Visitando nuevos lugares

La vampiresa apoyó su cabeza entre mis pechos, y después me abrazó, dejando sus manos sobre mi espalda con una caricia. Yo me dejé abrazar, de rodillas en el suelo muy cerca suyo. Yo la acaricié la cabeza. Había veces, que ella parecía necesitar mi cariño, como si no se lo hubiesen ofrecido muy a menudo, aunque a primera vista la gente pensaría que tendría que ser al contrario. "Bueno, en realidad, no sé qué pensarían los demás sobre nuestra relación..." pensé, dudosa.

-Dime, Angeline. Tú, antes...¿habías estado con alguna mujer?-pregunté, un poco sonrojada- Es...bueno, no creo que dos mujeres...ya sabes, sea lo normal.

Le acaricié por la nuca, y luego con ambas manos masajeé un poco sus hombros. Después, tras una contestación por su parte, cambié de tema. Hice memoria para responder a su anterior pregunta, recordando nuestro primer encuentro.

-Otro de los lugares que te sugerí fue ver el mar de Jade...¿no? Bueno, aún es pronto y podemos ir dando un paseo por la costa, hasta llegar a la playa. -dije con una sonrisa- Algún día me gustaría poder ir a Vaahl, ver tu hogar, y que tu también me enseñases los lugares bonitos.

Suspiré, pensando en lo que me costaría llegar hasta allí. Aunque nunca me había planteado ir volando, no sabía cuánto duraría el viaje.

Noté su mano acariciándome la cabeza suavemente mientras me mantenía abrazada a ella suavemente. Pero de repente me hizo una pregunta que me hizo separarme un poco para poder ver su rostro mejor.

¿Yo? Bueno... Alguna vez en el pasado sí... He de admitir. Además... ¿Quién dicta acaso lo que es o no normal? Yo estoy a gusto contigo... Eso es todo lo que importa para mí

Pregunté ladeando la cabeza, un tanto anonadada por la pregunta. Es decir, bueno, entendía que quizás se lo preguntara, pero ¿de verdad pensaba que eran raras las relaciones entre mujeres?

Cerré entonces los ojos al notar sus manos por mi nuca y luego masajeándome los hombros, volviendo a quedarme sin hacer fuerza y relajada. Mientras tanto, mencionó lo de ver el mar de Jade, y sonreí en mi ensueño

Me encantará ir contigo a ver el mar... Y además... Cuando quieras venir a Vaahl... Sólo avísame. Te enseñaré el reino de los Vampiros primeramente, y luego ya iremos a pasear... Tengo muchos lugares que quiero enseñarte, muy bonitos todos..

Llevé una de mis manos a su cabeza y hundí mis dedos en sus cabellos, frotando su cuero cabelludo con las yemas de los dedos.

Preveo unos bonitos días allí en Vaahl también..

Repuse, dedicándole una sonrisa, tras lo cual me levanté lentamente, sin dejar de tocarle la cabeza, y le tendí una mano.

Bueno, querida.. ¿Vamos..?

Cuando Angeline me contestó, me miró de lado, extrañada y a mi parecer molesta.

-Yo también estoy a gusto contigo, y mis sentimientos tampoco van a cambiar. No quería hacerte pensar que me parece mal que estemos juntas...-dije, bajando el volumen de mi voz.

Mi masaje al menos surgió efecto y pareció soñar despierta mientras la tocaba, hablando sobre lo que me enseñaría si fuese al lugar de donde viene. "Algún día..." pensé.

-Sabes que me encantaría ir contigo de la mano y recorrer todos los rincones secretos de Vaahl.

Le respondí con una sonrisa de oreja a oreja, y después, Angeline se levantó y extendió su brazo hacia mi, con la mano abierta hacia arriba. La tomé con cuidado y me levanté con su ayuda, sin soltarla en ningún momento.

-Vale, aunque si no quieres salir buceando -dije mirando la abertura que había en una pared del lago, bajo el agua- tendremos que salir volando por el techo, como habías entrado antes, jejeje.

OFF Tatatachán. Hago acto de aparición para dificultaros las cosas, jojojo.

ON

Se pudo oir un chapoteo en el agua, muy muy leve, y entonces un canto que empezó a encandilar a Angeline se oía por toda la cueva. Ésta cayó al suelo tomándose la cabeza, incomodada o quizás atraída por el canto, y levnató la cabeza sonriendo, mirando hacia el agua. Allí había un ser femenino de aspecto extremadamente bello, cantando una canción bonita y atrayente. Lysandra no se vió del todo afectada, gracias a su infatigabilidad.

