Sala del trono

Es enorme y está sostenida por columnas. Una alfombra roja conduce desde la puerta de acero de doble hoja hasta una tarima de mármol gris a la que se accede por una escalinata de exactamente doce escalones. En lo alto de la tarima está el trono real, gemelo del trono del clan Elyseum sólo que más grande. Un par de pequeños pebeteros a cada lado de la tarima en los que prende el fuego iluminan la escancia junto con algunas antorchas adosadas a las paredes y una claraboya en el techo, que en los días lluviosos se cierra para evitar inundaciones. Aquí es donde Aurora recibe, como reina, a los que van a hablar con ella formalmente. Cuando hay príncipes, estos se sientan cada uno a un lado de su trono en cómodas sillas de ébano barnizado para darle un tono gris.

Mis pasos se escuchaban con un eco rebotante a lo largo de un pasillo a trasluz, lleno de columnas que dirigían el lugar de este, y empecé a ver la alfombra roja, todo se mantenía en silencio. Aurora permanecía a la espera,sola. Me acerqué a pocos metros de los dos escalones que separaban el trono de la sala, y me agaché, mostrando una inclinación ante mi reina, y alcé la vista con cara bastante seria, llevaba así desde que ocurrió lo de Haruka,y había salido poco de mi habitación.


-Aurora-sama, estoy aquí por que e leido el aviso del tablón, y estoy interesada en cumplir la misión, mi elemento es aire , como ya sabes, solo necesito a otra persona,como tu pedías.-dije con tono neutro, pese al gran afecto que sentía hacia ella, pues necesitaba tiempo para acabar de estar como antes.

Levanté la cabeza cuando entró Kaede y asentí.
-Puedes levantarte, Kaede- indiqué-. Bien, me alegra ver que empieza a haber personas interesadas en la misión. En realidad no necesitas un compañero de fuego, las misiones van por separado. Verás, por razones que no acierto a comprender, las dos coronas de príncipe han desaparecido. Esas coronas constituyen no sólo la prueba del rango, sino que también son un catalizador para que el ángel caído en cuestión alcance el poder necesario para ese rango. Sin ellas, no puedo nombrar príncipes.
>>Mis informadores me han dicho que hay dos potentes focos de energía gris que podrían ser las coronas. Uno de ellos, donde voy a enviarte a tí, está en unas cuevas a unas millas de aquí. ¿Conoces una formación rocosa llamada "la Espada"?

-Creo haber oído hablar algo de ella, pero no e estado nunca allí, te escucho con atención-dije levantandome.

El hacerme mas fuerte era algo que necesitaba, ya no solo para mi bien,si no para el de los demás.

-En ésa dirección- señalé hacia la Espada- hay una aguja rocosa. Es de origen volcánico y ya he descubierto más de un secreto en su interior. A unos dos kilómetros al este de la punta de la Espada hay otro macizo rocoso lleno de túneles y cuevas todavía inexploradas. Uno de los focos grises está en su interior, tal vez puedas encontrar alguna pista de la corona perdida. No sé lo que encontrarás ahí dentro, tal vez sea un mero laberinto, tal vez haya criaturas que desconocemos, tal vez no sea nada. No quiero enviar a nadie en contra de su voluntad, así que decide tú misma si quieres entrar.

Entré en aquella enorme sala perfectamente iluminada y seguí la alfombra roja que llevaba hasta aquel trono que me resultó muy familiar. Caminé mirando a mis alrededores atónito y cuando llegué a la zona en la que empezaban las escaleras me arrodillé.

- Hola Aurora, he leído el cartel que han puesto esta mañana y me gustaría hacerte saber que puedes contar conmigo para lo que sea. - Dije en el tono más serio que fui capaz de poner, a pesar de que mi voz temblaba un poco al pronunciar las palabras.

-Hola, Ciel- saludé al verle entrar-. Le estaba explicando a Kaede los detalles de la misión para los elementales de aire. No sé si un solo ángel caído podría completarla con éxito, así que tal vez podáis ir juntos. ¿Te interesa?

Me incorporé para mirar a la cara a Aurora.

- ¡Claro! - Respondí muy convencido. - Por mi no hay ningún problema, salvo el de que no se donde se encuentra "La Espada". - Añadí.

-Cuando salgáis del palacio, mirad al este. Es totalmente inconfundible, una acerada punta que señala a las estrellas. El lugar que buscáis está a dos kilómetros más lejos, lo reconoceréis porque es la única formación con cuevas- indiqué-. No puedo deciros más, los informadores que han entrado solos no han vuelto para contarlo. No obstante... seguid vuestro instinto, dejaos guiar por el aura del objeto que buscáis. Debería dirigiros como un faro hacia vuestro objetivo. Ah, y una cosa más... Si encontráis cualquier barrera que no podéis superar, no es obligatorio que continuéis. Volved, contadme lo que habéis visto, y veré qué puede hacerse al respecto. Vuestros esfuerzos no sirven de nada si caeis en el intento, ¿entendido?

Tragué saliva cuando pronunció lo de "no han vuelto para contarlo". En ese momento dudé si debería ir o no, pero se trataba de un asunto de extrema importancia asi que rápidamente se disiparon todas las dudas que retenía.

- De acuerdo, acepto. - Dije más seguro de lo que me esperaba.

