Mi regreso (Natasha, Jace y algun vampiro mas que quiera meterse)

Había pasado mucho tiempo desde que abandoné este castillo. Me acuerdo perfectamente de ese día, Demian vino a darme malas noticias...las noticias de que Ryu había desparecido. No me lo pensé dos veces y salí del castillo en busca de él.
Pero por desgracia todo el esfuerzo que hice no sirvió para nada, porque aunque puse todo mi empeño en aquella empresa, terminé fracasando. No pude salvar la vida de mi hijo y eso es algo que jamás podré perdonarme nunca.

Tarde varios meses en recomponerme, y finalmente decidí volver a Yggdrasil aunque quisiese alejarme no podía aún tenía asuntos pendientes aquí. Lo primero que hice fue volver al castillo inmediatamente. No sabía porque, pero mi sexto sentido me estaba alertando de que algo malo estaba sucediendo allí.

Use el baile de las sombras para llegar cuanto antes. Cuando estuve dentro, sentí una energía extraña y mi preocupación aumentó.

-¿Hola...hay alguien ahí?- dije alzando la voz- ¿Luccie...Walter....Lucía?...

Me encontraba en la biblioteca cuando sentí que un aura que no conocía había entrado al castillo. Me aproximé a ella prontamente por una serie de pasadizos secretos en los que pude notar que nadie había transitado, teniendo en cuenta el estado en que se encontraban. Ahora resultaba muy conveniente el que me hubiese guardado su existencia solo para mí.

Para cuando llegué al pasillo en que me encontraba, salí detrás de ella, estaba pronunciando las últimas palabras de un interrogatorio que había escuchado completamente.

- Saludos... Ninguno de ellos se encuentra acá, ni tengo idea de dónde, la verdad. Pero el rey, soy yo. - Le dije sin asco mientras la miraba con curiosidad. ¿Habría venido buscando batalla? Se la daría sin problemas. Estábamos en horario de cambio de guardia, así que no tenía escoltas reales por ahora.

A continuacion senti un aura cerca de mi, concretamente se situo detras mio. Al escuchar su voz, supe al instante de quien se trataba.
Una alarma interna se disparo en mi fuero interno, hice bien en volver porque era evidente que estabamoa en problemas y con estabamos me estaba refiriendo a mi a Luccie, Walter y la pequeña Lucia.

Mi primer impulso fue coger mi espada y atacarle pero eso iba a ser un duicidio para mi. Asi que por el momento me mantuve quieta.

-¿Como que tu eres ahora el rey? El unico gobernante de este castillo es Luccie Hyuga...¿que has hecho con ellos? Habla de una maldita vez

- No seas tan insolente conmigo. Me vas a arruinar el buen humor... - Dije a la vez que sacaba un cigarro de mi bolsillo y lo encendía.

- Luccie no es la gobernante, soy yo, acabo de decírtelo. - Dije alegremente instantes antes de darle una calada a mi cigarro a la vez que miraba fijamente a sus ojos. - Ahora... ¿Podemos conversar tranquilamente, por favor? - Dije con una sonrisa sincera a la vez que exhalaba el humo del cigarro, haciendo uso de todo mi carisma y persuasión. Aparentemente era una vampiresa de un poder no muy grande, pero sus ojos y cabellera me llamaban poderosamente la atención.

[Ne, por confianza y persuasión, entiendase las ventajas de mi PJ xD]

una parte de mi quería lanzarse a por él, pero sus palabras consiguieron calmarme un poco asi que accedí a escucharle. Seguía sin inspirarme confianza alguna pero si quería averiguar donde estaban Luccie, Walter y Lucía no me iba a quedar mas remedio que escuchar lo que tenia que decirme.

-De acuerdo, te escucho, ¿que tienes que decirme?- dije de brazos cruzados.

- No sé que ha sido de ninguno de ellos. A Lucía solamente la ví una vez en toda mi vida... Luccie fué reina después de mi, yo era rey y la tuve siglos bajo mi tutela. Walter... Era capitán de su guardia personal o algo así, ya ni recuerdo bien, nunca me cayó bien. - Hice una pausa para fumar a la vez que me acerqué distraídamente a ella mientras proseguía a contarle la ocupación del reino por mi parte.

- La verdad, ellos 3 desaparecieron. Aproveché la oportunidad para tomar lo más diplomáticamente que pude el castillo... Yo y una superior de mi antiguo reino (Me ví relegado al reino renegado durante todo el reinado de Luccie) le tendimos una emboscada a Angeline y la obligamos a firmar el tratado donde me hacía transferencia de poderes. No se derramó ni una gota de sangre en mi ocupación, porque lo que menos quiero es que mi pueblo sufra. - Le dije, contándole la verdad de mi ocupación del reino a la vez que soltaba el cigarrillo que estaba en las últimas y lo pisaba para apagarlo completamente y no provocar ningún incendio.