Oí un cántico dulce y atractivo, que me provocó que me tirara al suelo durante unos segundos tratando de resistirme a él, chirriando los dientes y con los ojos cerrados. Pero luego no pude resistirlo. Me levanté lentamente y me fui acercando hacia el agua, donde había una hermosa criatura de la naturaleza, de bellos ojos azules y cabellos dorados como el sol.

Ah...Qué bello canto...

Entonces escuché algo moverse en el agua y, poco después, una tenue melodía haciendo evo por todo el interior de la cueva. Busqué a Angeline con la mirada, extrañada, para comprobar si eran imaginaciones mías, pero ella estaba arrodillada en el suelo de piedra, con las manos a ambos lados de su cabeza.

Di unos pasos rápidos hacia ella para socorrerla, pero entonces se levantó con parsimonia, como si no hubiese pasado nada, y fue caminando lentamente hacia el borde del lago.

Me acerqué a grandes zancadas, todo lo que me permitía el largo de mis piernas. Y observé el agua, donde había una extraña pero bella criatura de ojos azules y cabellos dorados.

-Angie, ¡no te acerques a esa criatura! No me da buena espina... -dije, tomándola por los hombros y tirando de ella hacia atrás, para que no se quedase tan cerca.

Su canto empezaba a irritarme.

Apenas me enteré de que alguien se acercaba a mí mientras me levantaba, y entoncescuando ya estuve cerca de aquella misteriosa pero bella criatura, noté que unas manos finas me tiraban de los hombros, y giré mi rostro hacia donde estaba. Allí estaba Lysandra, sosteniéndome, tratando de que no siguiera avanzando.


Tenía una sonrisa atontada en mi rostro mientras la miraba.

PEro... ¿No oyes su bello cántico?Algo me impide resistirme a él...Aah..

Suspiré un tanto atontada, y traté de seguir avanzando a pesar de las advertencias de Lysandra y de sus manos sosteniéndome. Ella en forma humana al menos, no tenía la fuerza que yo, así que poquito a pooc, avanzaba, despacio, pero avanzaba, hacia el agua donde esa criatura yacía cantando aún.

Angeline apenas parecía enterarse de mi presencia. Ignoraba mi voz de alarma y seguía ensimismada, mirando en dirección al origen de la melodía.

-No es tan bello como piensas, Angeline. Hazme caso, por favor... -le supliqué a la vampiresa.

Ella siguió insistiendo, empleando más fuerza y arrastrándome con ella hacia esa especie de sirena. La solté, dándome por vencida, y recorrí al cueva con la mirada rápidamente, buscando mi espada.

Me acerqué donde estaban amontonadas mis cosas y recogí la funda, extrayendo la espada de hielo de mi padre. Luego me volví hacia Angeline para ver qué había hecho durante esos pocos segundos.

Angeline prosiguió su camino hacia el agua, sin apenas oponer resistencia, y allí, donde la criatura estaba, se elevó por encima del agua, abriendo los brazos para recibirla. Estaba desnuda, al menos lo que parecía verse, que era de cadera hacia arriba. Angeline no pudo resistirse, no tenía elección. El cántico era demasiado hipnótico.

Cuando Angeline llegó hasta la criatura, ésta se abrazó a ella y lanzando una mirada de locura, trató de hundirse bajo el agua con ella.

Por supuesto. Era una sirena.... Y no había hombres cerca de los que alimentarse...Así que una mujer valía. Una mujer con oídos excepcionales.

Apenas me di cuenta que la bella criatura que tenía ante mí se había abrazado fuertemente a mí, y notaba su cuerpo fresquito y mojado por el agua, blandito y hasta tierno tal vez. Pero entonces vi un rostro extraño y eso me asustó, y fue cuando trató de hundirse conmigo en el agua. Traté de apartarme de ella, pero ella era muy fuerte con ello. Y no hacía más que revolverme y revolverme. No me podía ahogar, pero no me apetecía precisamente ser catada por su dentadura.

Un cuerpo desnudo se asomó por encima de la superficie del lago, con los brazos abiertos para atrapar a Angeline entre ellos y sumergirla bajo el agua.

