Un Uroba suelto en Eliria:

Reí entre dientes, la verdad era divertido poder soltarse el pelo por un dia, sentirme libre a lomos de un gran dragón sin importarme en absoluto papeleos, reinos, hijos... nada podía hacer que ese momento no fuese el tan ansiado desde hacía mucho tiempo.

Entonces empezamos a descender, era un claro en el bosque, como tantos otros solo que este tenía un lago de color plateado bastante hermoso que reflejaba a la perfección el cielo. A su lado unas pequeñas ruinas, quizás alguna casa... no lo sabía pero la curiosidad volvió a llamar a mi puerta, seguramente ese paisaje fuese mi regalo y en verdad... lo agradecía. Cuando aterrizamos me bajé de un salto, procurando no hacerle daño.

Ande con gracia hacia las ruinas admirándolas por encima, curiosa pero a la vez precavida, después y sin demora me acerqué al lago y lo toqué con la llema de los dedos-¿Ya conocías este lugar? Es fantástico!-giré mi cabeza para poder mirarle

Ella parecía contenta o mejor dicho entusiasmada con el paraje nocturno al que la había llevado. Estuve un rato observando como admiraba el paisaje, en concreto las ruinas. Luego observé a mi alrededor y descubrí un pedrusco plano de gran tamaño frente al lago plateado. Me senté en él y me quité el sombrero, lo posé en la piedra mientras veía como Luccie se me acercaba con una sonrisa alegre y me tocaba con el dedo para preguntarme sobre el lugar:

-Pues siendo sincero esta es la primera vez que estoy aquí.- Le sonreí; -Pero a merecido la pena, al igual que me gusta destruir, también me gusta disfrutar de bellos parajes como este.- Señalé con la mano extendida a nuestro alrededor. -Lejos de la civilización de los humanos.-

Civilización. Esa palabra me trajo recuerdos, recuerdos de mi civilización, tan similar en algunos aspectos y tan distinta a otros comparada con la de los humanos. Incliné la cabeza lentamente hacia atrás y miré a las estrellas, respiré la fragancia nocturna del bello paisaje boscoso en el que nos encontrábamos y luego volví a mirar a Luccie:

-Ahora que lo recuerdo tengo algo para vos.- Metí la mano en el bolsillo interior de mi capa de viaje y extraje el contenido oculto en mi mano. -Lo encuentro muy apropiado para vos, a juego con vuestro pelo y temperamento.-

Extendí divertido el brazo y cuando ella hizo lo propio para recoger el presente, se lo entregué.

El Objeto en cuestión:

Spoiler:

Admiró nuestro alrededor y yo hice lo mismo. Aquellas ruinas eran hermosas demasiado como para que realmente fuese cierto.-Este sitio me recuerda un poco a mi hogar-susurré, mi mirada se volvió nostalgica y sin poder reprimirme llevé mi mano a mi vientre, donde devería estar mi maldito tatuaje. Recordé mi hogar a la perfeccion en ese mismo instante, aun que tambien recordé como la gente huia envuelta en llamas. Recorrí las cicatrices de mis mejillas, tambien recordaba todo lo que habia pasado por su culpa.

Entonces giré la cabeza dos veces, no iba a ponerme a pensar en ello, ya estaba bien de tonterías, entonces volví a girarme. Abrí los ojos cuando me mostró el objeto y maravillada lo rocé simplemente con un par de dedos antes de que me lo terminase de ceder. Alcé la mano todavía acariciandolo y los ojos brillantes de emocion. fue entonces cuando no pude contenerme y salté a sus brazos rozando ambas mejillas y frotandolas-Gracias! Gracias! Gracias!! me encanta, es preciosa!!-dije empezando a reirme.

Ella pareció rememorar viejos recuerdos y permaneció expectante observando todo el lugar, le recordaba a su hogar pero eso no me ayudaba a evaluar si era algo bueno o malo. Unos instantes y pareció ponerse triste por algún recuerdo. Cuando se tocó el vientre me preocupé ligeramente, quizás de todo no haya sido buena idea traerla aquí, pero me pareció un bonito lugar lejos de la ciudad.

Luego una explosión de alegría brotó tras examinar el regalo y Luccie saltó sobre mis brazos con tanto ímpetu que casi me tira al suelo con ella sobre mi, pero conseguí evitar escorar lo suficiente como para desplomarme hacia atrás. Le devolví el abrazo y me permití el lujo de besar sus mejillas. Me gustaba aquella chica, no solo por el hecho de que fuera pelirroja, si no también por su forma de ser y su alegría contagiosa.

-No es muy valioso, pero al menos está bien tallado y además posee un brillo magnífico.- Sonreí mirando su rostro. Luego me levanté con ella en brazos y la posé en el suelo. Ambos de pie uno junto al otro le propuse: -¿Bailamos?.-

Comencé a tararear un tema de salón, uno de aquellos temas que recordaba de mi tierra, propio de las fiestas aristocráticas. Y al mismo tiempo empecé a bailar arrastrando a Luccie conmigo bajo la luz de la luna.

Me sonrojé un poco y reí cuando me besó las mejillas, me estaba haciendo cosquillas. Agradecí que no se hubiese quitado en ese momento, pues ya sabia que no era muy normal que una extraña te abrazase asi porque si sin ningun motivo aparente.
Nos levantó a ambos y me sorprendió con la ligereza con la que me levantó a mi tambien, nunca me habian levantado asi y me sentía pequeña de repente a pesar de los años que yo ya habia vivido.

