El nuevo Rey

Había escuchado hace pocos días el nombramiento de un nuevo Rey en la zona renegada,algo que sin duda fue toda una sorpresa para mi.
Fui a visitar la zona de renegados por que era necesario que hablara con el nuevo Rey o Reina,ya que la antigua alianza seguía existiendo. No dejaba de preguntarme si estaría reacio o no ante aquello.
Llevaba un vestido blanco de tirantes hasta los muslos,por que hacía un calor notable,pero también tenía la espada a la espalda como solía llevarla,por si algo se complicaba.

Mis ojos violeta observaron la entrada del palacio con cuidado,y extendí mi aura esperando que alguien apareciera.

Salí de mis aposentos al notar un aura potente, no conocida, es decir, no era de los míos, así que me apresuré a ir corriendo a donde se encontraba, no me gustaban las visitas inesperadas.

Era una joven caída, con aura de princesa, me acerqué a ella formalmente aunque no me hiciera mucha gracia y me incliné levemente,

-Saludos, soy Zakarum, el nuevo rey-respondí, seco-¿Qué asuntos te traen por aquí?

Bueno,al menos no se había lanzado a mi cuello.Era un primer paso,aun que estaba claro que no le agradaba para nada.

Yo soy Kaede,la futura Reina de los oficiales-dije igualando la inclinación.-No se si ya habréis sido informado,pero antes de su llegada existía un acuerdo de paz entre oficiales y renegados. He venido aquí para hablar de ese antiguo acuerdo.¿Podémos hablar esto en un sitio más confidencial?-pregunté cruzandome de brazos,ya que estábamos en la puerta a la vista de todos.

La miré detenidamente. ¿Acuerdo de paz? ¿De qué va todo esto?-pensé, sin manifestarlo. Me di la vuelta en dirección al palacio.

-Sígueme-le dije, avanzando.

Estando en la entrada miré hacia los lados, y fui hacia la derecha, a un cuarto de tamaño grande que se supone que estaba ahí para las visitas, aunque no había muchas, por no decir ninguna desde que era rey.
Había un gran cuadro de un caballo con alas, sobre un cielo gris, al igual que la sala en la que nos encontrábamos.

Le ofrecí asiento, alrededor de una pequeñita mesa en la que, como mucho, cabían cuatro.

-Bien, ¿podrías explicarme de qué trata EXACTAMENTE-dije, resaltando esa última palabra-el acuerdo de paz?

Le seguí soltando un leve suspiro. Su hospitalidad era muy sincera.No le culpaba,en realidad era lo normal entre renegados y oficiales,pero hacía tantos años que no lidiaba con ese problema,que me resultaba algo extraño.

Tomé asiento y miré unos instantes el único cuadro que adornaba la sala.Me gustaba,sin duda.Pero no le presté mucha atención,y fui al grano,como parecía que quería ir el.


Es muy sencillo.Los antiguos reyes decidieron acordar un tratado de paz entre vuestros renegados y nuestros oficiales.Y se consiguió la calma y cooperación entre ambos bandos.Pero como ya he dicho,eso fue un acuerdo de los anteriores reyes,ahora las cosas han cambiado,por que tu estas aquí.

Mi pregunta es bastante clara¿Tienes intención de seguir con el tratado?-dije mirándole con seriedad.La idea de confiar en un completo desconocido no me agradaba,para nada.Pero necesitaba escuchar su opinión.

Me quedé pensando seriamente en lo que me dijo. Realmente no tengo mucha gente de mi parte... No estoy en condiciones de tener hostilidades con nadie, si empieza una guerra contra los renegados, lo veo crudo...-reflexionaba.

Tras mucho pensármelo, le di una respuesta simple.

-Que otro remedio me queda...-dije un poco más bajito-Mantendremos el pacto siempre y cuando lo mantengais vosotros-le contesté en alto.

Era o eso, o perecer.

Esperé mientras lo pensaba.No pude evitar esbozar una sonrisa ante su respuesta.Estaba claro que se veía entre la espada y la pared.


Se me ocurre otra idea.Nosotros no tenemos ninguna intención de atacaros,y por lo que veo,tu tampoco estas en condiciones de hacerlo,por lo que,si no deseas de verdad un pacto de paz,simplemente reduciremos todo esto a un acuerdo verbal,entre los dos.Si vosotros no atacáis,nosotros tampoco lo haremos.No necesitamos ser aliados.

Dije mirándole,esperando su respuesta.Parecía mirar por la seguridad general,y eso era una cualidad bastante importante en un Rey.

-Creo que está bien así-le contesté-Dejamos el pacto igual que antes, que hasta ahora no ha habido peleas, ¿bien?-le pregunté, me paré unos segundos y dije cruzando mis dedos de las manos-¿Hay alguna cuestión más que deba saber?

Me quedé con mis manos entrelazadas y la boca apoyada en ellas, aguardando una respuesta. Suficiente que mantengo el acuerdo de paz...-pensé.

No fruncí el ceño ante su comportamiento,por suerte sabia guardar las maneras.Sin embargo,eso no quitaba que me estuviera molestando con sus aires de superioridad,eso me irritaba bastante.De hecho,incluso parecía creer que me estaba haciendo un favor al aceptar el "trato".

Esbocé una sonrisa muy amplia,aun que claramente falsa,y comenté en tono tranquilo lo siguiente:

Oh..¿algo más?Bueno..solo deberías recordar que si mañana me despertara con ganas de aplastar tu reino,lo podría hacer en un parpadeo.Por eso..vigila bien tus maneras.Esto no lo estoy haciendo por mis subordinados,si no por los tuyos.No lo olvides-dije abriendo los ojos y mirándole,bajando un poco la sonrisa y mostrandole que hablaba en serio.

Miré a la joven ángel caída, sin cambiar la expresión, pero notablemente irritado. No sabía si echarla a patadas o pegarle un espadazo. Pero conseguí contenerme un poco. Otro día..-pensé-Hoy no, pero otro día

Traté de invitarla lo más amablemente que pude a que se fuera.

-Creo que ya está todo resuelto, espero-dije levantándome y apretando el puño detrás de mi espalda-Muchas gracias por venir a hablar conmigo sobre esto-dije, con un tono no muy agradecido, a forma de invitación de irse.

Me levanté captando la indirecta.Yo era la primera agradecida en perderle de vista.Vaya cambio desde la antigua reina a él,parecía que esto iba a ser difícil.

Es un placer-comenté con ironía,y caminé hasta la puerta de la sala.

Y recuerda lo que te he dicho..-dije adentrándome en los pasillos que daban a la salida.