Descubriendo (Tacca y Yukiko)

Llegué a un vasto bosque muy cansado, tras varios días sin parar, lo justo para dormir o para caerme dormido, que para mí prácticamente es lo mismo.
Observé cada especímen que me encontraba, como habían sufrido en los últimos años, aunque en general parecían vivir bastante bien. La temperatura era aceptable y las precipitaciones considerables, así que parecía un buen bosque.

Me senté en el suelo, con las piernas flexionadas, entre dos árboles, dos encinas particularmente. Cerré los ojos dejando que la energía fluyese a mi alrededor y en mí, alimentándome ya que tenía bastante hambre.

Hacia mucho que no me dedicaba simplemente a pasear y mucho menos en forma de humana. Acaricie algunos árboles, era cierto que yo provenía de un lugar un poco seco pero me gustaba mucho la naturaleza, demasiado como para no querer perderme en los bosques.
Note una presencia cercana, no sabía leer bien las auras pero era como si aquella criatura fuese parte del mismísimo bosque.
Cuando me acerque un poco más vi que así era, era una criatura del bosque, intente no hacer ruido, me parecía maravilloso verlas en su propio entorno como si nadie las estuviese mirando, aunque después de un tiempo comencé a pensar que quizás se asustase más si luego me veía-buenas.. tardes-susurré intentando no asustarle

No me moví en absoluto, más bien porque no lo necesitaba.
Unas ramas tiernas se desprendieron suavemente de los árboles cercanos y se acercaron temerosas a la cara de la mujer que se encontraba a mi espalda. Empezaron a acariciarla juguetonas, como si quisieran descubrir que ser era.
Buenos días. -susurré lentamente, como si me costase pronunciar aquellas palabras.

Me puse en guardia cuando las ramas juguetonas se acercaron a mi cuerpo, no estaba acostumbrada a ese tipo de contacto aun asi supuse que era una medida de precaucion.
Me dejé tocar la cara aun que no estaba para nada agusto, me sentia sin espacio propio, como si no pudiese apartarme aun que yo lo quisiese.
Le escuché saludarme-¿te importaria..?-pregunté bufando un poco, era bastante mia en esas cosas y pocas personas y cosas podian tocarme de aquella forma sin recibir un buen golpe-¿.. apartar estas ramas?-

Las ramas se apartaron de repente, como asustadas por las palabras de aquella persona que se acercaba a su "amo". Se apartaron lo suficiente como para dejarla un espacio bastante grande en el que ella era el centro, no era la primera vez que ocurría algo similar.
Me centré en su aura y descubrí varias cosas interesantes de esta mujer, uroba, parecía joven pero en el fondo no lo era. Tenía pinta de ser muy seria y recta, pero era una chica normal a pesar de todo.
Me levanté y me di la vuelta ya que ella estaba de espaldas a mí y la observé, parecía muy guapa esta mujer.
Siento haberla molestado. Mis más sinceras disculpas. - dije mientras agachaba la cabeza como muestra de respeto.

Las ramas se apartaron como asustadas de mi comportamiento ciertamente y un poco reacio, no me gustaba se tocada con tanta confianza por mucho que fuesen aquellas criaturas que tanto adoraba.-no importa-susurré fijándome en sus rasgos.
Estaba realmente extrañada, era como si poco a poco Linneris se estuviese trasladando a aquel continente grandes migraciones de urobas, bastantes de aquellas bellas dríades por los bosques y alrededores, solo faltaban aquellas malditos Ashters, dioses como odiaba a esos arrogantes espíritus.
-disculpa si me meto donde no me llaman, pero eres de Linneris verdad?, ¿ que haces tan lejos de sus bosques?- La razón podría ser bastante variada, desde que simplemente venían a explorar hasta que hubiese otro árbol corazón.. Aquella idea me sobrecogió de manera casi antinatural realmente quería ver uno de esos árboles de vida.
Entonces caí en la cuenta de que mi yo misma me habia presentado así que hice una reverencia hacia aquel dríade-Yukiko Shimizu a su servicio... -no era necesario decirle más, estaba segura de que él ya sabía lo que yo era

Se quedó callada un pequeño instante, lo que me dio suficiente márgen para analizarla completamente.
Mi nombre es Tacca Chantrieri, y también estoy a su servicio. contesté cortesmente. Respecto a lo del porqué de este lugar tan lejando de nuestro orígen... -quería que supiera que sabía perfectamente que era- simplemente decir que no podía volver a mi amado Árbol. ¿Y usted señorita? Si no es indiscreción por supuesto.

Bajé la cabeza con cortesía, pues aquellas criaturas lo merecían por encima de todo-Encantada Tacca-Entonces al escuchar su respuesta levanté la cabeza sorprendida.
Si algo no le dejaba volver a su amado Árbol tenía que ser muy grave y eso no me gustaba-Comprendo... -quedé callada de repente pensativa-Se que acabamos de conocernos, pero me encantaría que contases conmigo si necesitas ayuda para volver a tu árbol-
Parecía decirlo en coña, pero lo que realmente hacia que hablase en serio era mi cara, carente de cualquier sentimiento, ocultos hasta lo mas profundo de mi ser.
Entonces preguntó por que estaba yo lejos de mi hogar... lejos de aquel lugar tan... digamosle extraño-Fuí perseguida y huí, volé durante mucho tiempo en una misma dirección y llegué a este continente, fue una sorpresa pues lo máximo que esperaba encontrar eran unas pequeñas islas.-dije sin dar mucha importancia al asunto.

