Entre la niebla

Estaba caminando por la orilla disfrutando de como las olas acariciaban mis piernas, mas esta niebla no me dejaba disfrutar del paisaje. Me pare en seco y cerrelos ojos intentando disfrutar del sonido del mar.

No tenia mucho que hacer, asique decidi entretenerme, extendi mis alas y vole por encima del oceano, con los pies aun tocando el agua. Una vez considere que estaba en un buen sitio, adelante mi pie derecho, doble mi pierna izquierda formando un angulo de 90 grados quedando el pie justo debajo del tronco y extendi los brazos hacia atras. El aire conmenzo a arremolinarse quedando yo en el centro del torbellino, el aire cambio se dirigio a mis brazos arrastrando con él, agua y el vapor de la niebla. Inicie el baile moviendome a lo largo de la orilla, cuando de pronto oí un sonido alegre, no era algo que pegara coneste ambiente, sin dejar de bailar cerre los ojos para identificar las posicion del sonido, al cual una vez localizdo me dirigi sin cambiar mis movimientos.

Una vez estuve cerca de aquel sonido, alce un vuelo en vertical, girando como una peonza creando dos espirales de agua que seguian el movimiento de mis brazos. Cuando vi que ya tenia la altura que me interesaba cree una pequeña onda de viento que disipó parte de la niebla a mi alrededor e hizo que las espirales de agua estallasen en pequeñas gotas.

Al disipar la niebla pude ver a un chica tocando una armonica, sin acercarme comence a hablar.
-Disculpe, no cree que le convendria estar en un lugar con otro ambiente, despues de todo, parece buscar alegria, y me costaria creer que la encontrara hoy aqui.- dije en un tono educado, haciendo una leve reverencia.

No, definitivamente el agua no baila. Pero ya que estamos aquí, no interrumpirá mi canción. Esta noche están acudiendo a mí todas esas melodías que tocaba una y otra vez al principio de cada batalla. Todas esas notas que encendían mis entrañas y hacían que mi mirada titilase como la llama traviesa dispuesta a arrasar todo a su paso. Y yo que pensaba que había aprendido a no echar de menos mis viejas costumbres. Espero que no se entere el nuevo rey y me devuelva a mi adorada prisión. Pues es posible que por esas costumbres me encerraran. ¿Pero por qué quisieron olvidar mi nombre? Tampoco toco tan mal la armónica como para ello ¿no?

Ahora es cuando viene mi parte favorita, es donde más se anima esta canción. Muevo el tronco y la cabeza siguiendo el ritmo, es la música la que me invita a no quedarme quieta. Aún así mi melena continúa tapando el lado que fue desgarrado por la cicatriz. Ni siquiera en los confines del mundo me hace gracia que quede descubierto. Maniática, siempre maniática. ¿De qué sirve vivir si no se tienen manías y vicios? Por si a alguno se le ha ocurrido no tenerlos, que no se preocupe, yo los tengo por todos ellos.

Una voz interrumpe mi vaivén y alzo la vista tratando de divisar qué errante viajero ha atrancado en un puerto tan grisáceo como este. De verdad que me interesa, encallar en estas rocas en una noche como esta tiene su mérito. No puedo evitar reír ante el comentario y asiento con la cabeza.

Si me estás sugiriendo que me ponga a llorar, creo que hace tiempo que dejé de albergar lágrimas.-Replico encogiéndome de hombros y esbozando una amplia sonrisa.- Si me estás sugiriendo que estoy en el lugar menos apropiado, lamento decirte que en todo lo que llevo de vida jamás he encontrado uno que lo fuera.-Me levanto para tratar de verle con más claridad, llevo mis manos a mis bolsillos y guardo la armónica en uno de ellos.- Pero sí, busco alegría.

Le doy la espalda por unos segundos hasta sacar de mi pequeña bolsa una bota de vino. Me giro y levanto el brazo como señal de invitación.

Si queréis un poco, puedo compartir.-Sonrío divertida esperando su respuesta. –La alegría, digo.

Baje de mi vuelo haciendo un vuelo rasante, por el agua y aterrizando cerca de ella.

-Eso de no encontrar un lugar apropiado... suena algo triste de todos modos a lo mejor no es un lugar apropiado si no a una persona que te comprenda y pueda ayudarte, aunque tampoco metere mucho la mano en en fuego pues, a lo mejor te molesta que te aconseje y me puedo acabar quemando.- dije acercadome a ella y sentandome en una roca de modo que ella estuviera en frente mia.

