Una gran cita[Lysandra y Angeline]

Hoy pensé que estaría bien visitar la ciudad principal del otro continente. ¿Qué clase de lugares me aguardarían?¿Qué tipo de personas?¿Ropajes?¿Armas? Todo era nuevo para mí. Era la primera vez que me internaba en este continente. Suerte que el baile de las sombras me permitía ir con rapidez, si no, volar sería bastante lento.

Así que decidí ir a una taberna.. Pero me fijé en que no había ninguna, al menos ne la zona a la que fui. Así que finalmente me detuve ante la puerta de una tetería. ¿Pero qué haría allí dentro yo sola? Bueno, a lo mejor encontraba con quién hablar. Así que entré y me senté en una de las estilosas mesas que tenía un sofá esquinero, y tomé asiento. Esperé a mirar por la puerta a ver quién entraba. El sitio teníoa gente, aunque poca, pero estaba todo el mundo reunido. QUería invitar a alguien que viniera solo o sola.

Tuve que volver a la ciudad de Lineris a realizar unas pequeñas compras, para volver a llenar mis múltiples bolsillos de provisiones y algún que otro pequeño objeto de utilidad. Paseé por las calles durante toda la jornada y ya estaba bastante cansada, algo que se podía notar en mi sonrisa hacia los dependientes que se fue apagando con el tiempo.

Seguí caminando lentamente, sin rumbo fijo, cuando los sutiles aromas a infusiones entremezcladas me asaltaron el olfato: era una hermosa tetería, que nunca antes había tenido en cuenta. No sabría decir si llevaba allí mucho tiempo o era reciente, pero el caso es que se encontraba con gente suficiente y decidí entrar.

Cuando pasé el umbral de la entrada, eché un vistazo alrededor. Las personas charlaban amablemente unas con otras. Todo el ambiente estaba lleno de colores cálidos y agradables, a conjunto...excepto una, que vi de refilón, vestida de oscuro al igual que sus cabellos y la piel nívea.

Aquella mujer me llamó la atención, pero no quise mirarla más de lo debido, y seguí caminando hacia el interior del local.

Alllí en la tetería, me fijé en que había una chica que entraba sola al local, y se iba hacia el fondo. A decir verdad, tenía bastante atractivo. UN cabello largo y negro como el azabache, con mechas rubias por delante. Tenía unos ojos dorados... Bonito color en una piel tan clara, y una cara tan bien perfilada. Y qué decir de su cuerpo, y la ropa que llevaba. Ropa que a mi me gustaba, pero no acostumbraba a llevar, supongo que por poca habituación a ella.

ME fijé en que me había mirado ella también aunque fuera por un par de segundos fugaces, por o que me levanté suavemente de la mesa y me dirigí hacia ella, colocando una mano sobre su hombro.

PErdona...

Ya la había detenido. ¿Qué excusa le sacaba para hablar con ella?ALgo tenía que pensar.... Bueno, quizás por el clásico de estar perdida a lo mejor podía ser.

¿Tú eres de aquí de Liang? Es que ando un poco perdida, y me gustaría hablar con alguien que fuera de aquí Repuse tratando de parecer convincente. Aunque ese tema lo apartaría pronto. Me apetecía conocer cosas de la gente más que de los lugares.

Cuando estaba a punto de alcanzar la barra de la tetería para pedir algo que tomar, alguien me tocó el hombro, y me di la vuelta para responder:

-¿Si?

Resultó ser la misma persona que tanto destacaba entre los demás. Ahora que la tenía justo enfrente, resultó ser una mujer bastante alta, por lo que para mirarle a los ojos tuve que alzar un poco la vista. Me fijé en su color, rojo intenso. Además, resultó imposible no mirar sus pechos, generosos y perfectos, en consonancia con las demás curvas de su cuerpo.

-¿De por aquí? S-sí, mas o menos... -dije, forzando una sonrisa. No podía negarle ayuda a nadie, si estaba en mi poder hacerlo- ¿Qué necesitas saber?

Me crucé de brazos, y apoyé el peso en una pierna, intentando olvidar el cansancio que llevaba encima.

Sonreí por un momento pícara al oirla responder, pero traté de transformarla en sonrisa de satisfacción.
Como iba quizás para largo, o eso pretendía yo, contesté con rapidez, colocándome a su lado para ir hacia la mesa

Bueno, bueno, antes de eso permíteme invitarte a algo ¿no? Jejejeje, sentémonos y te hablaré con calma

Me dirigí a la mesa y le ofrecí con la mano asiento en el sofá esquinero al ver que ella se ponía en una posición de mínimo gasto de energía. Tenía el rostro un poco cansadillo, ciertamente.

