William Schcliff

Era una noche oscura y tormentosa, la lluvia caía en aquel desolado paraje. El llanto de un recién nacido rasgaba la noche. Una silueta negra y estilizada portaba en brazos un bulto arropado en mantas. La sombra alzó su garra sosteniendo una gema refulgente violácea. En un instante la mano cayó violentamente sobre el bulto, tiñendo de sangre y rojo carmesí el envoltorio. El llanto cesó. Había nacido un nuevo monstruo.

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Desde niño William siempre fue incomprendido, solitario y temido, debido al siniestro halo que su naturaleza emitía. Acostumbraba a realizar los más macabros juegos, aunque por otro lado, mostraba una aptitud innata para la caza, su juego favorito.

A la tierna edad de ocho años, fue encontrado por unos cazadores humanos, que observaron en él un potencial jamás concebido anteriormente. Solo un año después, domesticó a su mascota, Sebastian, un fiero y grandioso león que sería su compañero a partir de ese momento.

Los años transcurrieron y William se convirtió en el Líder de los Cazadores del Bien. Tras numerosas cazas, muchos lo relacionaban con la muerte, la desesperación y el terror. Lo más característico de su presencia era la gema maldita de su frente, foco de toda maldad.

Cuando ya se había granjeado su fama, conoció a un demonio muy particular. Su nombre era Caeli et Terra, Princesa de los Demonios Renegados. Y contra todo pronóstico, vivió un peculiar romance.

La guerra se aproximaba, y durante este periodo, William vivió un festín de sangre. Sin embargo, su reino pasaba por uno de los peores momentos. El ente Omega masacró a muchos de sus camaradas, por lo que no tuvo más remedio que exiliarse con los suyos para asegurar su supervivencia. Tales fueron estas circunstancias, que por primera vez en mucho tiempo, todos los cazadores de Yggdrasil aunaron fuerzas para preservar su legado.

No se volvió a saber nada más sobre él. Junto con el resto de Cazadores, marchó a la isla volcánica del Archipiélago de Khasla, donde fue uno de los pioneros en el desarrollo de la nueva sociedad. Se encargó personalmente del entrenamiento de miles de los suyos, esperando el momento propicio para volver de entre las sombras.

Finalmente, el periodo de preparación ha concluido, y ha llegado el momento de que los Cazadores vuelvan a la caza…

William: