Reunión particular no premeditada [Auron, Yukiko Shimizu, Jace y Yuliya]

Estuve conversando con el embajador ángel de mi Imperio sobre cómo era Vaahl, y me habló bastante bien de él, aunque por lo visto en el pasado muchas guerras hubo allí, a diferencia de la pacífica Lineris.

Qué ironía. Cuando llegué allí, mediante los portales Celestiales que me enseñó el embajador, al final después de un paseo, llegué a los Bosques de la Discordia. Simplemente, maravillosa coincidencia.

Para gusto propio, había muchíiisima vegetación, lo que me hacía sentir más libre y más como en casa, pero era diferente. Los árboles eran más de hoja caduca, mientras que en Lineris lo eran de hoja perenne casi todos. Y la tierra también era distinta, así como el aire. Tomé aire, y notaba un ligero perfume agridulce de las flores de la zona. Y unos tímidos rayos de sol penetraban entre los árboles y me alcanzaba de pleno en mi rostro y en mi pecho, dándome un calor agradable

Me sentía a gusto en aquel lugar, y me senté en el suelo, con el rostro alzado al sol, dejando que me bañara con su luz cálida

Desde hace un tiempo que rondaba por mi cabeza la idea de pasear por el viejo Vaahl... Hacía siglos que no pasaba por ahí, después de todo.

Un día que necesitaba despejarme, tomé un barco para ahorrar el cansancio del constante aletear de mis alas, y llegué a la ciudad de Liang, desde donde empecé a caminar sin rumbo... Llegando a los Bosques de la discordia de manera sorpresiva.

Como no tenía nada mejor que hacer, me interné en lo mismo, hasta que divisé a una dríade a lo lejos. No dudé en aproximarme hacia ella con una sonrisa sincera en la cara... Después de todo, extrañaba el conversar con alguien que no fuese mortal.

- ¡Saludos! ¿Cómo estás? Me llamo Jace. - Le dije en tono feliz una vez que me planté junto a ella.

Alcé la cabeza nada mas escuchar una voz no muy lejos de mi posición, estando en esa forma podía captar algo mejor los sonidos, aun que tampoco demasiado. Mis patas levantaron mi cuerpo y tras unas cuantas sacudidas de mi cola contra el suelo me dispuse a andar hacia el o la que estuviese hablando en ese momento.

Poco a poco lo sentí, era ella, a la que tanto tiempo atrás había pedido ayuda para conquistar a mis enemigos, una hermosa y calurosa dríade. Yuliya. Mis pasos se hicieron mas presurosos, mientras que mi cola iba moviéndose de un lado hacia otro, golpeando suavemente con algunas ramas.

Fue entonces cuando llegué justo enfrente de las dos figuras, una que no conocía y la otra que me era mas que familiar. Me tumbé en el suelo, dejando mi cabeza al lado de Yuliya, esperando ser acariciada, la había echado demasiado de menos en todo este tiempo lejos -Yul... cuanto tiempo- Dije en voz ronca aun que con un deje femenino en ella.

OFF ¿Es posible Jace, que te refirieras a la ciudad de Eliria y hayas puesto Liang sin querer?

ON

Abrí los ojos al oir pasos cerca de mí, y la presencia de un ser no arbóreo por las cercanías me alentó a mirar. Un hombre de piel nívea se sentó a mi lado, y se presentó con tono alegre y cantarín.

Me quedé sorprendida, no sabía si alegrarme o alejarme. ¿Así eran todos de abiertos por estos lares?

Hola... Soy Yuliya... Y estoy la mar de agusto aquí al sol ¿Y tú?

Me quedé mirándole el rostro con curiosidad. Tenía el rostro demasiado blanco. ¿No estaría enfermo o algo así? Desde luego, si era natural, nadie lo diría.

Entonces a lo lejos notaba un aura acercarse. Un aura que ciertamente conocía. Y había también unas pisadas fuertes, que se aproximaban poco a poco.

Entonces de entre los árboles, apareció un dragón blanco de preciosas escamas brillantes, y se recostó a mi lado, con la cabeza cerca. Sabía quién era. Yukiko, aquella Uroba que tanto me magnificó tiempo ha.

Le acaricié la cabeza con la mano suavemente, inclinándome sobre ella, para así poder también acariciarle el cuello con la otra mano, mientras le dedicaba una sonrisa alegre.

Hola, Yukiko. Parece una eternidad de la última vez

Me había quedado ausente del resto del mundo, como si solo estuviera Yukiko y yo, durante unos segundos, hasta que me di cuenta de que estábamos acompañadas por Jace, aquel hombre, y le miré, explicando, sin dejar de acariciar a Yukiko con mimo.

Es mi amiga Yukiko. Hacía mucho que no le veía

Repuse volviéndome de nuevo hacia Yukiko, y cerrar los ojos provocando otra sonrisa alegre en mis labios

[Éso fué justo lo que pasó D:]

- El sol me resulta un poco molesto, pero... Estoy bastante bien, paseando un poco, ya sabes. - Sentí un aura aproximándose y unas pisadas fuertes estremecieron levemente las hojas que había en el suelo, así que empecé a mirar alrededor para ver qué encontraba.

Noté que un dragón se tumbó junto a nosotros, y me senté también en el suelo para admirar sus escamas que me resultaban hermosas. Me quedé la mar de sorprendido cuando habló. (Vaya, había resultado ser un... ¿Una? Uroba)

- Me presento, me llamo Jace. No tan humilde rey vampiro... ¿A quiénes debo el gusto? - Dije con mi característica media sonrisa de apariencia socarrona, aunque ésta vez era sincera. Me sentía alegre entre ésas gentes... De seguro porque no había habido ningún altercado entre nosotros, y porque eran de razas que me resultaban exóticas e interesantísimas.