Un dragon no pelea sin razones

Después de tanto andar y de pasarme las horas muertas mirando el mapa sin comprender muy bien el camino que debía seguir para no encontrarme con ningún humano cazador, había llegado a una roza completamente en ruinas, al principio no quise entrar pues era un poco supersticiosa pero al ver un pequeño letrero mas adelante quise hacerlo.
Mis garras se clavaban en el suelo profundamente mientras yo andaba con parsimonia, entonces bajé la cabeza mirando aquel cartel.
Era impresionante el descubrimiento que acababa de hacer, así que esto era... el antiguo territorio que ocupaban los grandes cazadores de antaño, eso si que era interesante. Miré a mi alrededor mucho mas tranquila y comencé a andar de nuevo, con aire realmente apacible.

buscaba un agujero donde asentar mi culo esa noche para dormir, y parecia que lo habia encontrado, era una vieja aldea en ruinas, alli podia encontrar un techo y quizas algo para llenarme el estomago, por el amor de los dioses, aquella noche me comeria una ensalada de ser necesario, me moria de hambre.

-ehh!!! hay alguien aqui??!!- grite a pleno pulmon mientras me encendia un puro y dejaba escapar algo de humo entre los colmillos- sal rapido alimaña, puedo sentirte cerca! - no me importaba quien andubiera cerca, no se me daba bien el control del aura, maldita sea, no sabria distinguir un licontropo de alguien de mi especie, pero si podia sentir un corazon latiendo por alli cerca. y a no ser que fuese humano o parecido, aquel latido seria mi cena

Paseaba por aquellas antiguas campañas, ahora masacradas. Quedaba el rastro de algún estandarte desgarrado, armas de filos mellados y escudos de los cuales apenas se reconocía su emblema.
Suspiré. Me sentía mal por la perdida de aquellos valientes humanos, sobre todo por la perdida de amigos como Esra, desterrados o incluso muertos... poco sabia ya de ellos. Solo albergaba la esperanza de que estuvieran en un mundo mejor que este.
Pronto retomé la compostura, aun que seguía dolido por sus perdidas. Entonces, escuché un ruido entre tanto silencio. Me puse en guardia.

Mis pasos me llevaron ante lo que sería un gran asombro. Una criatura de gran tamaño, blancas escamas y... por los dioses ¡era un maldito dragón!
La emoción me embargó, en parte. Conocía leyendas de ellos, también habia tenido la ocasión de enfrentarme a alguno pero... hacia ya demasiado tiempo.

Me acerqué, sin miramientos, sonriente.

-¡Joder! ¿De donde salís? No sabía que había dragones por aquí-dije, algo escitado

Entonces escuché otra voz, era una vos masculina. Arqueé una ceja, mirando en su dirección.
Estaba en mitad del llano masacrado, con las manos en las caderas y el pecho sacado, pero era mi postura natural.

-Sal tú, pues sois el unico que se esconde-contesté a esa no tan lejana voz

Escuché unos pequeños pasos a mi derecha y pegué un respingo al ver un humano acercarse sin miramientos hacia mi-¿Se puede saber que haces humano?-rugí con voz ronca. Entonces escuché el grito de un hombre en la lejanía, parecía enfadado por alguna razón.
¿Se podía saber que les pasaba a esos humanos? parecían demasiado brabucones por lo que podía observar aun asi simplemente la gente no cogía y se acercaba a un dragón. Me eché hacia atras con desconfianza, no sabía si era amigo o enemigo, aun que tenía mas pinta de lo primero. -Llamó al hombre que gritaba y entonces alcé mi cabeza curiosa de nuevo.
Notaba un aura realmente poderosa, pero lo que mas me sorprendió era ver por estos extraños lugares a otro uroba como yo.
Clavé mis garras en el suelo moviendo la cola, contorneandola mientras esperaba impaciente ver a aquella persona acercarse en la lejanía.

a medida que me acercaba hacia quellos latidos pude ver la silueta de otro uroba *que pequeño es el mundo deminios* era algo pequeña y blanca, parecia fragil, demasiado debil para ser un dragon, no pedia que todos tuviesen mi mas que perfecto cuerpo, pero hombre, un minimo de musculo no mataria a nadie, en cambio aquel hombre que andaba cerca si parecia fuerte, al menos un poco.

