Noche calmada (Balmung y Natasha)

Necesitaba un lugar bastante alejado y solitario, precisamente hoy no queria que nadie, absolutamente nadie me molestase hoy.
Sali a las afueras del continente, cerca de donde se encontraba la misteriosa torre del fin. Me quede frente a la puerta. Ahora o nunca, Nat

Extendi mis manos y empuje la pesada puerta y me introduci dentro de la torre.

Todo estaba oscuro y apenas podia ver, pero en el fondo de la sala divise una escalera de caracol de piedra. No me lo pense mucho y subi al piso superior.

La habitacion que tenia frente a mi era amplia. Me quede observando con antencion.

Y allí se alzaba la torre del fin, según el extraño hombre que me había contratado, aquí habitaba una aberración que debía ser erradicada del mundo, la gente que contrataba los servicios de un sicario solía tener gustos inquietos. Algunos eras cuestión de negocios, otros, temas amorosos, y entre los más variopintos se hallaban extraños rituales...

Era raro ir a acabar con alguien en su propia morada, lo más normal solía ser cogerlo por sorpresa en algún sitio tranquilo...

Pero aquí estaba, rodeando la entrada de la torre después de escalar un pequeño acantilado. Siempre elegía el camino más difícil, así era también más difícil ser descubierto.

La puerta está abierta... lo mismo nuestro amigo ha salido... vendrá bien para la ocasión...

Apoyé ligeramente la espalda en el amplio portón, y miré dentro, aunque la estancia no estaba iluminada, por la luz que entraba por la puerta se podía ver una escalera de caracol de piedra, me acerqué a ella y empecé a subirla lentamente...

La habitacion en la que me hallaba estaba llena de polvo y bastante desordenada. Los muebles estaban rotos, los objetos y ropas estaban esparcidas por toda la sala. Si no fuese por que no habia alguna prueba de ello diria que aqui ha habido alguna pelea.
El ruido de unos pasos me devolvio de nuevo a la realidad. Alguien se acercaba, pero...¿Quien seria a estas horas?

Me oculte detras de una pared y espere para ver de quien se trataba.

Terminé de subir la escalera, ante mi se encontraba una puerta abierta, que conducía a una sala, con al parecer bastante polvo en el ambiente, y mucho desorden...
Sin duda, era el escenario de una pelea.

Entré con cautela apoyándome como antes en la puerta, y comprobando que no había nadie en la estancia.

Miré a ambos lados y al comprobar que no había nada decidí acercarme a revisar los muebles, pergaminos, y ropajes rasgados que había por la sala.

Parece que no hay nadie en casa...

Susurré unas palabras incomprensibles para alguien sin el conocimiento adecuado y el tatuaje de mi mano comenzó a brillar, con él, comencé a revisar los extraños objetos...

Seguía oculta en aquella pared. Daba gracias a todo a que no necesitaba respirar, la oscuridad también estaba de mi parte.
Entonces le ví, un joven no muy mayor ni muy pequeño. Su aura me era familiar pero ahora no sabía por que.

Sus intenciones no eran buenas, algo había en él que no acababa de gustarme. Tenía que actuar rápidamente.

Utilice mi agilidad y me coloque detrás de él sin que se diese cuenta. Desenvainé mi espada y se la coloque en su garganta.

-¿quien eres tú?- dije en un tono frío- este no es un sitio muy apropiado para dar un "paseo"

¿Una mujer?...

Mi objetivo era un hombre..., era una situación bastante extraña, ¿le habían encargado el mismo trabajo a dos personas?

Soy... Alguien que no te conviene - frase que había adoptado de Natasha en el pasado.

gaia break - susurré.
El tatuaje brilló un momento luego sonó un leve ¡crack!, y el suelo se rompió bajo nuestros pies, cayendo a una sala inferior, la sala, medía lo mismo que la anterior, pero se diferenciaba de esta en que parecía estar abandonada, habia musgo y bastante humedad en el ambiente, también tenía una especie de ventanal por el que entraba muy poca luz, debido a que estaba casi totalmente tapado con plantas. El aire estaba muy cargado.

La situación no mejoró demasiado, caí por supuesto, sin preparación, y acabé en el suelo, mi "invitada" si bien perdió su arma, cayó encima mía, en una posición ventajosa (ademas de no recibir el golpe en la espalda).

