Paseando por un mundo de tinieblas

Sonreí de manera sincera una vez mas cuando la vi emocionarse por lo que estaba diciendo al hacer mención a sus padres, para empezar ya había demostrado de varias maneras tener afiliación hacia un dios de la luz... Como en realidad cualquiera en menor o mayor medida tenía, aunque fuera hacia si mismo, que también se daban casos contados... Por otra parte el haberla pedido su opinión específicamente sobre esa diosa, si bien era para hacerla ver del todo que nadie esta atado solo a sus dioses, aunque mucho menos los llamados de la luz, no pretendía para nada hacerla sentir mal, así que aunque fuera contra mi naturaleza y hasta que al terminar de hablar estuve seguro de que ya se encontraba bien coloqué mi diestra de manera tranquilizadora encima de su pierna mas cercana... Continuando escuchándola hasta que terminó de hablar y pude apreciar que ya estaba considerablemente mas relajada, retirando en ese momento la mano con suavidad, casi como si fuera una caricia, antes de comenzar a hablar con un tono suave, apto para lo que iba a decir a continuación.

- Entiendo la situación, pero tienes que intentar controlar mas tus reacciones ante cualquier alusión a tus padres, cualquier enemigo de nuestra causa que lo descubriera podría intentar usarlo en tu contra, incluido cualquier demonio que ansiara el puesto que posiblemente se te de por tu potencial... Y no concibo mejor aliada, e solo un consejo, la rabia es aceptada entre los demonios, las lagrimas ya no tanto, lo cual es irónico dado que estas suelen ser por razones en ocasiones muy parecidas... Con migo no tienes que preocuparte, pero me preocuparía que te ocurriera con quien no debieras.

Dicho esto volví a cruzar mis manos por delante de mi rostro, cerrando los ojos para sopesar todo lo que la demonio había dicho antes de mi intervención y recordar así mi respuesta completa...

- En cuanto a Samasha, veo que lo comprendes, o si no, es que yo mismo estoy equivocado. Al final es difícil dejarte influenciar solo por tus dioses, claro que nosotros lo hacemos mucho mejor que los luminosos, solo nos afecta una diosa que en cierta manera en natural que lo haga, puesto que quien no desea, quien no quiere algo... nunca podrá tener la mas mínima confianza con cualquier aliado suyo o incluso de manera contraria no podría odiar a sus adversarios y eso nos haría débiles, solo nos dejamos influenciar por aquella diosa que nos hace fuertes.

Dicho esto volví a abrir los ojos, descruzando al mismo tiempo las manos y dejando caer una, para apoyar mi cabeza en la otra con la misma tranquilidad con la que había hecho el resto de mis acciones, de la manera que siempre me categorizaba, hasta el momento nadie me había visto perder la compostura... nadie con vida.

- Ahora quedaría hablar de los dioses neutros... Aunque sinceramente, todo lo que sepas de ellos debería valer, en mi opinión son necesarios y son eso... neutros, todo el mundo los comparte en cierta manera, incluida Sheraide, aunque cada uno sea con nuestra propia justicia claro. Así que creo que ya esta todo, a no ser que tengas algo mas que añadir, preguntarme o proponerme, no tengo la mas mínima prisa si así lo deseas.

Noté cómo la mano de Noctis se posaba sobre mi pierna, no pude evitar mirarle a los ojos, sentí al momento que me apoyaba, entonces le sonreí con agradecimiento.

- Sí, lo sé, tienes toda la razón. Tengo que controlar eso. Gracias, Noctis.

Aparté la mirada con algo de timidez. Agradecía realmente que se preocupara por mí.

Comenzó a hablar de Samasha, exponiendo él su opinión. Asentí, de nuevo dándole la razón. Me reí ligeramente ante la apreciación de que "nosotros lo hacíamos mejor que los seres de la luz". Luego seguí asintiendo, estando de acuerdo con lo que decía. A continuación, y tras una pausa, pasó a hablar de los dioses neutros.

- ¿Sheraide..? -Repetí, aunque seguidamente con el propio comentario me aclaró la duda-. Ah, vale... Perdóname, en cuanto a los dioses neutros no estoy muy familiarizada con los nombres, aunque sí con los conceptos que predican cada uno. Aunque no me vendría nada mal conocer sus nombres, realmente esos conceptos, son en lo que en realidad creo.

Se me escapó un pequeño bostezo, aunque me cubrí la boca rápidamente con la mano, ruborizándome ligeramente. Parecía que el cansancio por el largo día me empezaba a causar estragos.

