Después de la lluvia(libre, para el que quiera)

Al ver al personaje más cerca entendí quien era, pero ya estaba para cinfirmarlo Lucia, que lo bramó con entusiasmo. Me asustó al pirncipio, pero su infantil entusiasmo me parecía hasta adorable.
Atendí a sus narraciones, la verdad es que me gustaban mucho ese tipo de cosas pero mi emocion no se mostraba tan abiertamente como la de Lucia.

El juglar narraba escenas míticas, de grandes heroes y dragones. De monstruos gigantescos y la acción humana para inpedir las grandes catástropes que les asolaban.

Sinceramente me hacia gracia, muchas cosas que narraba tenian relacion con el mundo de los vampiros, demonios y demás... no obastante, desde una perspectiva francamente manipulada por el hombre. Aun asi, era interesante de escuchar.
Ella se aferró a mi, lo que me pareció estraño, pero se lo dejé pasar por la emocion que llevaba encima... no quería quitarsela.

-Bueno bueno bueno, para esta historia necesitaré a un voluntario.-miró entre el publico y notó como yo me echaba un poco hacia atras, no quería salir. Como no... me señaló directamente a mi. Sentí palidecer, de no ser por que en realidad estaba rojo como un tomate, todo el mundo me miraba-¡Tu! sal muchacho, serás partícife de esta historia.

"Tierra tragamé" pense... miré a Lucia pero su rostro era el que claramente esperaba, tambien quería que saliera. Suspiré... más que nada accedí ante la presión de la muchedumbre, que ahora estaba con los ojos plenamente puestos en mi.

Di un par de pasos y me situé frente a aquel hombrecillo. Era bastante más grande que el, pero pese a ello, incluso podria haber parecido lo contrario debido a mi verguenza

Era increíble la felicidad y la perspicacia con la que aquel juglar contaba sus grandes historias, me di cuenta de que algunas me las había contado mi propia madre y los protagonistas no eran otros que algunos demonios, licantropos, ángeles... pero todo estaba descrito en tal forma de que los protagonistas fueran grandes héroes humanos.
Pronto pidió un voluntario y señaló a Dean, yo no me opuse es mas le miré con una gran sonrisa en la cara pidiéndole por favor que se adelantase con la mirada. Las muchachas del pueblo empezaron a alterarse ligeramente y eso me hizo mirarlas algo enfurruscada, pero eso no iba a aguarme la fiesta me fijé en Dean en principio le pusieron una gran capa por encima ¿Acaso también eran magos o algo por el estilo? me pregunté entusiasmada. Cuando la capa se levantó Dean llevaba una armadura negra, muy parecida a la que en su día usaba mi reino, reí. Estaba segura de que a el no le estaba haciendo mucha gracia pero se veía muy real, entonces el juglar empezó a narrar la historia de una batalla, pronto unos soldados "actuando" empezaron a atacarle, le habían dado una espada para que luchara, parecía tan real, tan mágico en ese momento.
Ahora la gente podía meterse mas en aquella historia, mi mirada poco a poco se iba volviendo mas neutra, noté entonces la mirada del juglar, penetrante como si de verdad estuviese esperando alguna reacción por mi parte.
No la obtuvo aun así seguí mirando la función nerviosa y alerta.

Ese maldito juglar me tapó con una sabana, cuando me la quitó de encima me sentí aliviado, y le miré mal. Entonces, todo el mundo me miraba sorprendido.
Intigrado, me miré a mi mismo, curioso. Entonces ví una flamante armadura negra, echa a mi medida. La verdad es que se estaba muy comodo con ella. Me dio una espada, sin embargo era una espada de madera pintada, y la armadura tampoco era una de verdad, aun que lo parecía.
Unos cuantos "guerreros" vinieron a atacarme. Facilmente les eludí con la espada, aun que mi habilidad especial fuera el cuerpo a cuerpo, también sabia moverme con la espada, y con muchas más armas.. mi padre se habia encargado de instruirme bien antes de saber que sería un licantropo.
la gente exclamaba, reia y comentaba la escena por lo bajo. Seguía teniendo mucha verguenza, no me gustaba ser un espectaculo de feria, y mucho menos destacar tanto... ami me gustaban las cosas más modestas y sutiles.
Entonces, me fijé en aquel juglar. Estaba mirando a Lucia, olía como esta se sentía incomoda, no obstante aquel hombre no olía a maldad... Más bien a algo de deseo, era obvio que ella le gustaba.
Fruncí el ceño. "Mierda" habia vuelto a hacerlo, ¿por qué siempre que pasaban cosas así me ponia de esta manera? no era mi novia, ni nada parecido. Suspiré para mis adentros, era todo tan complicado.
Entonces el juglar siguió con su cuento, hasta que me volvió a echar la manta por encima.
"Bueno, ya, esto ya no me gusta, no quiero que me pongan un mantel a la minima como una mesita de noche"
Volvió a destaparme. Me miré enseguida al sentir frio. Ahora no tenía camiseta, llevaba una que estaba desgarrada y en el pecho tenía una gran herida, como de una zarpa. Me asusté por un momento, me toqué la herida... me alivió mucho ver que solo era salsa de tomate, aun que no por ello dejaba de estar en mitad de una plaza, llena de gente, semi desnudo con las ropas desgarradas.
Miré fatal al juglar, esto hasta aqui llegaba.

