Reencuentro Draconiano:

Ella había comenzado a acercarse lentamente a mi, podía sentirla cerca, podía percibir su olor y podía notar su aura. Empezaba a sentirme turbado por las sensaciones que recorrían mi cuerpo desde la cabeza a los pies, a punto estuve en decirle que se apartara e incluso levantarme y salir de la habitación, pero nada de eso sucedió. Me quedé sentado en la cama y ella apoyó su cabeza en mi hombro y sentí un escalofrío, aquello era demasiado y empezaba a sentir calor por lo cual me desabroché el cuello del traje, me faltaba aire.
Antes había dicho que suponía que sí a la pregunta de si podríamos amar a dos personas en vez de una, ambos nos encontrábamos en una situación similar, hombre o mujer ¿que importaba?.

-¿Pereza?, no, no es eso.... Respondí dubitativo, normalmente no me sentía tan desconcertado en presencia de una mujer. Exceptuando aquella ocasión con la propia Angeline y Subhi. -Lys... sigo pensando que esto no está bien.- Le dije mirándola a la cara cuando ella se sentó a mi lado sobre el borde de la cama.

-Esto no puede o estar bien, ¿o sí?.-

Lentamente llevé mi mano a la mejilla de Lysandra y se la acaricié mientras la miraba a los ojos fijamente, acerqué el rostro al suyo y finalmente busqué sus labios para besárselos con deseo.

Cuando me apoyé en su hombro, Axel empezó a ponerse algo nervioso, se notó porque se desabrochó el primer botón de la camisa, inquieto, como si le faltase el aire. Se percibió una nota de duda en el tono de su voz cuando volvió a hablar y me dijo que esto no podría estar bien...¿no? ¿No lo estaba? La verdad es que Angeline me dijo que podía pasar algo...que me lo permitía, aunque me diese un poco de miedo alejarme de ella y nuestra bonita relación.

Al sentarme a su lado, el volvió su rostro hacia mí y un segundo después, su mano estaba tomando mi mejilla con una caricia, haciendo que fijase mi mirada en la suya, a medida que su rostro se iba acercando, creo que supe finalmente lo que ambos estábamos buscando. Cerré los ojos y relajé el rostro, sintiendo como mi corazón se aceleraba estrepitosamente y mi respiración con él, hasta que sus labios entraron en contacto con los míos con intensidad. En aquel instante todo lo demás se paró y mis sentidos se concentraron de golpe en un solo punto.

Sus labios eran un poco finos y quizás menos suaves, pero a medida que nos besábamos se volvieron dulces y tiernos, y se empezaron a suavizar debido a la humedad que se generaba entre ambos.

Levanté una mano que tenía apoyada en el cómodo colchón de plumas, que nos aguantaba a ambos, hasta su hombro, y la dejé ahí, ejerciendo una ligera presión. Me dejé llevar por el momento y la temperatura de mi cuerpo fue ascendiendo hasta mis mejillas. Ambos nos habíamos dejado vencer por los impulsos.

Cuando nos separamos, lentamente, le miré durante un segundo y luego bajé la mirada, inclinando la cabeza hacia abajo, roja de la vergüenza al no saber qué estaría pensando él.

-N-no sé... ¿a ti te pare que estemos haciendo algo malo?

Recibí sus labios con agrado y luego ella puso su mano sobre mi hombro mientras nos dejábamos llevar por el momento. Ambos lo sentíamos y también ambos estábamos disfrutando. Durante unos minutos permanecimos besándonos el uno al otro hasta que finalmente nuestros labios se separaron y después nuestros cuerpos.
Nos miramos el uno a otro y nos sentimos ligeramente avergonzados sin saber bien el motivo, a pesar de todo podía sentir el calor que inundaba mi cuerpo y sabía que ella se encontraba en la misma situación.

-No..., no lo creo, lo que siento, lo que tú sientes no puede ser algo malo.- Le respondí en un murmullo antes de volver a inclinarme sobre ella y besarla, esta vez la tomé por la cintura con mis dos brazos y la estreché con fuerza.

