamas faltara el dinero.
volvi a recostarme en mi asiento y me estire como si fuera un gato.

Pedí lo mismo que ella al camarero, la verdad es que me daba igual que beber, ahora lo que me interesaba era saber por qué ella no sabía que era un licántropo.
La escuché atenta, realmente es que no sabía nada de nada. Estaba sorprendido pero no lo aparenté. La escuchaba en silencio, pensando la situación.

-Bueno, yo he leido muchas leyendas de dragones. ¿Quien nos puede asegurar de que no son reales? Yo no se si fiarme.-La escuché y miré con curiosidad, era una forma de ganarse la vida, me inquietaba por qué tendría que ganarse la vida de aquella forma.-Sin duda, pero, corres un gran riesgo. No todos los hombres son iguales, y no todos quieren solo eso. Si has sobrevivido bien hasta ahora supongo que sabes defenderte. ¿o me equivoco?

Tomé un trago de la cerbeza, tenía un regusto algo diferente, pero estaba buen. Mis pensamientos seguían centrados en el porqué de que no conociera su identidad lobuna. Miré sus marcas.

-Me he fijado antes en esas marcas que sobresalen un poco de tu falda. Disculpa mi atrevimiento pero... ¿a que se deben?

deje de estirarme y me incorpore un poco en la silla, asta estar sentada- como va a existir un critura tan grande como una montaña, que sea capaz de expulsar fuego por la boca sin abrasarse y viva miles de años sin que nadie los años visto, no hay huesos, dibujos ni historias que no sean de borrachos. no me dan bases para pensar algo asi- le di un trago a mi cerveza y decidi responder a las dos preguntas siguientes juntas. sin embargo antes de que me diera tiempo a hablar me empezo a doler la cabeza, me puse las manos en la sien y me las masajee despacio, derepente los sonidos se habian amplificado, podia oir a la señora de la mesa de al lado masticar, el crujido de la carne en sus dientes y el desagradable ruido del tener arañando el plato, gruñi levente sin quererlo, no solo el sonido sino tambien los olores, juraria que estaba oliendo la carne de la cocina aun cruda, un aroma que me parecia delicioso. pero era imposible que pudiese oler algo desde tan lejos. pero por encima de ese olor a carne me llego algo que no supe distinguir, pero me olia a familia y confort, una palabra se formo en mi mente *manada..*, asustada di un golpe en la mesa con el puño y aquellas extrañas cosas se fueron tan rapido como vinieron.
-perdona ultimamente me dan jaquecas extrañas, aunque hace algo mas de tres semanas que no me daban tan fuertes...creo que estoy incubando algun virus-deje de tocarme la cabeza y me acabe la jarra de un trago antes de pedir otra- bueno retomando la pregunta de antes, como he salido a la calle desde pequeña para bailar y ganar dinero mi padre me enseño a defenderme como pudo, no se usar una espada pero ese baston que ves aqui- señale mi bô- es realmente eficaz contra cualquier baboso que se me acerque demasiado, pero no me sirvio de nada cuando me atacaron. asi es como me hice las cicatrices que viste antes, hace unos meses estaba en el bosque y algun animal me ataco antes de que pudiera verle, no se como sobreviví pero a la mañana siguiente me desperte aun tirada en el claro y con esas heridas en la pierna, me dieron bastante fiebre y durante algunos dias me pasaron cosas raras, pero la echicera de mi pueblo dijo que era normal despues del ataque de una bestia,incluso me santifico contra los poderes de la oscuridad para que no me pasara nada- porfin llego el camarero con mi siguiente bebida y esta vez le pedi un filete de carne muy poco hecho, ultimamente tenia hambre, muchisima, pero no era capaz de saciarme jamas- no te preocupes por lo de mirarme, no tienes pinta de depravado sexual

Bebí la cerbeza, mientras comentaba la imposibilidad de la existencia de los dragones. Reí para mis adentros, peor no insistiría en ese tema más por si acaso. Estaba claro que no iba a hacerla cambiar de opinión así por que sí.

Entonces se sujetó la cabeza, la miré preocupado, dejando de beber e inclinandme un poco. observé con atención.

-Sobre esas... jaquecas... ¿que te ocurre exactamente?-hice una pequeña pausa-no es por nada, solo que te has puesto muy mal en un momento, me preocupa. Tengo bastantes conocimientos médicos, igual puedo ayudarte.-dije, a modo de excusa. No era mentira, pero me intuía que no era por ningún virus.

Con decirme que un animal la atacó ya no me quedaba ninguna duda: había sido un licántropo. estaba completamente seguro.
Observé el gran trozo de carne casi cruda y las ansias con las que se lo comía. Eso no sonaba mucho...

