Entrenamiento con la Nueva Princesa

*aparecí envuelta en varias llamas doradas en el centro de la habitación, puro reflejo de la parte mas antigua del Infierno. Observé la habitación que desde hacía un par de siglos no se usaba, pero estaba perfecta. Con una sonrisa, esperé a que llegase Angela, fijaríamos las normas etc y nos pondríamos a luchar*

No me hice esperar; no era mi estilo. Aparecí frente a Arshei pero en vez de envuelta en llamas, rodeada por una nube oscura que no tardó en retraerse de vuelta a mi cuerpo. Antes de hacer nada, di un pequeño zapatazo en el suelo y escuché atentamente cómo se transmitía el casi inaudible sonido por las paredes para hacerme a la idea de cómo era la habitación. Bien, era lo bastante amplia como para utilizar gran cantidad de poder sin estrecheces. Un segundo zapatazo algo más fuerte reveló que no había objetos con los que pudiera tropezar.
-Bueno, cuando quieras- le dije a Arshei.

*la miré con una sonrisa*

-De acuerdo, tu empiezas... las normas son las de siempre.

*la dije mientras todos mis sentidos estaban atentos y mi postura cambió rápidamente a una muy buena para esquivar ataques físicos, mientras que la oscuridad de mis alas hacía remolinos, envolviéndome en una finísima capa de oscuridad en la que fueron apareciendo unas minillamitas indetectables pero que arderían nada mas entrar ella y colocaba la espada en una posición tanto de ataque como de defensa: mi rostro estaba impasible, era hora de comenzar el entrenamiento*

Por la fuerza de la costumbre suprimí mi aura y me llevé la mano a la cadera, donde llevaba la espada, pero recordé el fin del entrenamiento: ver el alcance de mis poderes, no pelear. Volví a dejar que mi aura fluyera libre y la elevé un poco. Extendí los brazos y condensé la humedad del aire en forma de una masa de agua alrededor de mi cuerpo. No estaba mal. A una orden mental, la masa de agua se adaptó a mi cuerpo, formando una pantalla protectora que cubría todo. Saqué la espada y retiré el agua de ella para que ardiera sin problemas, reocogí la cola por el momento y plegué las alas. Elevé un poco más mi aura y me lancé a espadazo limpio a por Arshei, atacando y retirándome con rápidos saltos para no estar mucho rato entre las llamas. Aunque el agua me protegiera, no iba a arriesgarme.

*Cuándo me atacó me defendí con la espada y un par de movimientos ágiles. Después esbocé una sonrisita y el fuego se transformó en Fuego Griego. Sin previo aviso me lancé con mi defensa de oscuridad y fuego contra ella a la velocidad de una princesa normal y la que tenía Angela. Me moví todo el rato a la velocidad de Angelay atacaba con la misma, aunque para esquivar los golpes si que me movía algo mas rápido. Tras entrechocar varias veces las espadas llameantes, retrocedí y la miré*

- ¿Vas comprobando la fuerza y la resistencia física? Por mi si quieres entrenamos físicamente hasta que la agotes, pero creo que será mejor que practiquemos todo un poco, al fin y al cabo, no creo que hagas un combate solo con las habilidades o solo con la fuerza física.

*Comenté como observación mientras volvía a ponerme en la misma postura inicial*

Con el poder que emanaba de la espada no tenía problemas en esquivarla, bloquearla y atacar. En cuanto noté que el fuego empezaba a hacer reacción con el agua, aparté la capa protectora y paralicé por completo las moléculas para que se estuvieran quietecitas y no reaccionasen. No era congelación propiamente dicha, pero el efecto era idéntico. Normalmente necesitaba mucho más tiempo para inmobilizar una masa así, pero esta vez había sido casi instantáneo. Me preguntaba qué podría hacer con la sangre llegado el momento. Aunque... Nah, no hacía falta aun, además solo utilizaba aquel truco en situaciones muy desesperadas. Ya lo probaría con algún prisionero.
-Bueno, de mis habilidades ya me hago una idea aproximada- alcé el brazo y condensé más humedad ambiental en forma esta vez de una pequeña ola que se lanzó hacia Arshei para desaparecer en el último momento y reaparecer a su espalda en forma de remolino. Mientras se entretenía con el remolino, extendí el ala y de un certero zarpazo el bloque de agua "congelada" estalló en mil esquirlas que se fueron evaporando enseguida-. Supongo que podemos centrarnos ahora más en las capacidades físicas.

*Cuándo me encontré en el remolino el fuego que me rodeaba elevó el calor hasta la suficiente temperatura como para evaporarla. Obviamente, me estaba defendiendo ahora mismo con mas fuerza que el de una princesa mientras desplegaba las alas y salía volando. Aterricé a unos cuántos metros de distancia de Angela y el remolino y me sacudí las alas que rociaron el agua a 3 metros de distancia.*

-Bien, si prefieres las físicas... allá vamos.