Después de un rato separé los labios de nuevo y la miré, acaricié su pelo y le dije:

-Eres la primera uroba por la que siento lo que estoy sintiendo ahora Lys.- Respiraba muy rápido y me sentía muy acalorado. -¿De que mundo habéis surgido Lys?, ¿donde os escondíais de mi?.-

Volví a besar sus labios con pasión.

Axel negó con un murmullo toda maldad en nuestros actos y sentimientos que habían surgido tan repentinamente. Sin esperar mucho más, el uroba me rodeó con sus brazos fuertes y me atrajo hacia él para besarme de nuevo.

Con una mano acaricié su espalda y con la otra mano le sujeté por la cabeza enredando mis dedos en su pelo, cerca de su oreja. Mi corazón seguía latiendo nervioso. Nuestros labios se registraban el uno al otro y le seguí besando por las comisuras y recorriendo su contorno. La piel de sus rostro se sentía áspera por los años de repetir un afeitado apurado pero a su vez me parecía tremendamente suave para ser un hombre.

Tras un momento así, Axel se aparó y me acarició los cabellos con dulzura con su amplia mano, mientras su frente empezaba a brillar por el sudor y su respiración se volvía muy audible.

-Tú también eres el primer uroba por el que siento algo así, Axel, sólo que a diferencia de ti, me imagino que tu habrás podido conocer a muchos más miembros de nuestra raza...

Me quedé en silencio debido a su pregunta y, con la punta de los dedos, le cogí por el cuello de la camisa de color rojo, acercándolo a mi de nuevo:

-Estaba esperando a encontrarme con alguien como tú. -dije con voz sensual.

Entonces el me besó con pasión, dando un buen recibimiento a mis palabras. Cuando encontré un hueco entre su labio superior e inferior, abrí mi boca ligeramente, relajando la lengua hacia fuera y encontrándome con la suya en una húmeda caricia, mezclando mi saliva con la suya.

OFF: Debido a las circunstancias actuales de este hilo y en este momento, Lysandra y Axel pasan a la zona +18 para regresar y continuar con este hilo posteriormente. Próximamente en "Reencuentro Draconiano": nuevas vicisitudes y situaciones entre dos urobas jóvenes. No cambien de canal.

OFF: Regresamos de nuevo a escena procedentes de la zona +18


Cuando todo hubo terminado, Lysandra de colocó de lado y luego se acurrucó contra mi, juntos vimos el amanecer a través de las ventanas de la habitación. La luz surgió del horizonte y se extendió sobre el mar alcanzando la playa, luego tocó los edificios y finalmente entró en la habitación. Permanecimos ambos completamente en silencio, roodeé su cintura con mi brazo y acerqué el rostro contra su pelo, su fragancia me reconfortó mientras nuestros cuerpos se relajaban por completo y volvían a su temperatura normal.

-Yo también te quiero Lys.- Respondí en un murmullo, envuelto en el sopor. Y finalmente los parpados se cerraron por completo y me quedé dormido.

Desperté abrazado al menudo cuerpo de Lysandra, ambos estábamos entrelazados sobre las sábanas y el contacto con su piel era maravilloso. Sentía su respiración acompasada y los latidos de su corazón tenues sobre mi pecho. Acerqué mi rostro a su pelo y aspiré su olor de nuevo, hacer aquello me encantaba, tan fragante y tan suave. ¿Cuanto tiempo habíamos dormido?, pensé mientras miraba con los ojos sin moverme en todas las direcciones para intentar adivinar de manera infructuosa que hora del día podía ser. Al mirar al exterior todo lo que podía desde el lecho, deduje que el sol estaba ya descendiendo y que probablemente sería bien entrada la tarde.

No me apetecía levantarme ni tan siquiera moverme ni un ápice para no despertar a Lysandra. Podría quedarme así con ella eternamente y olvidarme del mundo, de querras, ambiciones y aventuras. Tan solo ella y yo juntos en este cuarto por siempre. Acaricié su pelo con ternura mientras propinaba un beso sobre su pelo.
Y sin embargo tendríamos que levantarnos.....