-¡¡Angeline!! -grité, alarmada y nerviosa.

Fui corriendo hasta el borde del lago, espada en mano, para ver como ambas criaturas se revolvían bajo el agua, parecía que la vampiresa quería liberarse de aquella prisión. Los vampiros no podías morir ahogados por las buenas, pues el oxígeno era totalmente innecesario para ellos, pero aquel ser extraño podía ser peligroso de otras formas.

No podía soltar un tajo por las buenas, pues podría herir a Angie con tanto movimiento. Así que la dejé mi espada sobre el suelo y me tiré al agua de cabeza.

Nadé rápidamente y me acerqué por la espalda de la sirena, sumergiendo la cabeza, aguantando la respiración, pasando un brazo alrededor de su cuello para inmovilizarla, y tiré de sus dorados cabellos con fuerza, intentando que así soltase a mi amada.

La sirena sucumbió al agarre de Lysandra, y se trató de revolver para liberarse, soltando a Angeline en el proceso. Angeline pudo entonces ascender hacia la superficie. La sirena trató de revolverse para soltarse de su agarre pero no tenía demasiada fuerza en este caso

Al final conseguí zafarme del agarre de la sirena, y de su cuerpo desnudo y atractivo... A decir verdad. Pero cuando me vi libre, vi a Lysandra enzarzada con la sirena. Me acerqué a ella y saqué los colmillos de golpe, estirándolos a más no poder, y los clavé en su cuello, en el de la sirena, sacando toda la sangre que podía lo más rápido posible, para que dejara de revolverse, y así poder ya "finiquitarla".

Toqué la cabeza de Lysandra, tratando de indicarle que la terminara, que se la cargara de una vez mientras le quitaba las fuerzas así.

En medio de aquel embrollo de carne y agua, vi cómo Angeline era liberada de las garras de la sirena y después se acercaba para clavar sus afilados colmillos en el lado del cuello que ésta tenía desprotegido. En unos segundo la sirena dejó de moverse y se quedó atontada. Un hilillo de sangre se mezclaba con el agua, que salí del hueco que había entre la piel y la boca de la vampiresa.

Sentí los dedos de la mujer en mi cabeza, y me volví hacia ella para mirarla. Sentí que se trataba de una señal y, tomando la empuñadura de mi espada helada, con ambas manos, hundí el filo en lo que debía ser su estómago. Pasó a través de la masa de carne con facilidad, dejando una mancha de sangre mayor que la anterior en el lago.

Tragué saliva con fuerza, conteniendo una arcada repentina, y respiré hondo. Me acerqué deprisa a la roca para salir del agua y después me volví y tomé la mano de Angeline para hacerla salir. Cuando estuvo de pie frente a mí la examiné con la mirada por si presentaba alguna lesión y le abracé con fuerza, poniendo mi cabeza en su pecho.

Vi que la sirena acababa de ser atravesada ante mis ojos poco después de separarme de ella, por la espada de Lysandra, desencadenando un torrente de sangre y un tinte rojo para el agua a nuestro alrededor. Lysandra no parecía tener muy buena cara, y después de que la sirena pereciera, subió a la superficie, acción que repetí yo misma.

En la superficie encontré la delicada mano de mi adorada pelirroja de ojos verdes, y me ayudé de ella para salir a la roca. Me senté a su lado, escupiendo agua asquerosamente salada de mi boca, y escurriéndome el pelo con las manos para que se me seque un poco más rápido.

Pero de repente vi que, tras hacerme un examen ultrarápido, Lysandra se abrazó fuertemente a mí, apoyando su cabeza entre mis pechos. Sus cabellos rojizos eran lo único que podía ver desde mi posición, sin obviar por supuesto su ropa tan ajustada. Cerré los ojos suavemente, y rodeé su tierno cuerpo femenino con mis brazos.

Al poco tiempo empezaba a notar su calor corporal transmitírseme poco a poco. Yo no quería que se enfriara demasiado, así qeu froté mis manos en su espalda suavemente, para darle calor, pero sin hacerle daño, mientras mi cabeza la apoyaba sobre su coronilla suavemente, y me frotaba con ella con delicadeza, aproximándola más a mi cuerpo, para notar contacto en todo lugar posible.

Suavemente, susurré desde la posición que tenía, sin dejar de acariciarle con ternura y amor

Tranquila, Lys... Ya pasó...