Entonces me sentaría después de ella, y me dirigiría a ésta.

Verás, soy de Vaahl, y me gustaría conocer el sitio, ya que nunca he estado aquí. Y para eso necesito a alguien que sepa del lugar. Te puedo pagar si es necesario.

Poco después vino el camarero, y nos preguntó si deseábamos algo. Miré a la chica.

Venga, pide algo, que te invito yo

En seguida la mujer se mostró simpática conmigo y me invitó a sentarme con ella, en el rincón donde se encontraba cuando la vi. Nos acercamos y me dejé caer en el sofá sin pensarlo dos veces. Inmediatamente me sentí mucho mejor, pues mis piernas podían descansar al menos durante un rato. Se acomodó junto a mí y siguió explicándose:

-No no, !no hace falta que me pagues nada! -contesté automáticamente- Si puedo ayudarte a explorar la ciudad o algún otro sitio, lo haré encantada, sin ánimo de lucro, por supuesto.

Y le sonreí ampliamente, "La verdad es que su voz se nota un poquito diferente a la gente de Lineris, no había dado cuenta" pensé para mi. Cuando se acercó el camarero del local, miré a esta una vez y luego dije:

-Bien, pues...me gustaría un té Oolong, por favor, con dos terrones de azúcar.

Me gustaba que el té supiese dulce.

-Yo nunca he estado en Vaahl -le confesé- pero seguro que es un continente muy bonito.

Al parecer a ella no le importaba el dinero. Era importante saber que había gente que podía ayudarte sin pedir nada a cambio. Me gustaba la gente así, pues significaba que podías confiar en alguien qeu te ayudara sin más ni más. Ya que estaba aquí, probaríamos alguno de los té con leche y vainilla de los que me hablaron.

A mi un té rojo con leche y vainilla. Repues tras lo cual, el camarero se marchó para traer el pedido.

Después de eso, le dediqué una sonrisa a la chica. Que por cierto, aún no me había presentado.

Me alegra saber que aún hay gente que ayuda sin pedir nada a cambio. Resulta un detalle muy bonito de parte de alguien

Me incliné hacia ella un poco, e incliné la cabeza.

Y debes disculparme, no me he presentado. Me llamo Angeline Breedlove, es un placer conocerte, jejeje

Al inclinarme es probable que mis senos se balancearan un poco. Me gustaba llamar la atención con detalles así. ¿Se la llamaría a ella? Supongo que ya lo comprobaría.

Tras eso me volví a erguir y le dediqué una sonrisa un poco pícara, que luego volví a disipar en una sonrisa más neutra.

De hecho...es un bonito continente. Pero ha sido azotado por muchas guerras, me temo. De hecho, todas las granes han ocurrido allí...

Repuse, cruzando lentamente una pierna sobre la otra. En ese momento, el camarero vino y dejó en la mesita lo que habíamos pedido, y tras inclinarse se marchó de nuevo a la barra.

Le di un pequeño sorbo a la taza de mi té de leche con vainilla, y se me tiñó un poco la piel de un leve tono rosado, muy muy leve, dado que la vainilla es un poco estimulante.

La mujer (no podía considerarla menos, aunque su apariencia y piel fuese muy joven) pidió otro té para ella y se inclinó hacia mí, a la vez que se presentaba. Yo por instinto pegué un poquito más mi espalda contra el respaldo del sofá, mientras la miraba los labios al pronunciar su nombre. Su voz sonó profunda, tentadora, y muy sensual a la vez, por lo que aquel nombre me pareció precioso en comparación con el mío:

-M-mi nombre es Lysandra Xelmont. También para mi es un placer conocerte, Angeline -dije levantando la vista a sus ojos.

Sonrió complacida, y al apartarse un poco de mi, sus pechos me volvieron a saltar a la vista, pues a pesar de las ajustadas ropas, podía apreciar claramente que sus "atributos" eran bastante más impresionantes que los míos. Había conseguido que me sintiese pequeña a su lado.

-Si, algo he leído en algunos libros de crónicas, eso debe ser triste para sus habitantes...

Comenté muy por encima, pues el camarero se acercó a dejar nuestros tés. En ese momento me percaté de la forma el que el chico miraba a Angeline, bastante descarado, aunque a ella no parecía importarle. "Debe estar acostumbrada" pensé.

Yo también cogí mi taza, removí el líquido caliente con la cucharilla. Sostuve la taza con ambas manos y bebí un gran sorbo revitalizante. Mientras lo hice, miraba a mi casual acompañante, y me fijé en el leve rubor de sus mejillas que aparecía mientras ella probó su té.