-Bueno ya esta bien, devuelveme mi ropa.

Volvieron a tapar a Dean de un momento a otro, esto se volvía incomodo en cierta forma, pero estaba realmente emocionada y ansiosa por saber que sería lo que le pusieran esta vez. Pero cuando bajaron la manta las chicas empezaron a gritar emocionadas, histéricas diría yo mas bien. Fruncí el ceño enfurruscada, la verdad es que no me hacia ninguna gracia que estuviera llamando la atención en absoluto, en cuanto a la mancha si quiera me preocupe, no olía a sangre ni por asomo así que no le dí importancia.
Miré hacia otro lado incomoda por la situación, si tenía que decir que estaba muy bien sin camiseta, demasiado bien para lo que me gustaría y no quería que aquellas histéricas se emocionasen demasiado.
Dean alzó la voz dejando ver que no le gustaba un pelo aquello, entonces el juglar sonrió y susurró-La función todavía no a terminado-pero al darse la vuelta y mirar a Dean se le borró la sonrisa deprisa y corriendo. Puso cara triste al público que empezó a quejarse sobre todo las muchachitas. Entonces el juglar le devolvió sus ropas y con una gran reverencia se dirijió a la gente, al parecer para charlar con ellos.
Pero en cuanto esto sucedió las chicas corrieron hacia Dean, giré la cabeza molesta mientras me cruzaba de brazos-Histericas-

Me daba igual lo que aquel bufón me dijese, yo me iba. Me alegré al ver que me había devuelto la ropa. Me toqué el pecho, sorprendentemente ya no había rastro de tomate y me sentía nuevamente cómodo. Me iba a ir cuando de repente, al girarle, me encontré con una muchedumbre de feminas locas que venían hacia mí. Abrí ampliamente los ojos de la sorpresa. Ni si quiera entendía que diablos me estaban diciendo, solo quería que no me tocaran, me sentía sumamente acosado y oprimido.
Fruncí el ceño y traté de abrirme paso entre ellas consigiéndolo finalmente y suspirando, aun que estas comenzaron por asi decirlo a seguirme.
El juglar siguió con su historia cogiendo a otros voluntarios y yo logré reunirme con Lucia.

-Dioses... no me dejes hacer eso ninguna vez más.-casí la supliqué, aun que con un tono constante y de agobio por las chicas que aun se las oía tras de mi-¿nos vamos?

Cuando volví a girarme observé a un Dean que intentaba alejarse todo lo posible de todas aquellas chicas, entonces cuando llegó a mi lado sonreí-Claro, no pensé que fuese asi ni mucho menos, al menos a estad divertido-dije empezando a andar a su lado, escuché a las muchachas refunfuñar por detrás así que giré mi mirada hacia ellas, era una mirada llena de odio y repugnancia. Al menos asi nos escabullimos de todos.
-No entiendo una cosa ¿te estabas cambiando tu de ropa?-la verdad aquel suceso me tenía intrigada pues no entendía esas cosas y era imposible que alguien utilizase su magia para una tontería semejante.

La miré cuando e hizo la pregunta, aquella pregunta también me la había hecho yo.

