Reunión "Familiar"

El portal apareció en una sala cerrada, completamente vacía, a excepción de una mesa vieja puesta en el centro, y unas pequeñas sillas de madera. Parecía una sala de interrogatorios, ya que no había nada más que una puerta, y una ventana con barrotes reforzados en 3 capas.

Dejé a Ian junto a una de las sillas, y me senté frente a éste, sonriendo con una dulzura que ya conocía Ian. Aunque mi mirada parecía picarona, en un contraste curioso y extraño.

Esperé a que él hablara primero. Además, debían llegar las "invitadas" pronto.

No las tenía todas conmigo. Observé la habitación que se asemejaba demasiado a la sala de interrogatorios del reino licántropo por lo que un pensamiento apareció en mi mente. Me van a ajusticiar por mis actos. No era un pensamiento alegre, pero si conforme, era lo lógico, pero por esa misma regla de tres Angeline también tendría que enfrentarse a la justicia. No me gustaba eso de que la reina de los ángeles tuviese tratos con los vampiros, era muy buena pero inteligente. Esto me llevó a la conclusión de que a lo mejor el trato no fue voluntario.
¿Van a tardar mucho? -pregunté. Era obvio que alguien faltaba si no no estaría esperando. Aunque preferiría que si me fuesen a interrogar dejase de un lado esa sonrisita de la reina.

Esa carta había llegado justo a tiempo para pillarme, pues estaba a punto de salir, no sabía que podía haber ocurrido si Angeline tambien tenía que ir, y despues de lo que pasó con Jozu pocas ganas tenía de peleas y discursiones. Llegué a las puertas y ví a un guardia, este automaticamente se pudo en señal de defensa, alcé las manos-Vengo a buscar a la reina Amy Sunie, me a citado- le entregué la carta. Al poco tiempo apareció otro.
-sigame- le seguí sin muchos animos "que secos son". Mientras me conducía iba mirandolo todo, nunca había entrado allí, era todo tan luminoso. Al poco tiempo llegamos a una puerta, llamaron y yo entré.
Vi a Amy sentada en una silla, y en la otra Ian, cosa que me extrañó. Sonreí, hacia mucho que no la veía, hice una reverencia-Encantada de volver a verte Amy- luego me giré -Ian..-

Ya me encontraba allí en el castillo, por lo que llegué rápidamente al pasillo donde estaba la sala indicada por la Reina. Me detuve ante la puerta, con una sonrisa pícara, pensando en cómo iba surtiendo todo.Tomé el picaporte, y lo giré con lentitud. Al abrir la puerta, me fijé en que Ian estaba allí, frente a Amy, y Luccie justo al lado. Hice una reverencia, que pretendía ser educada, mas algo de burla se veía en ella, y fui hacia la silla que estaba junto a Amy, sentándome con clase. Coloqué una pierna sobre la otra y observé los rostros de los invitados.

Hola chicos. Ian, me alegra verte por aquí, jejejeje. Y mi estimadísima Reina, es un placer verla de nuevo, jejejeje

Al oir la puerta abrirse, me giré para ver a la recién llegada Luccie, que sonreía con aquella tierna sonrisa brillante, adornada con los rubíes que tanto refulgen en sus ojos.

Bienvenida, Luccie. Encantada de volver a verte, jeje Respondí con una sonrisa dulce. La picardía anterior desapareció, pero no por ello el color violeta en mis dedos.

Señalé con la mano una silla para que tomara asiento.

Poco después llegó Angeline, y la saludé con un gesto de condescendencia.

Tras eso, volví a mirar a Ian a sus ojos color caramelo, y expuse la situación.

Bueno, ya que estamos todos, os explicaré por qué estamos todos aquí reunidos. En primer lugar, me tomé la libertad de traer a Ian aquí, por métodos poco habituales... Pero lo que importa es que está aquí.

Me levanté de la silla, y me paseé por el alrededor de la mesa, observando a los 3 invitados, con una sonrisa tierna. Era curioso que una picardía tan marcada desapareciera así como así.

Sé que vosotros, los vampiros, teneis problemas con Ian y sus licántropos... Pues bien, os he juntado en esta sala para que arregleis vuestras diferencias...luego os contaré el plan que Angeline y yo hemos pensado, jejeje...

La risita al final sonó un poco extraña, con cierta picardía.

