Reunión Vampírica [Vampiros Oficiales, Vampiros Renegados, Aspicious y Demonios Oficiales]

OFF: Dado que la diferencia entre los dos temas ha sido de unos pocos minutos, creo que lo más justo es que la llegada de tanto Jace como Angeline sea a la vez, lo que hará las cosas mucho más interesantes. Que lo disfrutéis.
Llegada de Angeline, Luccie y Walter.
Llegada de Jace.

ON:

De algún modo u otro, parecía que las estrellas se habían alineado. Eso, o simplemente que los dioses se estaban divirtiendo con sus jugarretas... El caso era que de pronto había aparecido Angeline Breedlove junto con dos auras que reconocía como las de dos de mis más antiguos amigos. Pese a ello, las cosas no serían tan fáciles como pudieran parecer a priori...

También había hecho acto de presencia su más antiquísimo enemigo, Jace. Previamente había recibido una carta suya que auguraba una reunión peculiar, sin duda alguna con motivo de buscar algún tipo de trato político. No podía olvidar que en el pasado había colaborado conmigo en la búsqueda de la gema del Infierno, y en general nunca había tenido problemas con él ni con sus súbditos.

Algo me decía que se acercaba una situación realmente tensa, pero sin duda alguna podría sacar un gran provecho de aquello. De este modo, me dirigí a la sala del trono para esperar pacientemente a los invitados, sentado con tranquilidad, a que llegaran.

La sala se encontraba repleta de guardias, pues estaba convencido de que la situación se pondría peliaguda, y muy probablemente se llegara a las armas. Desde luego no iba a consentir que en mi Templo se desatara una carnicería, aunque fuera una reyerta entre los propios vampiros.

Ingresé en la sala del trono acompañado del vampiro que me había escoltado. La verdad que me gustaba el ambiente que se respiraba ahí... Excepto por la increíblemente molesta cantidad de guardias. (Aquí hay algo raro...) Pensé, pero decidí obviar el detalle por el momento.

No había visto a Aspicious desde el asunto de las gemas, y ambos habíamos desaparecido momentáneamente del mundo luego de éso. Ahora, los dos estábamos de vuelta dirigiendo los futuros de nuestras naciones, y por éso había acudido a verle, para lograr una alianza que beneficiara a ambas.

Empecé a avanzar hasta donde se encontraba, y al detenerme frente a él incliné la cabeza protocolarme y como seña de respeto antes de comenzar a hablar. - ¡Saludos, Aspicious! Hace mucho tiempo que no te veía... ¿Cómo te ha ido? - Le pregunté con las intenciones de generar buen rollo en el ambiente para que las situaciones diplomáticas se resolviesen de la mejor manera posible.

De pronto, sentí tres auras en las cercanías, todas conocidas... Pero dos de ellas me sorprendía en sobremanera que estuviesen en ése lugar y en ése momento.

Seguimos al guardia hacia allá, a una sala infestada de Guardias, donde estaba Aspicious en el trono. Llevaba mi inseparable espada sanguinaria, pues no me fiaba demasiado de lo que pudiera encontrarme allí, a pesar de que según sabía, Aspicious era un demonio "legal".

Pero eran demasiados guardias, y eso no me terminaba de gustar. Y entonces, en aquella sala tan grande y tan pequeña a la vez, noté aquella aura inconfundible. Jace. Estaba allí. Miré a Aspicious y señalé a Jace con la mano, molesta.

Majestad Aspicious, me complace veros una vez más, pero.. ¿Qué hace ÉL aquí?

Mi rabia trataba de emerger en mí, pero tenía que controlarme. Estaba ante un soberano al que quería causar buena impresión, además de que estábamos rodeados de guardias. Esperaba que Walter y Luccie supieran guardar la compostura, porque nos haría falta en estos momentos

Había seguido a Jace, camuflado entre cualquier obstáculo que pudiese encontrar en su camino, no para evitar que el rey lo supiera, pues era imposible engañarlo, sino para evitar ser descubierto por cualquier otro, y así llegó al templo y vio al rey ingresar sin más, siendo escoltado por un guardia, y después de él a tres personas más, sabía que eran vampiros, pero jamás les había visto, así que decidió entrar.

Y siendo escoltado por uno de los guardias, llegó a la habitación del trono, donde se encontraban Jace, la chica que vio entrar después, y justo en su trono, al mismísimo rey de los demonios.

