EL ángel misterioso (Stella y Lucius)

Mientras daba mi paseo matutino, vi que el tiempo de mi alrededor se paraba, la gente inmóvil, el reloj parado, los pájaros en pleno vuelos se quedaron parados. De repente oí en el cielo alguien que me llamaba, su voz era dulce y amistosa, entonces me salieron unas alas blancas y mi ropa se convirtió en un vestido largo, blanco y con flores plateados dibujados.
Cuando llegué al cielo, vi una gran ciudad, con casas blancas, calles limpias y muchos ángeles al mi alrededor. Cuando me vieron, se acercaron para saludarme y conocerme mejo. Cuando ya me conocieron mejor, se apartaros y vi a alguien al final de la calle.
Me acerqué para ver quien era. Cuando me estaba acercando, vi a un ángel de cabellos castaños y ojos azules.
Cuando me presenté delante de él, le pregunté su nombre, pero no me contestó y cuando le iba a decir el mio me contestó que fue él quien me llamó. Le volví a preguntar su nombre, pero nunca me lo dijo.

Esperaba en el centro del Ágora, delante de la estatua de Zetros, a quien mi padre solía adorar.

Vestía una túnica de un color blanco marfil que relucía a la resplandeciente luz de la bella Acrisea. Los largos cabellos dorados danzaban al son de la agradable y fresca brisa matutina.

El agua bendita corría por las canalizaciones que rodeaban la plaza. Muchos de los ángeles se habían acercado curiosos a comprobar lo que sucedía, y es que su Rey parecía haber descubierto un nuevo poder: la invocación. Ya no era necesario ir a recoger a los ángeles extraviados por Yggdrassil, bastaba con invocarlos ante mi presencia.

Observé a la recién aparecida ángel dejando que los demás ángeles se le acercaran a saludar y examinar curiosos. Ariel, mi bella ángel de confianza que dominaba al igual que yo los misterios del agua, parecía expresar un especial interés en ella. No me sorprendió aquello, pues la asombrosamente calma y paciente ángel de cabello negro azulado y cristalinos ojos azules como el agua, compartió una mirada cómplice conmigo al descubrir su igual afinidad. Respondí con un suave asentimiento, tras lo cual, Ariel invitó amablemente a la nueva ángel a acercarse hacia mí, su Rey.

- Es su majestad el rey Lucius I, hijo del difunto rey Torquemada Punio Júpiter I -Introdujo Ariel en un susurro antes de que yo me pronunciara. Mis ojos azul-eléctrico se posaron curiosos aunque tranquilos en los de la joven-. Sed bienvenida al Cielo, vuestro hogar -Recibió con amabilidad y gran agogida. Su sólo porte llenaba el lugar y lo impregnaba de una gran sensación de bienestar y felicidad-. ¿Seríais tan amable de permitirme conocer vuestro nombre?

Penetré mi atractiva mirada en sus ojos, esperando leer su reacción en sus ojos.
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FDI: Aclaro un par de términos para que no haya confusiones:
-Ágora: plaza en griego. Es también aquí el nombre de la plaza principal del Cielo.
-Zetros: Dios luminoso del orden sagrado defensor de las leyes, de la rectitud, la fortaleza y castigador del mal.
-Acrisea: Diosa luminosa del sol, de la luz y del día.