Cuando quise darme cuenta ya me había terminado el mío, pues el sabor fue perfecto para mi gusto. Me puse colorada cuando dejé la taza en la mesita, pues me pareció un gesto indebido, cuando ella tenía unos gestos tan elegantes:

-Uhmmm vaya, si que están buenos los tés en este sitio. -dije, como si fuese lo obvio, mientras cruzaba las piernas y movía el pie izquierdo en círculos, para relajar el tobillo.

Vi que cuando me incliné hacia ella, ella se pegó más al respaldo, quizás porque no se lo esperara. Parecía tartamudear un poco cuando se presentó ante mí. Desconocía el por qué, aunque me lo imaginaba, por lo que sonreí complacida.

Cuando se presentó, elevó su mirada hacia mis ojos rojos, y pude ver su brillo dorado como el oro en sus ojos. Era un tono precioso para ser real. Parecía como si al nacer se hubieran bañado en oro y tuvieran ese bonito color para siempre. Me habían encandilado esos ojos, y su rostro blanquito, ligeramente tostado,y ovalado.

Y Lysandra...era un nombre precioso, ciertamente. Sonaba muy femenino, y muy dulce. Su apellido denotaba que era extranjera desde luego. A lo mejor hasta significaba algo, como el mío. Ya se lo preguntaría alguna vez. Seguía mirando hechizada sus ojos dorados.

Lysandra...Qué bonito nombre... Dije con completa tranquilidad, mirándola.

Cuando llegó el camarermo, miré de reojo a éste cómo me miraba, con ojos casi desorbitados. Que disfrute de la vista... Porque no disfrutará de otra forma de mí, eso seguro

En el fondo tampoco me exhaltaba mucho porque estaba acostumbrada a que me vieran así. Quizás también me lo buscaba yo, así que, había que acepetarlo con asertividad.

Lysandra, al parecer, cuando volví a mirarla, se había acabado su taza, y se había sonrojado y mucho. Creo que se había avergonzado de habérselo bebido tan deprisa. Sonreí, y empecé a reir por lo bajo tras darle otro sorbo, más largo que el anterior, a la taza que tenía en mis manos, y la dejé en la mesa.

Jajajaja, ¿has ido demasiado deprisa? Jejejeje. No te preocupes, que no pasa nada. No me molesta para nada, jejejeje.

Para demostrárselo, tomé la cucharita, removí bien el té en la mesa, y dejé de nuevo la cucharita en la mesa, acercándome la taza a los labios, y bebiéndome el contenido en un largo sorbo seguido, tras lo cual, deposité la taza de nuevo en su platito. Y entonces fui elevando mi mirada lentamente desde mi taza, pasando por su cintura y su cuerpo, pasando por su bien formado cuerpo, ajustado a su talla, parándome unos segundos, que no quise que se notaran, en sus bien colocados pechos hasta su rostro de nuevo, volviéndome a fijar en sus preciosos ojos dorados.

¿Ves? No pasa nada, yo también lo puedo hacer, jejeje Respondí riéndome a carcajadas, tras lo cual, me fui relajando un poco, y le dediqué una sonrisa.Además, todo se aprende, jejeje

Cuando le miré a los ojos, nuestras miradas se quedaron fijas, absorbiéndose la una a la otra intensamente. Era como si un río de sangre brillante fluyese por sus iris.

Su expresión se tornó seria cuando dijo que le gustaba mi nombre. A mí me pareció algo imposible, dadas las diferencias, y me ruboricé pensándolo.

Cuando Angeline se dio cuenta de la velocidad con que había bebido mi té y me vio la cara, se empezó a reír, divertida.

Entonces tomó su taza e hizo exactamente el mismo procedimiento que llevé a cabo yo hace un minuto, y se bebió todo el té de un tirón. Yo la miraba boquiabierta mientras sostenía mi taza con las manos reposadas sobre las rodillas.

Cuando dejó la taza en la mesa, me acerqué la mía a la cara, para comprobar si había vuelto a aparecer más líquido en el fondo. Como no fue el caso, la tuve que dejar sobre la mesita también.
La volví a mirar y se estaba riendo a carcajada limpia. Su risa era alegre y musical, y me contagió una amplia sonrisa, acompañada de una bonita sensación de alivio al ver como ambas nos relajábamos al mismo tiempo:

-Sí, supongo que aún me queda mucho por aprender. -dije.

-¿Qué te interesaría conocer de este lugar? -le pregunté de forma agradable, mirándole a los ojos.

