El nuevo camino de una mente herida

OFF: Venimos de Los dos caminos de una mente herida.

ON:
Lo primero que pudimos contemplar al hacer entrada en el Palacio Espectral fue el grandioso y amplio recibidor, por el que numerosos Ásters deambulaban en pos de realizar sus tareas. Unos enormes ventanales dejaban paso a una pálida aunque fuerte luz procedente del exterior. Una larga alfombra verde oscura conducía a unas escaleras majestuosas que daban paso a los diversos niveles del palacio.

En concreto, nos dirigimos al tercer piso, al ala oeste, en dirección a una de las torres principales. Por el camino di la orden de que se llamara a un Áster particular, que seguramente ayudaría a Éter con su recuperación. Al cabo de un rato, aparecimos en una habitación no demasiado grande, aunque sí con todas las comodidades posibles.

- A partir de este momento estos serán tus aposentos en el Palacio, espero que sean de tu agrado - declaré con un elocuente gesto de cabeza -. En breve aparecerá un compañero que tratará de afrontar el asunto que nos atañe. Hasta entonces, cuéntame, ¿qué clase de visiones son las que mencionaste anteriormente?

Iba pensando en mi oferta... No conocía mucho al hombre al que me había ofrecido como Espada, Yo siempre pago mis deudas y ¿Qué mas podía ofrecer a un Emperador?... Además, a excepción de Lucina, la mujer que me trajo al Impero Áster cuando salí de aquella tumba putrefacta, Nadie había mostrado interés en ayudarme. Lo que me conmovió profundamente

Me senté, tras contemplar la habitación -más grande y equipada desde luego que cualquier habitación que recordase- No Tenía residencia, como vagabundo que era solía campar aquí y allá dejándome los cuartos en posadas cuando podía, y cuando no, dormía al raso.

Era bueno tener un sitio -aunque fuese temporal- al que regresar.

Visiones... ¿os referís al poder pregognitivo del que os hablé?. Básicamente, son visiones que me asaltan en momentos específicos. Por lo general de sucesos que sucederán en el plazo de minutos u horas. Lo justo para librarme de más de un peligro... No obstante, muy ocasionalmente, he sufrido alguna visión más compleja. Anunciando un futuro más lejano... Una vez predije el encuentro con una bestia a orillas de un río. Tuvo lugar una semana después. Creo que es la vez que más tiempo pasó entre visión y suceso...

Respiré por un momento, y aproveché para desabrochar los arneses que me ceñían la espada -en horizontal- a la cintura, por la parte de la espalda. Quizá el arma fuera invisible, pero el peso de la misma-que no era mucho, pero si molesto para sentarse- se notaba.

En cuanto al origen de estos poderes... No creo que estén relacionados con mi otra vida, realmente... Cuando "renací" me vi forzado a descubrir un par de habilidades digamos... "sobrenaturales" desde el punto de vista humano, Como todos los Ásters supongo, y que a diferencia de las destrezas de pícaro que he heredado, tuve que aprender a dominar

Presté suma atención a lo que el Áster tenía que decir. No era habitual que alguien tuviera esa destreza, y de hecho aquello me recordaba a un poder en particular del que hacían gala algunos chamanes Urobas... Aquello no me gustó demasiado, pues al fin y al cabo, los hijos de los dragones no cesaban en su empeño de acabar con nuestra raza. Pese a ello, me mantuve sereno y en calma. No, aquello no tenía nada que ver con los Urobas.

Al cabo de un rato llamaron a la puerta. Por su aura deduje que se trataba de esa persona. Y así fue, entró en la habitación un Áster de aspecto sereno y calmado.

- Bienvenido seas, Ilian Heat - saludé al presente -. Te he llamado, mi querido amigo, porque tenemos entre manos un asunto peculiar. Sé que tú eres uno de los mejores psicólogos de Ásters de todo el Imperio. Eres tú el que forma a los maestros que recogen a los neonatos, y desde luego no hay nadie que sepa más que tú acerca de los problemas que surgen en estas situaciones - cerré momentáneamente los ojos, para mostrar mi aprobación ante su aparición.

- Como siempre es un placer ayudar a los miembros de nuestra especie, su excelencia, es por ello que he venido en cuanto me ha sido posible - respondió el psicólogo.

A continuación miré a Éter, invitándole a que volviera a contar su problema al recién llegado. Si alguien podía ayudarle, desde luego ése era Ilian.

¿Será este hombre capaz de salvarme de la locura?

Un Áster con pinta elegante y seria entró en los aposentos mientras soltaba sobre la cama mi arma.... Un psicólogo.

Suspiré, le observé detenidamente al tiempo que le hablaba.

Pues bien... Por dónde empezar...

Llevo seis años como áster, seis años de tormento, señor, pues el instinto de ayudar a los necesitados es fuerte en mi. Tanto que me mueve a actuar, si es menester, con el arma por delante. No obstante soy precavido y procuro no tomar vidas por malvado que sea el oponente.

