-Las preguntas aqui las hago yo-dije, tanjante, sin embargo mi aspecto permanecía impasible.
Di un par de vueltas delante suya, con calma.
-Una vez vi una escena muy curiosa. Unos muchachos estaban apaleando a un perro... este recibia los golpes sin inmutarse, aguantando el dolor. Quedé extrañado y cuando quise darme cuenta, vi a sus espaldas a un chico agazapado en el suelo-hice una pausa, hablaba con lentitud y tono neutro-Entonces entendí, que ese niño era su dueño, y que el perro estaba protegiendole apesar de estar apunto de morir por el-paré de andar, entonces le miré-Fidelidad... una palabra que considero sumamente importante... Y hasta los perros la cumplen-desaparecí y aparecí a unos milimetros de él-Y ati parece que se te ha olvidado que es esa palabra... Habra que refrescarte la mente... y si eso no ayuda... calentartela-mi voz sono profunda y con un toque perverso. Soreí levemente, con cara de psicopata.
Posé mi mano en su frente y le echó la cabeza un poco para atras del impulso, cuando la retiré se vio una marca, que iba desapareciendo entre su piel. Habia anulado sus poderes magicos. Me di la vuelta y alejandome un poco, sin mirarle, chasqueé los dedos. Entonces sus manos y sus piernas, quedaron maniatadas por unas cuerdas de fuego de las que no podria desacerse ni mucho menos liberarse. Me giré de cuerpo entero, con un gracil movimiento, aun mantenía aquella sonrisa.
-Despues de esto, no te van a dar ganas de intentar tricionarme de nuevo
OFF: no te puedes mover, bajo ningun concepto, tampoco puedes usar tu magia, he usado un sello para que no puedas.