Ahora que ha decidido acercarse lo observo más detenidamente. Aunque lo hubiese visto alguna vez, tampoco me acordaría de él. Es lo que tiene la cárcel, amistades las justas y si te he visto no me acuerdo. Pero esa manera con la que se expresa, me hace sospechar que no sea una rata como lo soy yo. Sonrío mientras paso ligeramente la mano por uno de los salientes más escarpados, prestando especial atención para no cortarme. Hasta que termino por sentarme y buscar que nuestras miradas se junten.

“Una persona que me comprenda y pueda ayudarme” curiosas palabras. Sí que lo son en estos tiempos. La gente normal ya no intenta esas cosas, las ratitas siempre están más ocupadas buscando sitios en los que meter la nariz para encontrar queso. Sin apartar la mirada, dejo la bota en medio de ambos.

-¿Y qué me aconsejas para esta noche, desconocido?- le pregunto de manera afable.-No temas, el fuego no suele despertarse si nadie lo llama. Además, en caso de incendio, tienes el mar aquí al lado. Admito que estoy intrigada, es la primera vez que oigo de una persona con esas características.-Alzo la bota indicando que el primer trago va a su salud, después la dejo en el lugar de antes.

Mire la bota mas hice un gesto de que no me apetecia beber o al menos por el momento.

-La noche se presenta tranquila, aunque algo sombria, puede que no sea una noche en que se pueda sacar mucho partido mas, pareces ser alguien que no a tenido una vida facil, me gustaria saber que te pasó y si me lo permites intentar ayudarte. Puede que no saquemos mucho de ello pero quien sabe, a lo mejor nos llevamos una sorpresa.

Dije mirandola a los ojos y esbozando una calida sonrisa intentando ser lo mas cercano posible.

Así que… si no he entendido mal, apareces de entre la niebla como si nada porque quieres escuchar la historia de mi vida.

Sonrío y medio entorno los ojos, o para el caso el único que está visible. He tenido encuentros anteriores con desconocidos, he echado tragos con ellos e incluso escuchado sus penurias. Pero jamás me habían comentado algo semejante estando sobrios y en una noche que no invita precisamente a las conversaciones largas. Si tuviese que decir que por cada parón que ha tenido mi vida, he empezado una nueva, diría que ésta sin duda es la más interesante. Incluso los desconocidos lo son.

Y dime, si te aburro no me dejarás sola con esta botella, ¿verdad?-Ladeo la cabeza hacia la izquierda mientras cruzo mis brazos a la altura del pecho.-No me gustaría empacharme de alegría. Una vez que se destapa…-Me encojo de hombros y río.- No sé por qué quieres ayudarme, al igual que tampoco sé nada de ti. Por eso te propongo un trato; si te cuento algo, tú deberás contarme algo también, si quieres mentirme, te mentiré igualmente. Aunque dadas las circunstancias, no creo que nos fuese a servir de mucho esto último…

Realmente es como si la niebla nos abrazase, es imposible ver más allá de la distancia a la que nos encontramos el uno del otro. Ni qué fuésemos los únicos habitantes del mundo, pero lo parece. Vaya si lo parece.

Si estás conforme, te confieso que me encantan las sorpresas.-Le comento con cierta picardía.

-Tranquila, el aburrimiento es una sensacion la cual desconozco, asi que no te dejare a solas. Y mis motivos tengo para ayudarte...- dije apretando el puño con fuerza sobre mi pierna. -Y bueno lo que dices me parece bien, yo te contare algo a cambio, de que tu me cuentes algo pero, antes de eso permiteme presentarme, me llamo Darksik y es todo un placer conocerte.- dije arrodillandome y cogiendo su mano, la cual acto seguido besé, tras lo cual volvi a mi posicion.

Así que su nombre es Darksik. No parece un nombre falso, pues comenzaremos con algo que sea verdad. Me paso la lengua por el labio inferior mientras pienso qué clase de motivos le impulsarán a mostrarse tan bondadoso. Cuando Caeli me tomó de la mano para mostrarme sus respetos, creí que lo hacía porque era un ser dulce. Pero ahora que lo ha hecho Darksik, estimo que el mundo haya podido volverse loco mientras yo me pudría en una celda. Será que aunque no lo quiera admitir estoy hecha un vejestorio. En los tiempos que corren, sorprendentemente hay educación, ante todo eso. Si mi maestro de armas hubiese visto esto ¿También les habría escupido a ellos a la cara?

