Reunión "Familiar"

Lo había notado. Había notado el agarre de las manos de Angeline sosteniendo mi cuello. Estaban tan frías como un témpano, aunque no me hacían presión curiosamente. De haber estado en un estado habitual, me habría estremecido. Pero no era así. Estaba completamente rígida, sin hacer un aspaviento de moverme. Ni siquiera para intentar quitarme sus manos del cuello. No, sólo mantenía una sonrisa, si bien no tan pícara como la de Angeline, se acercaba.

Pero repentinamente noté cómo me soltaba, y me giré 180º. Veía a Angeline sostenida por Luccie. Angeline parecía intentar explicarse, y exponer de quiénes quería vengarse. Todavía seguía bajo sus influencias, por lo que no era muy consciente de lo que escuchaba pronunciar de sus labios. Sólamente veía que Luccie la estaba reteniendo.

Así que me dirigí a paso lento hacia ella, rodeando a Angeline que se encontraba algo derribada. (OFF No encontraba la palabra exacta, así que intenté poner una lo más fiel posible, jejeje. ON) Esbocé una media sonrisa en mis labios, con cierto tono pícaro, mostrando de paso mis dientes blanquecinos. Mis ojos brillaban en un tono anormal, como si fuera...ira lo que irradiaba. O más bien...maldad, malicia.

Luccie...por favor...suéltala...jejeje....o tendré que hacer que la sueltes....

(OFF: Luccie te toca, creo)

OFF: gomeen, pensé que le tocaba a Ian. ^^U

On: Entrecerré los ojos-William Schcliff dices?, yo tambien tengo asuntos con ese cazador del demonio-solté sus brazos-siempre me e considerado alguien comprensiva y no se que ocurrió, pero acabas de romper una regla-Me puse enfrente de ella-como una de los mios siempre tendrás mi apoyo, ahora espero que deshagas lo que le has echo a Amy, lo demas podremos hablarlo calmadamente. Miré a Amy-tu a mi no me tocaras-dije seria, sin maldad en mis palabras.

No comprendía nada, nada. ¿Me habeis traido aquí para que luchaemos contra 2 personas con las que nunca he hablado? No voy a poner en peligro mi reino por enfrentarme al cazador por un problema personal Angeline. Si accedo, sería por una buena razón. -dije algo enfadado.
Y déjala ya por Zetros. -dije refiriéndome a Amy.

OFF No importa, jejeje. Además,. también por mi parte no he estado presente, jejeje. Bueno, seguiremos

Era cierto. Había cometido una grandísima tontería. ¿Cómo podía haber intentado resolver problemas personales a través de otros? Era algo si no imperdonable, poco le faltaba. Me sentía sucia. Pero debía responder o peor sería. Las palabras de Luccie dichas de tal forma me habían hecho perder fuerzas, y resbalaba lentamente al suelo, arrodillándome frente a Luccie, que me había soltado. Tenía la cabeza baja. Había traicionado su confianza, y muchas cosas más. Para volver a tener la posición que tuve, tendría que trabajármelo, mucho.

Es él...sí... Callé. No era el momento de ponerme a acusar a nadie, así que proseguí, tras una ligera pausa. Lo siento...Luccie... me disculpo ante ambos...los 3....aunque Amy no esté para razonar...Y...ahora mismo....

Me levanté, apenas sin fuerzas, con mis brazos colgando como si no tuviera ganas. Tomé entonces el brazo de Amy con mis blanquecinas manos, y me llevé a la boca su muñeca, para darle un mordisco con la suavidad que se podría dar un mordisco clavando los colmillos. Entonces empecé a separar mi sangre de la suya. La que había entrado anteriormente en su carne estaba yendo hacia mi otra vez. Notaba su sabor dulce en mis labios, pero ni siquiera eso era capaz de quitarme la pesadumbre que tenía. Tras absorber mi sangre y ligeramente la suya, solté su brazo, y me retiré un par de pasos, con la cabeza baja, y mis manos entrelazadas, inclinándome hacia el frente ligeramente. Pronto veríamos los cambios.

Apenas era consciente de lo que estaba ocurriendo, por no decir que no era yo misma. Probablemente no recordase mucho de lo que aconteció mientras duró mi locura, pero ahora estaba empezando a recobrar el sentido. Me di cuenta de que tenía a Luccie ante mis ojos, y Angeline, la vampiresa, estaba cabizbaja justo al lado. Al fondo estaba Ian, con un rostro poco amigable. Fue entonces cuando me llevé un dedo a mis labios, un poco sorprendida, ignorante de la situación.

