Una nueva era

Me agaché y cogí un puñado de la fina arena de la playa para dejarlo escurrir entre mis dedos, volví a levantarme. Por fin estaba aqui, despues de tanto tiempo, la emoción me embargaba. Mi ejercito todavia estaba desembarcando junto con todas sus pertenencias y familiares. Todo iba según lo planeado, el reino mestizo estaba desierto, y aunque hubiese alguien no se atrevería a hacer frente a tal ejercito. Me regocijé con solo pensar en lo que podria conseguir. Por fin podría devolverles la gloria a mis congeneres.
En ese momento llegó uno de los comandantes e hizo el saludo marcial llevandose el puño cerrado al pecho, yo le respondí.

-Mi señora, los exploradores han encontrado La Cueva. -Al fin, llevaban varias horas fuera, una vez encontrada la cueva tan solo nos quedaba asentarnos. Entonces el hombre continuó hablando y me sacó de mi ensoñación. -Han traido esto, mi señora. -En ese momento se arrodilló y me enseño un objeto cuya presencia no habia notado hasta ahora. Era un aro de cobre con forma retorcida y filigranas de hierro, la corona de un guerrero. La cogí y la sopesé, era perfecta. Irradiaba un aura propia.

-Es magnifica... ¿Han terminado de desembarcar? -Pregunté con voz tranquila.

-Si, mi señora, las últimas mercancias estan llegando a la playa.

-Muy bien, matad a los marineros humanos y tomad sus barcos para nuestro nuevo reino. Hoy comienza una nueva era. -Situé la corona sobre mi cabeza, era sencillamente perfecta, irradiaba un aura propia. El comandante saludó de nuevo y se lanzó a la carrera para cumplir mis ordenes.