No es este instinto el que me molesta, señor, no. O no lo sería, si no viniese en compañía de horribles alucinaciones. Y es que mi mente tiende a exagerar la violencia a mi alrededor de tal forma, que veo continuamente escenas criminales y violentas, hasta el punto, que no llego a distinguir cuando el crimen que veo es real o no.... al principio temo que me dejaba llevar por ellas, hasta que comprendí que estaba loco -Y bien lamento los errores que cometí a raiz de este mal que me embarga- Con el tiempo, y mucha voluntad, conseguí reprimir mi instinto tanto como pude... Mas por las noches me atormenta el recuerdo de las vidas que pude haber tomado por error... y de las que pude haber salvado por ignorar la realidad...

Relatar este mal, siempre es doloroso para mi, las palabras me queman en los labios y la garganta como mil puñales al rojo vivo... No obstante, traté de permanecer sereno y frío al contarle a aquel áster, mis problemas.

Ilian mantuvo los ojos cerrados y una expresión de infinita calma mientras Éter relataba su historia. Una vez hubo terminado, tomó la palabra.

- Por lo que me cuentas, se trata de un grave trastorno que hasta ahora no has podido solucionar - dijo con una voz apacible y conciliadora -. ¿Quién fue tu maestro? Es muy posible que yo le conozca, pues al fin y al cabo soy un maestro de maestros... - concluyó entre amables risas de humildad.

Ante todo esto yo me mantuve impasible, observando a ambos, cuando finalmente decidí tomar parte.

- En cualquier caso, Éter, confío en que Ilian te ayude todo lo posible. Espero oír sobre tus progresos pronto, pues si tengo noticias sobre tu mejoría, recibirás tú también alguna que otra grata sorpresa - comenté con una gran cálida sonrisa en mis labios.

Dicho esto, realicé un saludo con la cabeza a ambos y me dispuse a marchar.

- Te dejo el trabajo, mi querido amigo - me despedí del psicólogo al tiempo que abría la puerta.

OFF: De momento Philip se marcha de la habitación, así que continuaré el rol interpretando a Ilian Heat.

Me vino a la mente el recuerdo de aquella mujer... Cabellos rojos, largos, por la cintura. Ojos verdes... intensísimos... La piel tan blanca que a su lado la porcelana era negra.

Se hacía llamar Ann. Era una mujer agradable, quizá demasiado extrovertida y parecía muy acostumbrada a viajar... Viví un año con ella, hasta que decidí dejarla... Desde entonces no he perdido el contacto con la chica. De cuando en cuando compartimos anécdotas en alguna posada y demás. Por aquel entonces Ann era posiblemente la primera -y única- amiga que tenía como Áster

Ann. hace seis años, ella vino a mi y me habló de los Ásters por vez primera.

El Áster psicólogo asintió con satisfacción al escuchar el nombre de aquella mujer. Él la recordaba, pues al fin y al cabo todos los maestros de Ásters habían pasado por sus manos.

- Recuerdo bien a esa muchacha - dijo con suavidad y tranquilidad -. Siempre ha sido muy alegre y ha tenido muchas ganas de ayudar a su prójimo.

Ilian volvió a mirar a Éter con cierta preocupación, pues en este punto era necesario ahondar en los recuerdos y en el pasado de su paciente.

- Y ahora cuéntame... - comenzó entrecerrando los ojos - ¿De qué manera trató de ayudarte Ann?, pues entiendo que al ser tu mentora estaría al tanto de tus visiones.

Ann y yo... Bueno...

Sonreí por una fracción de segundo, en el momento en el que me di cuenta, volvi a mi semblante serio.

Al conocernos me llevó a su casa. Despues de ello, me sentó, ella se sentó frente a mi y comenzó a mirarme durante mucho rato, recuerdo sentirme muy incomodo con ello.... Horas después se levantó como un resorte de su asiento y gritó -"¡Ya lo se!"

Me dijo que al renacer, lo había hecho con el don de la mente. Que tenía poderes psíquicos.
Ella me enseñó a mover cosas con la mente, cada vez más pesadas... Las visiones vinieron después. Un día, Ann... vino con un vestido. Yo le dije "es horroroso"y me volví y ella me lanzó una piedra. Sin embargo, yo ya la había visto venir, así que la esquivé... fue como un... Déjà vu. Desde entonces ella solía lanzarme cosas a traición... Descubrimos por las malas que no podía controlar este poder. Así que dejó de hacerlo... por el bien de mi salud.

Cuando decidí dejar a Ann y partir por mi cuenta, fui comprobando que mis visiones eran cada vez más precisas, y se referían a futuros más lejanos. Sin embargo, sigo siendo incapaz de forzarlas.

Hablar de Ann siempre me hacía sentirme idiota.

Ilian rió divertido, el recuerdo de su antigua alumna le traía buenas sensaciones.

- Tuviste una buena maestra, eso te lo puedo asegurar, Éter - dijo con una voz cálida y amable -. Por lo que entiendo ese don tuyo lo adquiriste al renacer. Eres un Áster muy peculiar, muchacho, de eso no te quepa duda.

Tomó una breve pausa para dedicar al joven una sonrisa.