Me fijé en que se ruborizó por un segundo. ¿POr qué sería? En cualquier caso, parecía muy inocente así, tan joven, tan tierna. Me empezaba a gustar esa chica.

La cara de Lysandra al ver lo que hice era un poema. Se había sorprendido tanto. ¿Pensaba que yo no podía perder las formas alguna vez, acaso?
Seguía siendo joven aunque fuera en espíritu.

Me fijé en que seguía atónita, y se había acercado a mirar su taza,a saber por qué, mientras seguía riendo.


Entonces después de reafirmar lo dicho, me preguntó qué quería ver, a lo cual respondí mirándole a los ojos también, como ella, apoyando los brazos en la mesa.

Pues me gustaría ver lugares bonitos... me han hablado de un bosque de cristal.... Y también me gusta ver a la gente de aquí... Con bonitos nombres y bonitas caras, jejeje

Repuse sonriendo algo pícara por un segundo nuevamente. Me preguntaba si se me notaría mucho las razones reales por las que me dirigí a ella. La verdad es que la razón principal, es que me había llamado la atención mucho, y quería concoerla a ver cómo era. Pero seguiríamos con mi excusilla un ratito.

La estuve mirando un rato hacia sus ojos, después de una corta pausa, y proseguí.

Hay muchas cosas, en definitiva... ¿Como lugareña, qué me recomendarías ver, Lysandra?

Angeline habló de nombres y caras bonitas, y por sus comentarios anteriores no supe si pensar que iba por mí o me estaba equivocando, pero como no quería meter la pata me quedé unos segundos pensándolo, mirándola a la cara, pero no respondí a aquello.

-Ehh...pues la verdad es que no he estado nunca en el bosque de cristal, pero si te apetece ir has allí siempre podemos preguntar a otras personas y te podría acompañar hasta allí. Además, he leído que por las noches es un paisaje muy bonito.

Crucé las piernas en posición contraria, y seguí hablando mientras recordaba mis lecturas sobre Geografía. La verdad es que su mirada me daba escalofríos, tan profunda y brillante que no me podía dejar de perder en aquellos ojos hipnóticos.

-Si quieres otras opciones siempre podemos ir a la playa, a ver el mar de Jade, que está cerca de aquí, o a las cuevas de Shvati, que también, tienen su encanto, con sus lagos subterráneos.

Parece que no había pillado la indirecta a juzgar por lo que respondió. Bueno, no importaba, quizás más tarde, o quizás por su parte fuera la próxima, pensé.

Estaría muy bien... Según dicen, es un lugar muy bonito... Y romántico.. La playa y las cuevas también son interesantes... Pero me interesa primero el bosque de Cristal¿Cuándo podríamos ir, Lysandra?

Repuse directa, sin dejar de mirar sus ojos dorados. Mientras la miraba, sacaba un pequeño monedero de mi escote. El mejor lugar para esconder algo, eso lo tenía claro. Y pocos sabían que tenía bolsillos secretos ahí, y de ahí saqué una moneda de oro, que deposité en la mesa,tras lo cual, devolví el monedero a su sitio. Seria más que suficiente para pagar las consumiciones

Tras eso, la volví a observar, apoyando mi cabeza suavemente en una mano que apoyé por el codo en la mesa, y le dediqué una sonrisa.

Aunque quizás quieras descansar primero... ¿Pudiera ser?

A lo mejor estaba siendo demasiado... atacante con mis indirectas, pero es que debía admitir que la muchacha las merecía.

OFF ¿Estaré siendo muy "malota" con esto? jejejeje

OFF: jajaja no pasa nada, es divertido así XD

Todas mis propuestas fueron bien aceptadas, pero el bosque de Cristal fue lo que más parecía interesarle, y no tenía ningún problema con ello, era un lugar que quería visitar tarde o temprano.

-Podemos ir cuando quiera, pero si no es mucho pedir...

Estaba cansada, y creo que mi cuerpo no aguantaría pocas horas de sueño tras el largo día que había tenido, aunque no quería desilusionar a Angeline si era lo que quería. "Supongo que no me moriré si apenas duermo, por un día..." pensé.

Me callé cuando vi que se metía en la mano en el escote para sacar su monedero y pagaba nuestras consumiciones. Nunca habría pensado que se pudiesen guardar cosas ahí, pero así lo hacía ella. Yo no podía ni imaginarme hacerlo, pues el volumen de mis pechos no daba para un escote así. Acababa de descubrir otra razón más por la que llevar mi cinturón lleno de bolsillos.

-Sí, al verdad es que preferiría descansar por esta noche, si no es mucho pedir. Ya llevo todo el día de arriba para abajo deambulando por Liang. -dije, con una sonrisita torcida.