Miré con curiosidad a Caeli cuando esta comenzó a bostezar. Si, era cierto que el día había sido agitado o bueno, mas bien la noche, pero lo que en realidad me llamó la atención de aquello fue el echo de que aquel gesto después de toda la charla y su exposición me resultó preocupantemente encantador.

- Parece que tu si tienes algo de prisa, tu bostezo te ha delatado... Entonces permíteme una nueva sugerencia y petición.

Mientras decía esto me levanté de la piedra en la que me encontraba, estirando levemente brazos y piernas antes de mirar con tranquilidad a Caeli y sonreírla mientras la extendía la mano y hablaba con un tono de voz suave y apropiado para la situación en la que me hallaba en aquel momento, no quería parecer de nuevo simplemente pícaro o provocador, si bien en caso de que surgiera esto último tampoco intentaría enmascararlo.

- Permíteme acompañarte hasta tus aposentos... Prometo ser noble, no aprovecharme de la situación ni hacer ningún comentario sugerente, solo quiero acompañarte y asegurarme de que llegues a salvo, aunque sepa que esto no hace para nada falta.

Dicho esto esperé con la mano hacia ella que aceptara o rechazara mi oferta... De por si un comportamiento así en mi ya era extraño, pero no iba a ponerme a sopesar las razones, no quería, o quizás sabía que no debía.

- Por supuesto puedes irte tu sola si así lo deseas y ya nos veremos cuando tengamos que reunirnos con el Rey. Es tu decisión.

El rubor se me incrementó ante su comentario. "Vaya, se ha dado cuenta..." Se levantó y me extendió la mano dirigiéndose a mí de un modo más suave de lo habitual, el rubor aumentaba por momentos y yo comenzaba a temblar nerviosamente, empezaba a evidenciar los síntomas de lo que parecía inevitable...

No podía apartar la mirada, era como si se hubiera arraigado a sus ojos de forma imantada y una gran fuerza me impidiera apartarla, aunque realmente no deseara hacerlo. Fue extremadamente educado en su ofrecimiento, lo había encaminado de forma que no podía negarme... ¿Cómo lo hacía?

Miré su mano con cierto vacile, aunque en ese momento me encontrara más en fase de sumisión, y luego le volví a mirar a él. Por un momento había logrado apartar la mirada, pero cuando regresó a sus ojos sentí un ligero revuelco, como sí ésta, atraída por el imán, prácticamente no hubiera tenido que realizar esfuerzo para regresar y sus ojos la hubieran absorbido rápidamente. Había sido encantada por él.

Me incorporé, tomando su mano para ayudarme, sin apartar la mirada de él. Mi confianza se había afianzado, y para mi grata sorpresa, parecía que para él también, pues no era el único que parecía haber superado uno de sus objetivos. Acaricié su mano con suavidad al tiempo que acomodaba la mía enredándose con la suya de forma suave.

- Puedes acompañarme, Noctis. Claro que puedes.

Le sonreí, con calidez aunque fuese mucho más patente la ternura que mi mirada desprendía, esperando ver su reacción con tranquilidad, sin soltar su mano.

La ayudé a levantarse de la piedra, acercándola a mi con ello de manera inevitable, permitiendo en ese momento que de mi rostro se apoderara una sonrisa sincera, antes de mirar durante un instante hacia otro lado con una leve expresión de duda dibujada en el rostro, volviendo tras esto a mirarla, sin moverme en ningún momento del sitio.

- Aunque te acompañe me temo que tendrás que guiarme... De modo que eres tu la que decide, hacia donde debo seguirte?

Dicho esto esperé a que Caeli decidiera hacia donde teníamos que ir, después de todo yo no podía guiarnos hacia un lugar del cual no conocía su localización, pero para ello antes la princesa demonio debía reaccionar, aunque en aquel momento su cercanía no me era ningún inconveniente y no tenía problemas con seguir así todo el tiempo que ella necesitara. Cuando decidiera comenzar a andar ya la seguiría de la mano, siempre que no se decidiera a soltarme.

La cercanía se había hecho patente de un modo inevitable. Podía sentir su respiración sobre la mía y eso me turbaba. Me atraía hacia él con mucha más fuerza de la que pudiese esperar. Cerré los ojos un instante, volviéndolos a abrir justo cuando me recordó que era yo la que debía guiar hacia mi morada, si es que se podía llamar de esa forma.

