Encuentro casual [Ian y Lucius]

Caminaba por el centro de la ciudad, esquivando como podía a la masa de gente que corría de un lado para otro. Aunque esto no debió causar todo el efecto que debía tener, ya que terminé chocando con una mujer tirando todas sus bolsas al suelo. Me dispuse a ayudarla pidiéndola perdón cuando mi oído me olfato me trasmitió un olor peculiar a unas manzanas de ahí. Terminé de ayudar a la mujer y fui hasta el origen del olor.

Me detuve a respirar y echar un vistazo a mi alrededor, con una sonrisa satisfecha por la compra que había realizado, antes de proseguir mi camino, esta vez hacia un café más frecuentado por las gentes de noble linaje.

Me crucé con un hombre que me observaba demasiado, más no le di mayor importancia ya que en ese momento sólo podía pensar en la persona que habría de recibir mi regalo.

- Buenos días, caballero -Le saludé, aun así, con una brillante educación, sin poder borrar la sonrisa de mi rostro, sin detener mi camino hacia mi destino.

(Lo siento por no haber contestado en todo este tiempo :S)

Alcé la ceja sorprendido de que fuese tan natural para él. Obviamente, en esos pocos instantes había recopilado suficiente información como para reconocer la raza de aquel hombre que me hablaba tan educadamente. Buenos días. -dije sin más, la verdad que no tenía mucho que decirle, más que preguntarle como no lo había notado, pero sería muy descortés de mi parte.

FDI: No te preocupes, tampoco yo he estado muy activo últimamente.
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Me detuve en seco y me giré lentamente, había algo en su aura... "Un licántropo... y poderoso, nada menos." Iba tan feliz que no me había dado cuenta hasta ahora. Comprobé que no hubiera nadie observando y me acerqué a él con una apmplia sonrisa.

- Disculpad, mis modales, caballero... Pero no he podido pasar desapercibido lo especial de vuestra persona -Le dije con suavidad, sin apartar la mirada del caballero y ahora sin poder evitar fijarme en sus rasgos, sus ojos verdes me llamaron especialmente la atención-. ¿Tendríais la amabilidad de acompañarme a tomar un café?

Señalé la cafetería a la que me dirigía, parecía que me hubiese caído un lobo del cielo, nunca mejor dicho. Nunca era tarde para conocer al actual dirigente.

Joder, que confianzas. Aunque bueno, los ángeles siempre fueron diferentes a los demás. Ya me había extrañado que no hubiese notado mi aura, que no estaba precisamente oculta. Asentí con la cabeza a su pregunta y le seguí. Parecía un buen hombre, o buen ángel, según se mire.

Entré a la cafetería y me dirigí hacia una de las mesas que había libres, junto a la ventana. Me gustaba que la luz del sol siempre estuviera presente si era posible. Ya que era yo el que invitaba, esperé a que tomara asiento él primero y luego me senté yo, frente a él. Ordené al camarero un par de cafés, tan de mañana no consideraba que el alcohol fuera bien recibido, aunque si se terciaba, no negaría tomarme una copa con mi invitado.

- Mi nombre es Lucius Júpiter, y creo que ya debéis saber quien soy -Le dije con una sonrisa un tanto pícara. Evidentemente, era perfectamente consciente de que hubiese podido percibir la naturaleza y rango de mi aura-. Me parece una grata coincidencia que precisamente hoy hayamos coincidido en la capital. Nunca he tenido la ocasión de conocer a alguien de vuestra raza, si os digo la verdad, pero nunca me ha faltado la curiosidad. Mi padre prefería librar batallas que alianzas, y todo el trato que he podido tener anteriormente hacia los vuestros por desgracia fue siguiendo sus órdenes discordantes... Pero por fortuna, yo he preferido seguir los pasos conciliadores de mi madre, así que no debéis guardarme rencor alguno si en algún momento vuestra relación con los míos no ha sido del todo favorable.

Prefería no nombrar nuestras respectivas razas, por si alguien estuviera escuchándonos. Quedando en clave, sólo él y yo sabríamos realmente de lo que hablábamos y para cualquier ciudadano tampoco le resultaría una conversación fuera de lo normal.

- Si no es mucha indiscreción, ¿puedo preguntaros qué os traía a la capital en un día tan luminoso como hoy?