-Esa no es forma de hablarle a un rey, señorita.- Dijo con un deje de burla en su voz, haciendo notar que había escuchado lo poco que se había dicho hasta entonces. Luego volteó hacia el rey demonio, Aspicious, e hizo una reverencia en señal de respeto

-Permítame presentarme, majestad, soy el príncipe de los vampiros, Hakuno.

OFF: Que conste que no estoy de acuerdo con juntar ambos bandos xDDD

Seguí a Angeline sin muchos animos, no tenía energía para nada después de saber que mi propia hija había muerto, bueno, miento, solo tenía fuerzas para una venganza, que duraría toda mi inmortal vida hasta acabar con la suya.

Mis pasos hicieron resonar el cuero gastado hasta la sala. Fue entonces que sentí su aura, mis ansias me indicaban que tenía que matarlo aqui y ahora, de echo mi mano aun llevaba colgando aquella hacha, que era incluso mas grande el mango, que mi propio cuerpo. No me digné a mirarle, sinó que dirigí la mirada hacia Aspicius. Una mirada negra como el carbón, con el sello que poco a poco avanzaba por mi cuerpo a su gusto.

-Veo que enseñas bien a tus lacayos- Comenté con fiereza hacia Jace. Entonces incliné la cabeza hacia Aspicius, en un mudo pero adecuado saludo.-Cuanto tiempo- Dije agachando levemente la cabeza.

-Si no os importa me gustaría estar en otro lugar en el que no esté el asesino de mi hija- Mi mirada ahora si se clavó en Jace -Porque de lo contrario no se que sería capaz de hacer ahora mismo.-

OFF: A petición de Aspicious intervengo en el post.

ON: Llevaba ya largo rato sintiendo las auras de Vampiros en mi querido templo, no se habían dado alarmas con lo que supuse que seria una reunión.
No suponía mal, al rato un guardia vino a buscarme.

-El Rey a pedido que acuda inmediatamente a la sala del trono.-dijo el guardia decidido.

Asentí y salí de la estancia, recorrí los pasillos de piedras hasta que entre en la Sala del Trono , en el fondo de la sala se encontraba Aspicious en su trono y delante de estos un grupo de vampiros , la sala estaba repleta de guardias.
Avance y me situé junto a mi rey e incline mi cabeza en señal de respeto.
Tras esto mire a los vampiros, no parecían muy amigos entre ellos.

-Soy Kyro Tserof, príncipe de los demonios.

Tras presentarme espere , si Aspicious me había hecho llamar seria para estar presente.

Aspicious tramaba algo, no era una gran afirmación, siempre tramaba algo. Había sido muy sospechoso que llegase ese mensaje tan de repente así que usé mi rastreo para ver si podía hacerme una idea. Pude notar muchas auras distintas, conocidas y desconocidas. Aspicious en su trono y dirigiéndose hacía allí, Jace, otro vampiro camuflado y Natasha. Respiré hondo, al parecer todos íbamos en la misma dirección, eso quería decir que esto iba a ser una subasta, seguro que Itachi también estaba aquí para pactar, y nosotros teníamos todas las de perder. Tendríamos que jugar bien nuestras cartas, no podía dejar que Itachi ganase, confiaba en nuestra amistad con Aspicious pero había pasado mucho tiempo.

Entré a la sala y observé el panorama que ya había notado con mi rastreo. Lo ánimos estaban muy tensos, eso no nos beneficiaba. Puse mi mano en el hombro de Luccie para calmarla, más valía ignorar al traidor y a sus acompañantes. Sin mirar a nadie más me dirigí a Aspicious tratando de mantener la actitud relajada que siempre nos habíamos permitido entre nosotros.

-Veo que no todo ha cambiado en nuestra ausencia. Me alegra verte de nuevo, viejo amigo. -Me giré hacía Natasha y le dediqué una inclinación de cabeza a modo de saludo cordial. -Me temo que no son las mejores circunstancias para un reencuentro. Veníamos a tratar algunos asuntos contigo, pero creo que esto va a tornarse interesante. ¿Que sería la vida sin algo de emoción? -Miré a mi viejo compañero, habíamos estado a punto de morir en repetidas ocasiones solo para conseguir las respuestas, ¿quien si no él entendería a lo que me refería?

Sabía que ocurría algo en el templo el cual era su hogar, bastantes auras vampiricas pululaban por allí. La intriga la hizo salir y fue cuando se topo con su hermano dirigirse hasta la sala del trono. Frunció el ceño viéndole alejarse hasta que un guardía la indicó con la mano que siguiera a Kyro.