-¿Te importaría dejar el viaje para mañana? Podemos ir al atardecer, y así observar como va cambiando el bosque de color, si te gusta la idea.

Parece ser que estaba de acuerdo en ir cuando quiera, aunque por un momento calló cuando estaba sacando el monedero. ¿Sería algo tan raro que lo guardara ahí? Aunque ahora no le preguntaría, a lo mejor más tarde sí.

También parecía ser que estaba cansada. Mira que esa pregunta la lancé un poco al aire porque no sabía si lo estaba. Acerté de pura suerte.


Claro, lo comprendo perfectamente, querida. No te preocupes, en tal caso, mejor será que descansemos antes de hacer el viaje. Y además, tienes razón, será precioso ver cómo cambia de color.
Yo me alojaré en alguna posada que pueda ver aquí cerca. ¿Tú donde vives, Lysandra?

A lo mejor esa pregunta era ya más personal, pero la verdad es que tenía bastante curiosidad por saberlo. Estuve tentada a decirle lo que yo era varias veces, pero ¿y si la asustaba si se lo decía? Supongo que todos guardan algunos secretos así. TEnía que buscar buen momento para decírselo, no así en un lugar público como éste. A lo mejor...quizás durante el viaje era mejor.

Y mejor uqe alojarme en una posada, era usar el Baile de las Sombras, aunque ya lo iría pensando luego.

Entonces me fui levantando de la mesa para ya ir yéndonos de la tetería. Dentro de no mucho tiempo cerrarían aquí, puesto que era una tetería, no una taberna.

¿Nos vamos, querida?

Mi sonrisa se apagó durante un par de segundos. No podía decirle que no tenía ningún sitio donde vivir. La mayoría de las noches las pasaba a la intemperie, y ganaba un poco de dinero haciendo recados y ayudando a la gente que conocía en la ciudad y alrededores.

No podía contarle mi historia aquella mujer que me acompañaba, que había huido de casa para...¿qué? Ah si, conocer urobas, y tampoco es que estuviesen en cada esquina. Pero también esperaba más de este mundo.

Miré mi bolsita de dinero mientras nos levantábamos del sillón, podía permitirme pasar la noche en una posada. Además, me vendría bien un buen baño y cepillarme el pelo, y poder dormir en un colchón de plumas, con sábanas suaves...

-Yo...esto...vivo por las afueras, así que creo que hoy pasaré la noche por aquí cerca. -mentí descaradamente, y notaba como mis mejillas me traicionaban levemente- Podemos ir a la misma posada, así ya no tendremos que buscarnos la una a la otra para ir mañana al bosque de Cristal.

Me fijé en que, de forma repentina, su sonrisa se desvaneció. ¿Habría dicho algo malo? Eso fue mientras aún estábamos sentadas. Pero... ¿qué cosa pude haber dicho para que dejara de sonreir tan tiernamente como había estado sonriendo? Sólo había hablado de lo del Bosque de Cristal, y de su domicilio. A lo mejor algo de lo que dije o pregunté le había afectado


Después, tras levantarnos de nuestros asientos, me fijé en que me dijo que vivía a las afueras, y que se quedaría a dormir en una posada, pero entonces se sonrojó en demasía. Había algo raro desde hace poco de lo que me andaba contando. Aun así, se lo preguntaría después, después de salir de allí al menos.

Claro, de hecho, sería lo ideal, jejeje. Y si... Bueno, si quisieras, puede ser en el mismo cuarto... para...ahorrarnos dinero y eso, jejejeje.Vamos entonces a buscar una ¿no?

Repuse yendo hacia la puerta con paso rápido. Me había quedado algo sonrojada en ese momento. Espero que no lo notara.

Fuera, hacía algo de frío. Y empezaba a tener ya sed de sangre. Bastante, aunque por hoy aguantaría. Mañana tenía que buscarme víctima cmo fuera, y mejor sin matarla. No quería levantar muchas sospechas de asesinatos aquí.

Miré a un lado y a otro de la calle, con Lysandra a un lado, o eso esperaba, y luego seguí hacia la derecha, a ver qué veíamos por allí. No debía estar demasiado lejos una posada. Cuando avancé un poco, me giré hacia Lysandra, caminando lentamente.

Lysandra, te has sonrojado de una manera extraña hace un rato. Y tu tierna sonrisa desapareció pco antes de eso. ¿Te he hecho alguna pregunta que te hiciera daño? No pretendía hacerlo, Lysandra. Si es así, discúlpame

Repuse mirándola con algo de preocupación. Estaba claro, ya no era como antes cuando me uní al Reino de Luccie. Empezaba a ser mucho más blanda. ¿Quién me ha visto y quién me ve?

