¿Mi hogar?

Miré a mi alrededor, disfrutando del paisaje que podría acabar siendo mi hogar. Ahora mismo me hallaba ante el reino de los yasgeniod renegados, lugar ciertamente hermoso. Decidí adentrarme en el reino en busca de gente como yo con la que poder entablar conversación.

Según me iba acercando, algo me decía que el suelo dejaría de ser seguro, así que, saqué un papel con algunos escritos lo puse en el aire y este emitió un destello. Aquel papel quedó flotando en el aire, me puse en pié sobre él y este me llevó hasta la entrada de una cueva.

Entré en la cueva aun subido en aquel papel, agudizando mis sentido, pues aunque seamos gente de la misma raza, me estoy colando en su reino con toda tranquilidad.

- ¿Hay alguien ahí?

Dije con la esperanza de que alguien saliera a recibirme.

Alcé la cabeza desde mi tumbona. Alguien había entrado con facilidad en la cueva. Desde luego tenía que tener una destreza valorable. Suspiré con resignación y me levanté de un salto. Caminé hasta la entrada de la cueva y detecté su aura. ¿Un yasgeniod? Entonces le vi. Ahí, a ese chico flotando en un papel como si fuera lo más normal del mundo.

-Vaya, pero si es el yasgeniod que encargué el otro día por correo. ¿Que tal estás, hombre sobre?

Ese libro...ese era el que le faltaba a Lu-Tze en su colección personal. Mi interés por el chico se agudizó.

Al fin alguien apareció, parecía un niño y ademas de aquello parecía tomarse a broma mi aparición, me molestó un poco su actitud incluso iba a decirle algunas cosas pero entonces me di cuenta de que su aura y la mía estaban al mismo nivel. Entonces me percaté, su aura era la de un superior hechicero, estaría de visita como yo.

- Perdona, ¿me podrías decir quien eres y que haces aquí? Venía buscando compañeros yasgeniods, pero no esperaba encontrarme un hechicero. Perdona mi falta de modales, me llamo Orrin, un placer.

OFF: Te permito lo de el tomo porque es un fallo mio no haberlo especificado, pero el contenido del libro son las investigaciones de Orrin. No tiene nada que ver con como se llame.

OFF: Ok, pero Aral piensa así XD

ON:

Me llevé las manos a la cabeza y bostecé.

-Que no te confunda mi aura, soy uno de ellos. Mi rey estará al caer. Ven, acércate y siéntate, te invitaré a una taza de té.

Me dirigí a la mesa cercana y calenté agua, mientras que ponía a hervir agua.

-Me llamo Aral Letsop, soy un yasgeniod renegado. Al igual que tu al parecer. ¿Eres recién llegado?

Este yasgeniod era un tanto extraño, parecía bastante tranquilo y despreocupado pero, lo que mas me llamaba la atención era, ese aura que tenía.

- ¿Por qué tendrá la presencia de un hechicero?

Era algo que me llamaba la atención y me gustaría saber el motivo de que, aun siendo un yasgeniod, tenga esa presencia. Me bajé del papel, el cual recogí, y me dirigí hacia la mesa junto con él.

- Se podría decir que soy nuevo, la verdad, no conozco mucho estas tierras. Hay mucho que desconozco, entre otras cosas, hasta donde llega el límite de nuestros poderes y los métodos que tenemos para usarlos. Eso en concreto es algo que me gustaría investigar pues, en la variedad esta el gusto.

Terminé de decir mirando la mesa con ganas de tomarme aquel té.

Le miré interesado. Esbocé una sonrisa. Le serví la taza de té.

-¿A ver si adivinas el sabor?


Tomé un sorbo y continué.

-Orrin, pareces ser un yasgeniod bastante peculiar. Este reino está oculto en las profundidades cavernosas. Nosotros, los guardianes de dicha civilización, vivimos aquí apartados de ellos, para poder ser sabios a la hora de tomar decisiones. Si necesitas ayuda, yo seré tu hombre.

Tras 7 años de duro entrenamiento, decidí al fín volver, pues ya era el momento. Me encontraba volando en dirección a nuestro hogar y el aire de Vaahl seguia resultándome melancólico, no tenia prisa, estaba disfrutando del vuelo, hasta que a lo lejos puede divisar la cueva de Aral.

-Se me hace extraño volver despues de tanto tiempo...

Dije mientras sobrevolaba la cueva.

-Deja de planear y aterriza de una vez.

Me dijo Laguna, a la cual conociendo, seria mejor hacerla caso. Descendí hacia la cueva y entré despació hasta su interior, notaba la presencia de Aral junto a la de alguien desconocido y me acerqué a esa estancia a ver que ocurria.
Al llegar me encontré a Aral sentado en una mesa hablando con lo que por su aura parecia otro yasgeniod.

-Ha pasado mucho tiempo... Viejo amigo...

Dije quitandome el yelmo antes de que pudieran verme.

Cogí la taza de té al poco de que la dejara, sin perder por ello los modales, y le di un trago.

- En cuanto a lo que respecta a adivinar sabores soy bastante malo, pero si que puedo deciros que está especialmente bueno.