Cerré los ojos cuando ambos nos acomodamos sobre las dos pequeñas camas que había juntado horas antes para poder estar juntos y, un segundo antes de que cayese sumida en un profundo sueño entre los cálidos brazos del uroba, escuché su voz en la lejanía diciendo que también me quería.

No sé cuántas horas habían pasado desde que me quedé dormida, pero los rayos anaranjados del sol empezaron a molestarme y me vi forzada a abrir los párpados lentamente. Me froté los ojos con una mano, con la cara aún apoyada en el pecho de Axel. Luego me separé un poco para comprobar si estaba dormido o no y resultó estar con los ojos abiertos y con la mirada perdida en alguna parte.

-Hola...-dije, arrastrando la palabra mientras me estiraba a si lado, desperezándome tras haberme quedado con todo el cuerpo encogido, acoplado al suyo, ambos cubiertos únicamente por las sábanas de las camas.
Aunque las noches en la isla de La Torre del Fin eran frescas, el calor que me había transferido me había hecho olvidar aquel dato por completo.

Miré hacia la ventana para comprobando la altura del sol y le pregunté:

-Uhmmm...¿sabes qué hora es? -Aunque me sentía totalmente descansada, ttenía un despertar muy perezoso y me costaba pensar que tendría que levantarme de aquel lecho suave y cómodo, además de dejar de estar con una agradable acompañante.

Noté como ella se despertaba encogida contra mi y comenzaba a desperezarse frotando sus ojos con su mano. -Hola mi cielo, ¿has dormido bien?- Le pregunté respondiendo a su saludo y aguardé a que terminara de desperezarse en completo silencio y quietud.

Ella miró hacia la ventana y luego se volvió para preguntarme por la hora del día, al igual que yo estaba desorientada por completo, también ella había descansado por completo de nuestra reciente noche íntima. -Es la tarde, probablemente oscurezca dentro de unas horas, pero no estoy seguro del día.- La miré a los ojos con una sonrisa en los labios y luego me incliné para besar los suyos largo y tendido.

-Creo que será mejor que nos levantemos, al menos para bajar al comedor y cenar,- le sugerí cuando me separé de sus labios, -¿o prefieres que nos suban la cena aquí?.- Pregunté acariciando sus cabellos.

En cualquier caso lo mejor sería que me lavara y vistiera para atender cualquiera de las dos opciones y eso hice. Me levanté desnudo del lecho, previamente de cubrir con la sábana a Lysandra y me dirigí al cuarto del servicio para asearme un poco.

-Si, jejeje, he dormido muy bien...¿y tú?-le respondí con una amplia sonrisa al volverme hacia el uroba, que me respondió con una bonita sonrisa dibujando sus labios.

Se acercó un poco más y me regaló un tierno y prolongado beso de "buenos días" que correspondí con un suspiro. Luego me empezó a tocar el pelo cuando volvió a hablarme. Ronroneé como una pequeña gatita, satisfecha por su buen humor nada más despertar. Esperaba que el resto del día continuase con buen pie. Había sido una noche apasionante y llena de desenfreno, pero lo que estaba claro desde el principio es que no iba a durar para siempre y habría que comenzar el entrenamiento tarde o temprano.

Axel se levantó de la cama y yo me incorporé, con las mejillas sonrojadas, observando su perfecto trasero desnudo hasta que cerró la puerta del aseo tras de sí. Me incorporé del todo hasta quedar sentada con las piernas cruzadas y mirando hacia la puerta para contestarle en voz alta:

-Mejor nos arreglamos y bajamos a comer algo...¿no? Ya llevamos muchas horas aquí encerrados, quizá el personal está preocupado por nosotros. -dije con una sonora carcajada.

