buscando aliados

no sabia que pasaria presentandome en el cielo asi derepente, no podia olvidar que años atras habia sido un angel, y que al renegar del odio ancentral hacia los demonios habia sido explusada de sus puertas, aun habia muchas personas alli que deseaban mi muerte, y estar alli depie me recordaba mi pasada, con un nudo en la garganta di el ultimo paso y entre en el cielo.

-hacedle saber a amy sunie, reina renegada de los angeles que dana, la reina renegada de los angeles caidos solicita audiencia con ella para tratar de temas importantes- las miradas de varios angeles se clavaron en mi, reconoci a algunos conocidos, todos ellos me miraban con odio o repugnancia, levante la cabeza con sobriedad y me coloque mejor la tunica de gala gris que llevaba- traigo bandera blanca-aclare, no deseaba enfrentamientos en aquel lugar

Un ángel guarda, que frente a ella y la puerta se encontraba, hizo un ademán de que estuviera quieta allí, y le dijo algo en voz baja a su compañero. El compañero, raudo, voló hacia el Palacio Celestial sin dilación, dando un majestuoso salto antes. El otro guarda miraba con recelo la cara de Dana. Era una Ángel Caída, y eso era algo que a él en particular no le gustaba.

El otro guarda, sobrevoló la plaza de mármol central y aterrizó frente a las grandes puertas de Palacio de madera, rodeadas de mármol. Se internó en ellas, tras verles los guardas y la abrieran, y avanzó por el gran pasillo con una alfombra roja extendida en ella. Unas puertas de madera de caoba se mostraban imponentes frente a él. Abrió con lentitud una de ellas, y se internó en una gran sala, decorada con estatuas de reinas y reyes pasados, algunos ángeles con las alas abiertas, y una gran cruz en la pared con una gran piedra preciosa en el centro. Bajo esa gran cruz, al final de la escalinata y la alfombra roja, había un trono de madera blanca, tapizado en azul, que parecía más cómodo de lo que son los tronos tan rectos. Allí se sentaba una mujer con cabellos castaños como la castaña, vistiendo un blanco vestido largo, que tenía los brazos apoyados en los reposabrazos.

Majestad, Dana, la Reina REnegada de los Ángeles Caídos solicita audiencia con usted.

Con tranquilidad, mientras una gran sonrisa se dibujó en mi rostro, asentí con lentitud, y respondí solemne.

Hágala pasar de inmediato. Llévela, hermano, por favor, a la sala de reuniones que ya sabe.

El ángel respetó su decisión, con una inclinación de su cabeza y cuerpo, y salió por la puerta tal y como había entrado. Yo, sin esperas, me levanté del trono, y caminé hacia la misma puerta, seguida de dos ángeles mujeres con las manos entrelazadas sobre su falda blanca. Me interné en el largo pasillo, y giré mi cabeza hacia un lado. Había otra puerta allí, y me interné dentro. Una gran mesa redonda, con sillas cómodas a su alrededor, decoraba el centro de la sala. La sala era cuadrada, con plantas en cada esquina, y unas cortinas ante un gran ventanal al fondo. En el centro de la mesa había un florero con rosas rosas, rojas, celestes y blancas. Me senté en una de esas sillas, colocando mis brazos en formal postura sobre mis piernas, esperando a la llegada de Dana.

El ángel, sin dilación, salió del Palacio, y voló de la misma forma en la que vino en dirección a la puerta del Cielo. Descendió con rapidez, y tras pisar el suelo hizo una leve inclinación de cabeza a Dana.

Por favor, Excelencia, sígame por aquí

Se dió la vuelta, y continuó caminando por el camino hacia la gran plaza, seguido de Dana. En el camino, a ambos lados había un gran bosque, colmado de majestuosos árboles viejos. Se podían escuchar cánticos de aves, entre ellos algún ruiseñor. No pasado mucho tiempo, llegaron a la plaza de mármol central, con la gran cruz. El ángel la atravesó sin dilación, y subió las escaleras. Pasó por las puertas, guardada por los guardas, que vieron a Dana con mirada curiosa y penetrante, aunque inclinaron sus cabezas levemente. Atravesó el ángel el pasillo y al final a la izquierda, se detiene ante una puerta.