- Por aquí...

Mi mirada se posó fugazmente en sus labios antes de separarme de él, tirando suavemente de la mano que me mantenía en contacto con él al comenzar a caminar con pasos tranquilos hacia mi humilde morada.

Asentí cuando al fin se decidió a hablar, pareciéndome durante un instante que sus ojos se desviaban fugazmente, aunque no pude apreciar bien la razón. Una vez comenzó a andar, al parecer sin tener la mas mínima intención de soltarme la mano. Así que sin tener nada mas que hacer y tal y como la había prometido la acompañé, siguiéndola a su lado durante todo el camino hasta que ella indicara que habíamos llegado, pudiendo fijarme únicamente en el echo de que no parecíamos dirigirnos a la zona común de viviendas.

El camino era monótono, al igual que el infierno, lleno de piedras y oscuridad, salpicado de pequeñas oberturas en el suelo por las que salía fuego. El recorrido transcurrió en silencio. Recibía su calor a través de la mano que mantenía aun el contacto con él.

Nos detuvimos ante la entrada a una cueva, con el pulso ligeramente acelerado, me volví hacia Noctis para hablarle de nuevo.

- Espero que no te decepcione, mi casa no es más que un hueco en una montaña... No tengo demasiadas pertenencias. Espero que mi situación mejore cuando conozcamos al rey... -Me ruboricé de nuevo-. ¿Aun quieres verlo?

Mi mirada se centró de nuevo en sus ojos, penetrante, a la espera de su respuesta. Realmente me daba vergüenza que lo viera, pero por muy cansada que estuviera, no quería separarme de él... al menos, todavía.

La seguí durante todo el camino sin soltarme de ella y sin siquiera intentarlo, pasamos por una distancia que si bien no era demasiado larga se escapaba levemente de la zona residencial, tal y como me había parecido en un principio. Así continué a su lado sin desprenderme de su tacto hasta llegar a la entrada de una cueva, momento en el cual me quedé un tanto perplejo mientras observaba la entrada sin puerta que no hacía pensar que hubiera demasiados lujos dentro... Dándome algo de rechazo ante la idea de que hubiera estado viviendo así durante toda su vida...

- No es decepción... Es solo que me sorprende que hayas estado viviendo aquí sola todo este tiempo, me parece injusto, te mereces mucho mas.

Una idea pasó de golpe por mi mente pero como no sabía como podía tomársela la demonio intente pensar y suavizar mis palabras antes de decirla.

- Es posible que cuando hablemos con el rey del inframundo te ceda una mejor habitación, aunque creo que podrías haberla tenido solo con pedirlo, pero mientras tanto... Déjame proponerte algo como remedio hasta que le localicemos... Permíteme ofrecerte quedarte en mis aposentos, están cerrados, supongo que mejor distribuidos y bueno... no he visto donde dormirás pero creo tener una cama mas cómoda que eso y una cómoda aparte que yo podría usar, mientras tu duermes plácidamente... Déjame ofrecerte esto como un regalo temporal hasta que tengas un lugar mejor, a mi no me importa y tu por otro lado posiblemente estés mas cómoda.

Mientras decía esto giré alrededor de ella, situándome en frente suya y colocando mi mano libre encima de su hombro para llamarla la atención antes de seguir hablando.

- Por supuesto no te molestaría para nada... Realmente me sorprende mi propia proposición... Perdona si te ha molestado, no es para nada mi intención... Quizás me haya excedido con la propuesta.

Le preocupó la situación en la que vivía, era algo natural. Sí que era cierto que era una princesa, pero desde los diez años había estado sola... ¿qué podía hacer? Bajé la mirada, con decepción, aunque hacia mí misma por preocuparle. Sin embargo él, me ofreció trasladarme a su morada hasta que el rey pudiera proporcionarme unos mejores aposentos. Los ojos se me humedecieron, no lo pude evitar, me emocioné ante tal gesto. Estaba siendo tan caballeroso...

Posó una mano sobre mi hombro, para recalcarme que no le resultaba una molestia y que por supuesto él no se inmiscuiría en mis cosas. No lo pude evitar, me tiré a sus brazos y le abracé con fuerza, tremendamente agradecida... y hundí mi cara en su hombro, humedeciéndole la camisa sin querer al afluir las lágrimas inevitablemente.