Me levanté, y dejando la sábana con la que me había tapado sobre las camas, hecha un montón. Me quedé mirándome en un espejo de cuerpo entero que había en una esquina y me adecenté los cabellos que se me habían revuelto y enredado con todo el movimiento que habíamos tenido. Mientras esperaba a que saliese, me pasé los dedos entre ellos para desenredarme y despegar los que se habían apelmazado a causa del sudor, dejando mi mente relajada divagar por recuerdos lejanos.

-Me parece buena idea, de todas formas ya queda día para empezar a entrenarte...- Guarde una pausa y sonreí mirándome al espejo, -al menos con el entrenamiento diurno. En el nocturno no necesitas tutorías, pero no veo inconveniente en realizar mas prácticas.- Respondí divertido mientras me lavaba las manos y el rostro con el agua limpia y fresca de la enorme jarra del cuarto.

Despacio pero sin pausa me fui aseando por completo para luego poder vestirme y bajar con Lysandra a cenar, luego supuse que querría dar un paseo por el asentamiento, muy probablemente cuando estuviéramos de regreso querría de nuevo juegos de cama, pues no habíamos separado las dos camas de la habitación, ni tampoco teníamos intención de hacerlo.
De todas formas me había propuesto no centrarme tanto en gozar con Lysandra y empezar con el entrenamiento de una vez por todas. Era consciente de en el fondo deseaba tenerla todo el tiempo posible, pero teníamos mas obligaciones y debíamos aprovechar al máximo el tiempo en este lugar. Cuando ella se uniera a nuestras filas ya tendríamos tiempo de sobra para estar juntos.

-¡ Listo !, todo tuyo el cuarto.- Comenté alegre al salir del cuarto de servicio y encontrar a Lysandra de pie, desnuda, contemplando su reflejo en el gran espejo de la habitación.

Era una chica esbelta, de cintura estrecha y pechos pequeños que encajaban muy bien con su estatura media. Aunque había conocido a muchas jóvenes y mujeres con las que Lysandra no podría competir solamente en belleza, no estaba nada mal. Cualquier hombre la haría objeto de su deseo fácilmente y muchos estarían mas que dispuestos a pretenderla. En el fondo así era como me gustaban las mujeres: bonitas pero no demasiado bellas, pues las beldades causaban demasiados sufrimientos y problemas a la larga.
Me acerqué lentamente a ella por su espalda y cuando estuve a su altura le rodee la cintura con mis brazos:

-Asea, peina y vístete tranquila, hay tiempo de sobra. Bajaremos a cenar y luego daremos un paseo, ¿te parece bien?.- Le pregunté mientras apoyaba mi cabeza contra la suya mirando nuestro reflejo en el espejo, luego besé su mejilla. Sentía la necesidad de llevarla al lecho y volver a tomarla, pero era necesario contenerse. -¡ venga !, yo mientras tanto me vestiré.-

Cuando se hubo dirigido al cuarto de servicio, me dirigí a las camas y busqué mis ropas que estaban sembradas por el suelo del cuarto para comenzar a vestirme. Tranquilamente me fui vistiendo, la ropa interior, los pantalones, la camisa, deseché la armadura ligera y solo portaría la espada. Estaría mas cómodo para la noche. Luego me volví a la mesita del extremo del cuarto y vi sobre ella la capa doblada, el sombrero y la prenda de Neliel, aquello me hizo sentir una punzada de dolor. Tenía que decírselo a Neliel, aunque ella no lo entendería ni lo aceptaría como Lysandra, de todas formas tenía que decírselo. Tomé la prenda y la doble cuidadosamente y la guardé en uno de los pliegues de mi cinturón. No encontraba apropiado seguir llevándola encima mientras estaba y yacía con Lysandra.

-Estoy seguro que los criados de la taberna no deben de estar muy preocupados por nosotros Lys.... Creo que todo lo contrario después de la noche que les hemos dado.- Comenté en voz alta para que Lys y probablemente alguien mas del edificio lo escuchara, como seguramente habían escuchado todo lo demás.

