Melodía nocturna(Libre)

OFF: La canción https://www.youtube.com/watch?v=H7BRpmbfPk0


Los cuidados dedos se deslizaban sobre las teclas del piano,haciendo que una suave y algo melancólica melodía empezara a expandirse entre un extraño silencio.Las puertas estaban abiertas,y todos los pasillos vacíos del castillo se deleitaban y hacían eco de la envolvente melodía.Por las ventanas se filtraba una suave y agradable brisa que mecía las cortinas blancas,como si danzaran al son de la música.La noche daba colores azulados al interior de la inmensa sala,haciendo mas mágico el momento.

Mi cuerpo,bastante sereno,seguía el recorrido de las teclas y el ritmo de la música.Estaba claro que sentía aquello que interpretaba,e incluso acariciaba cada nota con el espíritu.

Sola,en aquel vacío,frío e inmenso castillo,yo era la única que podía deleitarme de aquella hermosa melodía.

Una figura solitaria caminaba por los pasillos de aquel tétrico y macabro castillo. Suaves pasos, ligeros como la más blanca de las plumas, elegantes, hipnóticos cual canción. El único sonido que se escuchaba eran unas pocas brisas mecer los negros cabellos del chico, y una suave melodía de piano, no muy lejana, que resonaba por todo el castillo cual eco desesperado interminable. Buscando ese foco, se perdió en sus recuerdos, mientras su cuerpo, siguiendo la música, seguía caminando en busca del origen.

Cada paso quedaba acorde al latido del corazón, un corazón mermado ya, que, pese a encontrarse en una calma similar a el suave mecer de las olas bajo la luna, tambores resonaban en lo profundo, amenazando con romper aquella calma y convertirla en una marea descontrolada. Pasaron los eternos segundos, dejándose llevar por aquella melodía, empezando suavemente a deslizarse en pasos gráciles, dignos del más ágil de los felinos.

Casi por instinto, llevado por el placer que inundaba sus oídos, fuegos de color negro, brillando con una intensa luz rojiza, acompañaban su baile, dejando la escena en un suave compás cálido y elegante, hasta que en un momento todo cesó. Dejó de bailar y las llamas se apagaron, cuando el sonido se hizo lo bastante fuerte como para decir que había llegado al origen: en una pequeña estancia, había una chica, tocando el piano, al compás de blancas cortinas. Empezó a caminar dentro de la estancia, sin hacer acto de presencia, sin interrumpir a la joven, recostándose al lado de la pared, observando y deleitándose con la melodía.

Pronto la nueva esencia hizo acto de presencia,acudiendo a la llamada de la melancólica melodía,atravesando puertas,ventanas,pasillos y pisos...hasta topar con la sala del tesoro.
Los dedos empezaron a deslizarse con más lentitud,aunque con la misma gracia que en su origen,y las notas fueron perdiendo intensidad,pues la canción llegaba a su fin.

Largo,sin duda,debe haber sido el camino que habéis recorrido hasta llegar aquí..así como vuestra fuerza para entrar sin problemas en esta torre. Decidme...pues,¿qué os ha hecho llegar aquí?-preguntaba mi voz con suavidad,con los ojos cerrados mientras terminaba de tocar la canción.

La sala empezó a iluminarse con velas que teñían todo de azul,y lo hacían de forma lenta,para no alertar al nuevo visitante.

Pronto había sido descubierto, más de lo anticipado, más no se podía ocultar aquel deseo por la melodía, encarnado en simples pero profundos gestos, revelando el gusto por la música. Fue sensacional el momento en que la intensidad de las notas, así como la velocidad con la que eran tocadas, iba decreciendo, aún manteniendo su gracia inicial. La joven habló, aún sin abrir sus ojos, con una voz suave, dulce y melódica, acorde con el piano, mientras poco a poco, velas se iluminaban, tiñendo de un azul celeste tenue la habitación, una calidez tétricamente agradable.

Abriendo lentamente la boca, se soltó del suave abrazo de la fría piedra de la pared, quedándose de pie, dando un par de calmos pasos hacia la chica y el piano, respondiendo en un tono similar, aunque más apagado.- No ha sido otro que el azar el que ha traído mi presencia aquí, mas debo admitir que la gracia con la que tocais el piano es sublime. Me halaga que mostréis un cumplido hacia mi persona, mas no soy el tipo de individuo que se deja embaucar por los mismos. Decidme, ¿Cual es vuestra razón para permanecer en esta torre?- preguntó el chico tras su pequeño discurso inicial, el cual sin duda le había costado, almenos las primeras palabras, hasta que cogió el hilo de su propia voz para proseguirlas, calmándose. Una gota de sudor recorrió el lado derecho de su rostro, deslizándose suave por su mejilla, hasta empezar a caer hasta el suelo, mas tiempo no tuvo, pues se vio evaporada.