-No... yo no hacía nada... la verdad es que me intriga mucho como lo ha hecho... igual aquel hombre no era un hombre, sino un mago o un hechicero... pero no olía como tal... quizas era un hombre con poderes pero me extraña que solo los utilice para eso. La mayoría lo utilizaría para el mal...

Estaba bastante pensativo, la verdad es que me tenía muy intrigado aquel suceso

Negué esfusivamente con la cabeza-Los humanos no pueden ser magos así por que si, ademas no creo que si lo fuese lo utilizase para hacerte cambiar de ropa-Giré la cabeza algo sonrojada recordando el ultimo traje que le había puesto, en verdad se veía bien sin camiseta.

Me quedé callada durante unos instantes la verdad es que no sabía que decir en esos momentos, quizás debería preguntar luego a ver que clase de trucos eran los que hacia aquel juglar, que en principio me había caído en gracia-¿crees que esas chicas nos seguirán persiguiendo mucho rato?-pregunté. Las olía y oía a distancia y me intrigaban bastante.

Estaba de acuerdo con ella en esa primera afirmación, era un enigma y me hubiera gustado descubrirlo.
Entonces la miré un instante y miré tras nuestras espaldas. Creía que era por mi buen olfato pero aquellas feminas caminaban más cerca de lo que me había imaginado y cuchicheaban entre sí. No es por qiue no las ollera, sino por que hablaban tan rapido entre sí que no entendía lo que decian.
Suspiré... odiaba aquello. Nunca me había gustado soportar ese tipo de acosos, me hacía sentir como un objeto.

-Espero que no...-dije algo disgustado y con voz cansada.
Empezamos a caminar por una zona algo concurrida, vi la oportunidad. La tiré del brazo, aun que no con rudeza y nos metimos en un callejón oscuro. La puse el dedo en los labios, indicandola que tenía que permanecer en silencio. Tras unos segundos pasó ese grupo de chicas, algo desorientadas por habernos perdido tan rapidamente. Aguardamos un rato y miré con cautela. Ya estaban muy lejos de aquí. Suspiré. Entonces aparté mi mano de ella y me retiré un paso, mirándola casi victorioso.

-Ahora creo que si podremos caminar con tranquilidad, aun que dirijamonos en cualquier dirección menos esa-dije señalando hacia donde se habían ido aquellas feminas

Después de su susurro volví a mirar atrás a aquellas chicas que con una cara extraña seguían persiguiéndonos. Aun que de pronto sentí un tirón que me llevó a uno de los callejones, estaba oscuro pero yo podía verle aun así, me colocó uno de sus dedos en mis labios indicándome que no dijese una sola palabra.
Estaba segura de que si en aquel momento mi corazón hubiese podido latir, se habría salido de mi pecho. Recordé por unos breves instantes el momento en el que le dí un pico en aquel lago, sus labios me llamaron y mi cara se sonrojó al instante, como si nunca hubiese sido otra cosa que un tomate. Me giré mirando la pared del callejón, intentando una respiración calmada y pausada para relajarme, necesitaba hacerlo si no quería saltar a sus brazos.

Cuando escuché sus palabras me giré aun sin mirarle-Va..vale vámonos-tenía algo de prisa, no iba a negarlo, así que me encaminé hacia el primer lugar que pensé, pues ni siquiera me había dado cuenta de por donde se habían ido esas chicas, sin embargo seguí para delante como pude, no olía ni oía a las chicas así que supuse que me estaba caminando bien.

Ella marcó el rumbo muy rapido a lo que la seguí acelerando un poco el ritmo para alcanzarla.
Pronto me situé a su lado, pero no sabía muy bien a donde nos conducía.

-Mmm ¿a donde vamos? se te ve muy segura-dije, con un hilo de risa en mis labios, imaginadome que no sabía bien a donde ibamos

Su voz me saco de mis pensamientos casi al instante y mire a mi alrededor, era sucio y ciertamente algo maloliente.-ee... No se donde estamos-admití, la verdad es que mi rumbo había sido todo él esto él mismo pero no había mirado ni una sola vez las calles por las que caminábamos. olí la sangre de uno de esos humanos y me tape la boca nariz echándome hacia atrás asqueada -vámonos de aquí.. Su sangre huele que apesta-no era un pedido... Era total y absolutamente una especie de mandato.

Había visto donde nos estábamos metiendo y fruncí el ceño, no me gustaba aquel lugar. Parecían los suburbios de la ciudad y comencé a contener la guardia. Nada allí olía bien, la nariz me ardía del mal olor.