- Por cierto, mi nombre es Jace... Aunque muchos se refieran a mi como Itachi. Un gusto. - Le dije tendiéndole la mano protocolarmente, pero no porque el protocolo lo dictase, si no porque sentía deseos de hacerlo.

Escuché con mucho detenimiento todas y cada una de las palabras de Itachi, porque porsupuesto le conocía de sobra. No pude evitar mirarle con mucha frialdad, endurecí todas mis facciones. Algo me decía que no podía fiarme de él.

-Se perfectamente quien eres- dije con dureza- Luccie y Walter me han hablado muy bien de ti...o mas bien me han advertido bien sobre ti- le mire fijamente a los ojos- Se que eres la persona que intentó usurpar el trono de Luccie durante muchísimo tiempo, también se que eres el que ha intentando matar a la pequeña Lucía en más de una ocasión...como comprenderás no me puedo fiar mucho de vos.

Suspiré resignado sin poder contener mi decepción. Era evidente que le habían lavado el cerebro lo suficiente como para estructurarlo de una manera tal que insistir no tenía caso... Pero tal vez, si le exponía la situación con hechos reales, le pudiese abrir los ojos.

- ¡Oh, es verdad, me descubriste! ¡Todos los meses invadía éste castillo y la capital provocando un derramamiento enorme de sangre inocente, pero al final siempre lograban vencerme por alguna mágica y misteriosa razón! - Dije siendo totalmente sarcástico, pues sus últimas palabras me habían hecho perder la paciencia. Una vez recuperé la compostura la miré con el semblante serio.

- Pensá un poco, niña. - Le dije sin poder contener mi enfado. - ¿Cuántas veces ocasioné una batalla con tus reyes? ¿Cuántas veces invadí éste castillo? ¿Cuántas veces invadí, si quiera, algún sector del reino vampiro hipócritamente denominado "Oficial? ¡Ninguna! Y te aseguro que de haber querido, en un solo intento los podría haber borrado de la existencia

Empecé a fumar otro cigarrillo y miré directo a los ojos de mi contertulia, dejándole ver que no mentía, y usando más a fondo mi carisma, sabiendo que ésta vez si me creería. - Y una vez intenté asesinar a Lucía, cuando era una recién nacida... ¡Por el enojo que me produjo la insolencia de Luccie y Walter! Pero... ¿Te contaron, acaso, que yo estuve una vez en posibilidades de asesinarla o secuestrarla, y sin embargo no lo hice? ¿Te contaron que si yo no hubiese venido a buscar a Walter, y posteriormente a Lucius, Luccie habría muerto por un evento desafortunado culpable de su maldición? -

- Incluso tomé el reino diplomáticamente, para evitar derramamientos de sangre... Pero no me hagás caso ni a mí, ni a ellos. Basate en nosotros 3 y en tus propias conclusiones. Si pensás un poco, te darás cuenta de las cosas inconexas en su historia. - Seguí fumando mientras esperaba expectante su respuesta, ya no viéndola a los ojos, si no contemplando distraídamente la decoración del pasillo en que nos encontrábamos.

Escuché todo aquel sermón, en varias ocasiones abrí la boca para protestar pero la cerré en seguida. No se que tenía aquel tipo pero conseguía hacer que callase y asintiese con la cabeza. Algo había en él que me intimidaba.
Desvié en varias ocasiones la mirada, a pesar de ser fiel a Luccie y Walter pero no tenía muchos argumentos para rebatirle. Me mordi el labio hasta hacerlo sangrar.
Esta situación era tan impotente que me daban ganas de golpear cualquier cosa, lo que fuese.

-En todos estos años que llevo aquí Luccie y Walter no me han dado ni un sólo motivo para desconfiar de ellos. Pero tienes razón que no conozco bien las dos partes de la historia...de todas formas, ¿te encontraste el castillo vacío cuando llegaste?

- No... Había una tal Angeline a cargo. Yo vine con mi segunda al mando, que permaneció mimetizada hasta el momento indicado... Temía que llamara a la guardia, en ése caso tendría que realizar una matanza, así que le dí la misión a Katerina, que así se llamaba, de que en cuanto viese la oportunidad la inmovilizase y la obligase a firmar los papeles de transferencia de poder. - No me enorgullecía la treta que había usado, y se notaba, pero como le había explicado, todo era en pos de solucionarlo con la menor violencia posible.

No pude evitar notar la cara que puso, así que me apresuré a añadir - No obstante, no sufrió ningún daño. En cuanto terminó éso, simplemente le dije que se fuera.