Esbocé una sonrisa malévola,mas propia de mi,sin embargo luego sel calmo un poco,pasando a ser una misteriosa.No se podía saber que pensamientos cruzaban en mi mente en aquel momento.

Agradezco de igual modo los suyos,y hacéis bien en no dejaros persuadir por ellos,pero podéis estar seguro de que no es esa la manera en la que yo os conseguiría persuadir. La sutileza también es un don..-dije al fin abriendo los ojos,y mirando directamente a los suyos.Ambos compartíamos un color similar o muy próximo de iris.

¿Qué me retiene aquí,decís?..Bueno,sin duda el anhelo de poder y sabiduría,así como unos hermosos ojos violáceos..-dije sin dar más explicación alguna.
¿Y vos..habéis venido a derrotarme y tomar el trono?-dije esbozando una falsa sonrisa.

Desde luego, cada palabra que la chica emulaba causaba cierta gracia, gracia que reservaba para mi conciencia tranquila y serena, observando cada movimiento. Finalmente, abrió los ojos, intercambiando miradas, mientras se generaba un intercambio calmo de palabras, que, tal vez, se acabarían convirtiendo en uno de los nueve infiernos.

- No tengo porque derrotar a nadie. Si fuese esa mi intención, no me habría expuesto así sin más y no habría habido charla.. habría sido todo una catástrofe, algo en lo que creo que coincidimos.- añadí como respuesta a su pregunta, momento en que dejaría caer los brazos en suspensión y arqueando un poco la espalda, esbozando una falsa sonrisa, tras lo que diría:- Sin embargo, si es una lucha lo que queréis, no os decepcionaré. El ansia de poder lleva a la destrucción.

Poco a poco se empezaría a notar como la magia empezaría a fluir cada vez con más intensidad, y no solo por mi persona. Sin duda, esa sed de batalla, ese instinto que te lleva al combate, una sed sangrienta que anhela la destrucción, sería algo que ambos sentiríamos. Ya era cuestión de hasta donde se llevaba ese instinto. Si quería un combate, le daría uno que no olvidaría..

Oh..para nada,para nada-dije apareciendo de forma instantánea a su lado.Apoyé mi mano en su hombro,dando dos pequeños toques en el,y empecé a caminar en dirección contraria a él.

Solo es mi deber preguntaros,ya sabes..,pero si no habéis venido a eso,¿pensáis quedaros?Porque debo reconocer que ha sido un inicio un tanto extraño-dije dando media vuelta y mirándole con sonrisa satisfecha.

Dudaba que el no tuviera la intención inicial de luchar,pero si en verdad quería,debería darme una buena razón para seguirle.Quería saber que intenciones tenía.

-Soy una criatura curiosa, aparezco por estos lares de vez en cuando, para ver que cambia. Nada me ata a ningún lugar, ni a nadie, soy lo que los humanos llaman un espíritu libre.- Respondí, respondiendo la sonrisa de satisfacción, mientras, con la mano ya en la empuñadura de la espada, empezaba a desenvainar:- Sin embargo.. algo me dice que debo medir mi fuerza contigo- añadí, mientras situaba la pierna derecha por detrás de la izquierda, agazapándome un poco - Me he expuesto porque es deshonroso atacar por sorpresa.

En ese momento, el ojo azul por el que podía ver se iluminaría, adquiriendo una tonalidad celeste, al igual que mi mente ya preparaba varias tácticas orientadas a la defensiva. Ya sabía que ella era capaz de teleportarse, lo que implicaba una facilidad para esquivar ataques asombrosa. Lo primero, era intentar averiguar a que distancia era capaz de teleportarse y con qué rapidez, para poder pensar una contramedida efectiva. Una vez ya desenvainada la espada, apuntando con la punta de la hoja hacia ella, añado finalmente:- Dad el primer golpe. Si bien estaba especializado en combate, algo tenía por seguro: Fuera cual fuese el ángulo por el que me atacase, habría respuesta, pues no hay ángulo muerto.Y, aunque me pudiese considerar poderoso, debía ser precavido, no podía ir a la ligera. Aunque en esos momentos, la sed de combate ayudaba a paliar la sensación de timidez.

Una sonrisa siniestra se dibujo en mi rostro,y sin el mínimo esfuerzo,esquivé con sutil gracia la espada del nuevo huésped.Tras eso reaparecí tras el.