Ella sin mas asintió mientras colocaba la capucha de color granate para ocultar su rostro. Llevaba el corsé de color negro y los pantalones del mismo color que la gabardina abierta de la cual salía la capucha. Sus manos aguantadas con aquellos guantes negros y sus pies vestidas con botas del mismo color de los guantes. En su cintura bien agarrada en su cinturón llevaba a Dunkelheit pues siempre iba con ella.

Se dirigió hasta el salón del trono donde seguramente estaba su rey y Kyro esperando además de otros seres que la demonio aún desconocía el porque de tantos chupa sangres allí. Entró en la sala y se colocó al otro lado de su rey mirando a Angy a la cual conocía de otras veces y otros vampiros. Su rostro estaba totalmente oculto igual que su aura que estaba perfectamente oculta, pero sus ojos azules amarillentos se fijaba en cada uno de los vampiros analizándolos mientras se cruzaba de brazos.

Esperé con calma a que los invitados hicieran aparición. En primer lugar llegó Jace acompañado de otro vampiro. El monarca realizó una presentación cordial, a la que respondí del mismo modo.

- Cierto es, Itachi. Largo tiempo ha transcurrido desde nuestra última reunión, y he de suponer que vuestra visita oculta fines diplomáticos - pronuncié solemnemente mientras saludaba con la cabeza a su príncipe.

No fue mucho después cuando entraron en la sala los otros vampiros. Angeline venía escoltada por dos personajes que conocía como la palma de mi mano. Sin embargo, nuestro último encuentro se podría decir que no fue lo esperado...

Desde luego, la presentación de Angeline no fue la más acertada, y la intervención de Luccie no hizo más que empeorar las cosas. ¿Una hija? ¿Muerta a manos de Jace? Ni si quiera me había llegado la información de que tenían un hija. Las cuestiones en torno a este asunto eran muchas, pero una cosa era cierta, y es que no creería dichas acusaciones hasta que escuchara ambas versiones.

- Si os encontráis indispuesta, Luccie Hyuga, ya sabéis donde se encuentra la puerta - contesté en un tono totalmente seco. Me resultaba indignante que después de haberme tratado como un traidor en su reino viniera a exigir tales demandas, y mi respuesta fue la misma que ella me dio hace años en su castillo -. Y Angeline Breedlove, Jace concertó una cita con nosotros al igual que lo hicisteis vuestra merced. Parece ser que los dioses han decidido que vuestra aparición halla sido contemporánea...

Al parecer, Walter, como era habitual, adoptó una postura más conciliadora. Parecía el único sensato del grupo de Angeline, pues si venían a pedir ayuda aquellas no eran las maneras. Recordó los viejos tiempos, en los que ambos habíamos recorrido todo Yggdrasil en busca de respuestas... Pero las cosas habían cambiado mucho, y sus compañeras parecía que querían lograr justo lo contrario a lo que se proponían. En cualquier caso, simplemente le dediqué una sonrisa cómplice, por los tiempos de antaño, pero no respondí directamente a sus comentarios.

Acto seguido entraron en escena mis fieles demonios. En primer lugar fue Kyro, mi mano derecha. Justo después lo hizo Eliah y ambos se situaron cerca de mí. Recibieron un saludo escueto por mi parte, pues no era momento de ser efusivo. La reunión podía comenzar.

- Como primer punto, me gustaría que Jace explique de qué se trata todo esto, y si de verdad ha sido él el causante de la muerte de la hija de Luccie y Walter, de la que por cierto no tenía constancia hasta ahora.

Por el momento quería dar la oportunidad de que el vampiro explicara sus actos. Posiblemente esto desatara en una fuerte discusión, pero no estaba dispuesto a que la cosa fuera a mayores. Sus disputas personales las tendrían que resolver en otro momento.

- Por supuesto, vengo buscando un tratado de alianza, su majestad... - Le dije medio shockeado a causa de la sorpresa tan pronto como escuché a Luccie decir que Lucía había sido asesinada. Ésa sorpresa se transformó rápidamente en enojo por la responsabilidad que tan incoherentemente se me adjudicaba, pero perfectamente disfrazado por el motivo que me había hecho desplazarme hasta allí, el de forjar una alianza.

