El limite es el cielo

Habiamos pasado demasiado tiempo vagueando, mi entrenamiento no habia terminado. Me sentia debil... y eso hacia mella en mi alma poco a poco, hasta casi provocar un crater en ella. Luchar por la gente amada era algo que mi padre me habia enseñado bien, entonces el saber que no era lo suficientemente fuerte me mataba. Tenía que practicar, tenía que entrenar, por eso pedí ayuda, y ahora quería que fuera a por mí como si realmente me atacara.
Sabía que mi padre me quería, y que por eso, aun qeu fueran drasticas las formas, tendría que entrenarme como si realmente mi vida corriera riesgo.

Estaba preparado. Me encontraba en aquellas cordilleras, al borde del abismo, observándolo todo. estaba concentrado, con los ojos cerrados. El frio azotaba mi torso desnudo, sin causar gran efecto pues mi alta temperatura no se dejaba aplacar. Mis pantalones ondeaban al viento, sentía en los pies la rugosidad de la piedra. El cielo estaba nublado, pero aun era de día. Iba a caer una tormenta, y no dentro de mucho anochecería, situacion perfecta para aprender a controlar mis poderes lupinos en la oscuridad y contra la adversidad.

Estaba preparado

Me encontraba en aquel rocoso lugar, Dean estaba frente mia. Quería mejorar, tenía ansias de poder, de fuerza... y yo no iba a dejarlo correr, tenía que aprovecharlas. Mi hijo quería hacerse fuerte, y yo no iba a ser su impedimento, si no su apoyo para conseguirlo.

Desenvainé la espada, el contacto del metal con el cuero causo un sonido característico. El tiempo no era favorable, pero eso lo haría más interesante. Estaba en las mismas condiciones que mi hijo referente a la vestimenta, si habia una transformación era mejor llevar poca ropa que destrozar al crecer.

Iba a ir al principio suave, que se confiara, más tarde atacaría con algo más de ferocidad. ¿Quería aprender? Pues tendria que sufrir un rato primero. Si no era asi nunca aprendería.

-Vamos, dejate de relajamientos y atacame.

Le escuché, me agaché para recoger mi espada, la cual yacía en el suelo y me giré para mirarle. Estaba decidido, tenía los 5 sentidos alerta. Sentía la tierra, el viento, la humedad del mar a nuestras espaldas, su presencia, su aura, su olor, su mirada burlona en mi.

Alcé la espada, sujetandola con las dos manos y me puse en posición. estaba claro que él no iba a empezar, entonces me lancé yo. Corrí hasta él, con la espada bien empuñada. Los ataques frontales nunca salen bien parados, la cuestion era atacarle lateralmente y aprovechar cualquier desventaja.
En el último segundo, dando un giro, lancé una asestada en dirección a su cuello.

Buena posicion, buena concentración, buena coordinación.
Lo hizo bien, no atacó de frente. Fue directo y no se ando por las ramas, directo a mi cuello. Lo bloqueé sin dificultad y le lance un puñetazo a la mandíbula con la mano que me quedaba libre. Me contuve un poco, había bajado mi aura al rango de maestro para no hacerle tanto daño; la iria subiendo a medida que avanzaba el combate.

Como era evidente, bloqueó mi ataque. Entonces, tan rapido como lo detuvo sentí algo venir a gran velocidad hacia mi. Alertado, utilicé mi habilidad natural mejorada de la agilidad para esquivar aquel puñetazo que, sin duda, hubiera dolido bastante.
Me agaché esquivándolo por abajo y aun haciendo fuerza con la espada para inmovilizársela encogí la pierna y la lancé contra su estómago.

Esquivó mi puñetazo, sonreí. Paré alzando la pierna su patada, contrarrestándola con otra de mayor fuerza, esta vez haciendo que se alejara unos metros del impulso. En ese momento eché a andar rapido hacia él y comencé a asestarle una serie de golpes de espada, cada vez con más fuerza e intensidad.