-yo no me escondo ni de sombra imbecil, no te atrevas a decir lo contrario- aprete el puro contra mis dientes y deje escapar una pequeña voluta de humo, seria patan aquel ser, insinuar que me escondia, de que?, de el?, deje escapar una risa feroz y aprete el paso, que aquella lagartija se atreviese a decir aquello otra vez.

agarre una botella del cinturon y apure lo poco que quedaba de su contenido en mi boca

Miré al dragón blanco.

-Te equivocas, no soy un humano. Parece que no has visto a muchos licantropos-dije, frunciendo un poco el ceño. Me sentía suficientemente orgulloso de mi raza como para ofenderme aun que fuera un poco si me comparaban con cualquier otra, fuera cual fuera.

Entonces apareció aquel rufian. Apestaba a alcohol barato y bramaba como un borracho inutil. Entre cerré los ojos, mi orgullo salía con facilidad.

-Tus palabras apestan tanto como tu aliento, deberias controlar ambos.-ciertamente apestaba a alcohol, no es que me importara, era un aficionado a ese brebaje. Pero tanto y de tan mala calidad sí.

¿licantropo? la verdad es que nunca habia oido hablar de ninguno, pero por la forma de la palabra me parecía que se trataba de algo con lobos. Entonces volví a escuchar a ese hombre mucho mas cerca, pero lo que ví me dejó estupefacta-He de añadir que me a defraudado un poco- Se me escapó pero era completamente la verdad.
Fumando un puro, y con una botella de alcohol, no era nada agradable, aun que por su aura me habia parecido una persona digna de respeto y admiracion en una primera impresion, ahora era desagradable.
No sabía si debía convertirme, pues era algo extraño encontrarme con esos dos seres y no me gustaba estar indefensa. Aun asi y despues de meditarlo un poco me convertí en humana, aun tenía aquellas escamas en mi piel, pero eso poco me importaba, pues ya se irían poco a poco.

acorte aquellos pocos pasos y me quede a poco mas de un metro de la cara de aquel... ¿licantropo?, mas que un lobo yo lo llamaria perro, pero enfin, no todos los cachorros estaban amaestrados.

mi aliento no apesta lobo, es humo de dragon lo que hueles, limpiate las fosas nasales si no eran capaz de reconocerlo- tire el puro contra el suelo pisondolo con las botas y exale una bocanada de humo y algunas chispas hacia el, sin llegar a quemarlos. su pelito me resultaba gracioso- nectar de dioses no crees?- con otra carcajada mire a mi alrededor y me aleje de ely esta vez dirigiendo a los dos- me llamo herbert, pero podeis llamarme herb

vi como aquella mujer se trasformaba y mi actitud cambio radicalmente, era realmente atractiva, di un paso hacia ella y con una reberencia algo mas formal, retrase el pie izquierdo e incline la cabeza- a sus servicios bella dama- la sonrei

-Nah, lo que huelo es alcohol del malo-vi como se habia situado muy muy cerca de mi, pero no me achantaba, aun que teniamos la misma altura. Pocos hombres eran tan altos como yo. Aun que a decir verdad el estaba algo más musculoso que yo, eso seguía sin importarme, confiaba demasiado en mi fuerza.
Entonces cahi en la cuenta de que habia dicho dragon. ¿Un dragon? si no tenia la apariencia. Entonces me giré, y vi como aquel blanco dragon se combertia en una mujer, bastante atractiva tenía que admitir. Mis ojos cambiaron a otro parecer.
Valla, parecía que podían transformarse como nosotros en lobos, curioso.
Ví como las prendas rasgadas dejaban paso a una imaginación más detallada de su anatomía. Me alegré de que en ese momento no estuviera Dana ahi, o si no me hubiera llevado una buena tunda.

En seguida aquel hombre se presentó, y al ver a la dragona se acercó, cambiando radicalmente de actituz.

