Llegada al Cielo de la Embajadora Dríade

Tras cruzar el Portal que conducía a las Puertas del Cielo directamente desde Lineris, la guardia que me había acompañado se dispersó a sus quehaceres habituales y me quedé a solas con Tanya, la nueva Embajadora Dríade. Entonces, dimos un paseo por el Cielo y la capital del Reino para mostrárselo y que pudiera moverse libremente por él sin necesidad de perderse, deteniéndonos en los jardines del Templo.

- Puedo ofreceros una habitación en el Templo Angelical, pero he pensado que quizá os sentiríais más cómoda entre la Naturaleza. Por eso si gustáis, podría disponeros de una acogedora estancia en los jardines, que vos misma podríais diseñar a vuestro gusto.

Me quedé junto a ella esperando por su respuesta con una encantadora y cordial sonrisa dibujada en mis labios.

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FDI: Yuliya puede responder si quiere por Tanya. Y tanto Amy como Altaïr pueden responder al tema también, si quieren.

Tanya al llegar al Cielo quedó asombrada por la magnificencia de éste, y la gran cantidad de luz y tonos blancos que se encontró. Mármol blanco, piedra, entre otros materiales, era lo que había por allí.

Tanya se giró hacia Lucius, escrutando con sus ojos verdes los azules de Lucius, y se puso lso cabellos tras sus orejas.

Muchas gracias, majestad. Sin embargo, y a pesar de que me encanta su oferta, no me gustaría ser una molestia con ello. Puedo adaptarme a una habitación como las que vosotros usais, señor. Aunque.... Si no es molestia de verdad, no me importaría aceptar su propuesta, señor

Repuso Tanya haciendo una sonrisa relajada, mientras tomaba aire y sacaba pecho, con las manos depositadas en su vientre. Unas manos que, aunque finas, tenían los músculos fuertes, al igual que la mayor parte de su cuerpo.

- No es molestia, querida -Repuse con una agradable sonrisa.

Realicé un gesto con la mano y pronto aparecieron en los jardines un grupo variado de ángeles de ambos sexos, dispuestos a colaborar.

- Es mi deseo que os sintáis a gusto en el Cielo. Por ello, insisto, querida. Podéis contar con la ayuda de mis jardineros y arquitectos. Sentiros libre de ir donde gustéis. Pero sobre todo recordad que es vuestro nuevo hogar.

Parecía no querer aceptar un "No" por respuesta. Aunque tampoco quería incomodarla, todo lo contrario. Quería que se sintiera cómoda en el Cielo.

- No obstante, si aun así deseáis disponer de un aposento en el Templo Angelical, no es problema. Aunque de todas formas insista en que tengáis un lugar en el que os sintáis cómoda. Pues, entiendo que entre tanta luz y falta de vegetación os podáis agobiar.

Me sentía responsable por ella, no lo podía evitar. Era mi invitada de honor y debía abogar porque mantuviéramos una buena relación, ya que ella representaba mi voz con las Dríades y quería, ante todo, causarle una buena impresión.

Tanya sonrió ante su respuessta, observando su sonrisa, y asintió entonces cuando vio a los ángeles acercarse. Me estiré, tratando de ganar altura con ello, y levanté la mirada hacia Lucius, cerrando los ojos, y simulando un extremo de formalidad.

Será un placer acceder a vuestra propuesta, señor. Construiré aquí mi residencia con ayuda de sus ángeles. Es un placer por mi parte, por supuesto

Se mantuvo así por unos segundos, y luego estalló en risas refinadas, probablemente porque se contenía bastante.Entre otras cosas, para no faltarle al respeto a Lucius, pero mantener esa actitud formal le provocaba risa.

Jejeje, bueno, me pondré a ello lo antes posible, Majestad. Lo que sí, eres muy buena persona, pero cuidado a quién ofreces tus buenas maneras ¿Eh? Es un consejo como futura amiga

Repuso ésta, sosteniéndole el hombro y la mirada fija en sus ojos, con calma, mientras se apartaba el cabello de su mejilla, que había vuelto a caerse. Entonces se separó de él.

Me pondré a ello ya mismo. Ya sabeis que si me requerís por algo, me podeis llamar cuando gusteis

Entonces se giró hacia los ángeles, y tras inclinarse como muestra de gratitud, empezó a dar algunas instrucciones con amabilidad, sin que fuera a sonar a órdenes. Ella misma controlaba las plantas para extender ramas y ramas, provocando su crecimiento, mientras que los ángeles empezaban a cortar troncos de madera para crear su choza.

Mientras tanto,se quedó mirando a Lucius en un momnento de pausa, y sonrió.

Muchas gracias por tu ayuda, me las iré apañando a partir de aquí

Había conseguido convencerla, pues después de todo era por su bien.

Me quedé por unos instantes observando cómo se compenetraba con mis ángeles y éstos comenzaban a ayudarla en la construcción de la choza. Aunque me sorprendió mucho más contemplar de primera mano el poder de la Dríade sobre las plantas, pues éstas parecían cobrar vida y armonizarse con el entorno.

Sonreí para mí mismo, mi trabajo aquí había concluido y tenía asuntos por atender. Por lo que, con un gesto de cabeza, me despedí de Tanya y me alejé paseando tranquilamente hacia el Templo Angelical.