Es aquí, señora. Entre, por favor

segui al angel por aquellos lugares que tantas veces habia recorrido de pequeña con mi hermana, una sonrei triste salio de mis labios, sacudi la cabeza energeticamente para sacar aquellos pensamientos de mi cabeza. durante el trayecto me entretube mirando a la guente que habia por alli, el sitio apenas habia cambiado nada, quiza alguna casa nueva o un templo que antes no estaba, pero el ambiente era el mismo. no pude hacer otra cosa salvo sonreir al darme cuenta que ya no me sentia tan agusto estando en aquel lugar. mi esencia habia cambiado sin duda, ahora era un ser neutral, y tanta paz, amor y luminosidad flotando en el ambiente llegaba a ser algo iritante en cierto pundo, mire mi tunica gris y sonrei otra vez sin saber bien el porque.

estaba imersa aun en mis pensamientos cuando llegamos a la puerta de aquella sala, incline la cabeza al angel y atravese las puertas con decision. en el centro de la sala estaba amy sentada en una silla, me acerque y situe en otra delante de ella.

buenos dias- la salude cortesmente como debia hacerse en una situacion formal, aun asi se podria entrever mi sonrisa debajo de aquella mascara de sobriedad.

El ángel, tras dejar paso a Dana, cerró la puerta, y volvió nuevamente a su puesto en la puerta.

Al ver que Dana se sentaba, asentí enérgica, saludando, y con voz dulce y amable, al notar con ligeridad su sonrisa, escapó de mis labios.

Saludos, hermana. He sido informada de que quería venir a hablar conmigo ¿Qué le trae por nuestra humilde casa, hermana?

Tras decir eso, entrelacé los dedos de mis manos, mientras mantenía la gran sonrisa dibujada en mis labios. Apoyé los codos en la mesa, y fijé mi vista en los ojos color caramelo de Dana con mis ojos verdosos. Su piel blanquita me relajaba, pues la claridad es algo que da paz interior. Quedé en tal posición, a espera de su respuesta. Aunque quizás ya sabía a qué venía.

sonrei ahora si, abiertamente-he venido para pedirte una alianza entre nuestras razas, se que a habido un odio ancentral entre ellas, vosotros nos cazabais y por ellos os repudiabamos, pero omega despertara dentro de poco y no podemos dejar que nuestros roces pasados internfeiran- hice una pausa y sonrei algo mas- ahora en el ambito mas personal dire que no tengo nada en contra de los angeles, en sus tiempos fui uno de ellos y tengo reuerdos muy bellos de aquellos tiempos, no se puedo juzgaros a todos porque algunos quisieron matarme- me quede mirandola esperando su respuesta

Una expresión exclamativa se apareciño en mi rostro. Me sorprendía lo directa que era. Le gusta ir al grano, al parecer. Yo soy de las que dan vueltas antes de decir nada, pero realmente da gusto a veces saber lo que piensa alguien directamente.Enarqué mi sonrisa con más alegría, y asentí levemente con la cabeza, tras recuperarme de mi asombro. Con dulzura en mi tono, le respondí a su petición, mientras seguía sonriente, y con mirada afable.

Qué directa, querida, jejeje. Pues, por mi parte, ya sabes la respuesta. Yo misma fui a aliarme con vosotros allí a vuestro reino. Lástima que Aurora rechazara la propuesta, pero me alegra saber, y me encanta, que hayas venido a preguntarme esto. Yo tampoco tengo nada en contra de vosotros, de hecho, os tengo mucho aprecio. Seguís siendo mis hermanos, para mi. Tú eres mi hermana, y lo serás siempre.

Velozmente, levanté de la silla, y rodeé la mesa para ir hacia ella, en todo momento sonriente. Entonces, me detuve frente a ella, y de golpe, me agaché y le di un abrazo cálido y cercano, como muestra de gratitud y compañerismo. Mientras lo hacía, comenté lo siguiente, dándole la bienvenida.

