Visita a Dana [Lucius, Dana, Amy, y posiblemente Kaede después]

OFF Perdona, Dana, que haya tardado tanto, pero cmo el tema de MOrada del Hielo no terminaba, pues no quise empezar éste. Pero dado que no va a acabar aún...pues bueno, aquí va.

ON


Habíamos acudido Lucius y yo hacia el Reino de los Ángeles Caídos, donde sabía que estaría mi queridísima amiga DAna. Hacía mucho tiempo que no sabía de ella, y quería que supiera lo feliz que yo era. Y sabía que también estaría Kaede. Luego iríamos a visitarla juntos también.

Así que ahí estaba, junto con Lucius, ante las puertas del Reino, y pregunté a uno de los guardas, con una gran sonrisa radiante en mis labios, y una mirada inocente y alegre hacia éste.

Perdone, señor guardia. ¿Podría buscar a Dana Cunha, Reina de los Ángeles caídos?

Dije que era Reina, pensando que lo era. Hacía ya mucho que jno sabía de ella, y no sabía de la bajada de Rango que tuvo. No en ese momento al menos. Me enteraría bastante pronto, de hecho.

el guardia levanto una ceja, el sabia que dana hacia años que no era reina pero aun asi la dejo pasar, recordaba a aquel angel tan efusivo de algunas otras visitas hace años, asique aciendose a un lado les permitio el acesso al limbo.

ya dentro de este otro guardia les esperaba y empezo a conducirlos por los bosques en dirección al palacio, a lo lejos se podia ver el desastre renegado, sin embargo el palacio de los oficiales seguia en pie solo que con alguna telaraña extra.

-esperen aqui, ire a buscar a dana- les dijo al llegar al vestibulo y se marcho por un corredor.

OFF Por ahora seguiré como si Lucius viniera conmigo, dadas las circunstancias del propio Lucius (Su controlador/a)

ON

Al parecer, el guardia se había extrañado de algo de lo que dije. ¿Qué sería lo extraño?¿No seguía Dana aquí, o qué habría pasado?

En cualquier caso, seguimos al guardia hacia el... ¿Reino oficial?¿Por qué iríamos al Reino oficial?

Algo había pasado, desde luego. Y la zona Renegada parecía que el palacio renegado estaba en no muy buen estado...

Asentí al guardia al llegar al vestíbulo, y me quedé con Lucius esperando en el mismo, acercando mi hombro al suyo. Me gustaba sentir su calor cerca de mí.

FDI: Gracias por tu consideración, Amy. Y perdonad por no estar más activo >.<
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Era la primera vez que visitaba el Limbo. Tiempo atrás lo hubiera hecho para haber cruzado algunas palabras de paz con la reina Aurora, de no ser porque la princesa Kaede me advirtió que no era una buena idea, ya que a su reina no parecían gustarle demasiado los ángeles. Algo que, por aquel entonces, era mutuo en retorno. Pero, desde hacía algún tiempo a esta parte, había comprendido que las guerras de nuestros padres no debían ser también las nuestras. Por eso, cuando Amy me demostró su entusiasmo y me mostró el cariño que sentía hacia esta ángel caído a la que veníamos a visitar, no pude negarme a la oportunidad de conocerla por fin personalmente.

Recordaba su aura ténuemente de haberlo percibido durante la celebración del cumpleaños de la pequeña Lucía, hija de mi querida amiga Luccie, la reina de los vampiros. Pero en aquella ocasión, raramente crucé algunas palabras con alguien más que los propios anfitriones.

Había escogido para la ocasión un desairado traje de lino del color del marfil, con los primeros botones de la camisa desabrochados, ya que no me gustaban demasiado las corbatas, y mi largo cabello rubio iba suelto y al aire.

La primera impresión que me llevé de este territorio desde luego no era la que me hubiera esperado. En comparación con el Cielo y otros reinos que había visitado, se veía bastante descuidado, lo que indicaba que algo grave había sucedido. Tomé la mano de mi querida Amy al sentirla uncirse a mi brazo, girándome para posar un suave y dulce beso en su precioso y suave pelo, en lo alto de su cabeza. Había notado su preocupación y estaba tratando de infundirle ánimos para que no se pusiera nerviosa.

Un ángel caído nos recibió y rápidamente Amy le pidió una audiencia con su reina Dana. "¿Reina?" Al parecer no fui el único sorprendido, ya que nuestro recibidor pareció mirarla con extrañeza, pero aun así se marchó en su busca de buena gana. No recordaba haber percibido aquella clase de poderío en su aura aquella vez, pero tampoco me fijé demasiado. Pero si Amy se había referido a ella en esos términos, seguramente antaño habría desempeñado aquel papel.

Solo esperaba que nuestra visita no le resultase una molestia y que la imagen de ella que Amy me había ayudado a dibujar en mi mente, superase mis expectativas.

el guardia llego a mis aposentos cuando estaba desciendo los paquetes de la mudanza, no supo decirme los nombres de las personas que venían pero por las descripciones fisicas una sin duda tenia que ser amy y la otro no lo sabia.

me sacudi el polvo en los pantalones de estar por casa que llevaba puestos y baje las escaleras a toda prisa. en otro tiempo me hubiese preocupado de ir bien vestida, pero si algo tenia de bueno ser comun era poder ir con ropa normal todo el dia, mas aun si era para ver a una viejaa miga.

descendi el ultimo trato de escaleras con un salto y un leve aleteo. cuando gire la ultima esquina la vi alli plantada en mitad de la recepccion abrazada a un hombre, me sonaba de haberle visto antes aunque no sabia muy bien donde ubicarle.
carraspee levemente para hacerme notar y me acerque a ellos sonriendo ampliamente.

Oía unos pasos descender unas escaleras, a juzgar por la velocidad con la que sonaban, luego un aleteo y una caída suave al suelo. Y poco después oí un carraspeo, por lo que me alejé un poco de Lucius, un tanto, o debería decir bastante, sonrojada.

Entonces me giré y me fijé a la emisora de tal carraspeo. Dana, aunque iba vistiendo ropa muy...¿muy normal? Solía verla con grandes vestidos de seda hace no tanto, si mal no recordaba.

En cualquier caso, el solo ver su ovalado y lindo rostro, y su sonrisa radiante como siempre, con aquellos ojos melosos que siempre tenía brillando, me hacía querer abrazarla, y a eso precisamente fui corriendo.

Como si no fuera Reina, como si no tuviera que guardar formas, corrí hacia ella y le abracé fuertemente, queriendo darle así todos los abrazos que no le di en todo este tiempo.

¡Hoola Danaaaa!¡Te he echado muchísimo de menos!¡No sabes cuánto!

Me mantuve un minuto abrazándola, frotando mi mejilla con su mejilla, tras lo cual me separé lentamente de ella, suspirando suavemente. Lucius seguía aquí y no debía olvidarle

Bueno, jejeje, verás Dana, este hombre de aquí es Lucius, y es mi prometido

Repuse sonrojándome un poco, dejando espacio para que pudiera avanzar hacia él. Ahora que me detuve a pensar, noté que... DAna no parecía tener el aura que solía tener... Es... curioso.... ¿HAbría ocurrido algo? Se lo preguntaría después en cualquier caso, mejor.