- Gracias, Noctis. ¡De verdad! Prometo no serte una molestia, en serio. Y en cuanto hablemos con el rey me trasladaré inmediatamente a una habitación de su palacio, castillo o cualquiera que sea su morada.

Le dije aquello aun sin dejar de abrazarle, no quería soltarle en aquel momento.

La reacción de Caeli me sorprendió por completo, me soltó la mano durante un instante, por lo que mi mente rápidamente asumió que mi oferta quizás la había espantado al parecerle negativa... pero cuando se lanzó encima mía para abrazarme tuve una serie de alteraciones dispares, primero y durante menos e una milésima estuve apunto de ponerme en guardia, como reacción natural que mi cuerpo había recogido durante toda la vida, reacción que con una nueva sorpresa que se sumaba a la misma desapareció en cuanto me di cuenta que se trataba de ella... Y después me quedé completamente quieto durante unos segundos, había algo que estaba deseando desde hace tiempo y por lo cual me había refugiado en la noche desde antes incluso de saber lo que quería, pero ahora me encontraba completamente contradecido, si bien el simple pensamiento de no querer dañarla en un momento en el que parecía encontrarse mas frágil me hizo corresponderla para que se calmara.

- Tranquila, si tu presencia me molestaras no te habría invitado, creo poder asegurarte que es todo lo contrario, a mi parecer mereces mas y yo tengo mas de lo que requiero, además, tu compañía le da algo parecido a un poco de luz y cierta calidez no pírica a este lugar tan inhóspito, podría decirse que mas que generoso soy incluso egoísta al ofrecerte estar conmigo, a fin de cuentas creo salir ganando solo con tu presencia.

Dicho esto la aparté levemente de mi, lo suficiente para que pudiera mirarme a los ojos e intentar mostrarla que hablaba con sinceridad, sin que pensara que intentaba apartarla, cosa que solo estaba a su elección.

- Si aún sigues queriendo venir, permíteme ayudarte a transportar todo lo que quieras para dejarlo a buen recaudo y mis puertas estarán abiertas para ti, solo dime cuando quieres que vayamos.

Continuaba abrazando a Noctis con fuerza profundamente agradecida y él, aunque pareció costarle un poco al principio, también terminó correspondiéndolo. No pude alegar nada a lo que me dijo, salvo ruborizarme de nuevo y reírme ante lo último. "Luz..." Me repetí mentalmente. Sonaba irónico, pero en cierto modo era cierto.

Se separó ligeramente de mí y me miró a los ojos, me di cuenta en seguida, me hablaba en serio. Pero aun así, dijera lo que dijera le hubiera creído, pues confiaba en él. Le sonreí ante lo siguiente que me dijo.

- Sólo permíteme ir a buscar mi túnica. Lo demás ya lo recogeré mañana más tranquila -Volví a bostezar-. Que ahora estoy un poco cansada...

Tras decir esto me separé de él, posando antes un dulce beso en la mejilla, para volverme hacia la entrada de la cueva. Pero me detuve antes de entrar y me giré hacia él.

- No tardaré... Pero si me quieres acompañar, no tengo inconveniente.

Le dije con una sonrisa, permaneciendo a la espera de su respuesta.

Me quedé unos instantes mas mirándola mientras me sonreía aun sujeta a mi "No lo entiendo... Es incomprensible..." Durante unos instantes mi mente se quedó flotando en sus propios pensamientos, casi por completo absorto del resto del mundo mientras entendía difusamente lo que Caeli me decía asintiendo casi por inercia mientras mi mente seguía intentando asimilar información imposible para el resto de mi ser. De repente una acción externa me despertó de golpe, justo después de que Caeli se separara de mi, llevándome inconscientemente la mano a la mejilla completamente incrédulo "Me ha dado un beso en la cara?" Tardé un segundo mas en reaccionar, mirando tras esto con tranquilidad a la demonio antes de corresponderla con una sonrisa y un tono de voz suave.

- Te acompaño, no valla a ser que te arrepientas.

Dicho esto me acerqué tranquilamente hacia Caeli, colocándome a su lado e indicándola con un gesto de mi cabeza que se adelantara al interior de su casa, siguiéndola al interior por si al final decidiera llevarse alguna cosa mas.

- Está bien, como quieras.

Le dije con una sonrisa antes de volverme hacia el interior.