Entonces me propuso un baile, bien era cierto que no me lo esperaba asi que me alejé en un primer momento sujetando mi vestido ahora roto e hice una reverencia-Encantada de bailar con vos-Entonces volví a acercarme y el empezó a tararear algo. Un ritmo sencillo facil de bailar.
-Dime dime, tengo curiosidad ¿cuantos años tienes?-en verdad era algo que me preguntaba con facilidad hablando de seres completamente mortales.
Seguí bailando aun sin ritmo con bastante facilidad, era algo que llevaba haciendo años pues la danza era una de las cosas que mas me gustaban después del sonido de un buen violin.

Bailábamos a la luz de la luna con una música tarareada y todo parecía ir bien, ella estaba contenta y yo feliz. Era una sensación extraña el poder disfrutar de estos extraños momentos de felicidad de las últimas semanas. Normalmente siempre estaba envuelto en luchas y conspiraciones, planes de traición, muerte guerras....
También habíamos vertido sangre ambos, habíamos luchado juntos y eso era también un factor de unión.

-Demasiada....- Dije ensimismado mientras observaba las ruinas detrás de Luccie, -Demasiada...- Luego bajé la vista y la miré mientras seguíamos bailando.

-Yo también estoy encantado de bailar con vos.- Le sonreí, -No todas las noches un uroba baila a la luz de la luna con una vampira.-

-¿Se os ocurre algo mas para hacer esta noche?. ¿Algo mas que queráis hacer?- Guardé una pausa. -Hasta ahora no se me ha ocurrido preguntaros y la verdad es que me parece injusto.-

Sonreí en verdad parecía que tenía años, pero no sabía cuantos mas de los que tenía yo aun que no lo pareciese. Aun recordaba como habían cambiado las cosas y todas las cosas descubiertas en apenas 100 de todos los años que habia estado en eliria.
-No todas las noches y hasta ahora dudo que haya pasado, a no ser que seais tan galan con todas mis vampiresas porque todas querrían bailar con un caballero como vos.-no dejé de bailar en ningun momento.
Me quedé claramente parada en ese momento, hacia muchisimo tiempo que nadie me preguntaba que quería hacer si quiera Walter lo hacía desde hace mucho tiempo atras. Tuve que apartarme unos segundos de el-vaya, sinceramente no me esperaba eso-
Me puse la mano en el pecho, era algo tan extraño que no pude hacer mas que quedarme callada.

Mis preguntas parecían haberla turbado mas de lo esperado, probablemente no habría disfrutado de una velada similar en mucho tiempo, una velada con combate, vuelo nocturno, lugar apartado, obsequio... y todavía quedaba tiempo para más. No había sido algo preparado ni excepcional, la simpleza del momento y de los lugares en los que estuvimos había dominado esta pequeña aventura. Hacía mucho tiempo que no me sentía también con seres de otras razas y pueblos diferentes al mio, casi siempre había pensado en ellos como inferiores, usurpadores, prejuicios propios de quien nunca a salido de su entorno cercano y da todo por sentado.
Había cambiado mucho mi forma de ver las cosas desde aquellos días ahora tan lejanos.....

-No creo que ninguna de aquellas que mencionáis sea tan bella como vos.- Respondí mirándola a los ojos con ternura mientras la tomaba por la cintura y le sonreía. -Y aún así os he entristecido, ¿queréis ir a otro lugar?, ¿deseáis hacer algo en concreto?.- Le acaricié la mejilla y le regalé una sonrisa.

-Me inquietáis,...-

Me giré cuando me llamó hermosa, ¿cuando había sido la ultima vez que Walter me lo había dicho? ¿cuando habia sido la ultima vez que lo había oido? Sabía que para mi el tiempo pasaba a otras velocidades, aun así hacia demasiado tiempo.
Acercó mi cuerpo al suyo, cogiéndome con suavidad y mimo de la cintura, me sonreía y con la calma y calidez de sus dedos acariciaba mis mejillas, que tendrían que estar mas rojas que mi propio pelo debido a la vergüenza.

No sabía exactamente que decir ante aquellas cosas, nunca había sabido que decir-Bueno.. hay vampiresas hermosas en mi castillo y en el renegado, sin duda muchas son mas hermosas que yo, con gusto podría presentároslas algun dia si venís al castillo.-dije restandole importancia al tema.
Carraspeé girando la cabeza evitando mantener el contacto visual-Bue..bueno no se, realmente a sido una noche bastante completa no se que se podría hacer ahora que no hayamos echo ya-dije con una gran sonrisa.
Entonces me reí volviendo a girar mi mirada hacia el-¿Inquietaros porque? soy pequeña, menudita y parezco relativamente joven ¿porque debería yo de inquietaros?-

Sí, en efecto hay muchas criaturas hermosas en este mundo y no dudo que vuestras seguidoras se encuentran entre ellas. Nos rodeaba un halo de sensualidad y erotismo que embriagaba todo, sí, eres menuda, pequeña y joven, al menos en apariencia, pero también sois fuerte, poderosa y peligrosa. Aunque prefiero quedarme con esa otra parte, vuestra mejor parte, la que me mostráis ahora. Pensé.

-Quizás debería acompañaros a un buen lugar donde podáis descansar, ¿lo deseáis así?.- Le lancé una mirada cargada de dulzura y sonreí. -Oh sí, me inquietáis, no se las causas pero os rodea un aura de melancolía o tristeza que me inquieta, como ya os dije.- Aparté un mechón de cabello rojizo de su rostro.

Luego me incliné sobre ella y me detuve a escasos milímetros de su rostro: -No temáis, no es esa clase de beso.- Alcé la cabeza levemente y besé su frente en un suave y largo beso.

-La noche nos empuja a cometer locuras, creedme, lo sé.....-