Me estaba mirando la cara en el espejo en aquel momento cuando me puse como un tomate, al escucharle decir que no necesitaba más "entrenamiento nocturno", pero que aún así no le importaba que se repitiese en más ocasiones. Entonces me imaginé a los dos dándolos calor mutuo cada noche y se me puso la piel de gallina al recordar sus besos y las caricias que me había proporcionado en cada rincón de mi piel.

Mi imaginación traicionera se estaba recreando en Axel cuando éste salió del aseo, aún desnudo, y me dijo que podía pasar yo.

-Bueno, intentaré no tardar. -le respondí con un sonrisa tímida.

Me disponía a darme la vuelta pero me encontré con sus brazos rodeándome por detrás. Observamos los dos nuestro reflejo en silencio. Nuestras figuras se acoplaban perfectamente la una a la otra y podía sentir el calor que me transmitía. Me besó en la mejilla y yo cerré los ojos disfrutando del momento levantando las comisuras de la boca.

Me separé lentamente de él, le di un nuevo y rápido beso en la mejilla y me puse a recoger mis ropas como Axel, sorteando sus prendas que estaban también esparcidas por el suelo. Cuando encontré todo, doblé el vestido con cuidado, lo dejé sobre una silla y me fui al aseo cerrando la puerta tras de mi.

Lavé las partes más importantes a conciencia y cuando me sentí correctamente limpia me puse mi ropa de viaje, ya mi vestimenta habitual. El mono de cuero era bastante apropiado para cualquier tipo de actividad, aunque temía que se estropease con el entrenamiento por la isla.

Escuché lo que estaba diciendo Axel y cuando terminó, pasé a la habitación y le contesté:

-Uhmmmm...bueno...espero que no nos haya escuchado nadie, y si no ha sido el caso, al menos que no hagan ningún comentario...¡me moriría de la vergüenza!

Vi que él tenía ya la espada en la mano así que cogí yo la mía y me la colgué en la espalda, como la solía llevar. Me ajusté las correas y me acerqué a la entrada del cuarto, ya preparada para bajar a comer algo.

Cuando ella hubo terminado de asearse y vestirse con su ropa de viaje, apareció ante mi desde el cuarto de aseo y me comentó sobre la posibilidad de que nos pudiera haber escuchado alguien. No parecía preocupada ni avergonzada, mas bien parecía encontrar la idea un poquito divertida.
A mi no me importaba que los criados de la taberna nos hubieran oído en nuestra noche de amor, pero resultaría divertido ver como ellos intentaban ocultar lo que sabían y las expresiones de sus caras cuando intentaran disimularlo:

-Creo que nos han oído todos los criados de este edificio Lys, pero puedes estar tranquila pues no se atreverán a chismorrear nada por el asentamiento.- Respondí contemplando a Lysandra con una sonrisa de complicidad en el rostro. -A menos claro está que quieran ver destruidos sus hogares y a sus seres querido pasto de las llamas. Recuerda quienes somos.-

Me levanté y me acerqué a ella, luego le tomé sus manos con las mías y la besé de nuevo en los labios. Luego la tomé del brazo y le indiqué que me acompañara. Ambos nos dirigimos al comedor de la taberna nuevamente vacío de clientes tal y como se encontraba la primera vez que cenamos con él. Una vez que nos sentamos en torno a nuestra mesa, que ya estaba preparada para nuestra presencia, aparecieron los criados y el jefe de comedor. Este se acercó a nosotros y tras inclinarse en una reverencia nos preguntó si deseábamos cenar y siendo este el caso, que platos queríamos:

-Dejaré que sea mi amada quien decida lo que tomaremos esta noche.- Respondí al jefe de comedor si apartar la vista de los ojos de Lysandra, con una sonrisa en los labios y expresando sin palabras que todo estaba bien y que no tenía nada que temer o avergonzarse.

-jejeje -reí flojamente por su comentario, un tanto amenazador- Bueno...espero que no sea necesario llegar a eso. -le respondí con una sonrisa torcida.