Me senté en una silla esperando que Angeline llegara pronto, cuando llegó la sonrei haciendo una leve reverencia desde mi sitio. Luego empezó Amy a hablar, era extraño, pero presté toda la atencion que pude-¿Porque deveria de hacerlo?- miré a Angeline y luego a Amy.-Han demostrado no ser dignos de mi confianza, en mas de una ocasion-Mi cara se mostraba seria, sin maldad alguna, pero igualmente seria.

Una pequeña sonrisa de alegría me salió al ver a Luccie, pero me regañé a mi mismo sabiendo cual era la stuación. Angeline seguía igual que siempre, nunca cambiaría.
No me dolió para nada la respuesta de Luccie, ya que era de esperar.
Ya lo ves Amy, no quiere. ¿Y ahora me puedo ir? Más que nada porque me parece inutil cualquier intento de que la reina de los vampiros quisiera entablar una conversación conmigo. -dije como si la propia Luccie no estuviese presente. Mi voz sonó tranquila como si lo que ocurría o pudiese ocurrir no me afectase en nada.
No me iba a ir, ya que por una parte quería seguir viendola, pero quizás era lo mejor, aunque dudaba que Amy me dejase ir tan tranquilo así que seguí sentado sin moverme.

Bajé levemente la cabeza, dirigiendo la mirada a la mesa, oscureciéndose así mi mirada. Entonces esbocé una sonrisa, algo pícara, mientras reía por lo bajo ante lo que dijo Luccie. Luego continué escuchando lo que decía Ian. Hmm.. seguro que hay otras formas de conseguirlo.

Querida Luccie, es por un bien mayor. Además, Ian parece buen chico después de todo, jejejeje... Una ligera risita escapaba de mis labios, un poco digamos oscura. Debía ser raro, muy raro, en mi persona reir de aquella forma.

Poco después alargué una mano hasta Ian, y sostuve su muñeca con firmeza. No deseaba que se levantara, ni que se fuera de allí, no hasta que dejáramos claro todo lo que queríamos dejar claro.

No, Ian, no te puedes ir. Y si ella no lo hace me da igual, tú no te vas a ir Mi voz sonaba apagada, ciertamente seria. Bien era cierto que la situación lo requería, pero era también extraño.

Al sujetar su muñeca, se veían mis dedos de color violeta. No sabía si Luccie se fijó en ellos, pero había que tener cuidado.


Luego desvié una mirada hacia Angeline, como si le estuviera pidiendo algo, tras lo cual, volví a levantar la mirada, y sonreí un poco forzadamente, con tono amable. Mas mi mirada decía otra cosa. Parecían ojos que querían absorber al que tenía delante, en este caso Ian. Como si quisiera poder encerrarle con ellos.

Me había cruzado de brazos, mientras observaba la tierna escena que tenía ante mis ojos. Mi reina, orgullosa, no quería hablar con Ian. Y éste al parecer tampoco. Pero si quería que todo funcionara, necesitaba su ayuda. Así que me fui hacia la mesa, y me incliné sobre ella, dirigiendo una mirada con toques de picardía, pero con amabilidad en el fondo. Apoyé mi cabeza sobre mis manos y le dirigí una sonrisa sincera. Y me dirigí a él con una voz tranquila, curiosamente, pocas veces oída de mi.

Bueno, Ian, a mi me has hecho daño, mucho daño. Pero te puedo perdonar si te quedas y hablas con Luccie. ¿Harías ese favor por mi?

Intentaba sacar una actitud que no era muy natural en mi en esta ocasión, y esperaba conseguirlo. Era necesario para terminar el plan

Me reí ante las palabras de Ian-no recuerdo que te rindieras antaño tan facilmente-giré mi cara hasta Amy, sus dedos amoratados, su actitud poco usual, quería saber lo que estaba pasando-Se lo que dices Amy, no parecía mal chico, al menos no el primo que tenía hace años. Pero como bien e dicho en varias ocasiones y seguire diciendolo, por encima de otros esta mi reino, al que debo protejer, dadme una buena razon por la que deba confiar en los licantropos una vez mas y prometo recapacitarlo e incluso aceptarlo-dije seriamente.