Miré a Lucia, estaba muy tensa y practicamente me ordenó salir de alli. Respondí en imediato, yo tambien quería salir de allí. Yo había estado algunas veces en barrios asi de pequeño, junto a mi padre y no eran buenos lugares, ella seguramente nunca habría visto algo asi y era mejor que no lo viera.
Olía a sangre... pero la sangre estaba impregnada por alguna sustancia bastante fuerte. Entorné los ojos, sabía lo que eso significaba. Era mejor que salieramos de allí rápido.

Nos habíamos internado bastante en aquel lugar sin darnos cuenta, y las callejuelas eran dificiles de seguir para hallar una salida eficaz sin dar con un callejón cerrado.

Me pegué un poco a ella, olía su ansiedad, quizas aquello la tranquilizara. No permitiría que nada la pasara

Noté como Dean se puso en guardia y empezamos a andar a paso acelerado, sin darnos cuenta casi nos habíamos metido en todo el medio de esas calles sucias.-¿donde estamos?-pregunté con cierta angustia, no recordaba ningún lugar de Eliria con estas características. Había gente en cada esquina apoyados contra las paredes con la mirada perdida.

Cuando avanzamos un poco mas me paré de pronto tapándome con las dos manos la nariz, un olor de sangre especialmente horrible se desprendía de algun lugar cercano. Giré la cabeza asqueada hacia uno de los edificios semi derruidos observando a un par de tíos salir de ahí, definitivamente ese olor nauseabundo venía de ellos.
Pronto fijaron su atención en nosotros, sus ojos estaban hinchados y rojos, su aspecto era desmejorado y se podía observar bastante sangre en su mano derecha, quizás estuviese herido, giraron la cabeza y se dejaron caer en el suelo. Empezamos a andar de nuevo, rezando porque nadie se fijase demasiado en nosotros, agradecía sumamente que Dean estuviese allí conmigo.
Escuché unos pasos cerca de nosotros, apresurados y precipitados, me giré asustada hacia unos hombres que con la mirada ida venían hacia nosotros.

Miré a mi alrededor, la cosa cada vez se ponía peor. Había tipos puestos hasta arriba de opio, esa droga era cada vez más común, sus cuerpos enteros olían a esa desagradable sustancia.

Miré a Lucia, cada vez estaba más nerviosa y asustada.

-No lo se, pero tu no te separes de mi.-la dije, aun bastante cerca de ella.

Notaba ojos que nos seguían y personas medio salir de la penumbra. Eramos forasteros en aquel barrio y todos lo notaban.
Trataba de estar con todos los sentidos puestos en mi alrededor, sentía que alguien nos seguía, pero aun estaba muy lejos. Traté de concentrarme en el sonido de sus pisadas, era algo que había estado practicando desde hacía mucho, y yo curiosamente tenía mejor oído de lo comun, aun que el resto de sentidos no tan potenciados como un licantropo comun (pese aun asi tenerlos muy desarrollados). Por sus pisadas eran dificiles de adivinar su peso, pues pisaba muy fuerte, apoyando todo el peso, como moribundo. Traté de concentrarme aun más, pero aun no había perfeccionado esa tecnica, tendría que matizarla. No obstante, pude ver por el reflejo de unos cristales rotos parte de quien nos seguía, a lo que pude trazar más o menos una estrategia acorde con su corpulencia.

Entonces comencé a escuchar aquellos pasos cada vez más marcados. Pero no solo esos, si no que también escuchaba otros a mi alrededor, al igual que respiraciones muy agitadas.
Lucia se puso tensa, tambien lo escuchaba. Ya estaba muy cerca cuando de repente aparté a lucia de un pequeño empujón controlado, me agaché, esquivando una pequeña navaja que habría acariciado mi cuello sin dudarlo.
Le golpeé duramente en la boca del estómago y despues en la muñeca, haciendole soltar la navaja.