-Valla, valla. Esto si que es interesante. Mi nombre es Andrew, Andrew Wingates.-dije dirigiendome a los dos, pero sobre todo a aquella mujer, sonriente

Habia llegado de un laargo viaje, y ya me dolian los piececillos. Iba con mi garrote apoyándome, el lumbago me estaba matando.
"¡Ainsss, que ha sido de mis tiempos mozuelos!" pensé exclamativa mientras seguía caminando. Ya no sabia ni donde estaba, me paré a mirar la zona, parecía bastante mal... como desierta y sin vida. Eso no me gustaba, me entristecía...

Me rasqué el costado, despues la tripa, despues bajo el sobaco. "¡Dios mio, esta tela me está matando!" pensé, picaba que daba gusto, ya tenía que echarla a lavar.

Suspiré resignada, y sentí un par de auras a mi alrededor, estaban llenas de vida, al menos dos de ellas palpitaban como ninguna, eso me hacia sonreir. Me gustaba ver a la gentecilla llena de vida.

Me acerqué a mi paso (lento) hasta encontrarme con una moza bien dotada y... "¡Por el Arbol Corazon! ¡Que hombretones!" Mostré una gran sonrisa, a lo que se puedieron ver mis pequeños dientes, ya bastante deteriorados. Caminé con más ganas hacia ellos, con una pequeña risita de voz ronca. Me quedé mirando a esos hombretones altisimos, los cuales me sacaban mucho más que 3 cabezas.

-Aii niños, ¡que mozuelos mas bien dados por la madre naturaleza!-en mi voz se reflejaba claramente el deterioro por la edad-Y tu no te quedes ahi, acercate hija. Que mona va esta chica, aun que algo destapada. Ven ven, toma toma.-dije acercandome costosa a ella, poniedola en cima una de mis mantitas calidas, sin que ella pudiera negarse.

Parecía que la cosa no iba muy bien, parecía que no congeniasen. Suspiré algo nerviosa, no me gustaría que empezase ahora mismo una pelea, era pacifica en la mayor parte de los casos a no ser que el honor y el orgullo dependiesen de ello.
Entonces cambió completamente su actitud conmigo, se acercó haciendo una gran reverencia muy cortés, sonreí respondiendo a aquella reverencia, me habia equivocado. Desvié mi mirada hacia al otro hombre que tambien habia cambiado su actitud y sonreía amablamente tambien presentandose-encantada a ambos, yo me llamo Yukiko Shimizu, un placer.-

Ahora si que parecían unos autenticos caballeros ambos, habian dejado de lado aquella estupida trifulca sobre alcohol. Las escamas desaparecieron completamente a los pocos minutos-y.. ¿me explicas que es eso de licantropo?-

Apareció de repente una abuelita, parecía cansada y andaba costosamente quise adelantarme a ayudarla pero ella reacionó antes llamandome. Me acerqué a la vez que ella lo hacía y me puso una manta encima. Era calida pero picaba un poco, me la dijé caer por los brazos en cuanto la puso.-Puedo ayudarla en algo-dije agradecida de que se me hubiesen escondido las escamas pronto.

trate de ignorar el ultimo comentario del cachorro, aunque solo fuera por el bien de mi futura conquista, *perro musculo sin cerebro ni olfato* pense antes de soltar un bufido y encenderme otro puro con el mechero.

entonces aparecio aquella anciana, por alguna extraña razon me recordo a mi abuela y un mal presentimiento me azoto la espalda, apenas podia andar recta y parecia que se fuese a caer por alguna esquina- cuidado anciana, aqui ay rocas mas altas que usted, no se valla a caer y a romperse la cadera- trate de no sonar muy burdo, yukiko aun andaba cerca.
*maldita sea, debi ofrecerle yo una capa* aunque bien penasdo solo llevaba unos tirantes y el macuto

Sonreí ante la presentacion de aquella preciosidad. Entonces preguntó sobre mi raza, yo orgulloso la iba a contestar pero entonces fuimos testigos de una curiosa intromisión.
Una pequeña ancianita llegó frente nosotros, y pese a sus aparentes achaques, mostraba bastante alegria, algo raro para alguien de su edad.
Abrigó a la joven, cosa que hubiera estado bien que hiciesemos nosotros. Pero vamos, como no quisiera mi pantalon... que era lo unico que me quedaba encima... y aun asi me quedaría un una situación comprometida pues nunca llevaba nada bajo ellos.

