Cuevas de la cordillera del Este

Sonrei, me estaba empezando a gustar esta prueba y me acerque a las estatuas situandome delante de ellas.-Yo-dije tranquila sin alterarme mucho.

Los ojos de las estatuas se abrieron de nuevo:
-- Ana Uzumaki, podemos ver tu aalma y debemos saber si tu tambien la ves -- dijeron repitiendo la misma formula de antes -- ¿Crees que realmente mereces ser la Reina de los Vampiros? -- la pregunta s equedó en el aire esperando ser respondida.

Me sorprendi ante su pregunta y me puse seria, habian tocado un tema que yo misma preferia no tocar, suspire, si queria pasar tenia que responder- mi corazon tiembla cada vez q me acuerdo del antiguo rey, marcó una gran etapa para mi, temo no estar a la altura, pero doy lo mejor de mi- repondi sin vacilar lo mas minimo ante mi respuesta, pues aquello era mi verdad.

Las estatuas cerraron los ojos, dejandola pasar:
-- siguiente... -- dije yo -- adelante, Ana, puedes pasar.

Dejando atras a mis criados y caballos entré a la cueva siguiendo al grupo. Habia atendido a las preguntas de las estatuas, cualquier información seria valiosa. Di un paso alante nada más pasar Ana.
-Seré yo. -Estaba completamente decidido,. Mis ojos carmesí examinaron las estatuas de arriba abajo, eran verdaderamente impresionantes.

Las estatuas volvieron a abrir los ojos:
-- Walter Wingates -- dijeron -- podemos ver el interior de tu alma y debemos saber si tu tambien puedes verla:
-- ¿Alguna vez has pensado en destronar a un rey o reina? --
Todo volvió a sumirse n el silencio.

Sonreí ante la pregunta.
-Si. -Dije sin vacilar ni un solo momento, querian la verdad y ahi la tenian, yo no tenia tiempo que perder. No me importó lo mas minimo estar rodeado de reyes y reinas. Mis ojos seguian clavados en las estatuas, esperando su confirmación.

Las estatuas cerraron los ojos. Me sorprendió la respuesta y me quedé pensativa:
-- ves con Ana, Deimos, puedes pasar -- comenté -- otro valiente?¿

-Es mi turno, me temo - dije con una gran sonrisa sarcástica en la cara.
Me planté frente a las dos estatuas esperando la pregunta.

Una vez más las estatuas volvieron a mirar fijamente a su noeva "victima":
-- Aspicious Oicilpus, podemos ver el interior de tu alma y debemos saber si tu tambien puedes -- dijeron de nuevo -- ¿serias capaz de traicionar a quien fuera por conseguir tus fines?

Me sorprendi mucho de su respuesta y me entristeci durante unos seundos *asi que eso era lo que buscaba ¿no?...* al cabo recobre la compostura, no dejare que me vea mal por aquello le ignore cuando aparecio por las estatuas y ni me digne a mirarle a la cara, ya sabria lo que pasaria cuando salieramos de alli.

Reí estruendósamente.
-Jajajaja, ¿qué clase de pregunta es esa? Todos los que hay aquí saben la respuesta. Por ejemplo, Walter, puedes responder por mí - sonreí maliciosamente

-- Limitate a responder, mortal -- dijeron las estatuas.

Me habria reido al igual que Asp de no haber sido porque notaba lo molesta que Ana estaba conmigo.
-La respuesta, al igual que la mia es si. -Mi voz sonó distante. Miré a Ana pero ella evitó mi mirada. No intenté acercarme a ella, me costaba mantener mi tristeza enterrada. "No iba por ella... estupidas estatuas..." ¿Podria que acabase de perder lo más importante para mi?

-Como ha dicho él, la respuesta es sí. Ahora déjame pasar, tks - dije con tono de desprecio

Las estatuas cerraron los ojos, dejandole pasar.

Off: uy ahora mi toca a mi no?¿ jajaja

*Inmediatamente después de esto la tierra bajo las estatuas comenzó a temblar, en ella se abrieron grietas que empezaron a arrojar una luz naranjo-rojiza sobre toda el área, nubes de polvo salían de las grietas generando la ilusión de que una nube de humo se cirnió sobre el lugar, de pronto los temblores fueron aún mas fuertes e ininterrumpidos, las estatuas fueron destruidas e inmediatamente después un boquete perfecto se abrió en el suelo, de él surgió un muchacho de piel blanquecina, marcadas ojeras y cabello despeinado, estaba descalzo aunque sus pies estaban ya endurecidos por el calor de las profundidades a las que se encontraba, lo curioso de éste muchacho era que llevaba la armadura de la realeza vampira y una espada y un báculo cruzados en su espalda, aunque en su cintura llevaba una espada bastante mas imponente que la de la espalda, cuyo mango era fácilmente reconocible por los que hubieran conocido a Itachi*

-- Hmmm... no... esperaba esta concurrencia por sobre mi jaula -- dijo, mientras usaba uno de sus pies para rascarse el talón del otro --

¿Quién eres tú? -- Preguntó Near --

-- ¿Yo? Solo dos personas aquí presentes me conocieron en el pasado... aunque ya no tiene ningún sentido el ocultar nada... yo soy Itachi, el legítimo ocupante del trono de los vampiros, o eso era... ¿A quiénes debo el honor? -- Dijo observando a todos los presentes uno por uno --

-- Asi que los rumores eran ciertos?¿ -- dije yo a su espalda -- tanto tiempo has pasado fuera que tengo que volver a presentarme, Itachi?¿ -- comente con una risa.

Mire el suelo moverse a mis pies y apareció el, el cabello bastante despeinado, mis ojos se abrieron. *es el..* estaba totalmente sorprendida, hacia tanto que no le veia que empece a temblar inconscientemente-Itachi...-susurre con un hilo de voz.

Arqueé una ceja, vaya, esto si que era interesante.
-Mi nombre es Walter Wingates, principe vampiro. Antiguo rey Itachi.... -Deje la ultima frase colgando amodo de saluda, incliné levemente la cabeza.

Me quede en el sitio contemplandole sin prestar atencion de lo que hacian los demas, no sabia que decir, no sabia que hacer, estaba confusa lo unico que pude hacer en ese momento fue arrodillarme ante el y bajar la cabeza a modo de respeto aunque no dejaba de temblar. La verdad creia que el rumor de que estaba ahi era mentira asi que no estaba concienciada de que le iba a ver.

No es necesario que te arrodilles Ana, después de todo, tu eres la reina y tu debes llevar ahora la dignididad de nuestra raza... --Mira al Principe que lo saludó -- Ah, veo que Ana no ha perdido el tiempo y ya se ha rodeado de una digna escolta... pero espero que haya elegido bien a sus allegados, no vaya a ser que sean demasiado arrogantes

-- Tanto tiempo desaparecido y estabas en mi reino todo el tiempo -- comenté acercandome al resto del grupo.

-En cualquier caso, los reencuentros son preciosos y esas cosas, pero creo que no estamos aquí solo para eso, ¿cierto? - dije mientras hacía un gesto inconformista y miraba a Elinor y al resto.