Un dragon no pelea sin razones

-Uy, no no, tranquila mujer, si estoy bien así-la dije sonriendola.

Vi la reacción de los dos muchachotes y me reí.

-No seais vergonzosos, dulzuras.

Entonces ví la mala situación que acababa de ocurrir entre uno de los hombretones con el otro y me puse en medio. Dí con el garrote al grandote que había amenazado al otro y pegué otro garrote al fumador del mal alcohol.

-Atí por mal muchacho. Y a tí por reirte de él. Anda que... si es que pareceis niños.
me fui refunfuñando. Entonces me entró algo de hambre y rebusqué en mi mochila.

Saqué una bolsita cerrada, cuando la abrí un embriagador aroma salió de ella. Eran galletas con pepitas de chocolate que había hecho esa misma mañana.

-Anda, tomad. Todo se arregla con unas buenas galletitas, siento no tener algo de leche para mojarlas-dije, algo triste. Realmente era algo que me daba rabia.

Dí unas cuantas a los dos muchachotes y di más aun a aquella mujercita.

-Toma, toma. Que estas en los huesos niña, tienes que engordar

OFF: Un rey aporta 10000 unidades xDDD

Cuando herby echó una bocanada de fuego por la boca me asusté, yo era mas de hielo y en su tiempo había tenido mi aliento helado muy orgullosamente, no podía evitar sentir respeto, al menos, por ese aliento. (OFF: En este post todavía no era emperatriz así que actuare como si no lo fuese ^^)
Observé a Andrew que se destapó los ojos cuando le dí a la vieja el manto, a mi no me asqueaba verla así, pero si que me incomodaba en cierta forma. Me reí ante su comentario-Eso.. estáis siendo demasiado vergonzosos-añadí después de la vieja, realmente a mi me estaba cayendo bien. Entonces y sin casi yo darme cuenta la vieja les asestó un golpe a cada uno regañandoles por su mal comportamiento, en principio me hizo algo de gracia pues se parecía a mi abuela sin embargo luego puse cara de circunstancia, la verdad es que la vieja se lo estaba ganando a pulso y ya estaban calentitas las cosas ya de por sí.
Entonces nos tendió unas galletas, las observé con detenimiento pues me había dado demasiadas alegando que estaba en los huesos. Alcé una ceja, primero destapada ahora en los huesos.
Le pegué un mordisco a una de ellas con cuidado y después levanté la cabeza-Dios!! en verdad esto esta buenísimo!-ahora me las comería, pero no por lo que me hubiese dicho, sino por que en verdad estaban buenas y tenía hambre.

aquel repugnante chucho pulgoso me agarro por la camisa, como si aquello fuera una riña de bares y quisiera parecer el gallito que mas fardaba. sonrei sadicamente mientras me amenazaba, a mi, se amenazaba a mi! era realmente un asunto de risa, me hubiese carcajeado en su cara pero tenia un plan sin duda mucho mejor, cuando se dio la vuelta y se alejo de mi volvi a sonreir y entreabiendo la boca deje salir entre mis colmillos un pequeño vaporcillo con olor a azufre, era uno de los dos componente quimicos que los urobas de fuego usaban para generar sus llamas.
este vaporcillo se pego a toda su ropa de la espalda, con que una sola chispa la rozara saldria en llamas, y segunramente tambien su piel. ademas si percibia en olor podria facilmente pesar que era por haber estado cerca mio pues era mi esencia natural por asi decirlo.

con una sonrisa triunfal y sin que me viera agarre los galletas que la vieja me ofrecia y empece a zamparmelas aun sentado en la roca, estaban ricas, para que negarlo - gracias señora!- le dije mientras me tragaba mi ultima galleta

Pasé de él y cogí una de las galletas de la anciana y comí unas cuantas. A decir verdad aquella señora tenía muy buena mano con la cocina, sentía en mi boca una explosión de mantequilla y pepitas de chocolate.

Entonces sentí un olor nauseabundo a azufre, miré a ese condenado dragón con asco.

-Si te vas a cagar, vete al bosque, pero no sueltes tus gases aquí, asqueroso bicho.-espeté, aquella mierda de dragón me estaba cabreando. ¿Como se atrevía a soltar ese olor delante de una señorita?

Me alegró mucho ver que a aquella muchahita le gustaban mis galletas, nunca fallaban. A los dos muchachotes también le gustaban, pero estaban empezando a sacarme algo de quicio.

Ví lo que hizo aquel uroba y fruncí el ceño. Al igual de que no me gustó nada lo que le dijo el licántropo.

-Bueno, parais ya o os las vereis conmigo.-dije, con un tono amenazador utilizando esa intimidación natural en mi cuando me cabreaba.-Tu, no rocies al muchacho con tus gases y tu, a ver si te muerdes más la lengua, deslenguado!