Hice el amago de agarrarla, parecia no moverse muy bien, y me preocupaba.

-Tiene razón, señora. ¿Que hace usted, a su edad, por estos lugares?-pregunté, en verdad quería ayudarla. A la gente mayor habia que cuidarla bien, a mi modo de ver las cosas

La muchacha aceptó mi manta, estaba echa con tela algo robusta por lo que igual la picaba un poco. Era del mismo material que esta dichosa ropa que me daba tantos picores. Sin cortarme ni un pelo me rasqué con ganas el costado, aliviada.

Vi la caballerosidad de los jovenes y de la muchachita. ¿Ayuda? que iba a necesitar yo ayuda, yo estaba muy bien asi, ¡pues anda que...!

-Oi, oi, oi. Pero que agradables que son todos ustedes. No hija, voy bien, voy bien-la contesté riendo risueña-Tranquilo hombretón, no me caeré... a no ser que quieras que me caiga en tus brazos-dije guiñandole un ojo seductoramente. ¡Como me gustaban los hombres fuertes y apuestos. Entonces miré al otro atractivo muchachote-¿A mi edad? anda anda, que cosas dices muchacho, voy bien no os preocupeis-volví a reir risueña.-la pregunta es ¿que hacen tres jovencitos como vosotros por aquí perdidos. ¿no me estareis haciendo cosas guarras? ains esta juventud-exclamé mientras iba a mi lento paso, apoyandome en mi garrote, hacia una roca y me senté allí con un suspiro de alivio.

Me quité una zapatilla y quité las piedrecitas molestas, lo mismo hice con la otra.

Sonrei ante él comentario de herb, tenía que reconocer tenía razón. Aún que por unas cosas u otras no me parecía una vieja débil ni idefensa ni mucho menos, solo algo cansada. Empecé a reírme bastante pícara ante la contestación de la mujer"caerse en sus brazos?" pensé.
pronto se sento en una roca para quitarse los zapatos y entonces aproveche para quitarme la manta un poco aún sujetándola con los brazos, podía que para mucha gente yo fuese destapada pero era él ropaje que tenía mi ahora antigua tribu.
Pronto la viejecita pregunto y yo no sabía que responder-la verdad señora simplemente pasaba por aquí, tenía ganas de conocer lo que había sido alguna vez este lugar, e oido muchas historias-Entonces la viejecita habló de nuevo, e de decir que no me esperaba esa respuesta de su parte me sonroje y mi cara se volvió mucho más sería-me temo que se equivoca señora como ya dije acabo de encontrármelos-mire a ambos chicos tenía toda la punta de que se habían quedado tan atónitos como yo, o eso pensaba.

que le pasaba a aquella vieja era una pervertida guiñadome un ojo * me la cena si intenta ajorarse en mis brazos* yo solo salia con mujeres dignas y fuertes, y todas ellas guapas, vamos; las mujeres que yo me merezco, ni mas ni menos. no con ancianas arugadas que apenas levantaban dos palmos del suelo.

mientras hablaba me subi a la alto de una piedra y le di un par de caladas al puro- yo vine siguiendo al resto de mi raza- señale a yukiko- el continente se nos estaba quedando pequeño. y por todas las crias de smok! no iba a perderme la diversion

todos aquellos debiluchos habia venido a este pedazo de tierra, no iba a dejar que semejantes lagartijas representasen el honor y la fuerza de los urobas, para eso estaba yo, por alguna razon me llamaban emperador, tenia entendido que aquellos era un titulo de gran honor y poder, que cuernos me importaba a mi eso, como si me llamaban rey de reyes *mmmm.... eso no suena mal*

despues de la pregunta de la enana me entraron ganas de ensartala en una pica por aquella osadia, por suerte para ella, yukiko respondio antes de que me diera tiempo a cenarmela

Observé los movimientos de la vieja y, entonces, zasca! toma burrada que nos soltó. He de reconocer que en el fondo no me hubiese importado.. salvo por ese apestoso "dragón", por que la mujer no estab... "no no no, andrew, Dana, centrate" pensé apartando rapidamente esos pensamientos de mi cabeza. Suspiré. Yo etsaba ahi por nostalgia, pero no iba a mostrar mi lado vulnerable delante de las mujeres, mucho menos delante de ese canalla humeante.