Tras eso, Axel se acercó para tomarme ambas manos y besarme, en un gesto muy dulce, para luego tomarme por el brazo como tood un caballero y bajar ambos hacia el salón comedor. Volvía estar vacío, como la noche anterior. "¿Habrá pagado toda la posada?" pensé en la cantidad de dinero que podría tener el uroba ¿o simplemente había intimidado a todo el personal? También le veía capaz de hacer todo eso con tal de conseguir lo que desease.

Nos sentamos en la misma mesa que la otra vez, y cuando el hombre que se acercó a nosotros nos preguntó qué deseábamos cenar, y Axel respondió que decidiese su "amada". Eso hizo que me quisiese morir allí mismo, de la vergüenza, al pronunciar aquello delante de todos. Le di un pequeño puntapié en la espinilla cuando me miró, por debajo de la mesa de madera, sonriendo al que nos atendía como podía.

-Me gustaría algo de carne y huevos, leche templada para beber, y...algo de fruta y unas porciones de bizcocho, para luego.

Cuando se retiró, con una nueva reverencia, muy servicial, miré al uroba fijamente y le dije por lo bajo, desviando la mirada un momento:

-Quizá haya pedido mucha comida...pero la verdad es que estoy hambrienta.

Dí un pequeño respingo cuando su pie golpeó mi espinilla. Conseguí contener un pequeño gruñido que en parte era de aprobación y en parte desaprobación, pero mantuve la compostura y seguí mirando además de sonriendo a Lysandra. En el fondo aquella situación la encontraba profundamente divertida, era consciente de que en la posada los empleados sabían perfectamente lo que estaba pasando entre nosotros dos. Seguro que no los detalles mas personales, pero sí que no éramos un par de viajeros corrientes.
No era esa mi intención al venir a esta lugar, pero tampoco podía evitarlo ya:

-Bien pues sírvanos a ambos lo que ha pedido la señorita.- Le respondí al camarero después de que Lysandra hiciera su petición, cuando el criado se volvió a mi.

El criado se retiró servicial como siempre y Lys me comentó sobre su petición de cena:

-Si es lo que deseas cenar, pues esta bien.- Le respondí con gentileza. -¿Pero a que ha venido el puntapie?- Le pregunté divertido inclinandome ladeado hacia el lado de la pierna cuya espinilla había sufrido el daño.

-A estas alturas en la posada ya saben que nos acostamos, y de todas formas... a mi no me importan que lo sepan.-

Axel se removió ligeramente en su asiento cuando le golpeé bajo la mesa, pero supo aparentar una sonrisa como si nada. El camarero se retiró con cortesía para ordenar que se realizase mi pedido.

Apoyé los codos en la mesa, cubriéndome la boca con las manos mientras el uroba me contestaba. Parecía divertido por mi reacción anterior, y totalmente despreocupado por las circunstancias. Yo miré hacia otro lado, respondiendo con un refunfuño bajo:

-Porque...porque me has llamado "mi amada"... No hace falta que me llames así en público, me da mucha vergüenza.No tiene nada que ver con que sepan eso.

Pronuncié la última palabra de forma distinta, mirándole fijamente, tratando de hacerme entender. Sentí cómo mis mejillas se habían tornado ligeramente rojas.

Al tiempo se acercaron un par de mozos con platos limpios, cubiertos y una fuente llena de salchichas cocidas, bacon y huevos fritos. El otro sostenía una jarra de cristal con un líquido blanco y un par de vasos. En unos segundos teníamos toda la mesa dispuesta, y uno de ellos volvió a acercarse a nosotros dejando a un lado una fuente que contenía un par de generosas porciones de bizcocho de almendras acompañados por un montón de frutos rojos diversos. Tenerlos a su disposición debía costarles un dineral.

