Encuentros al azar

Un alarido aterrador se escuchó por toda la ciudad, la gente salia de sus casas asustadas llendo al lugar donde la mujer habia gritado, pero ella ya estaba lejos de la zona. Me transporté con las dos chicas agarradas por el cuello, estaban empezando a ahogarse asi que las puse una venda y la boca y esperé a que no hubiese ningun ruido.

En cuanto todo estaba tranquilo cojí a una de ellas, desgarrando su camisa con violencia, poniendola de espaldas a mi. Mis colmillos se clavaron rapidos en su cuello succionando apurada toda su sangre. Pequeños chorros de sangre mancharon mi camisa y mi boca completamente, la verdad es que me daba igual. Mordí mas fuerte su cuello y de un tirón, se lo arranqué de cuajo.-No quiero dejar pistas que me delaten..-susurré con voz impasible. Por desgracia la otra muchacha acabó en la misma situacion.

Habia cambiando mucho mi actitud en torno al mundo entero, poco a poco habia ido cojiendole asco y no podía reprimir esos instintos que me llamaban a cada minuto para deborarlos a todos. Me senté empapada en sangre apoyando mi espalda con la pared. Por esa noche ya me sentía satisfecha, habia dejado un rango de 5 personas muertas por la ciudad y solo 1 de ellas habia gritado tanto como para que la gente se diese cuenta. suspiré

Como un ave carroñera, un cuervo en la noche, me acerqué a la pequeña vampiresa que habia armado tanto revuelo. Los cadaveres permanecian inmoviles a sus pies. Cuanta ira, cuanta desolación. Me acerqué con el aura suprimida, como siempre, al rango común. Me agaché cerca de uno de los cadaveres y recorrí con un dedo su cuello ensangrentado, que poco más tarde llevé a mis labios y relamí.
-Cuanta rabia, cuanta pasión. -La ciudad entera hablaba ya de lo ocurrido, del misterioso asesinato, aunque seguramente los guardias de la ciudad lo califiquen de un asesinato corriente. Podia notar en la mente de la vampiresa una profunda rabia, un dolor casi tangible.
-Me pregunto... ¿Que le puede ocurrir a una pequeña como tú para que este tan furiosa? -Traté que mi voz sonase comprensiba, y es que en parte la comprendia. Cuanta ira podia acumular un corazón, cuanta rabia podia ser liberada en un solo instante, casi daban ganas de echarse a llorar. Sin embargo, no seria un llanto triste, pues por fin habia encontrado a alguien que parecia sentir lo mismo que yo.

Noté su aura, al acercarse y simplemente subí la mirada, no le dirigí la palabra y tampoco le impedí que viese el festin que acababa de alimentarme. Relamió la sangre como si lo disfrutase, pero no olía a vampiro, al menos no del todo. Me preguntó, eso si que era una sorpresa el preguntar a un vampiro y como habia dicho ella, un vampiro joven porque habia matado y cenado con tanta furia.
Sonreí de medio lado-Motivos..-susurré, no tenía ganas de contarle a un desconocido mi vida y menos a alguien que ni siquiera sabia que era.
-Yo no lo calificaria como pasion... mas bien asesinato, estoy segura de que oiste a la gente correr y gritar por la ciudad-clavé mis ojos en los de ella. Era una chica muy extraña

-¿Y si te parece un asesinato, por que lo has cometido? -Era una chica callada, parecia traumada, su mente era como un libro abierto para mi, sin embargo no queria urgar demasiado, preferia que me lo contase ella con sus propias palabras. Me acerqúe a ella y me senté a su lado pues no parecia violenta, a pesar de lo que acababa de demostrar.
-Soy una mestiza, por si te lo preguntabas. Mitad vampiro, mitad licantropo, vestigios de lo que una vez fue una orgullosa raza. Me llamo Mara. -Dije intentando entablar algo de conversación. -Se que puede parecer un poco intrusivo, ¿pero no crees que no deberias pagar tus desgracias con gente que no es culpable?