-Y dime... ¿comer carne casi cruda lo haces siempre?-pregunté con curiosidad.

me di cuenta de mi forma tan bruta de comer y trate de refrenarme algo avergonzada, comiando mas como era habitual en mi, de una manera mas sensual y saboreando cada bocado- pues...me duele la cabeza, y me da la impresion de que mis sentidos se agudizan creo oir cosas muy lejanas y oler cosas que no existen, la echicera de mi pueblo dijo que era por la infeccion, pero aun me pasa mas o menos cada mes.. ay veces que me duelen los huesos como si me fueran a crecer o me da la impresion de que me crecen los dientes
empece a darle vueltas a la carne con el tenedor, no entendia porque le estaba contando todo esto a ese chico apenas le conocia y ya le habia contado todo lo de mi accidente, podria ir a denunciarme y la inquisicion caeria sobre mi antes de poder pagar la comida. pero algo muy dentro de mi me decia que podia confiar en el que era como de mi familia de mi ... *manada...*

aquella palabra volvio a resonar en mi cabeza, pero no era mi voz quien la pronunciana sino una muchos mas gutural y amenazadora, sacudi la cabeza y agarre la cruz que pendia de mi pecho rezando una pequeña oracion en silencio para que aquello se fuera de mi mente -la carne? bueno a veces me dan antojos de carne algo cruda, no me parece extraño porque lo preguntas?

Me incliné un poco, acercándome a ella más, mirandola con atención.

-¿Y si realmente se te están agudizando los sentidos?-hice una pequeña pausa y miré a mi alrededor-¿Puedo sincerarme y confiar en que no se lo dirás a nadie? verás... amí también me pasaba, no es ninguna infección.

Hice otra pausa, ahora hablando más calmado, pero como si fuera confidencial. Sabía lo que ella era pero ella no sabía lo que ambos eramos. Comencé a recordar mis experiencias en las primeras transformaciones.

-Dime... ¿Hay mañanas en las que... simplemente... te despiertas en mitad de un prado, o cualquier lugar extraño, desnuda y desorientada? ¿o veces en las que te sientes como un animal, por ejemplo como lo de comer carne cruda o tener un olfato asombroso?-hice una pausa y la miré muy fijamente-si es asi... yo puedo ayudarte. Y no, no soy de la inquisición ni nada parecido, por que si lo fuera creeme que ahora mismo no estaríamos dialogando. Ellos saben bien quien eres, y con todo esto quizás te tuvieran el ojo echada. ¿Es por eso por lo que estás aqui? ¿estás huyendo?

me incline hacia el de igual manera- ¿que curioso verdad? que te pase lo mismo que a mi, quiza deberias ir al medico para que te curen esa desfachatez que tienes- me levante de la mesa dejando unas monedas al lado del filete y le mire enfadada- no se como te has enterado de lo del bosque, pero si as estado siguiendome deja de hacerlo, no me gustan los timadores y menos los que se aprovechan de viajeros

le mire muy enfadada, yo habia confiado en el como una idota, le habia contado mis problemas y el solo intentaba "ayudarme" seguro que por un modico precio me daria el remedio a todos mis males. no entendia como no me habia dado cuenta antes de sus intenciones, fingiendo ser lo que yo necesitaba, utilizando mi miedo a la inquisicion para acercarse a mi- si esto es lo que quieres?- saque de la bolsa una moneda de oro y se la lance con furia - todo tuyo, ya puedes largarte

Vi como se levantaba, suspiré, debía haberlo imaginado.
Me tiró la bolsa de monedas, a lo que me quedé unos segundos perplejo, entonces me reanimé y la miré fijamente.

-Si alguna vez, comienzas a ser consciente de lo que realmente te está pasando, ven a buscarme. Solo sigue tu instinto y me encontrarás, puedes hacerlo. Yo puedo ayudarte-me levanté dejando con algo de fuerza las monedas en la mesa, cerca de ella-y no busco tu dinero, no me interesa el dinero. Si quieres que me valla, me iré, pero recuerda lo que te he dicho.

Tras esto me di la vuelta y con las manos en los bolsillos empecé a irme.
Era inútil hablar con alguien que no quería creer, pero pronto comenzaría a creer y entonces empezaría a ver lo que el lobo ve. La estaría vigilando por mi cuenta, de todas formas. Sabía que ella no quería hacer daño a nadie, pero eso no es algo que podamos decidir cuando no somos dueños de nuestros actos.

mi como se alejaba de mi, por un segundo pense en disculparme, parecia que aquel chico no queria reirse de mi, abri levemente la boca para llamarle pero despues lo pense mejor. porque me tendria yo que disculpar, a mi no me pasaba nada, el me habia acusado de ser diferente, habia insinuado que las locuras que hacia meses rondaban mi mente eran ciertas, cosa que era absolutamente mentira. Yo era normal, y no me pasaba nada de lo que tubiera que darme cuenta.

yo tambien le empece a alejar de alli, sabia que me habia dejando la bolsa de dinero, pero por orgullo me negue a volver por ella, ya ganaria mas otro dia y apañado, pero no pensaba volver a recoger mi bolsa como si fuera una furcia.
me retire la capucha y sacudi el pelo mientras cruzaba la plaza a grandes zancadas - jod*er..- masculle por lo bajo, no sabia porque pero estaba muy enfadada.