¿En serio que seguían sin ver la situación? ¿En serio que siguen pensando todo lo que estaban pensando? Seguía sin entender porque no entendendían nada.
Angeline, me parece absurdo que me estés sugiriendo esto. Las tres sabes que yo si quiero hablar con ella, es ella la que se niega. -¿Como no iba a querer hablar con ella? Toda esta situación me estaba sacando de mis casillas, y parecía que era lo que querían.
¿Puedo dar una buena razón? -pregunté a sabiendas de que iba a darla de todas formas. Sigo sin entender como puedes, perdón, podeis pensar que los licántropos os vamos a atacar. No lo haremos por tres opciones, una porque se desencadenaría una guerra que no nos vendría bien a nadie, otra porque los apoyos de los vampiros son muchísimos más que los que podemos tener. Y la última y más importante, porque daría mi vida porque no le ocurriese nada a esa niña que salió de tu vientre. -dije rápido, alto y visiblemente enfadado. Lo último quizás no debía haberlo dicho, pero en el momento no pude pensar en que decía o iba a decir.

Tras escuchar las palabras casi hirientes para Ian de Luccie, me mantuve espectante ante Ian, aunque me había dado cuenta finalmente. Era cierto lo que decía Ian. Callé finalmente, y me senté en el borde de la mesa, entre Ian y Luccie. Prefería esperar a que Amy arreglase aquello, puesto que yo lo empeoraría más. O eso creo.

Eso sí, jamás pensé que Ian tuviera unos sentimientos tan fuertes por Luccie.

Esto se me estaba escapando de las manos. Luccie seguía reaccia, y no imaginaba que el problema fuera ella y no Ian.

No sabía que Ian sabía de la existencia de la niña Lucía. ¿Realmente la amaba tanto? Parecía que sí. Al verle levantarse, un poco enfurecido, me giré hacia Luccie, con la mirada ensombrecida y al levantar la cabeza, se podía ver una mirada de súplica.

Luccie, dale una oportunidad... No te vas a arrepentir, y le creo. Es buena persona, y sé lo que digo porque puedo ver los sentimientos de la gente

Era un dato que no todos conocían. El poder ver los sentimientos de la gente a través de sus ojos o de lo que nos transmita las almas a través de su energía externa, el aura, es una habilidad necesaria en los ángeles para tratar de ayudar a los demás, pues esa es nuestra misión.

Me mantuve rígida, esperando a ver qué ocurría finalmente, si aceptaba o no. Si el resultado era afirmativo, pasaríamos a la fase 2.

Sus palabras me hicieron bajar la cabeza, mi puño se estrelló contra la mesa y me levanté-¡¡Es que acaso no lo entiendes!?!-me salí del asiento-cuantas alianzas tienes ¿e Ian?-mis dientes chirriaron-Sabes a por quien van los renegados vampiros verdad?!, sabes lo que estan haciendo, lo que intentan. Prefiero perderte como primo y familia, antes de ver a los tuyos siendo atacados por un tirano como Itachi!!-me dí la vuelta enfurruscada oprimiendo mis puños, ya no hacía falta mentir, a Amy ya se lo dije una vez, le dije mis motivos y aun asi me habian obligado a decirlo-se que no le arías nunca nada a lucía, ni a ninguno de los mios, me niego a perderte de nuevo, no puedo dejar que aniquilen a un reino entero, no me lo perdonaría nunca-

Esto ya no iba como esperaba. Si no conseguía unir a Luccie y a Ian, podría no conseguir lo que quiero. Así que me senté junto a Amy, deslizando las suelas de los zapatos en silencio, y cuando estuve sentada, paseé una mano por el hombro de Amy, con cierta velocidad concreta. Sonreí pícaramente en ese momento, aunque por la inclinación de mi cabeza el pelo tapaba parcialmente mi mirada. A lo mejor Ian no lo vería...o tal vez sí. Sé que Luccie no lo vería, o eso esperaba.

Me quedé paralizado al escuchar el relato de Luccie. Obviamente no me lo esperaba para nada, ya que además nunca había conocido los motivos de Luccie hasta ahora y había vivido en la más absoluta ignorancia. Además, había indicios clarísimos de que Itachi y sus renegados querían atacar a Andrew, y llevaban mucho tiempo sin que los espías diesen una noticia nueva de ellos, parecía como que habían desaparecido. Al principio me quedé anonadado y sin palabras, dándole miles de vueltas hasta que se me ocurrió algo que decir.
Todo eso es muy bonito Luccie, pero creo recordar que me retiraste la palabra y el apoyo cuando se malinterpretaron mis palabras en la reunión, no con nada del subnormal de Itachi y sus secuaces. -dije tranquilo, sin rastro de enfado en mi voz, ya que por un lado si estaba enfadado por si todo aquello era una estratagema, pero por otro podía ser verdad lo que dijo Luccie, y como no lo sabía me mantuve en el medio.