- Saludos, Kyro... - Le dije cordialmente mientras repasaba con la mirada a todos los presentes. Un demonio de bajo rango, un príncipe, su majestad Aspicious... Angeline, Walter y Luccie. Y los guardias... Demasiados para mi gusto. Habría que intentar que el episodio no pase a mayores.

- ¿Discúlpame, Luccie? Creo que si hubiese matado a alguien, lo recordaría... En fin, Aspicious. Estoy acá ahora porque estoy reorganizando mi pueblo, actualmente no tengo ningún tipo de aliado de carácter militar, y me gustaría contar con tu reino antes que con cualquier otro. - Dije a la vez que me ponía un cigarro en la boca y lo prendía con un fósforo, aspirando el tabaco y reteniéndolo en mis pulmones.

Miré al lacayo de Jace con mirada inquisitiva. Desde luego, él no era el más indicado para decir cosas así, dado que el respeto no fluía en sus palabras. En mi caso, no lo hacía en demasía. Pero mi única falta de respeto sería hacia Jace, no así con Aspicious.

Aun así, callé ante sus palabras, y tomé aire con los ojos cerrados y lo expulsé lentamente, tratando así de relajarme un poco. Compostura Angeline, compostura

Abrí los ojos de nuevo, ya recuperando mis facultades dialécticas, mientras que Luccie con un deje irascible comentaba acerca de Jace. Pero yo tenía dudas. Había cosas que aún no estaban del todo claras, y con seguridad solo se podía saber 1 cosa.

El Rey al parecer había concertado cita con Jace al igual que conmigo, y dió la casualidad, ya fuera grata o ingrata, de que hemos coincidido al irle a visitar. Hmm... No me gustaba del todo, pero lo aceptaba, a fin de cuentas, estábamos en su territorio.

Por otro lado, entró un príncipe demonio con elegancia y buen porte, colocándose a un lado del Rey Aspicious, al que le dediqué una pequeña reverencia con la cabeza.Luego una mujer de aura y rostro ocultos penetró en la sala y observaba con unos ojos que me eran familiares, pero ahora no sabía decir de quién se podía tratar, y se colocó al otro lado de Aspicious. Walter por su parte, parecía que conocía a Aspicious de hacía tiempo, dato que para mí era desconocido. Eso sumaba puntos a nuestro favor, pero el ressto desde luego no daba buena impresión por nuestra parte.


Jace se pronunció, y relajadamente se encendió un cigarro, y empezó a fumar delante de todos nosotros.

Yo por mi parte, una vez que todos mantuvieron el silencio, me puse una mano en el pecho y me incliné en una reverencia.

Disculpadme por mis formas, Aspicious. Venía un poco tensa, pero ya me siento mejor

Entonces me erguí, y me paseé por la sala, con una mano cogida por la otra a mi espalda, mirando los rostros de los presentes.

Tengo una cosa que decir, y no sé en qué derivará, porque tengo ciertas dudas al respecto. Pero creo que es totalmente necesario que me pronuncie, sin que haya rencillas por parte de nadie. Desde luego, el ambiente está tenso, y debería calmarse un poco

Repuse colocándome delante de Luccie y Walter, mirando a Jace y a Aspicious y sus dos demonios. Removí mi cabeza, para recolocar el pelo, que ahora recayó sobre mis hombros y dejó dos mechones caer por delante, y el resto del cabello por detrás de mi espalda.

Yo sólo puedo asegurar con certeza 2 cosas acerca de Lucía. La primera: Lucía está muerta, sin lugar a dudas

Me giré hacia Luccie y le miré, mientras seguía paseándome con calma. Caminar me mantenía relajada, y conseguía no exaltarme mientras tanto.

Luccie, aquí presente, lo sabía desde que despertó de su letargo, y eso es inequívoco

Luego me giré hacia Aspicious, y me puse la mano en el pecho con el puño cerrado.