Dean me empujo de repente, apartándome de aquel chico que se acercaba con una navaja en la mano. Dean le desarmó con rapidez pero teníamos muchos mas problemas pues no era el único que se estaba acercando a nosotros.
Iba a irme corriendo hacia Dean pero algo me detuvo el camino, un tío con el mismo olor asqueroso y otra navaja bien sujeta con su mano pero yo no iba a amedrentarme con eso, sujeté su mano con fuerza y le mordí el cuello. Tenía que decir que me estaba dando mucho asco hacer eso pero no iba a beber ni una gota de esa sangre putrefacta, en cuanto clavé mis colmillos en el le cogí del pelo y tiré, no me costó mucho desprender un buen trozo de su cabeza, pues tampoco quería degollarle completamente.

La gente de aquellos lugares parecía haberse asustado demasiado y ya no movían ni un solo musculo. Tosí rápidamente intentando eliminar su sangre de mi boca, aun que haciendolo no iba a eliminar la que ahora manchaba mi ropa y subí la mirada buscando a Dean.-¡Dean!-grité aun bastante asustada.

Mientras le desarmaba sentí como Lucía se apartaba demasiado de mí. Miré pero antes de que pude reaccionar ante todo vi como ella le mordía y un monton de sangre impregnar el asfalto.
Abrí mucho los ojos pero entonces escuché su grito, temeroso.

Gruñí, nadie la ponía las manos encima. Entonces golpeé fuerte en la garganta al primer maleante que me había atacado, haciendole caer la suelo.
El otro muchacho al que Lucia había mordido se estaba desangrando en el suelo. Venían muchos más ahora, parecía que nos habíamos metido en medio de una banda criminal organizada. Fruncí el ceño, no podía correr el riesgo de que hirieran a Lucia, aun que parecía defenderse bien sola. No podía transformarme tan a plena luz del día, pero tenía que sacarla de allí.

Sin dudarlo más la agarré del brazo y me abrí paso hacia uno de los maleantes, al que golpeé e hice caer al suelo del impacto, apartándose de mi camino. Seguí corriendo y subí a lucía a mi espalda, mientras comenzaba a trepar por las cornisas tratando de subir a los tejados.

Dean volvió a dejar a otro inconsciente y me agarró con fuerza subiéndome a su espalda, varios hombres seguían persiguiéndonos y no teníamos salida posible si no luchábamos contra ellos, pero entonces Dean empezó a escalar por uno de los edificios en ruinas.
Empecé a sentirme mejor, pero aquello cesó cuando empezaron a escalar lanzando improperios, miré hacia arriba y nos esperaban mas, no podía dejar aquello.

Sin pensarlo dos veces saqué mis alas y abrazando a Dean por el pecho, nos elevamos en el aire lejos de aquellos hombres y lo suficientemente arriba como para no llamar la atención de la gente de Eliria.-¡¿Estas bien?!-pregunté. Mi voz temblaba un poco.

Abrí mucho los ojos cuando de repente me encontré flotando. Miré al suelo y cada vez estaba más lejos. Miré entonces a lucía.

-¡¿Pero que haces?! ¡Guarda tus alas, aquí no pueden vertelas!-la grité, asustado, no quería volver a encontrarme con la inquisición. A mi no me haría nada, pero a ella era muy probable que su que pudieran.

Vi como todo el mundo la miraba con terror, ya era tarde. Gruñí, frustrado. Entonces me pegué a una cornisa cercana y la obligué a esconder sus alas. Salté a un pequeño balconcillo dejandola un momento en el suelo. La miré un instante, esperando que no se asustara de aquello que iba a hacer.
Entonces comenzó mi dolorosa transformación. Cada vez duraba menos, todo el mundo se quedó anonadado, mi tamaño era ahora de más de 2 metros y medio de alto y mis musculos en proporción a la altura. La miré y me sostuve sobre todas mis patas, apremiandola con el hocico para que subiera.

Una vez arriba comencé a correr y a saltar de un tejado al otro con gran agilidad, vigilando que ella no se cayera, huyendo de la escena.

Con tanto ajetreo no me di cuenta que el color de mi pelaje no era el de siempre, sino que tenía un tono mucho más oscuro, ahora era un lobo completamente negro, solo que con una fina mancha blanca desde la frente hasta el morro y el pecho del mismo color. Mi pelo estaba mucho más erizado que nunca.

Cuando me gritó me di cuenta de la estupidez pero ya estaba echo entonces se agarró a algo y tiró de mi, fue como si después de un largo vuelo cayese en picado, pero solo estábamos ambos en uno de los balcones, aun que con las alas aun en mi espalda, ya no tenía sentido.