Ahora podría ver su cara, pero tenía los ojos llenos de polvo y trocitos de piedra de la caida y aún no enfocaba con claridad...

Era momento de andarse con mucho cuidado...

No me fiaba de él, ¿que hacía por aquí? era muy tarde para estar en un sitio como este. Si era necesario le mataría no me importaba.
Intente "leerle" pero me fue difícil, eso me daba a pensar que era de un rango mayor al mio. Tenía que pensar rápido cual sería mi siguiente movimiento pero cuando quise darme cuenta el suelo donde estaba pisando se rompió y ambos caímos precipitadamente al piso inferior.

él cayo de espaldas y yo encima suyo. Una situación un tanto...¿comprometida? mire alrededor en busca de mi espada. Estaba algo alejada de mi y tampoco podía permitirme ir a buscarla pues quien sabía que me podría pasar si le daba la espalda.

Con un rápido movimiento le inmovilice ambas manos con las mías. Mi cara estaba llena de polvo y era algo incómodo pero aun así no me queje.

-Eres una autentica caja de sorpresas.

Traté de soltarme y quitar esa figura de encima mía, pero en un ágil movimiento, volvió a apresarme, esta vez más fuerte, por el movimiento, medía menos que yo, era fuerte y tenía un pecho prominente, mi respiración era demasiado fuerte como para oír la suya...
No podía asegurar que tipo de criatura tenía encima, aunque si que era algún tipo de humanoide.

Puede que sea un escorpion-humano o alguna otra criatura similar...

Lo que tenía claro es que tenía que soltarme como fuera, ya que podía estar preparando su ataque, y en esta posición no podría defenderme.
Traté de moverme con todas mis fuerzas...

Tsch! - No dió resultado

Estaba completamente inmovilizado, no podía ver mas que formas borrosas.
Con el fin de cegar a la criatura, comencé a invocar una fuerte luz, que saldría del tatuaje de mi mano.

elmekia fla......

Intenta deshacerse de mi agarre sin ningun tipo de exito, esboce una pequeña sonrisa de triunfo.

Estaba intentando reorganizar mis ideas, Bien, ahora le tengo inmovilizado...pero ¿que hago ahora?

Eche un vistazo de nuevo a mi espada, no estaba muy lejos pero ir a por ella ahora seria un acto suicida por mi parte. Algo me decia que aquel derrumbamiento de antes fue obra suya. Tampoco podria tomarme mas tiempo en decidir que hacer.

De pronto vi como su mano empezaba a brillar de manera extraña, es como si estuviese preparando algun especie de hechizo...y este en concreto. Parecia que iba a ir cargado de luz.

Al parecer no se iba a andar con rodeos, era una especie de asesino o algo parecido. Se me estaba agotando el tiempo. Me di cuenta de que empezaba a mover sus labios como si estuviese pronunciando un hechizo.

Me incline sobre el acortando la escasa distancia que había entre nosotros y con decisión le bese en los labios. Tenía que evitar a toda costa que lanzase el hechizo y fue lo unico que se me ocurrió.

Un leve brillo azulado comenzó a brotar de mi mano, y de repente se apagó.
No había terminado de pronunciar el hechizo, algo lo había parado, intenté terminarlo, pero mis labios no respondían, se habían entregado por completo a la princesa que me besaba.
Al principio fue una sensación fría, como anestesiante, pero se fueron calentando mientras duraba el beso, se aflojaron un poco las manos que me sujetaban, el cuerpo de encima mía y el mio propio comenzaron una leve, casi ínfima danza siguiendo a esos labios rojos como la sangre...

Y entre toda esa armonía de diferentes tonos, se coló un sonido, como de arena...
Aparte a un lado a mi acompañante y me levanté bruscamente, me froté los ojos y grité con rapidez.

¡vas grud! - Un pequeño escudo creció del tatuaje y se colocó alrededor nuestra, de repente, el techo entero se desplomó.

Por suerte las piedras no llegaron a aplastarnos, el escudo hizo su función. Yo caí sobre mis rodillas, bastante agotado.