Salimos del local, cruzando en pocos pasos la puerta, y mientras tanto Angeline hablaba de compartir habitación. En ese momento que yo la miraba observé como sus mejillas se sonrosaban, y al mismo tiempo noté como las mías la imitaban. "Supongo que a ella también le daría un poco de vergüenza dormir con un desconocido en la misma cama, pero dentro de lo que cabe, ambas somos mujeres" pensé.

En la calle nos acariciaba una brisa fresca proveniente del mar, seguí a Angeline por la derecha y entonces deceleró el paso para hablarme. Me volví a sonrojar mientras le respondía:

-No, tranquila, no es necesario que te disculpes, no me ha molestado ninguna pregunta... Es solo que...preferiría hablarlo en otro momento, porque ahora mismo no tengo muchas ganas de contárselo a nadie...-dije, mirando hacia abajo, esperando que no le importase mucho, pues la acababa de tener el gusto de conocerla.

Seguí recorriendo la calle esperando que me siguiese, y al cruzar otra esquina pude ver el letrero de una posada, con forma de una hada volando, donde ponía en letras doradas "La hada amaestrada". Me pareció un nombre curioso para una posada, así que me asomé por las ventanas y pude comprobar que no había nadie armando jaleo, solo gente cenando y bebiendo alegremente en la sala común. Me di la vuelta para preguntar a Angeline:

-¿Te parece bien este sitio?

Sus mejillas se sonrosaron al mismo tiempo que notaba que las mías lo hacían cuando le propuse lo de dormir en la misma habitación. La verdad es que la idea me ruborizaba hasta mí, aunque fuera raro que así fuera. Agité la cabeza y traté de no pensar en ello.

Por lo visto, después de que le preguntara, se sonrojó de nuevo, diciéndome que no me preocupara, aunque no le apeteciera hablar de ello. Asentí en silencio, no le preguntaría más veces. Si quería decírmelo, ya me lo diría.

Luego seguí detrás de ella, ya que probablemente ella tuviera más ojo para encontrar algún sitio aquí, y acabamos por encontrar una posada con un nombre curioso. La Hada amaestrada... Parecía una rima de chiste incluso. Y desde la ventana veía que parecía completamente normal. Y me acerqué a ver después de que me preguntara, a la misma.

Veía muchos humanos. Sangre....En el fondo, a ellos les veía como marmitas de sangre esperando a que las beba. Al menos ahora. Jamás habían tratado bien a los vampiros, eso lo sabía yo cuando era humana. Supongo que si no me trataban bien a mí, yo tampoco debía tratarles bien a ellos.

De pensar en ello, me creció un poco los colmillos, pero me di cuenta cuando la punta de ambos tocaron mi labio. Entonces me tapé la boca con la mano, y cerré los ojos. Estando de espaldas a ella, respondí

Me parece un sitio genial para ello, querida. ¿Vamos dentro?

Abrí los ojos de nuevo, y noté cómo los colmillos fueron volviendo a su tamaño. Tenía que tener cuidado con estas cosas. Era peligroso que un humano me viera así, porque la inquisición estaría tras de mí y no quería buscarle problemas a Lysandra.

Con completa naturalidad, me volví hacia Lys dedicándole una sonrisa, tratando de ocultar mis colmillos decrecientes, hasta que al menos volvieran a ser como eran normalmente.

ASí que entré en la posada, no sin antes tomar aire profundamente, y aguantar la respiración, si es que realmente la tenía que aguantar. Traté de no oler carne humana, y esperaba que no hubiera ningún herido, o sería peor. Traté de irme directamente al mostrador del chico que atendía y le miré con una sonrisita socarrona.

Hoola guapo. ¿Tendrías una habitación para 2 personas?

Angeline se acercó a mi lado para mirar a través de la ventana, y durante unos instantes se quedó mirando hacia el interior fijamente, sin mostrar expresión en su rostro, como si estuviese pensando en algo.

Como se quedó dándome la espalda, me quedé mirándola con expresión de extrañeza. Observé como se llevaba una mano hacia la cara repentinamente, así que fui a poner una mano sobre su hombro para ver si se encontraba bien, pero en el instante en que le iba a rozar con la punta de los dedos dijo que el sitio le parecía bien y se giró hacia mí sonriendo.

-Claro, por supuesto -le respondí.

Acompañé a Angeline hasta el mostrador, y observé como respiraba con cierta dificultad, me estaba empezando a preocupar un poco. Cuando se dirigió al chico de la posada, yo le miré también, sonriendo tímidamente. Preparé mi bolsita del dinero para pagar la mitad del precio por la habitación, cuando nos lo dijese.