Dije esbozando una sonrisa tranquila mientras echaba un vistazo a mi alrededor.

- Guardianes de una civilización, suena bien. El conocimiento con respecto a ese reino, ¿está limitado a nuestra raza o hay mas gente que sepa de su existencia?

Volví a mirarle a la cara para continuar hablando.

- En cuanto a lo de tomar decisiones quizá no lo necesite a menudo, pues me gusta tomar mis propias decisiones, pero si alguna vez lo necesito os pediré consejo.

Al poco apareció otra persona, parecía ser un conocido de Aral al cual no veía desde hace mucho, ya habían empezado a saludarse así que preferí dejarles disfrutar de su reencuentro y que luego hicieran las presentaciones.

Observé al espantapájaros que se presentaba en mi cueva con cierta nostalgia...Al fin había vuelto, después de tanto tiempo estaba ante mis ojos...allí con su presencia tan sublime...al fin...ella estaba en casa. Y Wataru también.

-Llegas tarde, siete años tarde...para ti, claro.

Escuché sus pensamientos a través del atrapasueños.

-Este lugar sigue igual de viejo que cuando me fui...

-Ya hablaremos más tarde tu y yo, compañera.

Me levanté y saludé a Wataru.

-Orrin, este que ves aquí es el rey de los yasgeniod renegados: Kirlian Kirawa.

Me acerqué a él.

-Veo que sigues igual que siempre. Como puedes observar, no eres el único. De hecho, aún conservo el trozo de tortilla que dejaste cuando te fuiste. Está podrido, pero pensé que aún querrías comértelo.

Me acerqué de nuevo a la mesa.
-¿Quieres tomar algo?

Aral estaba allí con lo que parecia ser un nuevo integrante del reino y me presentó como un tal "Kirlian" pero conociendole, seguro que ya tenia algo pensado, asi que decidí pasarlo por alto y dirigirme al yasgeniod.

- Es un placer Orrin, estas en tu casa.

Me resultaba raro ser hospitalario cuando fuí el último en llegar, Luego Aral me invitó a tomar algo.

- ¿Igual que siempre?... No lo creo, sin embargo... Mirate, han pasado 7 años, pero aún asi sigues siendo un niño, ¿alguien ha estado jugando con las propiedades del espacio tiempo?

Le dije al oido antes de sentarme.

- Anda, sirveme una infusión... La que sea, pero sin efectos secundarios, que nos conocemos...

Agaché la cabeza a modo de reverencia para el recién llegado.

- Un placer conoceros Kirlian.

Comencé a escuchar su conversación atentamente, en verdad no sabía si Aral era un bromista o decía las cosas en serio, en cualquier caso era algo irrelevante. Me llamó mucho la atención cuando Kirlian habló de jugar con las propiedades del espacio y el tiempo, ¿acaso se podía lograr algo así?

- Tengo varias preguntas. La primera, ¿a que os referís con jugar con el espacio-tiempo? y segunda ¿que clase de efecto secundarios lleva este té?

Terminé de decir eso último mirando a Aral con ojos de sospecha.

Miré de reojo a Orrin un tanto preocupado.

-¿Quieres aprender? ¡Vacía la taza antes de llenarla!

Lancé un hechizo de amnesia para que olvidara las últimas palabras de Wataru. Después empecé a preparar el té de Wataru.

-Kirlian, tu y yo tenemos que hablar de multitud de cosas en privado. Orrin, si quieres puedes alojarte en alguna de las cuevas del reino. Habla con Zoroastros, que es este chico tan majo que se va a presentar aquí ahora mismo.

...

-¡Ahora mismo!

Zoroastros se apareció.

-¡Sí! ¡Qué!


-Aloja a este joven en una habitación.


-Se lo que significa eso...

-Orrin, tu y yo hablaremos acerca de lo que quieras aprender pronto. Me presentaré y hablaremos.

Aral lanzó contra Orrín un echizo de amnesia para que olvidara mis palabras, despues de esto llamó a Zoroastros para que ayudara al nuevo integrante del reino a alojarse.

- A pasado mucho tiempo Zoroastros, aunque dudo que me reconozcas...

Luego me dirijí a Aral.

- Por lo visto sigues ofreciendo la casa de Zoroastros como el cuarto de invitados, pero... Siendo él un yasgeniod mas, ¿no deberia tener su propio hogar en el Hokkai?

Hice una pequeña pausa, al parecer Aral se olvidó de servirme el té.

- Bueno Aral, dejando a un lado los pequeños detalles... Estaré dispuesto a hablar contigo cuando gustes.

Vi como Aral me tiraba un hechizo mas fue algo totalmente inútil, pues aquel hechizo hizo que me olvidara de lo que había pasado durante los segundo anteriores.

Al poco apareció Zoroastros, al cual me dijeron que siguiera para que me llevara a la que sería mi habitación.

- Un placer conocerles, con su permiso.

Me fui con Zoroastros, Kirlian acababa de llegar y seguro que ambos querían ponerse al día asi que sería mejor dejarles a solas.

Le seguí con la mirada y luego me centré en servirle el té a Wataru. Sonreí.