- Y ahora cuéntame, ¿sabía también Ann algo acerca de tus "alucinaciones"? Para ayudarte necesito que me digas cuándo comenzó a atormentarte esta aflicción - preguntó con un tono serio, aunque en todo momento cercano y conciliador.

sí, lo sabía. Claro que lo sabía... Ann me ha detenido más de una vez de hacer alguna estupidez. ¿Cómo si no podría yo saber el mal que padezco? Ella fue la que me hizo ver que mis alucinaciones no eran reales...

Supongo que siempre he tenido esta maldición sobre mi. Ann se dio cuenta de ello y gracias a ella, yo mismo vi el mal en mi. No se que habría pasado si no.

Un recuerdo me vino a la mente: El recuerdo de cómo vi a Ann asesinar a un joven. De la alucinación que me hizo resolverme a dejar el hogar de aquella mujer por miedo a volver mi hoja contra ella...

Recuerdo aun hoy como Ann se opuso a que me marchase. Pero lo comprendió. aún recuerdo volver la cabeza por un segundo al marcharme y ver una lágrima recorrer sus mejillas...

El médico de la mente adoptó una expresión de interés incipiente. Era evidente que la maestra del Áster tenía que conocer este problema, pero realmente no consiguió ayudarle a superarlo. El primer paso era descubrir cuál era la fuente de estas alucinaciones, para a partir de ahí tratar el problema.

Decidió entonces que debía sentarse para hablar con más calma, y es lo que hizo, ofreciendo además asiento a Éter.

- Bien, en primer lugar, lo fundamental es que me cuentes con detalle todo lo que recuerdes desde tu despertar. Por lo que me has dicho, desde ese momento tuviste ya dichas alucinaciones - tomó una ligera pausa, pues lo que iba a preguntar ahora no resultaba sencillo -. ¿Acaso sufriste algún tipo de trauma en tu renacimiento, Éter? Eso explicaría el por qué de este problema, si además se suma a que en tu anterior vida te ocurrió algo igualmente terrible...

traumático se queda corto... La vida literalmente se escurría entre mis dedos, cuando renací en aquella fosa...

Renací...

Tragué saliva al recordar el tacto de los cadáveres y el olor de la sangre

... en una fosa. Llena de cadáveres frescos y algunos aún no muertos del todo... En la oscuridad de la tumba comunal, lo primero que sentí, fue una niña que me llamó hermano antes de morir en mis brazos... salí de la tumba apilando cuerpos recién muertos... supongo que podrias decir que eso es traumatico...

En lo que a mi otra vida se refiere... sospecho que fui alguna clase de pícaro, así que es posible que no fuese una vida agradable

me dolía la cabeza... hay cosas que duele recordar y que siempre están ahi, marcadas a fuego... y a menudo, cuando las remueves, solo obtienes dolor.

Pero si el dolor es el pago por la sanación, pago gustoso

Ilian percibió que el muchacho rememoraba con dolor aquellos acontecimientos. No quiso hurgar más en la vieja herida, pues ya había conseguido la información que necesitaba. Cerró momentáneamente los ojos y cabeceó a modo de consuelo.

- Sin duda alguna tu pasado ha sido duro, Éter - dijo con solemnidad y un deje de amabilidad - Y me temo que ese puede ser el principal motivo de tu mal. Es por tanto necesario que volvamos al lugar de tu renacimiento. Solo allí podremos hacer que superes tus pesares.

El áster psicólogo se acercó lentamente hacia él para posar su mano sobre su hombro.

- Quizá necesites descansar antes de emprender esta aventura. ¿Estás dispuesto a regresar al lugar donde volviste a la vida, criatura del Más Allá?

Off: Si vamos a desplazarnos y eso, como por ahora vas llevando tu la historia (:p), abre tu el tema nuevo. S'il vous plait ^^
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Un tanto extrañado miré la hombre que me tocaba el hombro.

¿Ir allí? ¿Qué esperas descubrir en aquella fosa? ¿Podemos seguir la pista de mi antiguo yo a partir del lugar de mi renacimiento?

Bueno, tampoco tenemos ninguna otra pista. Dime ¿crees que mi cuerpo actual tiene relación con mi yo original? Bueno, confío en ti. Estoy listo para ir a cualquier parte, así que partiremos cuando me digas.

Guardé silencio un momento y me di cuenta de que no le había dicho hacia dónde partir. Sonreí

Renací en una fosa abierta por un puñado de bandidos, en las ruinas de un cementerio a las afueras de Eliria. Allí esta enterrada toda la familia Luxxane de Liang, salvo Aaron, el hijo mayor. Cuyo cuerpo ocupo. Aunque la verdad, dudo que mucha gente sepa eso. Si vamos a buscar dónde renací, Eliria es el lugar. No obstante Mi cuerpo pertenece a Liang.

Probablemente cada uno de los Luxxane -incluido Aaron- tenía una lujosa lápida, si no un mausoleo familiar, sin cuerpo alguno en su interior, velando por ellos en el cementerio más bello y caro de toda Eliria.