Vi que a Lysandra le pareció bien, y fuimos hacia el mostrador juntas de la taberna, esquivando mesas y personas charlando con tranquilidad.

Allí con el muchacho, éste asintió, no sin escanear a Lysandra con la mirada por un segundo de abajo a arriba, sonriendo éste. Luego me miró a mí a los ojos, cosa que al parecer, le hizo parpadear. ¿DE sorprea por el color de ojos?

Aun así, ya me acostumbré a que me miraran de miles de maneras. Que si era un bicho raro, que si era atractiva, que si era una....dama de compañía.... Ya me habían visto de miles de maneras. ¿A cuál debía responder más en esta ocasión? No lo sabía con seguridad y no me sentía segura para preguntarlo.

Entonces se acercó confidente y nos miró a ambas.

¿Con camas individuales, o prefieren una doble?

En ese momento mis mejillas se colorearon de rojo más que en toda la noche. Miré a Lys de reojo, pero luego acabé mirándola directamente. Por mí podía ser cualquier cosa, pero ella no sabía yo.

Bu-bueno... a mí me da igual.... Como qui-quieras, Lysandra...

Repuse mirándola con rubor, y algo tartamudilla. Me estaba poniendo tímida, después de que aguantar la respiración, había dejado de hacerlo.

El muchacho me examinó con la mirada, y después se quedó mirando hacia Angeline unos segundos que no sé por qué razón se me hicieron tan largos, mientras contenía la respiración inconscientemente.

Acercó entonces la cabeza entre nosotras para que no nos pudiese escuchar nadie más y nos dijo que si preferíamos camas doble o individual. Angeline respondió primero, tartamudeando, pidiendo mi opinión. Cuando la miré a los ojos, ésta se ruborizó, más claramente que ninguna vez, tornando su cara de un color demasiado llamativo para el resto de su blanca piel, y ésto hizo que le mirase, sorprendida, mientras notaba como me ruborizaba yo también.

Desvié mi mirada rápidamente de la suya y respondí al camarero:

-P-pues, si puede ser, me gustaría que las camas fuesen individuales, y me gustaría tomar un buen baño antes de dormir... -dije, bajando el tono al final de la frase.

El chico asintió y se fue a mirar a coger una de las llaves de entre las habitaciones disponibles. Me fijé en que se quedó unos segundos parado, con la mano en el aire, y se volvió hacia nosotras:

-Discúlpenme, señoritas, pero resulta que las habitaciones con camas individuales se nos han agotado, pero nos queda una con una cama tan grande que ni se darán cuenta de que duermen juntas, se lo prometo. Además, tiene un buen servicio que puede usar cuánto necesite.

Dijo, guiñándome un ojo. Cogió la llave correspondiente y nos la dejó en el mostrador, para ver si la aceptábamos o no. Yo miré a Angeline esperando que tuviese la última palabra.

Al final a Lys le pareció mejor una habitación de camas individuales, pero estaba muy sonrojada en cuanto lo mencionó, y tartamuda.Qué tierna...y qué linda es.. jejeje.

Claro, era lógico. Ella quería dormir, ¿qué mejor que una cama individual? También supongo que Lysandra es más del tipo tierno. No pensaba que en serio fuera a decidir una cama doble.

Pero luego vino el que nos atendía, y nos comunicaba que no había habitaciones de camas individuales, pero que había una doble tan grande que no notaríamos que estuviéramos juntas.

Al ver que Lysandra me miraba, me sonrojé de nuevo. Cerré los ojos, y cogí la llave sin mirar al chico, pero luego le miré, como si le quitara importancia al asunto, todavía sonrojada.

Bueno...La tomaremos... Gracias por su amabilidad...

Metí la mano en el escote y saqué una moneda del monedero y se la dejé en la mesa, sin mirar al chico

Tenga la fianza....


El chico sonrió con socarronería, y aceptó la moneda de buen grado.

Espero que tengan una buena estancia, señoritas. Si necesitan algo, no duden en llamarme por la campanilla

Tras eso, avancé hacia las escaleras que llevaban a los cuartos, y me detuve frente a ellas, mirando hacia Lysandra sonrojada.

Va-vamos Lys...tenemos que instalarnos...Y te tienes que duchar...

Repuse tras lo cual, me fui subiendo las escaleras lentamente, todavía sonrojada, mientras trataba de ordenar mis pensamientos. Iba a dormir hoy con Lysandra. Pero ¡dioses!¡No dormía con una chica desde Kahlia sabe cuándo!