-Joder con la vieja, no se corta-dije riendo con ganas.-señora, que a su edad no está usted para pensar e esas cosas-Hice una pequña pausa-Yo estoy aquí para ver que habia pasado con el viejo reino de los cazadores-no mentía, no necesitaban saber más.-¿Y usted?

Me carcajeé abiertamente ante la sorpresa que se llevaron todos. Ni que hubieran nacido aller! ainss esta juventud.
Volví a coger mi garrote, mi risilla quebradiza seguía sonando, pero ahora en menor medida.

-No me llames vieja, deslenguado-dije, dandole con el garrote en la pierna y mirándole mal-A ver si te vás a creer que yo nací ayer-Seguí caminando, costosa hasta llegar al lado del otro hombretón.

Comencé a rascarme de nuevo, ¡Por el Arbol Corazón! ¡Como picaba aquella ropa! "ya está, a tomar por saco! sin dudar mucho más me quité la tunica ys suspiré aliviada. "Ainss... a sí mucho mejor." fui caminando aun más pachona, relajada, ahora que estaba completamente libre de ataduras. El airecillo recorria todo mi cuerpo, y era agradable.
Ví una de las botellas de aquel hombretón, y sin dudarlo le cogí una rapido de su cinto y la desencorché.

-Yo... pues no lo sé-reí con mi gastada voz-los designios de los dioses me han traido hasta estos lugares-Entonces bebí un poco de ese alcohol, pero rápidamente lo escupí y miré al hombretón-¿¿estó es lo que tu llamas bueno?? nada nada, no sirve para nada! Puaj, Puaj.

Miré a herb bastante extrañada, ¿como que buscando? estaba confusa realmente no me había esperado esa respuesta-¿sabias que estaba aquí?-levanté una ceja, si era así de verdad entonces me encontraba ante un gran uroba, uno de los que mas.
Entonces a cada cual mas bruto Andrew respondió como le había salido realmente, en el fondo me hacia gracia, pero mas aun lo que hizo la viejecita ante aquello.-Vaya garrotazo señora!-añadí sin poder contenerme la risa.
-Esta claro que no nació ayer, pero comprende que no es algo que se suela preguntar a personas que no conoce-dije poniéndome ya mucho mas seria.
Vi con los ojos como platos como se acercaba y le quitaba la botella a Herb, no me gustaba como se estaba poniendo la cosa, no le veía como un hombre muy paciente y menos con aquellas cosas.
Esperé a ver que sucedía pero ya estaba bastante alerta por si acaso, mis poderes habían disminuido mucho, demasiado en estos últimos meses pero aun así algo podría hacer.

off: que mi alcohol es bueno leñes, no es de baria de roble 50 años, pero es un buen ron, dejad de meteros con el TT

on: mire a yukiko dirigirse a mi extrañada, ¿que tenia de raro?- se han ido la mitad de los urobas de linneris, las migraciones se podian ver desde casi cualquier parte del contiente, no fue algo precisamente discreto- me encogi de hombros y le una unas caladas al puro-no sabia a quien veria aqui, pero no me apetecia quedarme alli si toda la diversion venia a esta roca
iba a continuar hablando, pero por todos los demonios del infierno, aquella vieja decrepita se habia desnudado en mitad de la plaza dejando ver sus colgajos de piel,y oh.por.todos.los.putos.dioses! en mitad del culo llevaba tatuado un : "Muerdeme" un jodido muerdeme con labios incluidos- o joder mujer, tapeta antes de que....- pretendia soltar alguna groseria como "antes de que se me caigan los ojos" o "antes de que vomite asta el corazon" cuando aquel saco de arugas me robo una botella de alcohol para despues escupirlo.