Pensaba que ya habías entendido que no voy a pelear contra ti,pequeño muchacho..-dije llevando una mano a mi cintura.Nunca le he visto motivos a las batallas sin razones,y tampoco a las batallas ya de por si.¿Pero sabes qué?Si lo que buscas es descargarte un rato,sal ahí fuera y busca a cualquier descerebrado.Tengo cosas mejores que hacer,sin duda..-dije aún sonriendo.

Créeme,no querrás tener pesadillas..-añadí,y en ese último instante,todas las velas se apagaron a la vez,quedando la sala por completo a oscuras.

-Lo siento, pero conozco ese juego bastante bien. No soy propenso a dar el primer golpe.- Dije, guardando de nuevo la espada, pero en cambio, todas las velas volvieron a prender, esta vez con llamas rojas, por fruto de mi voluntad. Eran llamas agresivas, belicosas, deseosas de arder con fuerza, y emitían un calor que quedaba más allá de cualquier fuego normal, todo eso mientras la miraba de reojo, volviendo a una postura relajada, y soltando un pequeño "tsch".

- Si quisiera encontrar a un descerebrado, no habría venido aquí. No busco destrozar cabezas de descerebrados, eso lo hago más a menudo de lo que me gusta admitir. Busco a alguien fuerte, alguien con quien medir mis propias capacidades, conocer mis debilidades y a la vez ampliar el abanico de posibilidades que ofrece la magia... creo que en ese último punto estarás de acuerdo conmigo.. esto..¿ cual es tu nombre?- formulé la pregunta, llevándome una mano a la nuca y rascándome un poco, mientras me encaraba a ella y me caía una gota de sudor por el lado derecho del rostro, a lo que añadía.- Puedes llamarme "Ar".

Empecé a caminar alrededor de ella, despacio, casi sin darle importancia al ritmo de los pasos o a la distancia que me encontraba respecto a ella. Eran cosas que, cuando había la tensión del momento, se ignoraban de un modo "automático", hasta que, en la segunda vuelta, quedándome a su espalda, empecé a caminar en dirección contraria hacia la que estaba mirando (por decirlo asi, si ella mira adelante, yo voy atrás), llegando hasta la ventana, y apoyándome en ésta, mirando la luz de las estrellas y el mecer del viento hacia las blancas cortinas, ahora con un tono rosado rojizo, gracias a las velas encendidas por mis llamas. - Siempre podemos quedarnos y charlar. Yo opino que siempre es bueno mejorar las habilidades que uno posee, o ampliar el abanico de éstas.

OFF: Siento la tardanza



ON: Y eso es posible sin necesidad de aparecer en un reino en busca de pelea,pero bueno,ya que insistes tanto..te daré eso que tanto ansías,muchacho aventurero..-dije dando media vuelta cruzada de brazos,y sonriendo con picardía.


Bueno bueno..mi nombre¿eh?Yo soy Neliel,el alto cargo aquí,al menos por ahora..Y por cierto,Ar me parece un mote un tanto insignificante para una persona,puede que yo decida llamarte de una nueva forma,¿qué te parece?-dije acercándome a el sin miedo,ni despacio ni deprisa.

Nuestra piel se teñía con tonos cálidos debido al fuego que prendía de todas las velas de la sala.Parecía que la estancia había tomado un carácter mas bien demoníaco.


Puede que te llame..no lo se,¿qué tal Aoi?Bueno..aún está en periodo de pruebas,no temas..
Empecemos entonces-dije esperando su ataque.-Porque si quieres pelear,tu empezaras todo.

Actos inesperados llevan a situaciones desesperadas. O eso dicen. O tal vez solo es una frase estúpida de un hombre estúpido. ¿O todo a la vez? En esos momentos daba igual, por fin llegaba el momento tenso, el cúlmen de toda aquella cháchara sin sentido. Escuchaba con educación las palabras de Neliel, al menos hasta que me llamó "Aoi", azul, un tanto curioso.

- Un apodo un tanto curioso para alguien que maneja las llamas, ¿no crees? Bueno.. si insistes en que yo dé el primer golpe.. - Dije, dando unos pasos hacia atrás, tomando una distancia prudencial, mientras volvía a tener la espada en mano. En ese momento, suavemente empezaba a acariciar la hoja de ésta, añadiendo: - Ésta pequeña ha probado la sangre de muchos, espero que pueda disfrutar de la tuya más de una vez..- repitiendo la bajada de tono. Las caricias, como se podían suponer, imbuían mágicamente dicha arma, alzando el brazo derecho sosteniendo la espada en horizontal, momento en que una severa (casi abusiva) cantidad de fuego aparecía de la propia hoja, sacudiendo las cortinas y quemándolas, llenando la sala de un color carmesí buscador de sangre.