Me sentía algo tímida para ello, pero empezaba a pensar ¿por qué sentirme tímida?¿QUé rayos me estaba pasando? A lo mejor era una contramedida a lo que me ha ido pasando últimamente, pero ¿aun así? Me sentía como mi difunta hermana. O como cuando era pequeña. Supongo que las viejas costumbres vuelven alguna vez.

Todo esto lo pensaba mientrsa me dirigía al cuarto, y lo abría con la llave al encontrarlo. La verdad es que era un cuarto muy grande, con paredes pintadas de un tono anaranjado claro. La cama estaba al fondo, y a un lado, el baño. La cama era tan grande que podía caber yo 3 veces casi. Tenía unas sábanas de colo rojo de seda, y una almohada enorme que iba de un lado a otro con cojines encima de un color rojo intenso. Tenía un jarrón con unas rosas y orquídeas rojas, y había un ligero olor a vainilla en el ambiente, o a lo mejor eran imaginaciones mías. Me volví a esperar a Lysandra, y que viera ella misma el cuarto antes de entrar.

Cuando llegó le pregunté.

¿QUé tal? La verdad es que está mejor de lo que podría esperarse, jejejeje...

Repuse con una risita que si bien trataba de ocultar mi rubor anterior, se fue disipando poco a poco por el mismo

Angeline tomó la llave, y pagó parte de la fianza. Me dejó como una boba con el dinero en la mano, pues creo que pagó más que suficiente, así que cerré mi bolsita y la introduje en uno de los compartimentos de mi cintura. "Mañana pagaré mi parte antes de salir, no puedo permitirle hacer lo contrario" pensé.

Di unos pasitos apresurados entre la gente para poder alcanzar a mi compañera y subimos tranquilamente las escaleras que llevaban a las habitaciones. Cuando alcanzamos la puerta con el número correspondiente, Ageline hizo girar la llave por el ojo de la cerradura y abrió la puerta dejando que pudiese mirar el interior.

Me asomé por el marco de ésta y vi que era una habitación muy amplia y bien amueblada, de colores cálidos, imitando a un atardecer. Me encantó pensando que recordaba a un escenario tan bello.

-Guau, la verdad...me encanta -dije con una sonrisa feliz e iluminada.

Entré en el cuarto y me senté junto a la mesita llena de flores rojas, a juego con las sábanas. Cogí una orquídea, acaricié sus pétalos y luego me la llevé a la nariz, aspirando su aroma, que se mezclaba con el olor avainillado del ambiente.

-Dioses, mira qué cama, ni en mi mente podía imaginarme una cama tan amplia, y...¿no te parece que todo huele muy bien?

Después busqué con la mirada a Angeline, para ver que hacía.

Al parecer, ella se quedó tan prendada como yo, o más, del cuarto que nos había tocado. LA verdad es que era magnífico. No podía haber sido mejor, ni en sueños. Le dediqué una mirada, mientras sonreía, viendo cómo ella lo hacía, y entró en el cuarto, con animosidad. Yo le seguí, y ví cómo se sentó frente a la mesa, mientras que yo me senté suavemente en la cama, acariciando con las yemas de los dedos la fina seda de las sábanas. Era una habitacióbn de aspecto bastante caro. Y tomé una gran bocanada de aire. Olía a vainilla de una manera que alimentaba... Y el olor de las flores era único. ME volví hacia Lysandra en cuanto empezó a hablar, sonriendo sin dejar de tocar la fina seda de la cama.

LA verdad es que es un lujazo de habitación, jejeje. El chico ha sabido vendernos ¿eh? Y la verdad es que sí... huele muy bien...

Tomé otra bocanada de aire, cerrando los ojos, y me dejé caer suavemente de espaldas a la cama, estando mis cabellos en un semicírculo alrededor de mi cabeza. Mi mano no era capaz de dejar de tocar la seda de las sábanas. Era demasiado suave.

Aah... no puedo dejar de tocar la seda... Es tan suave....Y la cama es mullida y blandita.... No siento que esté tumbada en algo...

Repuse, aún con ojos cerrados, y suspirando suavemente, mientras sonreía. En aquel momento, me imaginé a Lysandra durmiendo, con una carita de ángel, aquí a mi lado. Sólo por pensarlo, lo que vendría dentro de un rato, me sonrojé nuevamente. Entonces me levanté despacio y me senté, abriendo los ojos lentamente, para volverme hacia Lysandra.

Es una habitación de ensueño, jeje...

Me pregunto si podría aguantar con Lysandra a mi lado, sin hacer nada más que dormir, y con la sed de sangre en el gaznate.