Mi nombre es Alayne.-Un nombre es algo sencillo, a lo que en principio no cuesta responder. Sonrío dejando que transcurran unos segundos.- Bien, supongo que he de comenzar primero. Muchas noches tengo un sueño que se repite, es tan denso y confuso como esta niebla. “Este es el precio de la mejor lección que vas a aprender jamás", me dice. "Las reglas del juego son sencillas; come para no ser comida, traiciona para no ser traicionada y no olvides el sacrificio.”-Concentro mi mirada en la suya, realmente he comenzado con una verdad bastante fuerte.-¿Tienes sueños igual de enigmáticos, Darksik?

-Alayne... bonito nombre.- dije sonriendo. Atendi a sus palabras, ¿Comer para no ser comido? ¿Traicionar para no ser traicionado? Si ese sueño esta relacionado con su vida, no lo a debido pasar una buena buena vida.- agache la cabeza haciendo notoria mi preocupacion por aquella chica.

-La verdad, que no tengo sueños tan enrevesados mas, en mis sueños me persiguen los fantasmas de mi pasado, por asi decirlo.- dije dando leves golpecitos en mis piernas, sin apartar mi mirada de la suya.

Fantasmas del pasado, esto sí que se pone interesante. Es casi como si el tiempo invitase a hablar de ellos, o como si ya estuviesen aquí, entre nosotros. Ojalá tuviese yo alguno, así podría machacarlo en mis ratos libres. Me fijo en sus facciones para poder recordarlas bien, seguramente sea moreno pero esta capaz blancuzca me incita a dudar. Supongo que tendré que vivir una noche más con esas palabras, posiblemente me las dijese alguien alguna vez. Por eso, me he prometido recordar todas las conversaciones. No quiero más frases sin sentido, al próximo que me suelte una estaré bien consciente para darle un bofetón. Chasqueo la lengua y me inclino hacia delante para acercarme a Darksik.

¿Y cómo son esos fantasmas?-le pregunto en un susurro con la mirada traviesa. Pasados dos segundos me incorporo. Las normas, estoy olvidando las normas…-Cierto, cierto. Para que me cuentes, antes debo contar yo.- Descruzo mis brazos y me apoyo sobre una de mis rodillas.-Ahora mismo, tan solo tres personas en este mundo conocéis mi nombre. Y si no lo llego a recordar, nadie lo hubiese sabido jamás. Pero un nombre es algo más simple que un fantasma. Te pones otro y ya está. Los fantasmas se acumulan…si les dejas, claro.

La mire a los ojos antes de bajar la mirada con un gesto algo deprimido.

-Esos fantasmas, fueron personas cuya vida a influyo de un modo u otro en la mia, en todos los casos para un mejora de mi vida.- volvi a elevar la mirada esta vez estando inclinado hacia delante. -Has dicho que solo tres personas conocen tu nombre contandome a mi y debido a que lo recordaste... ¿Como puede alguien olvidar su propio nombre? Y, en cualquier caso es agradable que lo recordaras, pues es un nombre precioso y te que da muy bien, ademas me siento bien sabiendo, que solo lo saben tres personas y que has confiado en mi para decirmelo.

Debí suponer que los fantasmas dejan un rastro borroso y melancólico. Me he comprometido a compartir alegría, no a sacar temas de conversación que animen a que uno salga corriendo parar tirarse por esos acantilados. Alargo la mano para dar otro trago de vino con la bota. Realmente quiero que el mundo me recuerde, y algún día si el mundo deja de estar muy ocupado, que me diga quién soy y qué he hecho. Al menos también es para Darksik la primera vez que nos encontramos, me lo anotaré. Pues estoy segura de que más tarde o más temprano alguien me reconocerá. Quizás porque le deba dinero, quizás por un interés oculto… pero será un principio.

Río ante su comentario cuando he terminado de beber y deposito la bota en el mismo lugar.