Me sorprendió al contrarestar mi patada con otra patada. Me deslicé por la tierra, levantando un poco el polvo a mi paso. Mis manos seguían fuertemente sujetas a la espada. Cuando alcé la mirada él ya estaba frente mia y comenzó a asestarme golpe tras golpe con la espada, sentia que cada vez incidía más fuerza en cada impulso de la espada. Los fui parando todos, cada vez más costosamente, hasta que en el último terminé casi acucliyado. Dejé caer una rodilla al suelo, para mantener bien el equilibrio. estabamos forcejeando, el estaba en una posición superior por lo que tenia ventaja por la gravedad. Sabía que no ganaría su fuerza, asique tendría que ganarle en esta con ingenio.
No podía mover demasiado las piernas, pero si movía agilmente el cuerpo aun incidiendo fuerza con la espada, la suya no llegaría a tocarme, rodaría y me lograría alejar poniendome en pie.
Eso mismo hice, ligré contrarestar su espada, aun que algo peor de lo que pensé, casi llegó a rozarme el hombro. Roté por el suelo y de un gracil movimiento me puse en pie, levantando de nuevo algo de polvo, situándome en su latera.
Me puse en guardia y envestí una estocada a sus costillas.

Logró zafarsede mi fuerza y rodó por el suelo hasta hallarse a uno de mis laterales. Lanzó una estocada que iba hacia mi costado y rapidamente la esquivé. Con el giro del propio impulso, salté un poco, alzando la pierna y le golpeé la cara aterrizando al acabar la vuelta completamente. Asesté una nueva patada en dirección a su pecho

Esquivó mi ataque y entonces vi venir su pierna hacia mi cara. No pude esquivarla a tiempo y acabé recibiendo el duro golpe, pero si que pude reaccionar a tiempo para parar la patada que iba a mi pecho, poniendo los brazos en cruz. Volvió a impulsarme lejos, arrastrando mis pies por la tierra. El golpe que me habia asestado hizo que me uno de mis colmillos se incara en el labio y comenzó a sangrarme un poco. Me limpié la sangre rapidamente mientras volvía a avanzar hacia él. Salté, con un grito, alzando la espada por encima de mi cabeza para asestarle un fuerte golpe. Entonces desaparecí entre las brumas, reaparecí al instante tras él, en la misma posición y apunto de darle.

Paró mi último golpe "muy bien" pensé complacido. Le hice sangrar, pero era una tonteria en comparacion con lo que tendria que aguantar en una pelea del mundo real. Entonces, vino hacia mi corriendo directamente, con la espada empuñada con las dos manos, dispuesto a golpearme con ella. Me puse en guardia, saltó y el y su grito se desvanecieron, ya no sentía su aura. Miré hacia los lados deprisa, sabia lo que habia hecho pero no donde aparecería. entonces le noté tras de mi. Rapidamente y con una pequeña media sonrisa yo también me desvanecí. ¿Quería bailar? bien, bailaríamos. Aparecí en uno de sus costados, lanzándole una estocada al muslo, directo a cortárselo. Aqui era donde se tenía que ver de verdad su habilidad.

Aparecí, pero entonces, vi su media sonrisa. Se desvaneció. Yo caí de pie, inclinándome un poco para contrarestar la caida. Miré a mi alrededor, el tambien lo habia hecho pero no sabía donde iba a reaparecer, y eso en parte lo temía. Tenía que estar al 100% atento, este no era un entrenamiento normal, le habia pedido realismo y pese que habia bajado el nivel, podría resultar gravemente herido si no me lo tomaba en serio. Atendí acada señal, a cada instante, a cada particula del aire, traté de sentir todo lo que se encontraba a mi alrededor. Entonces encontré una alteración, y como el aire comenzaba a cortar el viento en una dirección, era baja y venía hacia mi. Salé, justo a tiempo, pero, la espada rozó mi rodilla haciendome una pequeña raja. Estaba ahora encima de su espada y salté dando la voltereta hacia atras, varios metros alejándome de él. Me miré y toqué la rodilla, dolorido. No habia sido un corte profundo, pero no por ello no dolía. Me volví a poner en guardia y me desvanecí de nuevo, aparecí ahora frente suya, lanzando la espada con todas mis fuerzas horizontalmente hacia su estómago, para cortarlo.