Intento volver a pronunciar su hechizo, pero fue cuando se dio cuenta de que mis labios se lo impedian.
Eche un rapido vistazo a su mano, ya no habia rastro de ese brillo azulado que tenia antes. Pero no tuve mucho tiempo para pensar en eso, aquel joven se habia entregado completamente a mi beso. No se que sentia en esos momentos, una parte de mi me decia que todo esto podia estar tratandose de una trampa y que en el momento en el que yo bajase la guardia el me atacaria, pero por otro lado una parte de mi, esa parte a la que nunca hacia caso, me estaba diciendo que me entregase yo tambien a aquel beso y...eso hice.

Le bese con suavidad y mucha lentitud, no sabia que me estaba pasando pero sentia que una fuerza magnetica me atraia a el. ¿Cuanto hacia que nadie me hacia sentir de esta manera? Creo que ya lo habia olvidado. Al principio note esa sensacion de frio pero poco a poco podia notar la calidez de sus labios.

Poco a poco mis fuerzas se iban debilitando y mis manos empezaban a aflojar el agarre que estaba ejerciendo sobre el.

Entonces todo ocurrio muy rapido, se separo de mis labios y pronuncio un hechizo. Al principio temia que fuese a lanzarme un ataque pero cuando vi el escudo que lanzo sobre nosotros para que el techo no se nos cayese encima suspire aliviada.

-Gracias...-dije en un hilo de voz.

Me fije bien en el y me di cuenta de que aquello le habia dejado agotado.
Me arrodille junto a el.

-¿estas bien?

Su rostro me sonaba pero no sabia de que.

Jadeaba, había sido mucho esfuerzo, ese tipo de hechizos tiene una invocación previa y si no se pronuncia meticulosamente, comienzan a absorber recursos del taumaturgo.

No... no hay de que...

Me puse en pié, rebusqué por mi gabardina y saqué una pitillera, cogí un cigarrillo entre mis labios y lo encendí. Di una larga calada y la solté con un suspiro.

Una nube de humo blanco salió de mi boca mientras miraba hacia el techo...

Creo.. creo que esto es una trampa... Alguien nos ha metido aquí para acabar con nosotros, y ahora salir nos va a ser realmente complicado, o acaso.. ¿te enviaron para matarme?

Miré a mi acompañante, pelo rojo como el atardecer, ojos verdes como.... como dos esmeraldas recién pulidas, esos ojos que me penetraban sin yo quererlo.
Expandí mi aura, sin querer esos ojos me habían atrapado, esa mirada la había visto antes...
Nat... - susurré

No puede ser, desapareció hace mucho tiempo...

Esa estilizada figura, esos pechos, de nuevo sus verdes ojos..., Nat, sus labios, su sonrisa, verdes como la lima..., su suave tez, su pelo, su olor, sus ojos.... no podía salir de sus ojos, no tenía forma de escapar de esa mirada, no podía ser cierto pero ahí estaban de nuevo, expectantes y de repente...

El asesino volvió a convertirse en niño.
El cigarro resbaló de la mano aún encendido.
Y justo antes de tocar el suelo, el tiempo se paró.

Aquel verde pareció desbordarse y cubrirlo todo por igual, creando esporas de sus mismos tonos en todas partes, esporas que crecieron en una fracción de segundo, convirtiéndose en enredaderas con enormes púas por todas partes.

Ambos observamos el grotesco espectáculo anonadados, y entonces el cigarro golpeó el suelo.
Y las salvajes enredaderas se lanzaron contra nosotros como si de verdes virotes se trataran, sujetando las extremidades de ambas figuras, esas figuras que hace tan solo un minuto, se hallaban unidas en una sola.

Parecia que solo estaba fatigado por la energia puesta en ese ultimo hehizo, el hechizo que nos salvo a ambos de morir aplastados.

Me incorpore un poco dejando entre nosotros. No podia dejar de observarle, habia sacado un cigarro y por primera vez en esa noche habiamos iniciado una conversacion.
Por lo que me estaba contando alguien nos habia citado aqui para matarnos, lo cierto es que yo acabe aqui por pura casualidad pero ya no me lo parecia. ¿Quien querra matarnos?

-No me han ordenado matarte, yo en un principio estaba...

