Regreso a casa

Después de tanto tiempo siguiéndole, al final las cosas no resultan como se esperaban, quién iba a decir que sería tan rápido....
Solo un momento más y habría acabado con el problema, unos segundos más...

Soy lento, a quién pretendo engañar, tengo mucho entrenamiento por delante si es que quiero terminar este trabajo...

Abrí la puerta, todo estaba a oscuras, la estancia era bastante grande, con bastante cacharros y muchas zonas acomodadas puesto que era una sala común para todos los Yasgeniods. Para mi sorpresa, todo estaba lleno de polvo, y el enorme espejo del fondo, apenas reflejaba una sombra con la ropa desgarrada y la cara sucia.

Parece que este fracaso ha hecho mella en mí; ¿que habrá pasado aquí?, el campo mágico apenas se mantiene en pié.

Con paso cansado, caminé hasta mi estancia, y al llegar, solté el equipaje y me desplomé en la cama.

Quizás debería cerrar las puert......

No hubo tiempo, caí dormido.

-Mmm...nomeolvides...esa también la necesitaba.

La Ruta era el precioso lugar monocromo en el que se arremolinaban las mejores hierbas de infusiones de todo Iggdrasil. Y hacía mucho que no ejercía el nomadismo recolector. En esa ocasión detecté una presencia nueva en una sala de un edificio cercano. Curioso, lancé una ilusión de invisibilidad y me transporté dentro de la sala, donde vi una puerta abierta. La atravesé y observé la figura que se encontraba durmiendo en una cama frente a él. Su aura era muy prominente, junto a un rasto mágico. Deshice el hechizo y me senté en una mesa de al lado para preparar té, empleando el precioso nomeolvides para la taza del joven, prefería el de cereza para mi. Una vez estuvieron preparados, bebí un sorbo del mío mientras abría el libro robado...otra vez.

-Debería haberme traído un periódico para esperarle...

Ya casi le tenía a mi alcance, tan solo unos metros para agarrarle, y de repente...

Me desperté, había tenido uno de esos sueños en los que te sientes tan afín que al despertar notas los músculos agarrotados, no pude evitar fijarme en que prácticamente me había desmallado en la cama, pero por suerte, me había recuperado casi al completo.
Me incorporé, y cual fue mi sorpresa cuando lo primero que vi fue al rey de los renegados Yasgeniods, Aral Letsop, tomando un té mientras leía un extraño libro sentado cerca de la mesa.

Reconozco que me encontraba realmente anonadado con la situación.

Claro... no reparé el campo mágico, ni siquiera cerré la puerta...

Algo endulzaba el aire, pero tan agradable olor solo se trataba de un fino hilo musical en mis pensamientos, tratando de recordar toda la información posible sobre este hombre de túnica azul.

Aún en posiciones políticas opuestas, siempre había resultado sorprendentemente cortés y gozaba de una educación impecable, a fin de cuentas todo el mundo sabía que mi posición como rey había sido un gozo involuntario, era una lástima que no coincidiéramos con nuestros ideales.

Hay otra taza de té, todavía humeante en la mesa...

Disculpe mi descortesía caballero, pues veo que se me ha adelantado en los modales, ¿podría ayudarle en algo?

Levanté la vista al oír sus palabras.

-Oh, vaya, no te preocupes. No quería despertarte, así que esperé.

Guardé el libro en el zurrón.

-Puedes sentarte a tomar un té conmigo si lo deseas.

Tomé otro sorbo.

-Es solo para charlar, nada más.

Volví a tomarlo.

-¡Ah, y es cierto! No se si estás bien informado, pero yo no soy el rey de los yasgeniod renegados, solo soy un miembro de ellos.

Me levanté del todo de la cama, y me apresuré a sentarme a su lado, la cabeza aún me daba vueltas...

Así que no es el rey de los renegados, parece que aún no me he recuperado del todo de mi confusión... en cualquier caso, posee el porte de un rey

Disculpa la confusión, acabo de regresar de un largo viaje y aún no he retomado mis labores como rey. Para colmo eres la primera persona que encuentro en mis dominios, no es que esto me desagrade, pero reconozco que esperaba ver más gente por este lugar...

Levanté con cuidado la elegante taza, y deslicé un poco del aromático té por mis labios. Si algo me habían enseñado mis viajes es que los buenos momentos había que saborearlos.

¡Este té, es magnifico!, siento no poder ofrecerle yo gran cosa en estos momentos.

Y bien, ¿que le trae a este lugar?, de haber sucedido de otra forma, los guardias podrían haberlo arrestado, por las fuentes que me informaron, en mi ausencia se crearon ciertas disputas políticas que crearon a los renegados, y según dichas fuentes no estaban bien vistos en el terreno del reino.
Por supuesto estoy convencido de que este percance podría haberse solucionado de un modo más pacífico, pues considero que todos los Yasgeniods poseen habilidades únicas e inigualables y que una unión de las mismas sería fructífera para todos sus integrantes. Solo hay que ver, su increíble dote con las infusiones.

Tomé otro sorbo, esta vez el sabor tornó en un carácter más maduro, lo que lo hizo aún mas exquisito si es que eso fuera posible.

Sonrié con malicia.

-Muy confiado al tomar té de un desconocido. Sus excelentes modales pueden traerle una excelente muerte. Pero bueno, da gracias a que soy una persona agradable que no causa incidentes...de vez en cuando.

Tomé un sorbo de nuevo.

-Los renegados yasgeniods no presentan un rechazo total ante el reino oficial, simplemente están en desacuerdo con él y forman una alternativa. No se preocupe por ellos, no serán hostiles, incluso puede que cooperen si se les ofrecen las razones adecuadas.

Dejé la taza sobre la mesa.

Tomé un largo trago de té, y dejé la taza sobre la mesa.

En nuestra misión como Yasgeniods, es primordial conservar nuestra estirpe, y hay que tener en cuenta que son numerosos los brujos y hechiceros que no apoyan nuestra existencia.

Esto me lleva a pensar que tendremos futuras conversaciones que como tal, nos serán fructíferas para ambos.

Así mismo y si así lo quisieran los renegados, se podría preparar una audiencia en cualquier momento para tratar los temas que les acontezcan.

Agradezco mucho su visita, ¿puedo ayudarle en algo más?

Me llevé la mano a la cabeza y miré al techo.

-No, creo que será suficiente. Muchas gracias.

Entonces le miré a los ojos.

-Pero no se fíe de nada. Los sucesos tormentosos que se avecinan son turbios y caóticos, no se debería tomar un paso en falso.

Me levanté y dejé las tazas sobre la mesa.

-Puede quedárselas, considérelo un regalo.

Sonreí.

Me quedé realmente impresionado por la cortesía que había mostrado, y estuve después de esto repitiendo en mi cabeza las palabras de Aral...

"Pero no se fíe de nada. Los sucesos tormentosos que se avecinan son turbios y caóticos, no se debería tomar un paso en falso."

Las tazas de té eran de una calidad increíble y me sentí muy afortunado por tal regalo.

Aral Letsop.... nos volveremos a ver... lo sé.