Me encojí de hombros-nunca e matado a nadie, queria ver lo que se sentía supongo-susurré. La verdad es que no sabia porque lo habia echo, pero me daba igual. La miré con extrañeza, saber su raza ahora solo me hacia recordar cosas que preferia dejar olvidadas-ya veo, por eso tu olor me resultaba tan extraño... nunca habia conocido a un mestizo, creo que tienes razon, ahora no quedan muchos, pero seguramente eso sea hasta dentro de poco-Habia hablado casi por inercia y sin pensar, cuando hice rechinar mis dientes e intenté calmarme un poco-Mi nombre es Lucía, un placer..-susurré

Sus palaras me sorprendieron-Los humanos son mi comida y mi sustento, no es porque sea desgraciada ni me ocurra nada del otro mundo-Me encojí sobre mi misma mirando al sueño.-Y si, es intrusivo.-

-Un humano es sustento más que suficiente, cinco son despecho. Además si como has dicho nunca has matado a nadie esto es un hecho escepcional. -Hice caso omiso del comentario de los mestizos, ¿podria ser un desamor? Me encogí de hombros.
-Alguien solo puede sufrir asi cuando se trata de algún tipo de traición, creeme, lo se bien. Esas incomprensibles ganas de hacer daño, de acabar con todo, de hacer que el mundo sienta una porción de lo que tu has sentido. No hace falta que me cuentes que ha pasado, solo necesitas saber que te entiendo. La mayoria de seres trata a mi raza como si no fuese más que una abominación, como si no fuesemos dignos siquiera de existir, se creen que son libres de hacernos sufrir simplemente porque no merecemos existir. Sin embargo, por mucho que cueste no te puedes rendir. -Un simple roce con su mente habia servido para notar afinidad con ella, era un criatura solitaria y desamparada que habia sufrido mucho.

Me encojí de hombros como si realmente no me importase-Tenía mucha hambre esta noche, llevaba varias sin pegar bocado a nada-Quería dejar de pensar, pero sus palabras solo me hacian molestarme mas de lo usual "no.. no es traicion" pensé. Me pasé la mano por el pelo, hacer eso me ayudaba a relajarme y hacerme olvidar mis pensamientos, sin embargo ella no me dejaba que los olvidase.-A mi me parece que los mestizos... no son algo abominable y nunca me lo han parecido-dije sinceramente.-Si lo pensara... sería una idiota-dije fijandome en el cielo nocturno-Y te equivocas, no a sido una traicion, e entregado al chico que me gusta a otra vampiresa, una mucho mas adulta y hermosa-volví a encerrar mis sentimientos y mi cara estaba seria y dura como er marmol.

-Por lo que me has dicho parece que si es traición. Sin embargo no te molestaré más. -Me apoyé contra la pared y miré al cielo. Suspiré.
-¿Sabes? Debes de ser de las pocas personas que piensan eso. -Me callé un momento, mientras contemplaba el oscuro cielo nocturno. -Poca gente respeta a mi raza, pero haré que eso cambie. Les demostraré que podemos ser tan grandes como cualquiera, que no estamos extintos. Y si tengo que hacerlo por la fuerza, que así sea. Este cruel mundo no merece más oportunidades. -Hablaba con anhelo, susurrandolo, como si mi sieño se fuese a desvanecer nada más pronunciarlo.

Sus palabras me conmovieron, guardaba rabia por dentro y yo no podía evitar sentirme identificada con ella.
Podía ser por que estaba como estaba, por que quería ayudarla o por intentar parecer mejor persona de la que yo me creía en esos instantes, pero no lo sabia con certeza. Le puse la mano apoyada en el hombro-No coy muy fuerte, ni mis poderes estan demasiado desarroyados, pero soy lista...-susurré-Te ayudaré en todo lo que pueda, para que volvais a ser la raza que antaño erais

-Bueno... La verdad es que si que hay algo en lo que me puedes ayudar, acabo de llegar a este continente y no se mucho sobre el estado actual de los reinos y de sus alianzas. Estoy un poco perdida, he de reconocer. -Respondí casi sin pensar. Hacia muchos años que no pasaba por Vaahl, tanto que ni siquiera podia recordarlos. La última etapa de mi vida la habia pasado en Lineris, reuniendo a los poco mestizos que quedaban.
-Y no te preocupes, estoy segura de que tú no tienes la culpa. Estoy segura de que eres buena persona. -Puede que vagabundear por la mente de las personas no fuese algo ético, pero no me importaba, habia mucho que aprender y poco tiempo por delante, asi que aprovechaba cualquier instante para merodear por la mentes cercanas.