Escuché en silencio todo el monólogo del ángel tras haberme sentado en la cafetería.
Primero buenos días. Siento no haberme presentado pero no me dio mucho tiempo para ello. Mi nombre es Ian Doyle, y ya puede olerse quién soy. Vine a la ciudad por el simple hecho de pasear entre toda esta gente que no sabe nada de lo que ocurre a su alrededor. -dije esto último en voz baja. ¿Y usted que hacía en esta gran ciudad? -La verdad que me había caído bien.

Se disculpó formalmente por no haberse presentado, pero no se lo tuve en cuenta, siguiéndome el juego con el código en clave. Sonreí, había sido precisamente eso lo primero que me llamó a su atención.

- Vine a hacer unas compras -Sonreí, mostrándole el paquete con el regalo, bien envuelto-. Un regalo para una persona especial... -Mi mirada se tornó cómplice y ligeramente pícara-. ¿No tenéis vos una querida por la que haríais cualquier cosa?

Me dejaría mutilar, despellejar y abrasar por ella, porque estuviese bien. -dije devolviéndole aquella mirada cómplice.

Me dejó sin palabras, yo no lo habría expresado mejor, estaba totalmente de acuerdo con él. Una vez tuve que darle todas mis energías para salvarle la vida. Y lo volvería a hacer sin dudarlo... Amy significaba mucho para mí y había pensado en pedirle matrimonio, pero esperaba el momento perfecto para hacerlo. Por ahora, sólo le había comprado un vestido digno de ella, para su cumpleaños.

Observé a Ian, me había ensimismado en mis pensamientos, y reí inevitablemente por ello, divertido.

- Disculpadme... Supongo que os habrá sucedido lo mismo que a mí al pensar en su amada. Hoy no puedo dejar de pensar en ella, precisamente. Se acerca el día de su cumpleaños y quería tener un detalle especial con ella... -No pude evitar el ligero rubor que coloreó mis mejillas-. Pero, no he venido aquí a hablar de mis amoríos, y supongo que vos tampoco. Quería expresarle que me alegra haberme encontrado con vos, precisamente. No he tenido trato con vuestra gente desde hace mucho tiempo y creo que los tiempos que corren merecen que eso cambie. ¿No os parece?

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FDI: Por cierto, en el tema de "Controlando a Luccie", creo que obviaste que te curé o lo pasaste por alto xD

Eso debería cambiar fuesen los tiempos que fuesen. Al fin y al cabo, ambas razas son de luz -dije esto último susurrando y deberían tener mayores contactos. La verdad que he tenido poco trato con vosotros.
Parecía bastante enamorado, por lo menos hablaba mucho y bien de su pareja, o de su compañera. ¿Sería de mucha indiscreción preguntar acerca de su amada?

Escuché sus palabras, demasiadas quizás. Me hizo gracia, le encantaba hablar.

Pues me parecería bien, que fuera cuanto antes. Para no perder tiempo sobre todo. Pero por favor, baje el tono al nombres su... región. No es conveniente que se escuche en todo el lugar. -le dije mirándole fijamente. Si quiere podemos concertarlo allí, y así tendrá ocasión de presentarme a su amada, que si es cierto lo que cuenta, posiblemente haré tratos con la reina. -le guiñé un ojo como había hecho minutos antes. Me estaba aficionando demasiado a guiñar ojos, algo raro en mí.

FDI: Disculpa por la demora, se me acumularon muchos temas y apenas ahora tengo tanto tiempo >.<
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- En ese caso, la invitación queda abierta. Podéis venir cuando gustéis a mi reino. Será un verdadero placer recibiros -Dije con una amplia sonrisa.

Después, le di un último trago a mi café para terminarlo y le hice señas al camarero para que trajera la cuenta. Y antes de que Ian pudiera replicar, me adelanté para pagarla.

- A ésta invito yo -Me apresuré a decir, guiñándole un ojo a Ian al tiempo que le entregaba la nota al camarero con el dinero correspondiente más una propina. Tras lo que me puse en pie, recogiendo el regalo que le había comprado a Amy y tendí mi mano izquierda hacia Ian-. Ha sido un verdadero placer. Y ya sabéis, os espero para que podamos discutir los temas del acuerdo.

Tras estrecharle la mano, me dirigí hacia el exterior de la cafetería y me alejé del lugar caminando con paso firme pero sin poder borrar mi sonrisa de satisfacción del rostro.

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FDI: Cuando quieras, puedes abrir el tema en el Cielo para que podamos continuar allí.