(mision) empecemos por partes

la mision que habias aceptado en la taberna te habia conducido a una gran caseron semiderruhido con tres plantas de altura, un jardin mal cuidado y un olor fetido que se desprende de todas las paredes, da la sensacion de haber algo en descomposicion por la zona. un cartel destartalo cuelga del porton, en este se puede leer con dificultad: Dr johapkon. y sin poder evitarlo un escalofrio te recorre la espalda, ese nombre te suena aunque ahora mismo no sabes ubicarlo bien.
en una ventana en la ultima planta se puede ser una debil luz.

Llegué a una casa maltrecha, no se podía entrever casi nada por la maleza. En el último piso de la casa se atisbaba una tenue luz.

-Mmm... Qué bien huele aquí...-dije hablando solo con un cierto tono irónico.

Acto seguido me dirigí hacia la casa y entré en ella, parecía que se iba a caer encima de mí de un momento a otro, y no había luz alguna. Encendí mi zippo que no alumbraba mucho, pero ya era mejor que nada.

La casa esta vacía en apariencia, no se escucha nada. Todo esta lleno de polvo y hay un montón de cosas tiradas por el suelo. Daba la sensación de que nadie vivía allí desde hace mucho tiempo.

escuchas ruidos en la parte trasera de la casa.

Eché un vistazo alrededor, todo maltrecho, sin cuidar. A ver si limpian un poco...-pensé. Luego oí unos extraños ruidos que provenían de atrás.

-Qué lugar tan.... Acogedor...-comenté hablando solo, una vez más.

Emprendí el camino hacia de donde oía los ruidos, no sabía muy bien que buscaba, pero era posible que lo obtuviera de alguien... O algo.

Caminabas sin preocupación por la casa en camino a la puerta trasera. Finalmente llegas ahí y escuchas unos ruidos muy raros. Te vas acercando cada vez mas a la puerta y ves que una especie de gruñidos provienen de fuera.
Si quieres seguir avanzando y descubrir que ocurre debes salir afuera y arriesgarte.

Seguía oyendo gruñidos a través de la puerta. Tenía que seguir, así que seguí avanzando a través de aquel oscuro y tenebroso pasillo.

Llegué a la puerta, y oía los gruñidos muy intensamente ya. No me lo pensé dos veces, y abrí la puerta, aunque lentamente. Pasé a través de ella.