No sabría decirte cuan ético era hablarle a una desconocida de las alianzas del reino, por otra parte no era algo que estubiese escondido ni mucho menos-solo se las alianzas de mi madre-susurré pensativa, tendría que acordarme muy bien de como era la cosa.
-Tenemos alianzas con los Ángeles cuya reina es Amy, con los Ángeles renegados cuyo rey es Lucius, con los brujos cuya reina es Elinor, con los brujos renegados cuyo rey es Salem y antes teníamos con los demonios al mando del rey Aspicius, actualmente desaparecido.-me quedé tranquila despues de haberlo dicho todo bien, era algo que me enseñaba mi padre siempre de todas las razas-Ah! y tenemos un pacto de no ataque con los licantropos al mando de mi tio Ian y con los licantropos renegados al mando del tio Andrew.-No pude evitar acordarme despues de nombrar a los licantropos y suspiré agachando la cabeza.

Escuché atentamente aquello que me dicía, la verdad es que resultaba interesante. Al parecer su madre era la actual reina de los vampiros, la última vez que estuve en Vaahl el rey se llamaba Itachi, nunca me cayó bien. Por aquel entonces yo no era más que una mestiza común, una más entre muchos. Ese cambio me resultó gratificante.
Por lo demás pude ver que era un reino poderoso, más de lo que podria siquiera haber imaginado, tenia como aliados a medio Yggdrasil. "Bueno, supongo que los vampiros tendrán que ser los últimos."
Además, por lo que dijo, sus padres tenian algún tipo de relación sanguinea con los lideres licantropos. Eso todavia complicaba más las cosas.
-Vaya, si que han cambiado las cosas desde mi última visita. Por lo que veo los vampiros han alcanzado su punto álgido. Tal vez tendria que hablar con tus padres algún dia de estos. Y con tu tio Andrew, al parecer es un hombre muy solicitado. El otro dia conocí a su hijo, supongo que sería tu primo.

Se quedó callada durante unos instantes, supongo que para pensar detenidamente la situacion del reino de mi madre. Asentí-Todo el mundo quiere a mi madre, es amable, cariñosa y no hace ascos a ninguna raza. El pueblo la quiere muchisimo-una pequeña sonrisa se formó en mi rostro. Mas pronto el desconcierto tomó parte de nuevo-No creo que se trate de alcanzar el punto algido, creo que todo estaría mejor si hubiese alianzas con todos los reinos, si todos estan unidos seremos mucho mas poderosos-al menos eso era lo que pensaba.-¿tio andrew? ¿porque lo dices?-El mundo casi se me hace pedazos al mencionarle, a él, de verdad que me habia afectado mas de lo que yo pretendía. Bajé la cabeza, nublada de nuevo por los pensamientos que me habian acompañado durante mi noche de matanza, un par de lagrimas rodaron por mis mejillas aun que las oculté girando la cabeza hacia el lado contrario y haciendo que tosía.-supongo que tienes ra..zon-mi voz se quebro un momento, no tenía fuerzas suficientes para afrontarlo de momento.

-Puede que así fuese, si todos los reinos se aliasen la paz reinaria y no seria necesario hacer lo que voy a hacer. Sin embargo hay tantas diferencias entre las razas...
Noté como le afectó la mención del nombre de Dean y pude escrutar en su mente que esa era la persona de la que no queria hablar. Bueno, eso si que no me lo habría esperado, al fin y al cabo eran primos.
-Vaya, lo siento, no sbia que vosotros...

Alcé la mano hacia ella, indicandola que parara y subí la cabeza con una sonrisa totalmente finjida, mis ojos se habian vuelto realmente verdosos.-No sigas... te lo suplico, entre nosotros nunca pasó nada y ya te lo dije ¿no? se lo e entregado a alguien que si corresponde con los sentimientos que tenía el mismo- subí la cabeza-Me alegro de haberlo echo en cierto modo, asi que no hay nada que lamentar- pasé la lengua por mis labios, me habia vuelto a entrar hambre, llevaba dias con una sed insaciable y suspiré, "no mas por esta noche..." -¿Que te propones hacer?-pregunté interesada en sus planes, pero tambien en cambiar de conversacion.