Esta mujer, a la que acababa de conocer apenas 2 minutos antes, me estaba ofreciendo su ayuda para volver al Árbol Corazón, increible.
Muchas gracias señorita Shimizu. Pero de momento resultaría imposible volver. -dejé rápido el tema ya que no era conveniente conversar sobre él con una semidesconocida.
Islas... -susurré suavemente. Yo ya sabía de antemano que no eran unas simples islas, pero la verdad que me lo imaginaba más pequeño. Algún día tocará sobrepasar aquel horizonte. -dije mientras una rama de un árbol de movía para señalar un hueco que habían dejado multitud de árboles, en el que se veía un precioso horizonte bañado por los rayos solares.

Dejó el tema con rapidez aun que a mi me hubiese gustado seguir con el tema, me intrigaba y molestaba que el no pudiese volver a su hogar de origen. Intenté despistarme del tema, no quería cabrearme y empezar a congelar las cosas a mi alrededor así porque si y tampoco era plan.

Entonces habló de no se que horizonte, no entendía la forma de hablar de este dríade, era demasiado extraño y en cierta forma me ponía nerviosa todas sus raíces o lo que fuesen esas cosas. Entonces observé el horizonte del que me hablaba, o del que creía que me hablaba al menos, era realmente un paisaje de los mas bonitos que había visto en mucho tiempo-Increíble-susurré yendo hacia delante. Entonces miré hacia abajo, habia una bonita caida asi que me separé, no quería probar cuanto dolía aquello.

Me di cuenta al instante de lo que sucedía, cosa que me pareció bastante extraña al tratarse de una dragona el alejarse asustada de una pequeña caída, pero lo comprendía, podía hacerse bastante daño.
No tiene de que preocuparse señorita Shimizu, en ningún caso consentiría que usted se cayese por tan empinado terraplén. Aprecio en demasía su compañía como para dejar que acaeciera ese suceso. Sin embargo, la gran bola de fuego está a punto de esconderse y dar paso a la pasarela de estrellas cuya oscuridad puede impedir la buena visibilidad para un viaje óptimo. -comenté esto último pensando que quizás eligiera quedarse a hacerme compañía. Esto sería bueno si por alguna razón, la enfermedad optaba por hacerse paso en mi cabeza, y así tendría protección.

Fruncí el ceño algo avergonzada girando la cara y cruzándome de brazos-no... no tengo miedo a caerme, tampoco iba a hacerlo...-
Quizás fuese su manera de hablarme, o de tratarme de esa forma ero me hacía enrojecer la verdad es que aquello no me gustaba en lo mas mínimo, me hacia sentirme no demasiado débil o dependiente casi por así decirlo.

Entonces al escuchar lo del sol alcé la vista, por entre las hojas de los arboles, el azul se volvía oscuro y tenebroso, fue entonces cuando con una gran sonrisa acepté su invitación-Tienes razón, creo que me quedaré, no sería bueno volar a estas horas y mucho menos si la noche se va a volver tan oscura como se anticipa.

Sonreí al verla sonrojarse, parecía muy dulce y que necesitaba a alguien a su lado, o a varios, pero intentaba mantener una careta de dura. Agradezco mucho su compañía, si quiere le preparo una suave cama para que se sienta como en su hogar.

Era demasiado formal o eso me parecía, pero bueno los dríades siempre habían sido así o al menos los que yo conocía, que no eran pocos.
Me senté en el suelo rechazando su oferta-No te preocupes, estoy acostumbrada a dormir en el suelo o el lugares duros, no me moriré por volverlo a hacer una noche mas- me apoyé en uno de los arboles, admirando el horizonte y las vistas que desde allí se podían contemplar.
-dime... que piensas sobre nosotros los urobas?-puede que fuese una pregunta demasiado brusca pero necesitaba saberlo.

Quedé pensativo unos momentos tras sus palabras. Eran muchos pensamientos que había que sintetizar ya que nunca había respondido a una pregunta similar.
Grandes, fuertes, con una gran fuerza interior que les permite obrar sus metas, teóricamente oscuras, pero no siempre así. No todo el cielo nocturno es oscuro ni el matinal es claro. En vuestro caso, pequeñas esferas o puntos aclaran suavemente la oscuridad en la que refugiais vuestro corazón, como las estrellas iluminan el camino al perdido viajero. -había improvisado soltando todos mis pensamientos sin pensar que quizás no debía haberlo hecho. Me aportaba bastante confianza Yukiko.
No obstante, tu fuerza interior puede ser la mayor de las que he conocido dragona. -Acostumbraba a llamarles dragones, la palabra uroba me parecía poco apropiada ya que ellos se solían sentir más dragón que humano. Rutina.

Alcé una ceja aun que debía admitir que su comentario había conseguido sacarme una sonrisa bastante estúpida. Suspiré echando la cabeza hacia arriba-Como tu dices ni todo el cielo nocturno es oscuro, ni todos somos fuertes, grandes y con fuerza interior-
Sonreí de medio lado, sabía que no todos eran asi yo misma no era fuerte sino todo lo contrario-la mayor parte de la gente cree que los dragones somos fuertes, pero hay casos en los que son mucho mas debiles de lo que cualquiera pudiese comprobar nunca-

Entonces otra cosa que dijo me llamó la atencion, bien me habían dicho muchas veces que la fuerza del espiritu era fuerte en algunos casos pero nunca me habían dicho que la mia ni mucho menos fuese asi. Me quedé pensativa, aquel driade me estaba haciendo plantearme muchas cosas

Me hizo gracia la modestia que la caracterizaba, no parecía que fuese a admitir cosas buenas acerca suya.
Como ya habrás supuesto no hablo de la fuerza física, que aparentemente es superior a todas especies, quizás salvando a los lobos. Hablaba de la fuerza interior que te hace superar cualquier imprevisto u obstáculo que se ponga en tu camino. Y es lo que creo de ti, pero ya está en ti el hacer uso de ello o guardarlo en lo más profundo de tu ser.