-Te presento a mi pequeña- Dije, para, dando un tajo descendiente vertical, liberar tal cantidad de fuego hacia ella, llamas suficientes para no dejar posibilidad de escapatoria frontalmente.. aunque siempre se podía ir hacia atrás buscando la seguridad de un cuello de botella que era la puerta. Y sabiendo esa posibilidad, no la iba a permitir, ni soñándolo. Alzando casi sin verse (no solo por tener una masa ingente de llamas delante y algo mas de lo que preocuparse) el tobillo derecho, ahí vendría una de las jugarretas más divertidas de manejar el fuego a placer:

un suave estallido en el mismo sería usado para mi impulso por su flanco derecho, moviéndome con la mayor elegancia posible: había que sorprender a la damisela.Si bien yo no tenía demasiado aguante físico, mi cuerpo tardaría mucho más en cansarse si usaba el propio fuego como método de impulso. Dando el impulso, me pondría casi a la par que la propia marea de fuego, dando un suave golpe al aire con la espada, la cual ya se preparaba para el siguiente golpe...
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Off Rol: Lamento yo también el retraso

Un magnífico espectáculo llameante,sin duda,aun que innecesario,para mi gusto..-dije con un semblante bastante tranquilo,y en el segundo anterior a que las llamas me alcanzasen y carbonizaran mi cuerpo,desaparecí.

De repente,la rojiza sala pudo escuchar la voz suave y firme de la bruja por todos sus rincones,a pesar de que físicamente era indetectable.

¿Qué te parece?El destino a querido unir hoy a dos personas totalmente opuestas,¿no crees?A decir verdad nunca me ha gustado el fuego..puesto que el hielo,me parece mucho mas abrasador..-dije materializándome justo encima de el,y descargando un fuerte golpe con la espada que le impedía tener tiempo para lanzarme otras llamas como las anteriores. Mi espada parecía bastante contraria a la suya,pues estaba totalmente decorada con tonos fríos y lucía de forma mas azulada.

En el instante brotes y grandes columnas de hielo empezaron a surgir del suelo en el que el se encontraba,igualando en la sala la cantidad de hielo y fuego.Esto sería interesante sin duda.

Probar mi sangre es un honor que no espero permitirte.Y ahora te presento a la mía-dije lanzando finalmente el golpe.

Hmph, un desafío interesante. Hacía mucho tiempo, más del que me veía capaz de recordar, que nadie me daba un buen combate. Aunque demostraba la joven Neliel una serie de actos imprudentes que tendrían consecuencias. El primero de ellos era mostrar sus facultades. Por ahora ya me ha demostrado que es capaz de provocarse una alteración fásica y pasar temporalmente a otro plano para rematerializarse. Curioso. Y hablar del hielo delataba.

- Tal vez el hielo pueda ser abrasador, sin embargo no posee la pasión de las vivas llamas- Añadiría velozmente mientras daba un choque de palmas, causando que aparecieran varios círculos mágicos a mi alrededor, de los cuales empezó a emerger un torrente abrasador, infernal, y muy vivo. No bastaba para llenar la gran sala, pero sí para disuadir el ataque de Neliel.. o esa era la intención, almenos hasta que aparecieron las columnas de hielo por toda la sala. Por supuesto, a la que una se acercaba al "puercoespín" de llamas se fundía casi al momento, pero eso no impedía que un tono violáceo inundase la sala en aquel momento.

Sin embargo el puercoespín era solo una medida disuasoria/defensiva, no estaba creado para atacar, pero si para mantener a raya a los atacantes; la verdadera jugada consistía en la propia dispersión de las llamas: cuanto más terreno abarcasen mejor, y cuantos más obstáculos, también. Una de las propiedades del fuego es que si no tiene espacio para abarcar y ensancharse cubrirá el terreno necesario para poder manifestarse plenamente; así una llama de 10 metros de largo en una sala de 5 tendrá que salir fuera para cubrir los otros 5 metros. Una interesante teoría acerca del fuego.

Repitiendo el mismo gesto de antes, alzaría el talón derecho para impulsarme y alejarme un poco, mientras el puercoespín, en lugar de disiparse y desaparecer, se desplazaba al compás de los dedos índice, formando serpenteantes formas que cual criaturas espectrales se abalanzaban a mi alrededor. - No es buena idea mostrar todo lo que sabes hacer, preciosa, sino las sorpresas no tienen gracia- gritaría. En esos momentos la adrenalina del combate ya me llenaba, no había lugar para la duda.