Lys apartó la mirada mientras refunfuñaba sobre lo que acababa de decirle al criado, escuché tranquilamente todo lo que dijo y antes de responderme me volví hacia un par de criados que traían toda la comida que habíamos pedido y también la bebida. Esperé pacientemente mientras distribuían todo sobre la mesa, colocando cada cosa en su lugar correspondiente, cuando terminaron uno de ellos se dirigió a mi:

-Si desean alguna cosa mas...-

-Sí, les avisaremos.- Respondí con una sonrisa de cortesía desinteresada, aunque quería que se alejaran lo mas pronto posible.

-Bien, antes de nada sírvete por favor, ¿agua?.- Pregunté a Lys tomando el asa de la jarra y acercándola a su vaso.

Sin esperar su respuesta vertí el líquido hasta llenar el vaso casi por completo y luego me serví a mi mismo agua, esperando a que ella terminara de tomar la comida que quisiera de las diversas fuentes. Cuando se había servido todo lo que quería apoyé los codos en la mesa alrededor a mi plato y crucé las manos apoyando la barbilla en la parte superior de las mismas:

-No tiene sentido que te avergüences por algo que a estas alturas ya resulta evidente.- Sonreí divertido. -A estas alturas ya todos en esta posada saben que nos acostamos juntos y... que hemos sido muy pródigos en el amor.- Añadí con una amigable risa.

-¿Y que importa que lo sepan?, ¿Te molesta que sepan que te quiero y deseo?.-

El uroba me sirvió agua en el vaso que tenía más próximo a mi plato, antes de que me diese tiempo a darle mi permiso.

-Vale, vale, ya me ha quedado claro que te da lo mismo que lo sepa todo el personal de la hospedería.-dije con una media sonrisa. Era difícil seguir molestándose cuando él le quitaba tanta importancia al asunto, con sus carcajadas y una sonrisa dibujándole los labios, mientras apoyaba.

Me sonrojé, bebí del vaso que me había llenado y me puse a cortar la carne. Pinché un trozo de cada cosa y me lo metí en la boca de una vez. En silencio, saboreé la comida, aunque tenía ganas de engullirlo todo rápidamente para saciarme, eso no era bueno para el bienestar de mi estómago.

-N-no, supongo que no me molesta...¿Podemos dejar el tema ya? -le respondí, haciendo una pausa- Bueno...¿qué vamos a hacer hoy?

Dije, dirigiéndole una mirada desaprobatoria.

Dejé que me respondiera y luego la acompañé en la cena, sirviéndome comida de las diferentes fuentes y por supuesto también agua fresca de la jarra. Durante un buen rato permanecimos en silencio almorzando, tal y como me acababa de decir, lo mejor era dejar correr el asunto, ya habían quedado claras nuestras posiciones y tampoco tenía importancia.

-Pues había pensado en inspeccionar la zona mientras paseamos, para así buscar un buen lugar donde entrenar.- Respondí a su pregunta cambiando de tema, tal y como ella quería: -A estas horas y después de la cena no apetece demasiado empezar a hacer ejercicio ni practicar con un arma.-

Tomé un par de lonchas de carne asada y las coloqué en el plato junto a la guarnición de papas fritas, empecé a cortarlas en trocitos mas pequeños sin pensar demasiado en lo que estaba haciendo ni en nada. El ambiente en el comedor de la posada era bastante tranquilo y los únicos sonidos que se escuchaban eran los sonidos de nuestra presencia en el comedor.

-Estás en buena forma física,- le dije divertido, pero luego me puse un poco serio para dar a entender que todo lo que tenía pensado y planeado sobre el entrenamiento era importante, me lo iba a tomar en serio y esperaba que ella también. No quería que nuestra relación influyera o perjudicara las sesiones: -He estado pensando sobre ello y creo que es demasiado evidente que la mejor opción para tí es enfatizar las técnicas de agilidad, para que puedas derrotar fácilmente a tus oponentes sin tener que recurrir a la fuerza. Eres rápida y ágil, creo que debemos trabajar en esas características tuyas.-

Dije todo eso y luego permanecí en silencio observándola con tranquilidad, esperando su opinión al respecto o quería decir alguna cosa.