Disculpa, es posible que tanta humedad salada haya trastocado mi buena expresión.-Llevo los brazos hacia mi nuca y sonrío con tranquilidad.-Llevo apenas unos meses disfrutando de la vida libre, pues he estado viviendo en el lugar más seguro de todos los que puedas conocer. No tenía ventanas, no limpiaban jamás, no les gustaban mis chistes… pero ni siquiera las ratas podían acceder a mí a través de los barrotes.- Paro unos segundos, inspiro aire y prosigo.-No fui yo quién olvidó su nombre, sino todos los demás. Todos ellos me olvidaron, hasta tal punto que es como si acabase de nacer. Y eso que es bonito, según me has dicho…-Llevo mi dedo índice al labio y esta vez no le formularé una pregunta del pasado.-¿Qué es lo que más deseas ahora mismo, Darksik?

Aquel gesto suyo me puso algo nervioso, con aquel gesto algunas ideas pasaron rapidas por mi cabeza dejandome algo trastocado, me sonroje un poco, algo que esperaba que no se hubiera notado, debido a la niebla. Apoye mis brazos en la piedra, reclinandome hacia atras y mirando al cielo, aunque no veia gran cosa.

-Lo que mas deseo...- hice una breve pausa, intentando buscar algo que me llamara la atencion -La verdad... nunca he parado a pensar en ello, no quiero nada en espacial, mi vida a pesar de las vivencias pasadas... me esta llendo bien, puedo campar a mis anchas disfrutar de la belleza de los paisajes naturales y tengo gente en quien confiar y con quien pasarlo bien, aunque tambien estoy con ellos en los malos momentos.- dije, dirigiendo mi mirada hacia ella y mostrando una sonrisa, dando a entender de que ella tambien estaba involucrada en esa gente.

Volvi a alzar la vista al cielo y cerre los ojos, para disfrutar de los sonidos que se percibian. -¿Y tu Alayne? ¿Que es lo que mas deseas en este momento?- dije sin abrir los ojos.

Qué curioso, un conformista. Como él hay pocos, a pesar de que supongo que se vive mejor así. El que no espera nada no se decepciona y a cambio todavía puede recibir algo. Es una creencia y yo la respeto. No obstante el que vive siempre tiene que apostar. Y ya que apostamos que sea para conseguir un premio jugoso y no el de consolación. Cuando esté muerta me conformaré con lo que tengo. Es decir, los gusanos de mi tumba. Quizás sea que yo ni tengo gente en quién confiar, ni para pasarlo de ninguna manera. Así que mi única carta es apostar.

Un deseo, es un deseo.-Le contesto mientras asiento con firmeza. –No desear es como no comer, se puede vivir sin ello, pero no te sacias.-Un escalofrío recorre mi piel, claro que todo tiene un límite. No hace falta ser muy avispado para darse cuenta de ello. Hago crujir mis nudillos para desentumecerlos del frío, me levanto del sitio y le susurro en el oído.-Ahora mismo desearía que me contasen una buena historia. Me gustaría saber qué me he perdido mientras he estado encerrada en el culo del mundo. Porque algo me habré perdido ¿no?-Alzo mis cejas a modo de interrogante y permanezco de pie apoyada sobre uno de los salientes.

Cuando ella me susurro al oido, pude apreciar su voz era agradable aunque, el hecho de que hablara de hechos tan tristes le quitaba parte de su encanto.

-No se cuanto habras permanecido sin noticias del mundo, pero ahora mismo la situacion de este es delicada, alguien esta destruyendo las piedras del equilibrio, de las cuales ya solo quedan dos. Ese ser que va tras las pedras...- mi tono de voz comenzo a cambiar llenandose de rabia, aprete los puños en un intento por contener la rabia. -Ese ser a destruido la ciudad en la que me crie dejandome sin un lugar al que poder regresar, utilizando para atacarnos los cadaveres de parientes y amigos de aquella ciudad pero... me las va a pagar, no me quedare tranquilo mientras el siga vivo...

Hice una pausa para relajarme, y desprenderme de la rabia. -Al final si que puede que tenga un deseo... Desearia tener su cabeza colgada en mi habitacion.- dije con una sonrisa un tanto siniestra.

OFF Darksik, ¿Te gustaría que yo me uniese al rol, o prefieres que sea privado con Alayne? Lo pregunté, pero deduzco que se te olvidó un poco, jejeje.

Desvío la mirada hacia el espesor blanco, y por primera vez, sin saber qué decir. Nunca han sido tiempos fáciles, pero ahora todavía menos. No me habían contado los detalles, de hecho a mí me han contado otra versión del mismo cuento, pero la intensidad con la que me han sido transmitidas ambas no me hace dudar de ninguna de ellas. Presiento que cada vez está más cerca la llamada del fuego.

