Llanuras solitarias

En mis muchos viajes jamás había encontrado el tiempo y la soledad suficiente como para meditar de la manera en la que lo quería hacer. Por eso salí de mis aposentos y volé tranquilamente a las llanuras solitarias. Alli no había absolutamente nada... solo tierra dura y seca, sin ninguna vegetación. Como era de noche me sentía arropado por la oscuridad. Aterricé en un pequeño montículo y me senté. Cerré los ojos y comencé a modular mi aura haciéndola más pequeña, luego más grande, otra vez más pequeña, oscilando cada vez a mayor velocidad.
Al cabo de un rato cesé de oscilar mi aura y me puse a meditar.

Caminé sobre la árida y seca tierra que solía pisar cada día. Simplemente era un lugar de paso, nada vivo había allí, mas esa era la razón por la que nos gustaba pasar por aquí todos los días en vez de transportarnos directamente al lugar donde solíamos practicar. Por eso me extrañó ver una figura cerca de mi camino recortándose en la luz de la luna.

-Vaya, alguien se ha colado en nuestro camino habitual.

-Bueno, ¿y acaso te molesta?

-Sí, pensaba que este sería el único lugar donde podría hablar contigo sin problema. Pero resulta que ya está ocupado. Si lo que busca es soledad que la busque en otra parte que no interfiera con la nuestra.

Un tanto cansado me senté detrás de él a ver si se daba cuenta de mi presencia.

Percibí la presencia de un desviado, al menos tenía el poder de un superior, sin embargo, seguí concentrado en mi meditación, ignarando aquella presencia.

Sabiendo que ya habría notado mi presencia desde hace un buen rato, sonreí, saqué unas cuantas hierbas de mi bolsa y agua, que vertí en un tazón, y la calenté con el mechero de mis mangas. Tras conseguir que alcanzara la temperatura suficiente, tomé unos pocos sorbos y coloqué el tazón junto a la figura alada de delante. Después cerré los ojos y me puse a pensar y a tratar de sentir a mi compañera.

Estaba siguiendo a una presa desde hacia bastante tiempo y por fin pude saborear su cuello, no me vio venir y no le dió tiempo a gritar. Entonces pude rastrear a Aspicious, estaba jugueteando con su aura, además habia un desviado. Me acerqué en silencio y con mi aura suprimida, como era costumbre. Le vi meditando en completo silencio asi que me quedé a varios metros esperando a que se moviese. Miré al desviado e incliné levemente la cabeza a modo de saludo sin mediar palabra.
Una pocas gotas comenzaban a caer precediendo lo que seria la posterior tormenta.

Volaba por el denso cielo, pensaba ir al castillo, pero fui sorprendido por una furiosa tormenta, que descargaba rallos muy peligrosos si me daban. Descendi, el aire era muy fuerte, no se podia volar con este temporal. Al descender vi una llanura, desertica, tipicas del desierto de Arizona. Senti la presencia de un vampiro, al verle supe que era Walter, a su derecha un desviado sentado y meditando, enfrente de el, mirando una taza un demonio, que jugueteaba con su aura
- Buenas tardes, creo que seria conveniente que nos alojasemos en esa cueva de ahi - señale al lugar - Esta tormenta es fuerte

Suspiré cuando Elric descendió rompiendo el relativo silencio del ambiete. Asp seguia meditando. La lluvia lo aztoaba todo, rayos, truenos y un furioso vendaval.
-¿Acaso temes constiparte? -Dije bromeando, despues de todo los muertos no enfermaban. -Es una noche preciosa... Las tormentas siempre lo son. -Eché mi cabeza hacia atras, la lluvia caia sobre mis parpados mojados y el viento azotaba mi corto pelo. Era una sensación deliciosa.

De pronto empezaron a caer pedruscos del tamaño de pelotas de tenis, era una terrible granizada, me agache y me protegi la cabeza, pero me reia, solo pensaba en como estaria los ojos de walter despues de esa granizada - Lo dije - Me dije a mi mismo

Aunque estaba abstraído en mí mismo por culpa de la bebida, era imposible no fijarse en que estaba granizando copiosamente, así que abrí los ojos y me volví para saludar a las dos nuevas figuras que habían aparecido junto a el desconocido y yo.

