Un poco de entrenamiento

En cuanto salí de aquella enorme sala en la que me había convertido en uno más de la familia llegué a un campo de entrenamiento bastante grande al aire libre y con multitud de pruebas. Me apetecía hacer un poco de ejercicio por la mañana y pensé que ese era el mejor lugar. En una esquina había todo tipo de armas y objetos para hacer ejercicio, como pesas. Pude observar que en el cielo había aros flotando, y supuse que eran para pasar por el medio. *Empezaré por ahí*. Desplegué mis alas y me elevé hasta conseguir la altura ideal. Iba cruzando los aros a bastante velocidad, pero me saltaba algunos. Era una especie de circuito y lo estuve realizando varios minutos.

Tras unas cuantas recepciones y una discusión con mi secretaria, conseguí evadir (por una vez xD) el papeleo. Me dirigí a los campos de entrenamiento con ropa más cómoda y enseguida localicé a Ciel realizando un circuito. Batí las alas y me elevé hasta su altura.
-Hola, Ciel. Veo que no pierdes el tiempo- saludé.

Según estaba dando vueltas al circuito me detuve cuando vi que en medio se había colocado Aurora. Reduje el ritmo y me acerqué hacia ella en cuanto vi que se dirigió a mi.

- ¡Buenos días Aurora! Claro que no lo pierdo, me apetecía hacer ejercicio y vine aquí. ¿Ya ti qué te trae por aquí? - La dije alegremente.

Me encogí de hombros y puse los brazos en jarras.
-Bueno, tengo tiempo libre y prefiero matar el aburrimiento antes de que aparezca. ¿Te apetece entrenar conmigo? Es mucho más entretenido que seguir un circuito, te lo garantizo- le aseguré, medio en broma medio en serio.

Una sonrisa me iluminó la cara cuando oí sus palabras.

- ¡Vale! ¿Qué propones? Estoy seguro de que será mucho más entretenido, ya empezaba a aprendermelo jaja. -

Bajé hasta el suelo divertido y volví a saltar dando una voltereta hacia atrás, luego sonreí a Aurora esperando su respuesta.

Me dejé caer al suelo frente a él y aterricé de rodillas. Me incorporé y me crucé de brazos.
-¿Qué tal un pilla-pilla levemente tuneado? Cuento diez para darte ventaja y, si te atrapo, peleas cuerpo a cuerpo contra mí, sin elementos ni espada. ¿Te parece?- le sonreí amistosamente y alcé una ceja.

- ¡Está bien! pero antes... - Corrí hacia mi mochila y saqué la misteriosa carta que me entregó Arshei el otro día. - Toma es para tí, me lo dió Arshei. - La entregué la carta y me preparé ppara salir disparado. - Preparados, listos,... ¡YA! - Volé rápidamente en línea recta. *Si sigo así me alcanzará*. Vi una pequeña cueva y me adentré en ella, *Aquí será más difícil que me alcance*.

Cogí la carta, intrigada. ¿Qué querría de mí Arshei? No estaba seguro de que fuera nada bueno y tampoco de lo que era capaz de meter en un sobre de aspecto aparentemente inofensivo, así que me lo guardé en un bolso de cuero que llevaba enganchado al cinturón en la espalda, bajo las alas y la funda de la espada, y empecé a contar en voz bien alta. Ya lo abriría después en un sitio más discreto y seguro.
En cuanto llegué a diez me elevé por el aire con un fuerte batir de alas y miré a mi alrededor con los ojos entrecerrados. Con mi aura suprimida no me costó localizar la suya, estaba dentro de mi rango de alcance. Sonreí levemente y eché a volar hacia allí a la misma velocidad que lo había hecho él. Me posé en la entrada de la cueva y plegué las alas.
-Ande tas...- murmuré, adentrándome en ella. Notaba la estrella gris de su aura sin problemas.

*Madre mía ya está aqui, que rápida es*. Me perdí por infinidad de bifurcaciones de tal manera que sería muy difícil que me encontrse.

- Sigue buscando...ando..ando..ando.... - En la cueva había un eco que me divertía muchísimo, asi que repetí la frase unas cuantas veces más. *Al final me pilla...*, pensé.

Con el truco de seguir su aura me equivoqué de camino varias veces, así que opté por rastrear su olor y los restos de su energía que había en el aire. Era más difícil, pero me encantaban los desafíos como aquel. Entrecerré los ojos y supe que había tirado por el túnel correcto cuando oí su voz más cerca de lo que esperaba. El eco me permitía estimar la distancia a la que estaba. Mi sonrisa se convirtió en la de un águila encontrando un conejo y mis pasos se volvieron casi inaudibles en la oscuridad de la caverna. Contuve la respiración y doblé un recodo, ya debía de estar cerca.

Seguí recorriendo los túneles hasta que de repente... *¡Mierda!*. Acabé en una gran sala sin salida. El único punto de acceso era un pequeño agujero por el que salía algo de agua y que había creado un charco un poco grande. *No me queda otra*. Me fui al final de la sala y tiré al suelo la mochila, la espada y todo lo que pesase, me puse en guardia y la esperé.

- ¡Vamos Aurora a ver si me encuentras ! - Grité produciendo el gracioso eco.

Seguí el rastro y la voz de Ciel hasta encontrarle. Mi sonrisa ya era de satisfacción.
-Eureka- comenté, llevándome una mano a la empuñadura de mi espada. La saqué y la clavé rápidamente en el suelo de modo que no se pudiera sacar sin elevar su aura, por lo que no podrían quitármela sin darme cuenta. Alcé los puños y me puse en guardia. No había mucha luz, pero podía sentir a Ciel perfectamente y oía su respiración. Mantuve mi aura suprimida y esperé a que diera el primer paso-. Venga, mueve ficha tú primero.