Deje de hablar cuando levantó la mano, si ella no queria hablar de ello yo no era quien para hacerlo. Me encogí de hombros.
-No hay nada de lo que avergonzarse, chiquilla, el amor a menudo nos juega malas pasadas. -Lei sus pensamientos y cambié de tema.
-Me propongo conquistar el mundo conocido, cada palmo de la tierra y unir a todas las especies bajo una única bandera, la mia. -Parecia soñadora, perdida mi mirada en la distancia. Baje la cabeza y centré mi mirada en ella, normalmente la gente se asustaba o respondia de mala manera cuando les decia lo que pretendia. -Si hay un único reino, la paz será lo único que conozcan las siguientes generaciones. Crearé un mundo en el que todas las razas sean iguales.

La miré algo sorprendida "Dominar enteramente todos los territorios?" pensé perpleja, eso era... era.. imposible. Era como intentar que la girafa se metiese bajo tierra por propia voluntad. Por otra parte me llamó demasiado la atencion, la excitacion de la aventura que pocas veces habia sentido hasta ahora. Sin darme cuenta de nada, saqué la punta de mi lengua, lamiendo la parte derecha de mis labios.

Ese era el gesto, era lo unico que faltaba para que yo me decidiese a hacer algo realmente atrevido y brillante-Permiteme ayudarte-sonreí mostrando mis colmillos

Me levanté de un salto, con una sonrisa complice. Muy bien, si ella pretendia ayudarme yo no se lo impediria.
-Lo primero que debes saber de mi es que no soy quien parezco ser. -Poco a poco, mientras hablaba, mi aura se expandía. Primero al nivel de maestra, princesa, y finalmente, reina. Ahora podia verlo todo, su mente era un libro abierto para mi.
-Mi nombre es Samantha, Samantha Evans, y soy la reina de los mestizos. Levantate Lucia, tengo halgo que mostrarte. -Tendí la mano para ayudarla a levantarse.

Me tendió la mano ayudandome a levantarme, la acepté y me enderecé. Teñia la ropa completamente roja por delante, pero suponía que era normal. Me mostré desconcertada, me habia dicho que se llamaba de otra forma... pero no quise preguntar.-Te sigo-susurré dispuesta a acompañarla a cualquier lado, esto definitivamente era interesante.

La ayudé a levantarse, pero hice más fuerza y la subí a mis espaldas, dejandola que se agarrase a mis cuello. Me reí para mi misma al ver lo que pensó.
-Samantha es mi verdadero nombre. No me gusta ir por ahí dando mi rango y nombre a cualquiera. -Respondí a sus pensamientos. -No te asustes y agarraté fuerte. -Dicho esto mis manos comenzaron a crecer y alargar, convirtiendose en garras y mis piernas tambien sufrieron la transformación. Solo podia transformar partes de mi cuerpo, pero esto me ayudaria a ir mucho más rápido. Un pequeño gruñido se escapó de mi garganta. posé mis pastas delanteras en el suelo y salté. Llegué con facilidad al tejado más cercano y de ahí, haciendo uso de mi velocidad, aumentada por mis patas lobunas, comencé a correr hacia el reino mestizo. No tardariamos mucho.

Me subió a sus hombros y yo por inercia me agarré fuerte a sus hombros-Tiene su sentido que no lo vayas haciendo-cuando de repente me di cuenta, me estaba leyendo la mente "es una pena tener la misma habilidad que tu y no tener poder suficiente para usarla..." pensé sonriente, sabía que lo leeria enseguida. Emití un quejido cuando sus brazos y sus piernas se convirtieron en cuatro fuertes y peludas patas. Sentí algo de miedo al principio, al fin y al cabo, la primera vez que alguien se transformó me intentó matar. Empezó a correr velozmente por encima de los edificios y segun iba pasando mi sonrisa se iba ensanchando, era increible poder ver tantas cosas a aquella velocidad vertiginosa. Empezamos a adentrarnos a los bosques, no sabía a donde me llevaba, pero confiaba en ella. Aun asi era demasiado curiosa-A donde vamos?-pregunté

-Algún dia conseguirás suficiente poder, pequeña, ya lo verás. -Continué corriendo a una velocidad que me permitiese llegar al reino sin hacer paradas y de una manera silenciosa por lo alto de los edificios. Al llegar a las lindes de la ciudad salté de nuevo y aterricé en tierra firme, en un pequeño bosquecillo cercano, para evitar ser vistas.
-Vamos al reino mestizo, allí verás el porqué. -Dije mientras continuaba vanazando, a este ritmo no tardarimos mucho en llegar al reino, a lo sumo unas horas.