Comprendo lo que es vagar día a día, sin jamás regresar a casa.-Apoyo una mano sobre su hombro para alentarle.- Para eso no hace falta un apocalipsis.-Sonrió sarcásticamente.-Pero si algo he aprendido, sentada en mi cama de hierro estos años. Es que mientras queden fichas en pie, el juego no se detendrá. Y entre esas fichas, mi querido amigo, estamos tú y yo.-Retiro la mano y me inclino sobre él para mirarle directamente a los ojos.-Has cumplido mi deseo. Por lo que si algún día arrebatas esa cabeza que tanto quieres, te prometo que te ayudaré a clavarla en la pared que más te guste.

La verdad cada vez me veia mas identificado con ella, no se que me pasaba mas, cuanto mas la conocia mas deseaba mi ser estar con ella, era algo raro contando que a penas nos conociamos, decidi no darle importancia.

-Creo que sin darnos cuenta, estamos encontrando un sitio al que volver aunque no se un sitio fijo en el suelo.- dije sonrojandome un poco -Espero que tu hayes tu alegria y... en cuanto a tu deseo no tienes porque dar las gracias, queria ayudarte y hare mas por ayudarte si asi me lo permites. Para eso estamos los amigos ¿no?

¿De verdad hemos encontrado un sitio al que volver?-Pregunto esbozando una media sonrisa pícara. Miro a nuestro alrededor y dispongo mis brazos en jarras. Luego lo miro a él percibiendo que su tez ha tomado color.-¿Sueles hacer amistades bajo la niebla a menudo, Darksik? No es un lugar muy atrayente, pero si te da buen resultado trataré de probarlo.- Alargo mi sonrisa y me doy media vuelta para mirar como el mar se estampa contra los arrecifes.- ¿Sabes qué es lo más divertido de hablar con alguien que apenas conoces?-hago una pausa- Que absolutamente todo te parece fascinante.

Tomo de nuevo mi bota, le doy otro trago y antes de volverla a dejar en el suelo, le miro por el rabillo del ojo.

Mi consejo, de ficha a ficha, es que bebas hoy lo que quizás no puedas celebrar mañana.

-El tener un lugar al que volver tambien depende de tu opinion. En cuanto a lo de hacer amigos bajo la niebla...es la primera vez que encuentro a alguien entre la niebla y parece que me a dado buen resultado.- dije girandome y mostrando una sonrisa. -Y en verdad tienes razon, en una primera impresion las personas siempre te sorprenden, lo importante es tener una idea correcta, pues las primeras impresiones a veces acaban por ser muy erroneas y acaban llevando a malas pasadas, aunque en este caso, no me da esa impresion.

El mar hace un ruido de fondo un tanto molesto. Pero es el mar, todo en él me desagrada. Las olas vienen, rompen y se van. Las personas vienen, llegan a ti y se van. Pero no se me ocurriría de entre mil maneras distintas, una que fuese mejor que esta para pasar la noche. Tan calmada, risueña y con una compañía tan embriagadora como el sabor de mi bota de vino. Ah, y Darksik, claro. Es como una vocecita inocente dentro de mi cabeza. Una pena no haberlo conocido cuando yo aún guardaba un poco de la mía. Quizás no deba corromperlo con más vino, no me gustaría que siguiese mis pasos y tener que citar el próximo encuentro en una prisión. Definitivamente, cuando no te sirven tu comida favorita en años pierdes toda tu inocencia. ¿Fue allí dónde adquirí mis vicios? No, yo no fui a ellos. Ellos vinieron a mí.

¿Y qué impresión te estás llevando de mí?-Sonrío mientras ladeo la cabeza y paso a mirarle profundamente, como si quisiese taladrarle.-Créeme, es el mejor cumplido que he escuchado en mi vida. Me han echado de tantos sitios, que incluso he llegado a pensar que nadie es capaz de encontrarles la gracia a mis chistes. Soy mordaz por naturaleza y muchas veces mi mala lengua me pierde. –Procedo a sentarme de nuevo.-¿De dónde vienes?

-¿Mi primera impresion sobre ti? Parece una buena persona, quizas algo sombria, tal vez debido a algo de tu pasado, pero ese hecho te da un caracter especial, eres bastante agradable y guapa tambien.- dije pasandome la mano por la nuca, algo sonrojado. -¿Y cual es tu impresion sobre mi?