-vuelve a hacer eso vieja, y te convertire el menos que la sombra de una serpiete- sisee entre los colmillos mientras algunas escamas dispersas aparecian en mi piel erizandose. muy cabreado andaba para no ser capaz de controlar mi propio cuerpo- nadie, toca mis botellas

¡Aquella vieja me habia pegado un garrotazo!

-Ahh, coño, joder. Pero usted quien se ha creido que es-dije casi gritándola, alzando el puño. Entonces caí en la cuenta de que era una señora mayor, no podía pegar a personas debiles... Bajé la mano resignado, refunfuñando.

Entonces, todo aquello se me olvidó cuando... ¡que se habia quitado el trapajo! Abrí mucho la boca.

-Pe...pero señora, ¡tapesé!-exclamé, cerrando los ojos e intentando mirar a otro lado, eso era lo más desagradable que habia visto en mi vida. Tenía las tetas caidas y la piel rugosa.

-Y no me extraña que nadie las toque-dije, aun escupiendo. Bueno, si, era verdad que no era un alcohol tan malo, pero sabía muy mal.

-Vamos, vamos, que tampoco es para tanto. Por cierto niña, te encuentras bien, tienes mala carita

Sabía bastante de medicinas y curación, al fin y al cabo me habia criado toda mi vida en los bosques

Me quedé muda ante aquella revelación, yo no había estado presente en esa gran migración de la que hablaba y mucho menos había visto urobas desde hace mucho tiempo.
Aquello me hacia replantearme un montón de cosas que pasaban en el mundo, un montón de cosas que yo pensaba y veía a mi alrededor que muchas veces ignoraba.
Al parecer se había enfadado mucho ante aquello y eso solo me hizo intentar bajar los humos de un forma tranquila-Y estoy segura de que no volverá a tocar una de tus botellas-dije en son tranquilizador.
Entonces Andrew comenzó a quejarse del garrotazo y ambos a la vez se taparon los ojos mirando a otro lado, miré donde ambos lo habían echo momentos atrás descubriendo por desgracia de lo que hablaban, aquella anciana se había quedado desnuda así porque si "Y luego me dice que voy destapada" pensé quejándome un poco. Me acerqué a ella y la tendí su manta-No debería ir así por la calle-dije secamente la verdad es que a mi tampoco me apetecía verla desnuda ni mucho menos.
Entonces me preguntó si estaba bien, la verdad es que después de los días caóticos nada podía ser mejor que esto.-No se preocupe por mi señora, estoy perfectamente-dije orgullosa, no había tardado mas de 1 día recuperarme de todo y eso me llenaba de orgullo.-Pero usted no debería hacerles enfadar, la verdad es que no a estado muy acertada con sus comentarios-

deje escapar una bocanada de fuego por la boca para desquitarme, sentir en fuego en la garganta era tranquilizador, me sente en mi piedra y aprete la piedra con los puños levantandola levemente, me cabreaba, aquella vieja me cabreaba, y si no le retorcia aquel pescuezo viejo y descolorido era unicamente por aquella belleza albina que trataba de calmar los humos. en humo trasformare yo a esa enana, en una gran pila de huesos humeantes

me rei socarronamente por el garrotazo que el chuco pulgoso habia recibido, merecido se lo tenia

off: piensa en la normal de los ejercitos, un rey aportaba como 1.000 personas o algo asi no? tecnicamente todos esos se han venido conmigo xD

escuché las palabras de la dragona, y noté como la tapaba con algo. Abrí los ojos, aun un poco temeroso de encontrarme con las arrugas de esa vieja de nuevo... ugg.
"Ya podía ser la preciosidad que tiene al lado así de liberal" me lamenté en mis pensamientos.

Aquel patán borrachuzo se rió de mi, a lo que gruñí y me acerqué a él agarrándole de la camisa, llegándole a tener frente a frente.

-Tu. Vuelve a reirte de mi y servirán tu carne en mi castillo para la cena-amenacé. Nadie se reía de mí.

Le solté, apartándole, con cierto desprecio y me alejé ignorandole, no merecía la pena aquel lagarto escupefuego. Además, ya teniamos bastante con la vieja como para discutir con ese bicho.