Sin embargo, en estos momentos, y aún recabando los datos que sé, sólo sé que Lucía puede haber mueto a manos de Jace por Walter aquí presente. Yo en el Castillo Vampírico, durante cierta invasión Remarqué un poco esa palabra, sin que sonara a sarna, pero en el fondo quería picar un poco a Jace con ello, aunque es probable que no se molestara siquiera. no había ningún otro vampiro oficial allí más que yo, que yo sepa, por lo que la información que tenemos acerca de eso viene de terceras manos. Solo quería hacer esa aclaración, y decir una vez más, que yo no tengo datos con seguridad acerca de ese hecho, pero eso no significa que no crea a Walter y a Luccie

Bajé la cabeza, y tomé aire de nuevo para expulsarlo lentamente por la boca

Ahora, una vez hecho este inciso, he aquí mi motivo por esta visita repentina. El caso es que busco lo mismo que Jace, aquí presente, con los míos. Ya estuvimos hablando de ello tiempo ha, y el destino vió su oportunidad, cuando Luccie y Walter despertaron, para decidir traernos aquí. El momento llegó de decidir bando, Su Majestad. Sea cual sea su decisión, no habrá problema por parte de ninguno, espero. Repuse cruzándome de brazos, y mirando primero a lo vampiros de Jace con seriedad, y luego a Walter y a Luccie, con calma. Francamente, no quería que ellos se enfadaran por lo que acababa de decir. Y no es que no les creyera. Sólo decía lo que sabía, y tenían que entenderlo.

Luego una vez más dirigí mi mirada hacia Aspicious, y me quedé a la espera de su respuesta, o de la de cualquier otro

No había pronunciado palabra o cambiado su expresión de seriedad desde que se presentó con el rey Aspicious, aún cuando tanta gente había entrado tan súbitamente a la sala. Simplemente había escuchado cada palabra, analizando los modos, los tonos y las miradas de cada uno; No sabía de lo que estaban hablando, pues al único que conocía era a Jace, así que no iba a decir nada respecto a lo que para él eran minucias.

Y entonces la vampiresa a la que había seguido comenzó a hablar, dejando más que claro sus intenciones, las cuales eran las mismas que las de su reino, y se sorprendió un poco, aunque no lo mostró en su rostro, y cuando hubo terminado, decidió hablar.

-Majestad Aspicious, es mi deber insistir en que, sabiendo ya los motivos de los aquí presentes, su decisión se incline por nosotros, por el reino de los vampiros...- Se tomó un respiro, no estaba acostumbrado a solicitar alianzas, así que estaba formulando las palabras en su mente. -Le aseguro que la palabra decepción no se encuentra en mi diccionario.- Finalizó, no estando cómodo con sus propias palabras, pero ya habiéndolas pronunciado, no había marcha atrás, y simplemente decidió esperar a las respuestas de los demás presentes, pero más importante, del propio rey demonio.

OFF: Visto lo visto, voy a continuar con el tema sin esperar más tiempo a Luccie y Walter.

ON:
Evidentemente, aquellos Vampiros venían a lo que venían, pues no otra cosa podían solicitar a los Demonios. Escuché pacientemente lo que cada uno de ellos tenía que decir, y fue entonces cuando tomé una decisión. No aguantaría más tonterías por parte de ningún bando, que sus problemas los resolvieran en privado, pero jamás en el Templo Diabólico. Alcé potentemente la voz para hacerme notar, y aún sin dar una respuesta clara a mis invitados, anuncié que nos marchábamos a otro lugar.

- Jace, Angeline, por favor, acompañadme a un lugar más apropiado para esta reunión. No toleraré más chismorreos - pronuncié en un tono cargado de reproche a los súbditos de ambos líderes -. Estaremos más cómodos en la intimidad.

Con un gesto de cabeza indiqué a Kyro que se encargara de la situación, por si por algún casual los Vampiros que se quedaban en la sala daban problemas. A Eliah, por otro lado, la lancé una mirada de advertencia. Aunque fuera común, esperaba que realizara la misma labor que el príncipe.

Dicho todo esto, me despedí de los presentes y me dirigí con un par de guardias hacia la sala de reuniones, donde concluiríamos el encuentro. Una gran puerta impedía que se pudiera escuchar a través de ella, aunque con efectos sobrenaturales se intentara. Una mesa ceremonial se hallaba en el interior, y varias sillas la rodeaban. Ofrecí asiento a los dos Vampiros y a continuación lo tomé yo.

- Ahora que estamos tranquilos, en primer lugar, debo realizar una pregunta a ambos - dije ya con tono más calmado y conciliador -. ¿Cuál es el motivo de vuestra disputa? Si no mal recuerdo, Jace fue rey de los Vampiros hace ya mucho tiempo, y veo lógico que quisiera recuperar su trono. Por otro lado, Angeline, vos fuisteis fiel a Luccie, y eso explicaría vuestra reticencia a la conquista, pero... - tomé una ligera pausa - Si realmente deseáis lo mejor para con vuestra raza, ¿ha surgido acaso la idea de la unificación?