Use el vieto para que una espiral de niebla me rodeara de arriba abajo, permitiendo que se me viera entres los huecos. -En cuanto a mi procedencia, yo mismo la desconozco solo recuerdo tragicos sucesos, hasta que me encontraron en la ciudad de los bosques, en la que se me crio. ¿Y tu?

Hacía mucho que no escuchaba esas palabras, menos aún si van referidas hacia mi persona. Esa falta de costumbre hace que me ría en cuanto las oigo salir de su boca. No obstante, es la primera impresión. “Belleza para quienes sepan apreciarla” esas fueron las palabras de mi rey cuando debatimos acerca de la palabra “bella” sobre mí, más como signo de educación que como piropo. Al menos Darksik tiene un pase, él todavía no ha visto mi rostro completo. El solo pensar en mi cicatriz me borra la sonrisa de la cara, incluso el buen humor. Desde luego, carácter especial no me falta y podría compensarse en cierta manera con mi casi ausencia de pasado. Cuando los dioses nos quitan un ojo, nos dan tres piernas. ¿Para qué? Yo que sé.

Un espiral de aire se ha originado en torno a Darksik. Arrugo el entrecejo en forma de interrogante sin comprender. Con esta humedad, gracias a su acción me está entrando frío. Pero le prometí que no habría fuego a no ser que alguien lo llamase. Subo las solapas de mi túnica marrón y presto especial cuidado a que con esta nueva brisa mi pelo siga cubriendo mi cicatriz.

Hasta hace unos minutos encontraba que eras una persona dulce.Pero ahora tengo la impresión de estar hablándole a una nube de algodón.- Río agachándome para mirarle por entre los huecos.- Es agradable hablar con alguien que no tenga miedo de responder mis preguntas. Y valiente. –Hago una pausa, suspiro y continúo pasando a la siguiente pregunta.-Antes de ir a prisión, ingresé en las filas del ejército. La comida era pésima, pero al menos tenía algo que llevarme a la boca. Me crié en la calle como una vulgar rata. Poseo un historial interesante ¿eh?-le comento con ironía.-Soy esa niña con la que tu madre te recomendaría que no salieras a jugar. Pero nunca se sabe... Igual soy buena persona y todo.

En la reciente oscuridad de la noche tenebrosa me encontraba caminando con lentitud pasmosa y andares curiosamente provocativos. La suave brisa marina inunda mi nariz, despejándomela suavemente. Es agradable el aire salino del mar, pues me reconforta tras estar entre tanta muerte como lo es en el interior. Es curioso, pero es mi segundo líquido favorito, pero claro sin beberlo siquiera. Atravesaba el límite entre el bosque y la arena, notando cómo se hundían mis pies en la misma. Arena, blanda y movediza como ella sola. "Me encantan estos lugares....dan algo especial a esta chispa de vida que tenemos todos...especialmente yo"

Una sonrisa de satisfacción se dibujó en mi rostro, mientras continuaba atravesando el mar de arena que se extendía ante mi, oscura por las tinieblas transmitidas a su no luz. Levanté la vista de mis delicados pies, para toparme con una cortina blanca que apenas dejaba ver gran cosa. Pero sin embargo, en la lejanía podía oir voces. Voces que hablaban con tranquilidad, y alguna que otra risa sonora y quizás un poco histérica. Curioso, pero me recuerda a mi misma. La risa es algo que suele invadir mi ser, sobre todo en momentos en los que disfruto perjudicando a las personas. Tras arduos pasos en la arena con mis zapatos, me detuve y agaché con lentitud, extendiendo mis brazos blanquecinos hacia la arena. Con encanto por mi parte, me quité ambos zapatos, para poder disfrutar del fresco tacto de la arena en mis pies. El caminar sobre la arena es bueno para todo el cuerpo, y no desaprovecharía la oportunidad. Aunque tampoco podría ponerme en peor situación de la que ya estaba. Comencé a distinguir palabras sueltas. "Soy...persona..." Hmm...la voz es de mujer al parecer. Quizás de mujer joven. Me acerqué con lentitud a las dos siluetas que podía distinguir sobre una roca, y esbocé una sonrisa pícara en mis labios, mientras observaba a estos simpáticos o en su defecto, antipáticos seres que dialogan con inmensa tranquilidad.