-Buenas noches, aunque no sean tan buenas.

Y cubrí la taza con un paño. Después me puse la capucha.

Siempre lo rastreaba todo y rastrear unos pedruscos helados de ese tamaño no fue dificil. Antes de que cayesen me cubrí con mi capa para que no me golpeasen. Me habia arruinado la noche.

Mientras continuaba con mi meditación, noté la presencia de Walter y de otro vampiro. De pronto comenzó a llover, y más tarde a granizar. Mi ropa estaba empapada y el suelo embarrado. Abrí los ojos y sin moverme dije:
-Buenas noches Walter. Parece ser que mi presencia aquí ha llamado la curiosidad a bastantes personajes que me molestan en mi meditación... Debe ser que me estoy haciendo famoso - comenté sarcásticamente
Esta lluvia es perfecta para meditar, ¿no te parece? Si te concentras en los golpes que recibes en tu cuerpo del granizo... es realmente gratificante... Aunque, si no queréis mojaros no veo por qué tenéis que hacerlo.

En un radio de unos 2 metros a mi alrededor una cúpula de aire se fue formando, de manera que el granizo y la lluvia no se introducían en ella.

-Podeis entrar si así lo deseais - invité a aquellos que me acompañaban

OFF: Explico lo de la cúpula. Se trata de unas corrientes de aire que tienen como centro la parte superior de la bóveda y que arrastran la lluvia y el granizo fuera del interior, a dos metros de radio.

Si bien no me importaba demasiado dejar que el granizo me hiciera sentir vivo, me moví un poco, lo justo para entrar en la cúpula de aire, y volví a tomar unos sorbos de la infusión, que ya estaba dentro de la cúpula, y dejé que el calor entrara en mi cuerpo. Volví a situarlo en su sitio, por si mi "anfitrión" o alguno de los recién llegados quería, y levanté la vista a la espectacular vista que ofrecía la bóveda. Después desenvolví de un paquete que se hallaba en un pliegue de mi túnica un cacho de pan con un poco de mermelada, y me dispuse a comerlo, después lo dejé junto a mi taza, a disposición de los presentes.

Entré en la cupula despacio sin hacer ruido. Una vez dentro dejé caer de nuevo mi capa a mi espada.
-No pretendia molestarte, solo observar. Pero me temo que Elric no es tan considerado con las meditaciones ajenas. -Dije refiriendome a que habia sido él el que habia llegado gritando.
-Realmente la lluvia se siente bien, no obstante no opino lo mismo que tú acerca del granizo.

Tras despejarme un poco las ideas después de mi meditación en silencio, agité la cabeza y mastiqué unas hierbas que encontré en el bolsillo de mi chaqueta. Las había recolectado anteriormente. Me recordaba a la menta. Después y sin dejar de masticar me presenté:

-Me llamo Aral Letsop. Podéis comer y beber cuanto queráis- dije señalando la taza y el pan que a mi lado se encontraban.

Me tumbé en la arena y me puse a mirar el cielo oscuro.

-Encantado, mi nombre es Aspicious Oicilpus, un placer.
Después de saludarle volví a mi meditación, aunque al cabo de un tiempo decidí que no podía continuar con semejante compañía. Suspiré.
-¿Qué te trae por aquí Walter?

Entre gustoso a la cupula, le hice una reverencia a Aspicious y me presente educadamente
- Soy Elric Kurusagi, principe de los vampiros - Mire a walter, omiti el detalle de renegado, porque ahora que lo pensaba...si yo soy un renegado, el para mi....es un renegado, a no seguir al rey Itachi. Continue mirandolo fijamente, mientras me acercaba a por un cacho de pan - Gracias Aral

-¿Acaso uno ya no puede ni ir a ver a su amigo? -Dije encogiendome de hombros. Ignoré a Elric, despues de todo ya habia quedado claro quien era el verdadero principe.
-No queria molestarte en tu meditación, pero como ya he dicho Elric, el capitan tormenta, llegó aqui montando todo este arboroto.

-Ya se saba que dos son compañía y tres multitud...
Suspiré de nuevo y me levanté. Me acerqué a Elric con una mirada siniestra.
-Encantado, mi nombre es Aspicious Oicilpus, un placer...