¿Qué ha pasado?¿Cómo es que estáis vosotros aquí? Sólo recuerdo que vino de visita Angeline...pero...¡Supongo que es un placer volver a veros a ambos! Añadí en una sonrisa amigable.

Me acerqué a Luccie, como si nada de lo que hubiera ocurrido hubiera sucedido realmente, y le di un amistoso abrazo repentinamente. Con Ian hice lo mismo, solo que duró un poco más, debido a que no me agradaba verle con tal humor. Sin embargo, con Angeline estaba un poco recelosa ahora, porque no sabía si esta pérdida de memoria se debía a ella. Cuando volví a ponerme en el centro de todas sus miradas, hice la pregunta clave.

Por cierto ¿por qué estamos aquí reunidos? Aunque no me importa, jejejeje, siempre es un placer veros

Observe todo lo acontecido callada, cuando Amy volvió a ser la misma, la abracé con cariño hundiendo levemente mi cabeza en su hombro. Me separé de ella con un suspiro de satisfación-es un gusto verte Amy, como siempre- giré mi mirada a Angeline, no podía estar enfadada, aun que devería casigarla como es devido cuando estubieramos en el castillo, no en este momento. Yo sabía como eran sus sentimientos, lo sola que se podía haber sentido y de la impotencia de no poder hacerlo, no podía enfadarme y mucho menos con ella. Me acerqué a ella poniendo mi frente contra la suya, mirandola fijamente-Te ayudaré, no te voy a dejar de lado, pero primero tendras que disculparte con Amy y aceptar las consecuencias. Yo voy a estar contigo-dije con la mayor dulzura que pude. Me separé de ella, poniendome a su lado.

Me quedé con la cabeza baja, mientras mis cabellos negros como el carbón cubrían mi vista parcialmente de la visión de los abrazos de Amy con los otros dos. No mucho más tarde, vi el rostro de Luccie frente a mi. Intentaba no observar directamente a sus ojos, pero no podía evitar ver sus grandes ojos verdes brillantes que tanta paz parecían transmitir.
Respondí entonces a sus amables palabras, en un tono muy bajo y sumiso.

Sí, Luccie...aceptaré cualquier castigo o pena que se me deba imputar...muchas gracias... Respondí, mientras observaba sus ojos verdes. Después de que ella se apartara, me erguí levemente, y me dirigí hacia Amy, tomando su mano entre las mías, que debían estar un poco frías, con la cabeza todavía baja. No me atrevía a mirar hacia sus ojos, que de reojo pude ver que irradiaban ilusión.

Amy...siento mucho...todo el daño que te he causado...ya sea mental o físico... Te he controlado vilmente...para conseguir mis objetivos... Estás en tu derecho de azotarme si quieres... Dije en voz baja, mientras mis cabellos ofuscaban la posible visión de una lágrima resbalando por mi mejilla.

Respiré aliviado. Ya se había acabado todo. Bueno pues creo que ya podemos dispersarnos no? Además, creo que la reina Amy es muy buena y no querrá castigar a Angeline verdad? -dije pasando un brazo por los hombros de Amy y guiñándole un ojo a Angeline. No sabía porqué, ya que no lo había pensado antes, pero estaba ayudando a Angeline.

Creo que comencé a comprender la situación en cuanto Luccie ordenó a Angeline disculparse conmigo. Más aun entendí cuando ésta me tomó la mano, y con aquella apariencia de amargura, se disculpaba, con sinceridad. Parecía que se sentía apenada por haberme controlado de aquella forma, así que esbocé una sonrisa que pretendía ser consoladora, mientras tomaba la barbilla de Angeline y levantaba su rostro, para poder ver sus ojos rojos como rubíes directamente. Era verdad. Parecía muy afligida por lo ocurrido.

También había escuchado lo que dijo Ian. Al notar su brazo sobre mis hombros, me giré hacia él y asentí con la cabeza, mientras seguía sonriendo, tras lo cual me giré otra vez hacia Angeline. Y así que traté de consolarla, con una voz tan pura como relajada.