-Y bien, Wataru...¿qué tal te han sentado estos siete años?

Tomé otro sorbo de té mientras le miraba complaciente.

-Seguro que tenéis muchas cosas que contarme.

Cogí la taza de té y le pegue un sorbo antes de responder a Aral.

- Muchas cosas han pasado en estos siete años, nuevo armamento, nuevas habilidades y cualidades, nuevas amistades y enemistades... Pero eso es lo de menos ahora, ya habrá tiempo de contarnos todas estas cosas minoritarias.

Miré a Aral a los ojos algo serio.

- Como ya he dicho antes, alguien aqui ha estado jugando con las propiedades del espacio tiempo, y deduzco por ello que tienes en mente un monton de cosas interesantes que decirme, asique dime Aral ¿Que has hecho y pensado tu en estos "siete años"?

Al terminar tomé otro sorbo de té.

Tomé otro sorbo y saqué un pergamino del zurrón.

-Hela aquí. Todas las instrucciones que debemos seguir en mi operación más inminente.

Tras tenderle el pergamino me levanté y me dirigí hacia la estantería con un movimiento de mis dedos acerqué un libro.

-Ésto tiene toda la información que necesitas saber para comprender lo que estoy haciendo. Prefiero que lo leas antes de que te lo cuente, pues quién sabe quién puede escuchar o malinterpretar mis planes. No te preocupes por entenderlo o no, pues...

-...yo te ayudaré a comprender lo que necesites.

Puse sobre la mesa un libro, lleno de polvo. Soplé para reverlar su título: Las ramas espejadas.

Aral, como era de esperar, tenia varios planes entre manos y se dispuso a contármelo todo. Me tendió un pergamino con instrucciones sobre lo que debia hacer ahora y lo leí.

- Mmm... Interesante, nose que tipo de finalidad tiene este plan, pero creo que será divertido y ademas me ayudará a conocer gente nueva e importante, pero... Creo que debido a esto, mi inminente excursión al infierno debe aplazarse. Aral, puedes contar conmigo.

Luego me dió un libro en el que, por lo visto, se explicaba todo lo que habia estado aprendiendo y estudiando estos años. Al abrirlo no pude comprender casi nada en el, pues eran cosas totalmente nuevas y muchos de los textos estaban en idiomas que yo desconocia. Laguna irrumpió prestandome su ayuda.

- Está bien Laguna, ¿podrias ayudarme a comprender esto?

- Tu simplemente atiende y presta atención, no quiero tener que repetirtelo dos veces.

Me centré en intentar aprender y memorizar todo lo que "mi compañera" estaba traduciendo y explicando de ese libro, eran nuevos conceptos tan arriesgados como cuando empezamos con los registros y como siempre, no entendia la finalidad de todo ello.

- Aral, ¿que tipo de finalidad tienen todos estos estudios?

Le pregunté intrigado.

-Bueno, en gran parte están ahí escritos. Pero en realidad te irás dando cuenta durante el transcurso de los acontecimientos, es difícil comprenderlo de una sentada.

Le miré con una sonrisa burlesca e irónica.

-De hecho, yo tardé "siete años".

Llamé a Zoroastros con un chasquido.

-¿Qué quieres ahora?

-Te toca actuar a ti.

Me miró aterrorizado. Parecía comprenderme.

-Venga, adelante.

Zoroastros cogió un cuaderno de la mesa, suspiró y se transportó. Miré a Wataru sonriendo.

-¿Dejamos que empiece la diversión?

Lo cierto esque este nuevo plan era una buena manera de conocer a cierta persona, asique teniendo en cuenta lo "divertido" que podria llegar a ser, miré a Aral con la misma sonrisa que me miraba el.

- Estaré listo en cuanto lo necesites.

Luego hice una pequeña pausa.

- Aunque... ¿Que pasa si Zoroastros no es bienvenido?

-Pues que morirá. ¿Te apetece una tortilla?

No esperé a que me respondiera siquiera. Me levanté y rompí un par de huevos de polla y empecé a prepararlos.

-Le echaré queso, que se que te gusta.

Realmente, no me sorprendia la actitud de Aral, asique simplemente llevé la palma de mi mano a mi cara y me senté.

- En fín... Supongo que no puedo negarme despues de tanto tiempo, pero no le pongas nada raro a la tortilla...

Estube en silencio pensando en lo que me habia contado Laguna sobre aquellos libros hasta que la tortilla ya estaba hecha.

- Bueno... No sabemos cuanto tardará Zoroastros, ¿que hacemos mientras tanto?

Pregunté algo aburrido.

-Podemos ir al río y pintar de amarillo el submarino.

Pensé meláncolico en el submarino.

-Se está oxidando.

Cuando Aral me dijo eso, me puse un tanto melancólico y una lágrima amenazaba con escapar de mi ojo.

- Tienes razón Aral... ¡Hagamoslo por el!

Narrador: Y entonces Aral y Wataru partieron juntos al puerto del reino renegado yasgeniod con un cubo de pintura amarilla en las manos y cantando juntos esta canción. https://www.youtube.com/watch?v=bM5NIi8m_kQ