Deje la frase a medias al darme cuenta de a quien tenia a mi lado. Esos cabellos azabache, sus ojos claros y el tono de su piel. ¡Como no me he podido dar cuenta antes! Es Balmung, aquel adolescente al que enseñe practicamente todo.

Recuerdo que cuando lo conoci era tan solo un niño de 13 años inseguro y ahora...se habia convertido en todo un hombre, ahora estaba mas alto, mas fuerte y para que negarlo mucho mas apuesto. Eso por no hablar de sus habilidades magicas.

-¿Balmung-dije en un susurro.

Inconscientemente pase mis mano por mis labios, recordando lo que acababa de pasar entre nosotros. Un leve rubor se poso en mis mejillas, lo peor de todo es que tenia que reconocer que ese beso habia gustado.

Estaba tan sumergida en mis pensamientos que no me di cuenta de que especie de enredadera nos estaba atrapando a ambos. Cuando quise reaccionar a tiempo, ya me habia atrapado las piernas y brazos. Intente deshacerme de aquella cosa pero era imposible.

-¡Mierda!- mire a Balmung- intenta lanzarle algun hechizo con fuego, yo no puedo servirte ahora de ayuda

Canción recomendada - This is War - Thirty Seconds To Mars

Las ataduras cada vez eran más fuertes, y aquel verde fulgurante no salía de mi mente, era incapaz de comprender como había vuelto aquello que tanto me esforcé en borrar de mis recuerdos, aquello que siempre busqué en secreto, aquello que fue imposible estaba aquí conmigo.

Abrí los ojos, y de repente me vi a mi mismo, con 13 años de edad,

Spoiler:

contemplando en silencio como hacía un "encargo", allí estaba Nat, moviéndose sigilosamente, como acariciando las sombras con su cuerpo, sin hacer el menor ruido, era fascinante.
Acabó con su víctima con una frialdad que sus manos no denotaban, manos tan calidad como las brazas de una hoguera, ojos que brillaban en la oscuridad...

Argmhfa... - La enredadera había cogido por el cuello a Nat y la estaba ahogando.
Había permanecido absorto en mis pensamientos demasiado tiempo... Aquella planta no podía arrebatarmela una vez más, no puedo permitirlo, me cogió del cuello a mi también, no puedo permitirlo, cada vez apretaba más, no puedo permitirlo!, cada vez me ahogaba, jadeaba, casi no me quedaba respiración, Nat dió un grito de dolor...
¡NO VOY A PERMITIRLO!

Un pequeño destello brilló en el tatuaje.
vice flare... - susurré
Tan rápido como la brea cuando se prende unas llamas de un naranja muy vivo comenzaron a correr por mi brazo, formando una espiral, en décimas de segundo el fuego rodeó todo mi cuerpo, al rodearlo, como si de agua se tratara el caudal de la llama aumentó en gran parte, de repente pareció aflojarse, y la planta trató de defenderse en ese instante lanzando unas púas, y en ese mismo instante también una explosión de llamas salió de mí en todas direcciones...

caí al suelo, la planta parecía haber caído también, esta última, me había atravesado con bastantes de sus púas, pero aún no había valorado los daños, algo me importaba mas... una nube de humo y llamas era lo que quedaba por todas partes, tratando de mantener la consciencia miraba atento a la zona (aún con bastante humo) donde debería estar Nat....

Aquella enredadera me me estaba consiguiendo incomodar bastante. Habia conseguido llegar hasta mi cuello y comenzo a apretarlo con fuerza. Era una suerte que no necesitase respirar, pero aun asi dolia bastante.
Aprete mis dientes, no queria mostrar ni un signo de dolor y menos delante de aquella criatura.
Eche un vistazo, mi espada quedaba demasiado lejos de mi alcance.
Mis esperanzas estaban puestas en el...en Balmung.

Pase por muchas cosas a lo largo de mi vida pero jamas me olvidaria de mi etapa como mercenaria. Solo aceptaba encargos, mataba a quien tuviese enfrente y no me importaba nada. Mi vida carecia de sentido. Era una joven que se habia quedado sin nada. Mi vida estaba vacia hasta que un dia un niño
vino a mi, estaba solo y desamparado como yo y me pedia que le ayudase, que le entrenase. Desde ese momento le acogi como mi pupilo y practicamente le enseñe todo lo que yo sabia.