Frente a mi y sin previo aviso empezó a transformarse, no pude negar que sentí terror al ver aquello, era casi como si mi instinto me dijese "corre". Pero el era Dean, no iba a pasar nada malo, entonces me hizo una señal y me subí a su espalda. La gente gritaba realmente horrorizada ante aquel espectáculo.
Empezó a correr con la velocidad de la que eramos dueños saltando de tejado en tejado y pasando casi desapercibidos al resto de la gente que no había presenciado aquella escena tan horrible en cierto modo.
Fue al agarrarme a el cuando su pelaje me llamó la atención ¿que le había pasado? me pregunté a mi misma, pero lo dejé estar, antes sería mejor salir de allí. De repente algo llamó mi atención,-Dean! a la derecha!!-grité haciéndome ir, si girábamos a la derecha, dábamos al pequeño bosque que bordeaba Eliria por una de sus partes.

Escuché su grito perfectamente y cambié de rumbo. pero antes de ir directamente di un pequeño y veloz rodeo, para que mi rastro no se pudiera seguir facilmente.

hacia donde me había conducido era a lo que parecía un pequeño bosque, en los alrededores de Eliria. Los conocía, siempre que venía rapido lo hacia siendo lobo y ahi era donde me transformaba de nuevo para caminar como un humano más entre sus inmensas calles.

Nos adentramos un poco en aquel bosque, activé mi sentido de rastreo, al igual que concentré todos mis sentidos, ahora aun más desarrollados por mi forma lupina. Nadie nos había seguido, y eso me quitó mucho estrés.

Ahora estabamos en tierra, en mitad del bosque y los torreones de la ciudad se veían tras la maleza

No giró inmediatamente a la derecha cosa que me sorprendió bastante pero al ver que después de un rato lo hizo me tranquilicé suspirando. Habíamos conseguido huir de ese lugar putrefacto sin ningún rasguño aparente, solo una gran mancha de sangre en mis ropas.

Cuando nos paramos en seco salté de su lomo con la respiración aun realmente agitada y me palpé el pecho como si me apretara, sabía lo que encontraría, pues por muy agitada que estuviese aquello no se iba a mover ni un ápice. Miré a Dean preocupada, el seguía transformado al igual que ambas alas seguían firmes. Las guardé con precaución, no sabía lo que estaba pensando ya no podía leerle la mente-¿Dean..?-pregunté temerosa.

-¿Estas bien?

Entonces reaccioné cuando me habló, sobreasltandome un poco.

-Si, solo estaba asegurandome de que no nos seguian-mi voz sono mucho más grave de lo normal, casi sobre natural. En esta forma mis cuerdas vocales se hacían mucho más gruesas.
Me di cuenta al escucharme y agaché un poco la cabeza, con verguenza.

Entonces, noté algo raro, mi miré... mi... ¡mi color!

-¿¡Qué diablos!?

Ahora tenía color negro. Nunca había tenido color negro, mi vientre era blanco, y no podía ver si tenía algo en la cabeza pero... ¿¿Como??

Cuando me dijo que no pasaba nada me calmé apoyándome en un árbol, seguramente aquello no sería fácil de olvidar. Primero el "concierto", después la actuación extraña del juglar y poco después el barrio ese.

Dean se sobresaltó y con ello me sobresalté yo también mirando rápidamente hacia todos los lados-¿Que? ¿que ocurre?-dije casi gritando. No oía nada y tampoco veía nada fuera de lo normal. Entonces le miré y me di cuenta de que estaba hablando, yo ya lo había notado antes.

Me acerqué despacio admirando todo su pelaje-¿Desde cuando te a cambiado el pelaje?¿ Es algo normal de la adolescencia o algo así?- Era como mínimo curioso ya que contrastaba demasiado con el que antiguamente tenía.

Me contemplé como pude, anonadado. ¿Cuando había cambiado de color? No entendía nada... ¿Era eso posible? yo nunca he visto que en el reino a algún licantropo le cambie el color...

-N... no lo se... yo... yo nunca he sido de este color... De echo es la primera vez que lo veo en cualquier licántropo, es más, en cualquier lobo...-la miré, muy confuso, con mis grandes ojos lupinos-no lo se... mi padre nunca me habló de esto... pero yo no he visto a nadie cambiar de color, al menos no tan drasticamente.