Logró milagrosamente esquivar aquel ataque, en verdad estaba muy complacido por ello. No obstanté, tras saltar de mi espada pude ver en ella rastro de sangre, al igual que olerlo: le habia rozado al menos.
Se volvió a desvanecer y esta vez, para mi sorpresa, apareció justo delante mía, dejandome pocas alternativas de contratacar por la cercanía. No obstante, yo seguía siendo más fuerte que él.
Paré su espada con la mia, girando hasta irme colocándome detras suya a la vez que haciendo una peripécia con la otra mano, golpeé con el mango de la espada su muñeca, obligándole a soltar la espada. Estaba ahora detras suya agarrándole de un brazo, y haciéndole descender por el dolor, apunto de rompérselo

Le sorprendí, y me alegría por ello fue mi perdición. Me desconcentré un segundo, pero solo bastó eso para que él lo aprovechara. Paró mi espada y noté un fuerte golpe en la muñeca, tan fuerte que por inercia solté la espada, sin poder hacer nada. En cosa de menos de un segundo estaba tras de mi, sujetándome el brazo de tal forma que comencé a gritar, me dolía una barbaridad, sentía que se partía, o que apunto estaba. Entonces, pese al dolor, noté que pa espada aun caía. De una patada invertí su desplazamiento, haciendola subir en lugar de bajar, la cogí y logrando girarme un poco lancé, agarrandola bien fuerte sin soltarla, un espadazo recto hacia donde él estaba.

No escuché la espada caer, entonces, noté que el se movía y vi de repente su espada lanzarse puntiaguda hacia mi cara. Me aparté a tiempo, pero esta logró rozarme un poco la mejilla, haciendome un leve rasguño. Le solté y salté hacia atras. Me alegraba ese gesto, no porque atentara contra mi vida, ni mucho menos, sino por que habia sido capaz de soportar el dolor y pese a ello, seguir atacándome para defenderse. Lo estaba empezando a pillar, y a buen ritmo.
Sonreí, apartándome la sangre de la mejilla y mirándola, aun sonriendo de medio lado. La miré

-Bravo... ahora empezaré a ir un poquito más en serio. A ver hasta donde puedo forzarte

Hice girar mi espada, blandíendola y sacudiendo la sangre de antes a su vez. Me acerqué corriendo hacia él y desaparecí. Reaparecí detrás suya lanzándole un sablazo, y volví a desaparecer. Así, rapidamente, una serie de veces a su aprededor, tratando de cortarle.

Me soltó y se alejó de mi. Mi brazo ahora ya no etsaba en tensión y lo garré, bastante dolorido, creía que ya me lo había fracturado. Pero eso no importaba ahora. El me sonrió de medio lado y yo le conresté aquella mueca, complacido, ¡le había alcanzado! aun que fuera minimamente.
Entonces, blandió la espada y se acercó a mi corriendo. Volví a mi guardia, se desvaneció, apareció a mis espaldas y agilmente logré parar su asestada lanzando la espada hacia atras, a modo de barrera, protegiendome. Volví a dejar de sentir su presencia, eso me desconcertó y le sentí a mi derecha, no llegué a tiempo y rasgó la superfície de mi brazo, por suerte habia frenado algo su espada. Me dolio pero no habia tiempo ahora para lamentos. Seguí parando la mayoría de los golpes que me lanzaba, los cuales iba cada vez más rapidos. Entonces, parecía haberse detenido, no aparecía. Yo tenía algun corque que otro, en los brazos y en el pecho, pero todos, gracias a los dioses, superfeciales; podrían haber sido muchisimo peores.
esperé, bien en guardia a que reapareciera

Noté carne en alguna envestida, pero no penetrar bien en ella. Permanecí un tiempo entre las sombras para reaparecer de nuevo, esta vez frente a él y seguí asestando una y otra y otra estocada sin parar y cada vez más rápido hasta soltar una última fuerte y rápida hacia el estómago.