Desgraciadamente tuve que desparecer de su vida, acababa de convertirme en vampiresa y no queria que corriese peligro. Pense que nunca mas nos volveriamos a ver, pero el destino quiso que nos encontrasemos de nuevo.

El agarre de la criatura me hizo volver a la realidad. Escuche como Balmung susurraba unas palabras y comenzo a brillar y a emitir fuego.

Sabia a lo que me habia arriesgado al pedirle eso, pero no estaba dispuesta a perderle...a el no. Al instante un moton de bolas de fuego salieron disparadas por todas partes. Unas cuantas dieron de lleno a la planta haciendo que poco a poco se fuese calcinando. Pero por desgracia dos bolas de esas consiguieron hacerme dos quemaduras, una en el hombro izquierdo y la otra en el costado, haciendo que mi vestido se rompiese por esa zona.

Notaba una sensacion extraña, sentia que no era capaz de dominar mi propio cuerpo, como si poco a poco perdiese el control de mi cuerpo.

Mire de nuevo a Balmung, era de lo mas apetecible...llevaba ya varios dias sin beber. Me acerque lentamente a el.
Pero entonces me pare en seco, sabia que era lo ultimo con racionalidad que podria advertirle antes de que perdiese el control por completo.

-¡Balmung!, a prisa sal de aqui, tu vida corre peligro, vamos a que esperas.


Fue la advertencia que le pude decir antes de que
mis ojos esmeraldas se volviesen rubies y callese al suelo.

-¡Balmung!, a prisa sal de aqui, tu vida corre peligro, vamos a que esperas.

El tono de la voz en la última parte había pasado de ser una dulce melodía a un tono bastante más gutural.

¿Mi vida corre peligro?

Entre los escombros de la planta de arriba aún quedaba una nube de humo y en ella pude vislumbrar un brillo de rubíes, como dos ojos que me miraban fíjamente, no sabía de que se trataba, pero estaban donde debería estar Nat, acaso....

¡Nat está en peligro!

Corrí hacia allí, y de repente, esos ojos se lanzaron hacia mí con una velocidad brutal. Era Nat, tenía los ojos rojos como la sangre, emitía salvajes ruidos, sus uñas se habían convertido en afilados cuchillos, su vestido estaba desgarrado por el hombro y por el costado, dejando adivinar la forma de uno de sus pechos. Sé movía con una agilidad felina y aún en posición cuadrúpeda no paraba de lanzarme arañazos, mordiscos, golpes... a una velocidad impresionante y con una fuerza si cabe aún más mortífera.

¡Nat! ¡Nat! - grité desesperado.

Trataba de parar sus ataques esquivando y cubriéndome lo mejor posible, pero la sangre empezaba a chorrear por mis malogrados brazos, eso, lejos de hacerla parar, parecía despertar una sed aún mayor en ella.
No podía pensar, solo retrocedía, cuando una de sus garras desgarró mi camisa rajandome el pecho transversalmente.
De la impresión caí hacia atrás en el momento justo para esquivar un mordisco hacia mi garganta.
Me vi allí tirado, con las ropas hechas jirones, y allí en el suelo, la miré una vez más, tenía que salvarla..., tenía que salvarnos...

rafas shield - dije en tono frío.

Unas cuerdas invisibles tiraron de ella hacia atrás, tratando de sujetarla, sus brazos se pegaron a su cuerpo en su espalda, sus piernas se unieron como una sola, su pecho resaltó aún más pues aún entre ataduras seguía haciendo un esfuerzo sobre humano para quedar libre, emitía gritos desesperados, frenéticos... y en uno de ellos vi sus maravillosos colmillos!.

Me levanté rápido y corrí buscando entre los escombros algo que me fuera de utilidad. Mi ropa caía a trozos mezclada con la sangre, pero eso no importaba, tenía que buscar una forma de....

Vislumbré lo que buscaba entre las llamas, y oí un estallido a mi espalda, al girarme ví como esos rubíes me enfocaban de nuevo dispuestos a acabar conmigo de una vez por todas, se había librado de sus ataduras, no había tiempo.

Metí la mano en las llamas, oí a la vez como algo saltaba hacia mi, me giré y la tenía encima, podía sentir su aliento en mi piel cuando todo se paró.