Ciertamente, algo lejano recordaba, aunque era tan distante que parecía que nunca me hubiera dicho Luccie nada acerca de ello. Sin embargo, si ella lo dice, cierto es. Desde hace pocos días apenas conseguía recordar cosas de un mes hacia atrás. Desde la visita de Angeline al Templo. Me había sumergido en un mar de pensamiento, oscuro y profundo, donde se podían ver imágenes varias mezcladas entre sí. Era todo tan confuso que apenas conseguía discernir algo en claro.

Me tomé la cabeza con las manos, ajena a lo acontecido pocos segundos antes. Mis dedos blanquecinos y finos se hundían bajo mis cabellos castaño claro, como si de una especie de capa fina se tratara. Cerré los ojos, para intentar concentrarme. Sin embargo, la mano fría que se había posado en mi hombro no me lo permitía. Sentía el impulso de querer recordar, pero había una fuerza mayor que me lo impedía.

De repente, me levanté de la silla, y me dirigí a Luccie con una sonrisa pícara nuevamente, mientras mis ojos verdes brillaban en un tono malicioso. No parecía yo misma, desde luego, ni el tono que usaba tampoco era habitual. Estaba observando sus ojos verdes brillantes en ese momento, para que no me apartara la vista.

Jejejejeje...entonces...¿qué tal si nos encargamos de Itachi y sus compinches en primer lugar? Jejejejeje... lo puedo preparar todo...

Había dicho algo como si no fuera con mi propia personalidad, sino como si me controlaran, como si alguien estuviera usando mi cuerpo para comunicarse de aquella forma. Mas nada podía hacer contra eso.

Aquella había sido mi prueba final, me giré con los ojos rojos y los colmillos afilados-bien bien-alcé una mano hacia Ian-¿no te parece un poco extraño, que este uno de mis maestros metido en este tema tan peliagudo, despues de ser atacado por los licantropos?, los mismos que la encarcelaron.-Me giré a mirar a Amy-y ¿tampoco te parece extraño, que la gran chica que tomé como amiga y aliada, la gran reina de los angeles tan buena y amable con todos, quiera aniquilar un reino?-Me pasee por la sala-Ian, lo nuestro me gustaría hablarlo a solas otro dia, pero me interesa mucho saber, ¿que cojones esta pasando? y espero que.. realmente la respuesta me convenza-dije poniendome en guardia para una posible huida.

Sabía perfectamente de lo que hablaba Luccie, pero con la discusión con la reina se me había olvidado todo. Aún así, aproveché las palabras de Luccie para posicionarme lentamente al otro extremo de la sala, más cerca de ella de lo que estaba antes. Mientras me movía, me había fijado en que no me prestasen mucha atención, y la verdad que estaban embobadas mirando a Luccie, así que no había problema. Si había que luchar, era mejor ponerme al lado de Luccie, ya que posiblemente no fuese mi enemiga en ese momento.
Amy y Angeline son la misma persona Luccie. -susurré muy muy bajito y casi sin mover la boca. Obviamente el oído ultradesarrollado de Luccie si lo captaría pero esa prácticamente imposble que las dos mujeres lo pudiesen haber escuchado.

Estaba observando el devenir de los acontecimientos. La verdad es que Luccie había descubierto parcialmente las cosas. La puntilla del asunto fue cuando Ian dijo algo por lo bajo. No se zafaría de mi oído tampoco, puesto que yo también soy vampiresa. "¡Me ha descubierto!"

Sabía que estaba lejos para alcanzar a Ian y a Luccie. Pero también sabía lo importante que era para ellos Amy, así que la tomé por la espalda, y coloqué mi brazo, ligeramente presionado contra su cuello.

Me dirigí entonces a los otros dos, mirando con ojos ligeramente enrabietados.