Entonces lo encontré de pronto frente a mi. Atacó y atacó y atacó. Logré corresponder a todos los golpes, aunque cada vez me costaba más. Ahora su espada cambió de ritmo y se estaba aproximando vertiginosamente a mi estómago. Con fuerza aparté su espada, golpeándola con la mia, la union de las fuerzas hizo que mi mano se aflojara y se callera la espada demi mano. Dí una vuelta sobre mi mismo alzándo altas las piernas para golpeárle la cara. Entonces, tenia previsto asestarle una serie de puñetazos si eso me fallaba.

Bloqueó todos mis ataques, incluso el último, aun que en este se le extravió la espada. Entonces, hábilmente supu reaccionar y trató de patearme la cara, logré echarme hacia atras rapido y esquivarlo. Entonces comenzó a soltarme un montón de puñetazos, los cuales esquivé soltando la espada. Yo por honor no luchaba con una espada contra un hombre desarmado. Paré con facilidad sus puñetazos y le agarré los puños, apretándolos.
Le sonreí. Entonces con fuerza le agarré y lancé volando contra un peñasco. Me acerqué a él, le cogí del cuello y comencé a golpearle la cara.
No me gustaba hacer eso, pero seguia insistiendo en mi cabeza que él me lo habia pedido...

esquivó todo lo que le lancé, entonces, me agarró las manos y me lanzó por los aires. Sentí un agudo dolor en las costillas cuando choché con aquel pedrusco y caí al suelo. Entonces comencé a sentir un monton de golpes, cada vez me encontraba peor. Pero no podia rendirme ahora, no podia dejar que mi padre pensara que era un blandengue. Tomé fuerzas de donde... no sabía ni de donde y con las piernas golpeé su estómago encontrando un hueco. Le aparté un par de metros, milagrosamente. Logré ponerme de pie y, sacudiendo la cabeza y poniendome en guardia le miré entre los nudillos.

Estaba en parte descansando de aquella pequeña paliza, escupí sangre y volví a mirarle fijamente. Estaba muy concentrado, pero realmente le agradecía que no me tratara con delicadeza

Consiguió apartarme unos metros, me habia pegado un buen patadon en el estomago pero no me habia dolido. Le miré.

-¿quieres que lo dejemos ya, muñeca?-dije mostrando una burlona sonrisa.

Sonreí yo tambien, burlon.
Escupí sangre que aun quedaba en mi boca y le miré de nuevo.

-Si temes romperte una uña, preciosa, pararemos.

Reí con ganas.

-Pues ven, vamos a bailar.-le incité, poniendome en guardia

Miré al cielo, habia sonado un gran trueno. Las nuves estaban negras y la noche estaba llegando ya. Poco a poco fueron impactando en el suelo las gotas. Al principio pocas, más tarde... comenzó a caer una buena lluvia. No me importó.

El agua corria por mi cuerpo casi desnudo, pero el frio no me molestaba, esto de ser licántropo tenia muchas ventajas en ese aspecto. Mi pelo estaba ahora empapado pero aun asi no se terminaba de vencer y seguía algo encrespado.

Miré a mi padre. Tenía que estar atento, no quería volver a sufrir una paliza como la de antes, menos aun por mis despistes y mi debilidad.
Me lancé hacia él y comencé a asesrar una serie imparable de puñetazos y patadas.

Comenzó a llover. Que asco, con lo poco que me gustaba la lluvia.. de todas formas, estaba anocheciendo, sería más dificil para él con poca luz.
Vino rapido hacia mi y comenzó a asestar muchos golpes: puñetazos, patadas... series y series de combinaciones tratando de acertarme con alguna de ellas. Todas se las detuve aun que iba ganando velocidad, algunas me costaba un poco pararlas, eso era una buena señal. Significaba que estaba mejorando.
Se la contraresté y asesté un puñetazo directo a su cara

Dejó por un instante de parar y rapidamente me lanzó un puñetazo que iba directo a mi cara. Lo esquivé, utilizando al maximo mi habilidad agil y se lo atraté. Apoyándome en la fuerza de su brazo, me colgué de él, flexioné las rodillas y estiré las piernas violentamente contra sus rodillas, a la vez que tiraba hacia delante. Con su propia fuerza y el desequilibrio de las piernas logré hacerle rotar sobre mi espalda y tirarle al suelo. Le puse fui a poner una pierna en el cuello.