Comimos los dos haciendo una pausa, dejando que poco a poco nos relajase el acto de comer, y cuando pasaron unos minutos Axel levantó la vista de su plato y respondió a mi última pregunta:

-Me parece una buena opción dadas las horas, sí. -Le contesté una vez hubo expuesto su propuesta para esta noche.

Siguió llevándose a la boca su parte de la cena y yo hice lo mismo, en silencio, mirándole entre bocado y bocado. Volvió a decir algo, primero con una sonrisa, bromeando, pero tras aquello se controló y cambió su tono de voz a algo un poquito más autoritario. Después de lo que habíamos pasado juntos, sabía que su fría y severa mirada se podía derretir fácilmente si intentaba jugar un poco sucio, pero yo no me consideraba de esa forma. Asentí mientras hablaba, intentando no sacar a relucir mis pensamientos.

-El maestro eres tú, Axel, así que supongo tendré que dejarme guiar por tu experiencia y tu ojo crítico. -dejé mi tenedor un momento y enderecé mi espalda, poniéndome seria durante aquel pequeño periodo de tiempo- Y si tu juzgas que lo mío es la velocidad y la agilidad haré lo que me digas.

Cogí mi vaso de agua y lo vacié en unos poco tragos, mientras mis hombros de relajaban y cambiaba mi actitud. La verdad es que llevaba un tiempo pensando que la fuerza no podía ser lo mío, pues no era muy grande y dudaba que a estas alturas y mi edad, fuese a desarrollarme más. Al menos tenía mi forma de dragón para compensarlo.

Sonreí dejando mi vaso en la mesa, lo llené de leche, dejé mi plato principal a un lado y tomé un trozo de aquel delicioso bizcocho.

Off: Para adelantar acontecimientos voy a hacer un poquito de metarol como te comenté y tú si quieres continua a partir de este post usando el mismo recurso si lo crees necesario.

Lysandra aceptó mi punta de vista sobre como deberían de desarrollarse el entrenamiento en aquel lugar y cual debería de ser el enfoque a su preparación. Si ella estaba de acuerdo facilitaba mucho las cosas. Después de aquello decidí no insistir mas sobre el tema y continuamos cenando con total tranquilidad en aquel comedor, solos los dos, manteniendo una conversación de temas sin importancia sobre el mundo. Cuando atacábamos el postre decidí contarle a Lys algunas de las anécdotas que había vivido en mis viajes y ella las escuchó con interés, formulando preguntas cuando era necesario, pero siempre mostrándose como la perfecta oyente.

Tras terminar la cena ambos nos pusimos nuestras prendas de abrigo, pues en el exterior había anochecido y el frío de la brisa oceánica recorría cada recoveco de aquella islas, para dar un largo paseo nocturno en el que no fuimos importunados por nadie y apenas nos dijimos nada. Simplemente caminábamos en silencio cogidos de la mano.
Descubrímos un lugar apartado cerca de unos acantilados que resultaba especialmente idóneo y así se lo expresé a Lysandra antes de regresar a la posada.
Como ya habíamos decidido, ambas camas permanecían juntas en el cuarto y ambos nos acostamos juntos como ya sería habitual desde entonces. Bajo unas cuantas mantas y apretados uno junto a otro, entrelazados para disfrutar del calor en su conjunto.

Para cuando Lys se despertara por la mañana, hecha un ovillo y prçacticamente tapada hasta la coronilla, yo ya me habría separado de ella hacía una hora y me había dirigido hacia los acantilados. Le había dejado una breve nota indicando que allí la esperaba cuando hubiese terminado de asearse y desayunar.

Y allí estaba, de pie sobre el acantilado, observando el sol alzarse sobre el horizonte y con una pesada espada larga de madera en cada mano.sin volverme hacia tierra adentro dije:

-El amanecer es bello en cualquier tiempo y lugar, pero ahora no estamos aquí para contemplarlo. Vas a mostrarme tus habilidades, aquí y ahora....-

Me volví a Lysandra y le arrojé una de las espadas de madera vuelta por el mango.