Jejeje...no es nada personal. De hecho, adoro a mi reina Luccie, a Amy y a mi amado Ian...pero...tengo sed...sed de venganza...quiero desquitarme de aquellos que una vez se burlaron de mi...y para eso os necesito a vosotros....Así que, por favor, es la única vez que os lo pido. Tenemos que encargarnos de aquellos seres indeseables...

Tenía una mirada ligeramente colérica, pero más inclinada hacia el dolor que otra cosa.

No me sorprendieron las palabras de Ian, tampoco las de Angeline, sabía que tramaba algo y eso no me gustaba. Acababa de atentar contra mi confianza. Me desvanecí para volver a aparecer en cuestion de un segundo detras de Angeline, cojiendola por los brazos con fuerza y poniendoselos detras, en la espalda, para que no se soltara.-Hay formas mas amables de pedir las cosas, conociendome, sabes perfectamente que aría cualquier cosa por alguien de los mios, solo hubieras tenido que hablar conmigo-no la iba a soltar de ninguna forma.

Estaba claro. Aunque estuviera en una posición comprometida para ellos, Luccie siempre sería Luccie, y por tanto, superior a mi y conocedora de mi persona. Sabe mis capacidades, mis habilidades y mi personalidad. No tenía mucho que hacer contra ella, además de que realmente no quería hacerle nada a ella.
Solté un ligero gemido por el dolor de los brazos al girarse tan bruscamente.

Aahgg..Luccie...es que...no lo podrías haber entendido...de veras...y necesito hacer esto...

Aun en estas circunstancias, Amy seguía bajo mi "control". No quería levantar sospecha de eso en ese momento, pero así era. Pero ¿qué haría Luccie conmigo ahora? Me esperaba algo grave...muy grave...

Estaban haciendo una especie de trenecito y de ser otra la situación, me habría hecho gracia.
Exactamente de quién quieres vengarte? Andrew? -dije sin pensar.

(OFF: editadoooo!!! )

OFF: Ian, e cojido a Angeline por los dos brazos, no esta estrangulando a Amy XDDDD

Era algo complicado de contar. Sabía que quizás era una tontería. Lo sabía muy bien. Pero mi orgullo no cabe ni en mi persona, ni casi en todo el castillo de Luccie. Me molestaba, o más bien, me repugnaba, que me intentaran humillar, como hizo una vez aquel líder cazador. Ya Andrew no me importaba. Creo que recibió su castigo adecuadamente aquella última vez. Pero quizás no era eso tampoco. Estaba ya cansada, cansada de sentirme inferior. Necesitaba sentirme superior, poderosa, capaz de estrangular a aquel que osara intentar ridiculizarme. Además, había otro... era difícil de recordar, pues le vi aquella ocasión...hará tanto tiempo.

En cualquier caso, el odio no sabía muy bien de dónde salía, pero lo tenía claramente. ¿Estaría volviéndome loca? Era algo que debía preguntarme. Quizás eran delirios de la edad o del no apaciguamiento de la sed... La sed de un hombre, de alguien que sacie la necesidad de sentirme acompañada. Me sentía sola...quizás era ese el problema. No lo sabía.

No...no es Andrew...me siento tranquila con él... Respondí finalmente, tras tantos segundos meditando y pensando, en voz baja. Rompí así el hielo, para luego continuar exponiendo mis planes. Mi cabeza había bajado, así ensombreciéndose mi mirada, y ofuscando mi rostro mis largos cabellos de color azabache.

Creo que se trata de un tal William...o Noctis...o los dos...No lo sé... Mi voz sonaba también apagada, pues estaba todavía pensativa.iEntonces empecé a apretar los puños, que ahora colgaban de mis brazos. Pero...me siento humillada, me siento ridícula... Mientras pronunciaba las palabras, mi volumen iba subiendo, hasta ser de un tono normal en la palabra ridícula y humillada.

Pero en un murmullo, tan apagado que parecía que no iba a oirse, dije algo más. Me siento...sola...

¿Qué era lo que sentía?¿Qué debía sentir?No lo sabía. Era ya tal el punto al que había llegado que probablemente no tendría marcha atrás. No podría redimirme, ya no.

Entonces levanté mi rostro, abriendo mis labios y rechinando los dientes, mostrando así una dentadura muy blanquecina y brillante, además de mis colmillos alargados que se ocultaban anteriormente bajo mis carnosos labios.

Y por eso...tenía que hacer algo...debo acabar con el problema de raiz...