Una noche manchada en sangre (Darksik, Ein y Natasha)

Aparte su mano sin ser excesivamente brusco, me sentía aun algo mal por lo que había hecho y que fuera ella la que me intentara hacer sentir mejor, no lo mejoraba.

- Vivir con esto no es algo que le desearía ni al peor de mis enemigos. En cuanto a lo de hablar con Demian, hablaré para explicarle lo sucedido con el uroba aunque si es necesario daré la cara por su muerte. Por otra parte para controlar a este ser iré a hablar con Aral, que aunque parezca un niño algo inmaduro a veces, me ha ayudado bastante con este tema.

Pense en el nombre que me habia dicho, Aral...¿De que me sonaba a mi ese nombre? Intente recordarlo pero no tuve exito alguno. Le mire una vez mas.

-Niño o adulto si el puede ayudarte a controlar esa parte de ti tan peligrosa no deberias tardar en ir a visitarle. Esto corre prisa. Pero ahora hay algo mas importante, ¿que vamos a hacer con el cuerpo? Creo que deberiamos llevarselo a Yukiko...

Me acerque hasta el uroba y me arrodille junto a el.

- En verdad no lo considero una buena idea, tal vez sea un buen aliado suyo, pero llevarles un cadáver pondría en duda el hecho de que no fuéramos hostiles.

Dije rascándome la nuca.

- Cierto es que hay que llevarles el cadáver, mas ahora no es el momento y de llevarlo me encargaré yo solo, pues es culpa mía que ahora esté así y es mi responsabilidad llevarle.

Todavía estaba sentado en el suelo, todo pasó muy deprisa y ahora nos hallábamos con un cadáver de un desconocido, al que había asesinado.

- Pasará mucho tiempo hasta que vuelva a aparecer por estas tierras. Quien sabe si pasarán años, o quizá meses. Prefiero no pensarlo demasiado.

- Bueno lo de ayudarme a controlarlo, digamos que mas bien es ir dejándome inconsciente cada vez que pierdo el control. Después de todo él también tiene sus propios limites, solo tengo que superarlos pero no es algo fácil.

No sabía muy bien si irme, pasaría mucho tiempo encerrado y muchas veces perdería el control. En verdad odiaba aquella sensación al perder mi cuerpo. Mire al cielo intentando armarme de confianza y partir al reino de Aral.

Quería hacerse el solo cargo de todo el problema. En el fondo le entendía perfectamente, cuando mate a aquella ángel caída yo también asumí sola las consecuencias que me conllevo aquel acto.


-Se lo que es llevar en la espalda el asesinato de alguien inocente, pero al menos deja que te acompañe al palacio de Yukiko al menos hasta la puerta. No quiero dejarte solo.

Me entristecía verle así, tenía que ser muy duro todo esto que estaba pasando.

- Yukiko es la última persona con la que debo hablar en este momento, probablemente se guiaría mas por el odio que por la razón, de modo que mas bien debería esperar a que se calmaran los ánimos. Ahora mismo la prioridad será explicar mi ausencia a Demian y pedir ayuda a Aral.

Y en este día de hoy me había ganado, el odio del reino uroba, mi rey tenía buenas relaciones con ellos por lo que quizás también me esperase una buena reprimenda. Pero por el momento lo que mas me dolía era haberla herido a ella, solo intentó ayudarme y yo lo pagué así.

- Lo siento pero no te permitiré acompañarme al reino uroba, es mi problema y si te ven confraternizando conmigo, probablemente te vean como otro enemigo. Cosa totalmente injustificada pero ante la ira la gente reacciona así. Siento decir que no les llevaré el cadáver, me parece muy duro mostrarles el final de su compañero. Les informaré, pero hoy mismo enterraré el cadáver.

Negue con la cabeza, entendía sus motivos pero por otro lado no quería dejarle solo. Además la idea de que enterrase el cadaver fuera del reino uroba no me estaba gustando demasiado. No creo que a Yukiko eso le hicese mucha gracia.

-Insitsto- dije poniendome seria- creo que antes de enterrarle por ahi lo mejor sera que lleves el cadáver al reino uroba, al fin y al cabo él se merece que se despidan de él y que tenga un digno entierro. Una vez mas te pido que lo pienses mejor y que me permitas acompañarte.

Miré a Natasha y me levanté.

- Comprendo que quieras acompañarme pero creo que puedo apañarme. En cuanto a que se despidan de su compañero, creo que ya es un poco tarde para eso pues las palabras ya no alcanzarán sus oídos. Le enterraré, es lo que creo correcto luego informaré al reino de donde se halla su lugar de descanso.

Hice una pausa para tomar aire. En verdad sabía que no me haría mucho caso pero no iba a meterla de por medio, si la tomaran por sospechosa y la encubriera dudarían aun mas de ella.

- Espero poder verte cuando todo esto acabe.

Me cruce de brazos.
Maldito demonio ¿como puede ser tan cabezota? aunque para cabezota yo. Le mire con frialdad y me levanté de donde estaba y me coloque delante del uroba y extendí mis brazos.