Como dice Ian, no te voy a castigar. Entiendo tus actos, te comprendo. Debes sentirte muy mal, y eso ya es castigo suficiente para ti. Por mi siéntete libre, porque no hay nada que saldar entre su bella persona y yo. Había ladeado muy levemente mi cabeza, como intentando que se relajara así. Tras eso, giré mi rostro hacia Ian nuevamente, y proseguí E Ian, muchas gracias por tu apoyo. Has sido muy amable. Te debo mucho, probablemente

Luego me giré hacia Luccie, y manteniendo mi sonrisa, le agradecí todo lo que había hecho.

Y Luccie, gracias a ti también. Quizás sin ti, Angeline no hubiera podido encontrar su razón de ser. No seas muy dura con ella, por favor.

Tras dirigirme a ella, me volví hacia Angeline nuevamente, pero me dirigía esta vez a los 3.

Ya, si así lo deseais, podeis marcharos.

Sentía cómo levantaba mi barbilla, y observaba hacia sus ojos verde esmeralda, como los de mi Reina, que parecían destellar un fino resplandor verdoso. Su sonrisa brillaba casi como el mármol recién pulido. Además, aquella voz con la que se dirigió a mi...parecía tan pura, tan relajada, y tan libre de malos sentimientos...que sentía que ya no podía contenerme más. A pesar de que hubiera visto el guiño de Ian, de su camaradería, ya no podía más.

Me había derrumbado sobre ella, abrazándome a su cintura con ambos brazos y hundiendo mi rostro en su vientre, mientras las lágrimas contenidas en mis ojos se empezaban a derramar. Pero la voz de Ian me sacó de mi llanto, mi breve llanto de descarga. Probablemente todos se habrían dado cuenta de ello. Quizás debían saber que podía caer en aquella fragilidad. Quizás no. El hecho era que había mostrado mi lado más quebradizo y escondido en mis recónditos apartados de mi corazón.

Así que tras descargar ligeramente mis lágrimas sobre el calor de Amy, me separé de ésta, y me levanté del suelo, frotándome los párpados con un puño cerrado, y traté de esbozar una sonrisa con cierta picardía, aunque era muy tenue.

Muchas gracias, jeje...Ian tiene razón....jejeje.. Respondí tomando aire profundamente tras lo cual me giré hacia mi Reina Luccie, avanzando unos pasos hasta ella, con cierta pesadumbre en mi caminar.

Bueno...creo... que estoy lista para volver al Reino, mi Reina Luccie Dije, intentando sacar otra vez mi sonrisa pícara

Definitivamente Amy era realmente buena y comprensiva, alcé mi cabeza con una suave sonrisa para despues posar mi mano en la cabeza de Angeline cuando apolló su cabeza en Amy. Después la levantó con una sonrisa algo finjida.-si, creo que es hora de irnos-me habia dado cuenta de algo, no podía dejar pasar aquello, despues de todo, ahora se habia descubierto el pastel. Fijé mi mirada en Ian-Mañana, te estaré esperando en el arrollo.. donde nos conocimos-me dí la vuelta, intentando ignorar mi nerviosismo y abracé a Amy-Gracias por todo de verdad, por favor cuidate, mucho.-Enterré levemente mi cabeza en su hombro con tranquilidad, lo habia pasado algo mal al ver asi a Amy. Me separé-Pronto haré una fiesta en mi castillo, una ceremonia por asi decirlo, me gustaría que asistieras, te enviaré los detalles, bueno mejor.. vendré yo a dartelos-Sonreí luego agarré a Angeline por el brazo suavemente-Vayamonos-sin mas dilación desaparecimos del lugar sin dejar rastro, hacia el castillo.

Escuché las palabras de Luccie con resignación. Tarde o temprano tocaría enfrentarse a la verdad. Observé como se fueron y me levanté según esto ocurrió. Adios Amy. -dije sonriendo intentando aparentar tranquilidad, cosa de la que estaba muy lejos de estar. Salí por la puerta y volví al reino por la Puerta del Cielo más cercana, la de las Cordilleras.

Me quedé escuchando el feliz desenlace de lo ocurrido con Angeline. También abracé con ternura a Luccie en cuanto lo hizo. Parecía que le aliviaba verme otra vez bien, y por ello apreté un poco más mis brazos, hasta que nos separamos, y le dediqué una mirada ilusionada.

Me alegraba la idea que me proponía Luccie, y asintiendo, mostré mi aceptación de su propuesta. Tras eso, me despedí de ambas moviendo la mano, y dirigí una mirada fugaz hacia Ian, que se estaba marchando por la puerta.

Adiós...queridos míos...