-Gracias, Ciel. ¿Kaede?- me volví hacia ella, esperando una respuesta. No sonreí, aquello era un asunto serio y era muy probable que ninguno de los dos volviera entero.

-Yo también lo acepto, y espero conseguir nuestro objetivo al completo.-dije con semblante serio, pues no me iba adetener eso,tenía que hacerme mas fuerte fuera como fuera, y así de paso cambiaba un poco de aires y reflexionaba, y con Ciel me llevaba bien,asi que no tenía muchos mas temores.

-En ese caso, partid cuando estéis listos. Os rogaría que no tardarais mucho. Bien, podéis retiraros- indiqué. Entrelacé los dedos y me permití evaluaros unos segundos con la mirada. Podría funcionar. Aun así, aunque lo consiguieran, todavía tendrían que pasar más pruebas para ascender. "Necesito saber que puedo confiar en ellos" pensé. "Necesito saber que, llegado el momento, no tirarán la espada ni me rebanarán el cuello con ella. Pero... ¿cómo?"

Me preguntaba en que pensaba Aurora, pero no era momento de eso, y me levanté con rapidez.


-Ciel, deberiamos preparar algunas cosas, si quieres, quedamos en la puerta principal del limbo para partir hoy mismo, dentro de una hora,si te parece bien. Como lo ves?-dije intentando no ser tan seria.

off: ne, que la Espada esta dentro del Limbo, a ver a donde os vais xD

Me presenté en la sala del trono junto con Robert y me incliné ante la reina. Mi señora, mi especialidad es el agua. Se que no he sido llamado pero quisiera recordarla que sigo a vuestras órdenes para lo que usted quiera

-Ah, Samuel, hola. Cuento contigo, no te preocupes. Es sólo que de momento no se han presentado misiones en las que se requiera la presencia de un elemental de agua, en cuanto sea necesario te avisaré- le dije a Samuel.

Gracias mi señora -dije levantándome y girándome hacia la puerta. ¿Porqué te humillas de esa manera? -escuché la voz de Robert y le miré fijamente. Cállate -le susurré y salimos por la puerta.

- Está bien Kaede, en una hora en la puerta principal - La respondí. Había visto cómo llegaba Samuel y Aurora no tenía nada preparado para él, ya que su elemento es el agua. *Me pregunto por qué nos ha escogido a los del aire*.

Hice una reverencia a Aurora, me despedí y me marché a mi casa para preparar todo lo que fuese necesario.

Entré en la sala del trono, con expresión decidida, directo hacia mi reina. Mis pasos sonaban en todo el lugar. Después de mi ausencia, había cambiado mi aspecto. Ahora vestía una gabardina blanca de vinilo desabrochada, camiseta negra sin mangas y de cuello alto debajo, pantalón negro, y cinturón blanco con un pañuelo verde oscuro que caía por detrás, cosa que apenas se veía con la gabardina. En el cinturón se encontraban las fundas de mi daga y mis armas de fuego. Un detalle era que ahora la aureola la llevaba a modo de pulsera.

Al llegar, me acerqué a Aurora.

*Uff.. a ver qué pasa.*

- Señora - hice una reverencia cordial - he venido para entrar de nuevo bajo su mando; estoy listo para aceptar la misión que usted desee.

Levanté la cabeza al notar a R y me puse seria.
-Bienvenido de nuevo, Syaoran- dije, llamándole por su nombre real-. ¿Dónde has estado desaparecido tanto tiempo?- pregunté con tono severo.

No me resultó agradable la inquisitiva mirada de Aurora, claro que a ella tampoco le debió sentar muy bien que yo hubiera desaparecido.

- Señora, siento decir que tuve un problema en una misión como cazarrecompensas: el cliente me la jugó y atentó contra mi persona. Tras una ardua búsqueda pude "atar los cabos sueltos", pero para esto tuve que esconderme en un punto remoto, relativamente próximo a la cordillera de la desesperación, lo que me impidió regresar. Siento que este incidente haya sucedido, pero la batalla era poca, y las ganas de luchar muchas; tenía que aceptar aquel "sencillo" trabajo. No volverá a suceder. Espero que lo comprenda, y me permita volver a estar bajo su mando, mi reina.

Tras decir estas palabras, hice un gesto semi-arrodillado para indicar el fin de mi explicación.

*Seguro que nadie se mete en más líos que yo en todo el limbo u.uU*

Le evalué unos instantes con la mirada y finalmente solté un leve suspiro de alivio.
-De acuerdo, disculpas aceptadas, pero no vuelvas a desaparecer sin avisarme- dije-. Me has dado un buen susto. En fin- me erguí y crucé las piernas-, espero que te incorpores cuanto antes a la corte y a tus deberes como comandante de la escuadra Águila.

*Vaya, había olvidado lo bien que trata aurora a los caídos...

- Me pondré a ello inmediatamente. Te doy las gracias por tu comprensión. Ahora, si me disculpas.. - dije mientras me daba la media vuelta y echaba a andar hacia la puerta, esta vez con un paso menos tenso.

Ahora que mi regreso era oficial, la reina estaba de acuerdo, y para mi se acabaron los trabajos de cazarrecompensas, ya solo pe preocupaba mi posición como comandante de escuadra.