-He dicho- dije con una siniestra sonrisa mientras hablaba suavemente- que te voy a acompañar a enterrar el cadáver y a hablar con Yukiko, no me hagas repetir las cosas mas veces.

Clavé mis ojos esmeralda en él.

La miré a la cara parece ser que esto no llevaría a ninguna parte, tampoco quería mentirla de modo que no lo haría, me acerqué a ella y la golpee en la frente con el dedo indice.

- A cabezota no hay quien te gane ¿eh? - dije mirándola con un gesto de cabreo que se podía percibir que era de broma - Por esta vez tu ganas, te avisare cuando vaya a hablar con Yuk...

Detuve esa frase me acerqué al uroba y comencé a mirar en su ropa. Había ropa de repuesto, frascos con sangre y huesos de animales. Guarde la túnica de repuesto en mi bolsillo y le pasé la espada de hielo a Natasha.

- Ahora que lo pienso, hemos dado por hecho que este uroba es del reino de Yukiko mas quizá nos equivoquemos. He cogido una túnica suya que no está manchada de sangre para ver si alguien la reconoce y puede darme algo de información. En cuanto a la espada fuiste tu quien trató de defenderle, creo que estaría de acuerdo en que llevaras su espada para poder defender su honor.

No sabía si creerle o no, sus palabras parecían sinceras pero por otro lado algo me decía que quería dejarme fuera de esto por pura protección.

-Como se que me estas diciendo la verdad, te veo capaz de irte solo en cualquier momento, necesito saber que me estas diciendo la verdad.

Al instante después me ofreció la espada de aquel uroba. No sabía si era adecuado cogerla o no, acabe aceptándola a regañadientes.

-Acepto la espada por el momento, pero si Yukiko me la pide se la acabaré dando, al fin y al cabo no es mi arma.

- Y como demuestro yo que digo la verdad, no tengo ningun modo de demostrarlo, tampoco tengo intención de mentirla pero... ¡AH! Odio estas situaciones.

Miré al cielo unos instantes en busca de un modo de demostrar la sinceridad de mis palabras, pero no hallaba nada con lo que pudiera probarlo.

- La verdad es que no es algo que pueda demostrar, solo puedes cree en mi palabra, creer que te avisare cuando vaya a ese reino. En cuanto a la espada, es tu decisión quedártela o no mas, al igual que no es tuya, tampoco es de Yukiko y ya que fuiste tu quien le defendió veo justo que te quedes su espada.

Me cruce de brazos, en verdad tenía razón no tenía modo alguno de saber si me estaba dicienod la verdad o no. No me gustaría confiar en él y que acabase dandome una patada en el culo como me ha pasado con mucha gente. Di un largo suspiro derrotada.

-Esta bien demonio, tú ganas. Confiare en ti, y te estare esperando a tu visita para notificarme que vamos los dos al castillo de Yukikko- le mire a los ojos con una mirada muy seria- Darksik, no suelo confiar en mucha gente asi que voy a darte un voto de confianza, espero que no me decepciones...

Dicho esto recogí la espada del suelo.

-Me la quedaré por el momento.

En su rostro podía notarse que le costaba creer en mi como si fuera a traicionarla a la mínima y el suspiro que soltó antes de comenzar a hablar, no hizo mas que darme mas motivos para pensar aquello.

- Ahora que lo pienso, si puedo hacer algo para que confiéis mas en mis palabras. - saqué una pequeña armónica de mi bolsillo - Se que no parece gran cosa, pero a veces hay que sentir mas allá de lo que percibimos a simple vista. Aunque parece una simple armónica, es objetos es lo único que me permite entrar en mi hogar, durante varios meses estaré desaparecido intentando controlar esta maldición, así que no necesitaré pasar por allí. - la pasé la armónica para que se la guardara - No es un regalo, es la garantía de que puedes confiar en mí y de que cuando vuelva de mi viaje volveremos a vernos.

Me acerqué y la besé en la mejilla mientras acariciaba con la mano la mejilla contraria.

- Siento causarte estos problemas, ojala algún día encuentre el modo de compensarte.

Me separé de ella e inicié la marcha debía hablar con mucha gente y la verdad es que cuanto antes me lo quitara de en medio mejor. Retrasar esto podría poner alerta a los urobas y no era algo conveniente. Seguí caminando lentamente, mientras movía mi mano a modo de despedida.

Cogí su armónica entre mis manos y la agarre con fuerza.

-Tranquilo guardare esta armónica con todo mi empeño, sera como resguardo que me servirá para saber que vas a volver, por que se que volvederas- le mire a los ojos- confío en ti Darksik.


Me beso en la mejilla y me ruborice ligeramente, pase mis dedos por mi pómulo. Idiota no me causas ningún problema.



Se separo lentamente de mi y se comenzó su camino, no me moví de donde estaba. Luego corrí hacia él y le abrace con fuerza. Me acerque hasta su oido.

-No hagas ninguna tontería porfavor...

Me alejé de el lentamente.