Bienvenida de nuevo a casa, hermana. Y gracias por venir a pedírmelo, teniendo el valor de acercarte a la gente que posiblemente te odiara

Me quedé así por unos segundos, esperando la respuesta a lo que decía, mientras seguía con el abrazo amistoso. Los ángeles tenemos una forma curiosa de demostrar afecto, o al menos yo, y abrazar es una bonita forma para ello.

la corespondi al abrazo gustosa sonriente, era agradable poder regresar al cielo, toda mi infancia y los recuerdos de mi hermana estaban en ese lugar aunque ya no era mi casa y no deseaba que lo fuera de nuevo, con el tiempo habia aprendido a sentirme bien el la dualidad de todo y el limbo se habia convertido en mi hogar, tenia personas alli que dependian de mi

muchas gracias por aceptar la alianza- sonrei cuando nos separamos, aun estaba inmersa en mis pensamientos pero no dejaba que estos se reflejaran en mi.

Una sonrisa iluminó mi rostro, mientras miraba a Dana a la cara, al oir su agradecimiento. Respondí a ello con amabilidad, mientras volví a mi silla frente a ella con lentitud.

Gracias a ti, hermana. Te agradezco que hayas venido a buscarme aquí

Acto seguido, me senté en la silla, y me arrimé a la mesa. Tomé un pergamino que había en el centro de la mesa, y tomé la pluma negra que había sobre él. Quité el tapón con suavidad, sonando un pequeño plop al destaparla. Empuñé con firmeza la pluma, y levanté la vista antes de escribir nada.

Bueno, te comento lo que yo creo que debería figurar.

• Libre viaje entre razas de ambos reinos dentro de los mismos.
  
• Apoyo al reino aliado en diplomacia, reformas y construcciones
  
• Si es necesario, traspaso de tropas, alimento, cobijo o lo que sea necesario
  
• Para tomar decisiones, es necesario que sea entre ambos reinos

¿Te parece bien? Tú dime lo que creas que debiera cambiarse sin reparo, por favor.


OFF No he añadido lo de las guerras porque Amy no es muy dada a guerrear. Pero espero que Dana sí comente eso

mire el pergamino mientras escribia- yo añadiria:

• las agresiones estan prohibidas

• apoyo en conflictos militares a no ser que esto intervenga en alguna otra alianza ya creada

supongo que todo eso sera sufiente no? siempre podemos añadir algo mas si surge


volvi a mirar el pergamino y me rasque la cabea, no se me ocurria nada mas

Al ver la norma del apoyo militar, solté un ligero suspiro, pero me alegraba que fuera mientras que no interfiriera con otra alianza ya hecha. Asentí con la cabeza, en señal de afirmación, y tomé el documento, para terminar de redactarlo con mi pluma. Ya escrito los puntos necesarios, dejé mi firma en la parte baja del documento, y se lo extendí a Dana, dejando la pluma justo al lado.

Me parece bien. Conforme en todo. Me alegro de que tú igual lo estés

firme el documento satirfecha- pues si ya esta.. oficilamente somos aliadas sonrei y deje la pluma en su sitio, me pase la mano por el pelo colocandome un poco el flequillo.

Asentí con lentitud, afirmando lo que dijo Dana. Acto seguido, tomé el documento, y lo dejé a un lado de la mesa, para guardarlo en un sitio seguro en cuanto terminásemos esta reunión. Luego me levanté, y me acerqué con lentitud a Dana, sonriente cual radiante rosa rosa que deslumbra con su belleza a sus espectadores. Tomé ambas manos de Dana con las mías, que estaban frías, y las junté, teniendo mis manos encima y debajo de las de Dana. Con tranquilidad, respondí a Dana, sin rodeos.

Así es, hermana. Por fin nuestros hermanos perdidos podrán venir a nosotros cuando lo necesiten. Siempre que necesites ayuda, acude a mi, por favor. Por cierto, ¿te gustaría hacer algo para celebrarlo?¿Te gusta el vino de pasas?¿O el vino tinto?

Esperaba que algo quisiera, o si se tenía que marchar, pues le acompañaría, dándole así también algo de charla.