*Dije recreando de nuevo mi habitual defensa-ataque de fuego y oscuridad y preparándome de nuevo en la misma posición inicial*

Alcé una ceja al notar que no bajaba la defensa. "Creía que habíamos dicho solo físicas, pero en fin..." Extendí las alas y flexioné las rodillas para tomar más impulso. Esperé unos segundos y volví al ataque a espadazos rápidos y certeros. Mientras atacaba con la espada, mis alas membranosas de murciélago vibraron y las garras que las remataban zumbaron a mi alrededor aun más deprisa que la espada, buscando arañar cualquier cosa que no fuera yo.

*Nada mas entrar eliminé mi típica defensa mientras me movía esquivando sus ataques y entrechocando las espadas. Seguía manteniéndome al nivel de una princesa, lo que hacía que obviamente me cansara mucho menos que Angela. Aún así, me rozaron un par de estocadas en un ataque en el que también la di yo, un tanto arriesgado. Se notaba que hacía tiempo que no usaba aquella táctica y que quería desempolvarla un poco: también era cierto que desde hacía 4 siglos o así me había centrado mas en mis habilidades que en la espada. Obviamente también me estaba resultando fructífero.*
*Pegué un salto con la fuerza de una princesa mientras extendía las alas por detrás para después plegarlas y atacar en la caída y por detrás, a la vez que dejaba las alas de manera segura pero que me hicieron aterrizar sin molestar mis movimientos. Las plegué mientras seguía con mi ataque. Al de un rato retrocedí y me miré, tenía algunos arañazos que curé con oscuridad*

-Bien, hacía tiempo que no usaba la espada... me viene bien esta práctica.

*comenté con las heridas ya curadas porque eran suaves y leves*

Nuestras espadas chocaban produciendo chispas y un ruido ensordecedor, al que se sumaban los de mis duras garras. En una de ésas, la venda que cubría mis ojos ciegos salió volando ardiendo en llamas. Abrí los ojos y parpadeé, pero volví a cerrarlos de inmediato. La única diferencia entre tenerlos abiertos o cerrados es que se me resecaban si los tenía mucho rato abiertos.
Retrocedí también y respiré hondo. Estaba aguantando bastante más que antes, obviamente, pero tenía unos cuantos cortes. Hice que una neblina oscura rodease las zonas afectadas y las sané enseguida, para volver a ponerme en guardia rápidamente. Alcé la espada y las alas y las hice zumbar y danzar a mi alrededor de nuevo, lanzándome hacia Arshei y buscando cualquier hueco en su defensa.

*Noté como Angela buscaba huecos en mi defensa y comencé a forzar algunos movimientos defensivos en diagonales, rectas, paradas de estocadas y agilidad y velocidad. En uno de los ataques dí un giro sobre mi misma y lancé una estocada al costado de Angela. Comencé a moverme como se me recordaba luchando con la espada, como si estuviese bailando mientras que un juego de pies ágil e inquieto sin rumbo ni dirección fija y una elasticidad en mi cintura me permitían esquivar varios golpes. Uno de mis movimientos recordó en exceso a uno de Arêsha, pero teniendo en cuenta que ella había sido mi mayor maestra y educadora y por la que me había esforzado en imitar en mi pasado, no era extraño.*
*mi espada volaba a la velocidad de una princesa atacando tan de repente la cabeza como las piernas como un brazo como una ala mientras giraba y daba vueltas alrededor de Angela como si estuviese bailando. Al de un par de minutos, retrocedí y regresé a mi posición inicial para evaluar mis daños, sólo tenía un par de cortes*

-Bien, creo que voy recordando...

*dije con una amplia sonrisa*

Me defendí rápidamente, pegando saltos para esquivar a Arshei y bloqueando los ataques que no podía esquivar con ayuda de mi espada. Mis garras estaban totalmente centradas en el ataque, lo que me causó un par de cortes en el ala derecha que dolían bastante pero sanaron enseguida. A parte de eso... Bueno, un pequeño golpe en la rodilla que me dejaría un cardenal si no lo atendía y alguna herida en el costado. Salvo eso, estaba saliendo muy bien parada, o eso pensé hasta que paramos y noté un par de punzadas. Una era una contractura en la espalda fruto de la última pirueta, demasiado forzada, y la otra parecía otro corte en el ala derecha. Respiré hondo y utilicé la neblina oscura para curarme otra vez.
-Creo que me voy haciendo a la idea de mis límites- murmuré.

*observé las heridas de Angela y sonreí*

-creo que había oxidado mi estilo, que me había centrado demasiado en el fuego y la oscuridad... por suerte ésto me está sirviendo aunque sea a tu nivel como práctica.

*Dije con una sonrisa mientras me quedaba alerta*

-¿seguimos o lo dejamos? Como tú prefieras.

Mis heridas terminaron de curarse del todo y relajé los hombros y las alas, que mantenía tensos.
-Creo que por hoy basta, ya he comprobado lo que quería. Gracias, Arshei-sama- respondí con una breve inclinación de cabeza y guardando la espada, ya apagada.

*Guardé la espada apagada y la sonreí*

-De acuerdo, cuándo quieras entrenar, me avisas... yo mientras me iré a la taberna.

*y diciendo ésto me fuí de allí*

Asentí con la cabeza y busqué con la ecolocalización la venda. No la encontré, así que supuse que estaría hecha cenizas. Pues nada, tendría que ponerme otra nueva. Me estiré en cuanto Arshei se hubo ido y me marché de allí a pie.