La estaca que había recogido atravesó su corazón.
Nat quedó inmóvil con expresión de sorpresa, quise creer que me miró justo antes de quedar completamente paralizada, la tumbé en el suelo, boca arriba, estaba semi-desnuda, solo tapada por los harapos en los que se había transformado su ropa.

Me desplomé encima suyo, con mi cuerpo cubierto en sangre, un silenció desolador se apoderó de la escena y entonces...

Rompí a llorar, un dolor inimaginable seccionaba mi alma, curé en la medida de lo posible sus heridas, y la tapé con mi gabardina, rebusqué en lo poco que me quedaba de ropa, y saqué una taza de té, de porcelana fina, y dejé que de mis heridas se llenara del caliente vino rojo, la dejé a su lado y por último la besé.
Fué el beso más sincero que se vió en décadas, y fué tan triste, que las llamas de la habitación se consumieron en ese mismo instante.

Escalé la pared de roca que me separaba del piso anterior
rafas shield - dije en un susurro una vez más.

Esta vez las cuerdas plateadas se ataron a la estaca, (la que antes posiblemente fuera la pata de algún mueble), mientras salía de la tan odiada torre tiré de la cuerda, sacando de su letargo a Nat.

Y de nuevo con mis fantasmas acompañando mi pesar, con un andar desequilibrado y envuelto en sangre, comencé el regreso a casa.

Mantenía la esperanza de que Balmung escapase al escuchar mi advertencia, pero en vez de eso se quedo a intentar ayudarme.

Era tan terco como recordaba.

Le bestia se apoderó de mi demasiado pronto, aún conservaba una parte de coherencia pero no era capaz de controlar las acciones que hacía ahora mi cuerpo. Mis uñas se convirtieron en garras y mis colmillos se hicieron completamente visibles y buscaban sangre desesperadamente.
Todo ocurrio muy deprisa, me abalance sobre él y una sucesión de arañazos y golpes vino a continuación. Intente resistirme pero era imposible. Mi vestido empezo a rasgarse por el costado haciendo que poco a poco mi seno fuese cada vez mas visible. Su ropa no estaba quedando en mejor estado que la mia, su camisa estaba echa jirones y la sangre de las heridas que le estaba haciendo estaba empezando a brotar.

En canto ese olor métalico llego a mis fosas nasales me abalnce contra el en un intento desesperado de alimentarme
Escuche como sus labios se movían en una delicada mueca, estaba lanzándome un hechizo.

De repente note como unas cuerdas me atrapaban, no era capaz de soltarme y notaba como eso me estaba desquiciando.

Ví como Balmung corría hacia los escombros que todavía había y buscaba algo con desesperación. Por mi parte yo empece con el forcejeo para intentar soltarme de las cuerdas que me tenían prisionera. Tarde mas de lo que me hubiese gustado pero al fin conseguí soltarme y me abalance contra él con mucha fuerza.

Quede encima suyo, justo como habíamos estado antes pero ahora la situación era completamente diferente. Me fui acercando peligrosamente hacia su cuello, lo necesitaba ya, necesitba probar su sangre...estaba a escasos centimetros de su cuello pero entonces algo me detuvo al instante.

Lo note.

Sentí como la estaca se clavaba lentamente en mi corazón. Abrí los ojos como platos.

¿ese era mi final? la verdad es que no lo sabía. Note como se desplomaba encima mio y una sustancia salina me salpicaba en mi rostro, alce la cabeza como pude y pude ver como Balmung lloraba...

con las pocas fuerzas que me quedaban estire mi mano hasta rozar su mejilla y mirarle a los ojos, fue una mirada intensa y profunda y después todo se volvió negro.


...



Cuando me desperté ya era de noche otra vez. Me gustaría decir que no recordaba nada pero no era así.
Me sente en el suelo y me di cuenta de que mi vestido estaba completamente destrozado. Me tapaba una gabardina....su gabardina.


Balmung

Algo en mi mente se disparó, me puse tensa, ¿qué habrá sido de él, seguria vivo? algo me decía que si, pero tenía que averiguarlo.

-Balmung, espero que puedas perdonarme.

Me coloqué la gabardina y salí de allí precipitadamente. En cuanto me cambiase de ropa iría en su búsqueda.