Los monjes no hacían demasiado ruido,mas bien estaban absortos en sus trabajos y funciones,cuidando del templo,estudiando y rezando a la Miandra,la Diosa del Tiempo,y una de las únicas en las que yo misma había creído siempre,ahora más que nunca.
Se apartaron lentamente al verme entrar,y me indicaron una puerta de madera maciza al final de la sala principal.Al atravesarlas me encontré sola ante una estatua que la representaba casi igual a como yo recordaba haberla visto.Su pelo era largo y liso,era bella,bastante bella,incluso con aquel gesto sereno que portaba en la más clara tranquilidad.
Llegué hasta los pies de la escalera que daba a la estatua de mármol,y me arrodillé ante ella,juntando la palmas de mis manos y susurrando una pequeña plegaria de agradecimiento que me enseñaron de niña.
Toda la sala se encontraba en silencio,y mis plegarias empezaron a escucharse,en leves susurros:
He venido aquí,en este día,para pediros un favor importante.Se que vos maldecisteis a Aspicious a cambio de que él obtuviera esos conocimientos.Mi plegaria es,por lo tanto,que deshagáis dicho maleficio.Quiero sanarlo,y hacer que recupere la vitalidad que tenía antes,no soporto verle más en ese estado tan delicado,y estoy segura de que de esa forma el tampoco es completamente feliz. Por favor,os lo suplico-dije apretando mis manos, entrelazándolas.
Por favor..-susurré una vez más,cuando una extraña luz empezó a iluminar toda la sala que hasta ahora se había mantenido en perfecta calma.Esa energía divina me resultaba vagamente familiar,del momento en el que estuve a punto de morir.Era la misma energía neutral y perfectamente equilibrada de aquel día,un inimaginable poder.Pero,a diferencia de aquel día,esta vez solo podía sentir su aura,pues su presencia física no se encontraba allí.
Te he escuchado Kaede,pero,si cumpliera tu deseo,que castigo recibiría él?¿Pretendes que se lleve dichos conocimientos a cambio de nada?
Entenderás que no puedo hacer eso,ni quiero-dijo una voz extraordinaria,que mezclaba a la perfección fuerza y dulzura.
Sin embargo,se me ocurre una forma de solucionarlo.Si lo que quieres es curarle y hacerle recuperar su salud inicial,deberás herirle de gravedad primero.
Mis ojos se abrieron sorprendida.Había una posibilidad de conseguirlo..y una diosa había acudido a una humilde plegaria,pero,de verdad merecía la pena correr un riesgo así?
¿Queréis decir que debo poner en riesgo su vida para.. devolvérsela del todo,por así decirlo?Qué sentido tiene eso?Si fallo,el morirá,sano o no..-mi voz mostraba frustración y miedo, además de un poco de decepción.
Así es.Yo pongo las condiciones,y solo serán estas.Tu eres la que decides tomarlo o dejarlo.¿ Y bien,caída?
Miré el suelo,y después mis manos.¿Llegaría Aspicious muy lejos con ese estado físico?Pero..si acababa con su vida con mis propias manos,jamás me lo perdonaría.Jamás.Sin embargo,no podía seguir dudando de mi misma,y si de verdad quería,lo conseguiría.Lo haría.
Así lo haré entonces,Diosa Miandra..por favor..deshacer vuestra maldición..cumpliré sus condiciones..-dije arrodillándome del todo,y apretando mis manos para calmarme a mi misma.
Oh..desde luego que lo harás,por que os estaré observando..sin duda..-dijo,desapareciendo lentamente del templo,y haciendo que pudiera volver a respirar más tranquila.
Cuando pasados unos minutos me reincorporé,observé la estatua,que seguía tan calmada como siempre.Luego me di media vuelta,y habiendo tomado una decisión,me dirigí a mi nuevo objetivo.El infierno.