Atravesamos un túnel que se iba oscureciendo a medida que avanzábamos. Giraba en un cierto momento hacia la derecha y luego se bifurcaba, pudiendo continuar de frente o bien girar a la izquierda, pero nosotros seguimos un poco más, de frente, en la oscuridad. Hasta que finalmente se pudo ver una luz rojiza al fondo, abriéndose una cámara hacia la izquierda una vez llegamos al final. Una gran antorcha clavada en el suelo nada más llegar, hacia la derecha iluminaba el lugar. Había una cama de paja con una manta por encima, una especie de baúl justo enfrente de ésta y un arbolito seco que hacía las veces de perchero justo a continuación, del cual colgaba una larga túnica oscura. Hacia la derecha parecía haber otra cámara, algo más pequeña y oscura.

Recogí la túnica, me la coloqué sobre los hombros y observé a Noctis. Me mantuve en silencio observándolo unos instantes... las sombras que se le marcaban en la cara le hacían parecer un tanto misterioso e incluso... sexy. Sonreí, abrumada.

- Bueno, yo ya estoy lista. Ya vendré a recoger esto...

No me moví, aun estaba paralizada por la impresión que me había dado el verle en aquella luz. Aunque exteriormente no se me notara, me había puesto tan nerviosa que tuve que forzar que corriera un poco de aire para respirar profundamente y poder así restablecerme.

La seguí durante un túnel mas largo de lo que esperaba y que para mi sorpresa tenía un par de bifurcaciones, dirigiéndonos tras esto de frente dejando de lado el otro camino "Me pregunto que habrá por el otro lado..." Después de un rato mas andando por el túnel terminamos llegando a una sala iluminada por una apreciable luz pírica... Lo primero en lo que me fijé fue en la cama echa de paja, la verdad es que me esperaba algo como eso, pero no terminaba de creérmelo, yo por mi cama no había pagado casi nada ya que era fácil engañar a los mortales y llevarse algunos productos sin que se den cuenta...

Después de un rato mas observando el interior de aquel lugar, desde el baúl a la curiosa percha improvisada, Caeli estuvo del todo lista, teniendo ya su túnica puesta... Momento en el que volvió a hablarme, no sin antes mostrar una sonrisa extraña.

- Como desees... Aunque no me costaría nada llevar levitando tu baúl, pero así podremos volver mas tranquilos... Por cierto, estas bien?

Pregunte esto último mientras me acercaba hasta quedarme a su lado, y lo hacía debido a que después de su anterior reacción se había quedado un poco de piedra, y bueno... Porque una corriente no natural había recorrido de improviso la sala, casi como si se estuviera abanicando de manera inconsciente, lo que me hacía sospechar que simplemente se encontraba nerviosa, pero también podía tratarse de algún malestar de otro tipo que no podía ignorar.

No dije nada ante lo último que me preguntó, aunque sí me volví hacia él dejándome llevar por un impulso tan pronto como estuvo a mi lado y acercándome peligrosamente a él, posé la mano derecha en su mejilla izquierda, mirándole a los ojos con cierta picardía, sintiendo su aliento al respirar. Paseé un instante la lengua por mis labios, al tiempo que deslizaba el dedo índice por los suyos de arriba a abajo, mientras me mordía ahora el labio inferior. Mientras mi cuerpo se apegaba cada vez más al suyo, pudiendo a aquella distancia prácticamente nula sentir ligeramente su calor. Mi mirada se posó un instante en sus labios, mientras mi dedo los recorría y al instante siguiente se había apartado para tomarle la mejilla, dejando paso libre a mis labios para que pudieran probar los suyos que tanto llevaba anhelando...

Me separé ligeramente de sus labios, terminando aquel beso suave y fugaz para mirarle a los ojos con un ligero brillo diferente, parecían arder de pasión...

En cuanto me coloqué cerca suya me sorprendió completamente, a terminar ella de acercarse en un segundo colocándose de golpe a mi lado al tiempo que llevaba su diestra a mi rostro, mirándome de una manera que hasta el momento no había leído en su rostro, no tan remarcada al menos. Así, tras unos segundos compartiendo oxígeno colocó uno de sus dedos en mis labios, lo que sin siquiera ver como pasaba la lengua casi imperceptiblemente por los suyos evidenciaba lo que estaba planeando hacer a continuación... "Como he acabado metiéndome en esto...? Ahora, mientras un deseo cada vez mas tentador me recorría, aumentando a cada centímetro que su dedo recorría por mis labios, a cada momento mis ideales, mis dudas me importaban cada vez menos "Como puedo desear tanto algo que acabo de descubrir...?" Y con este último pensamiento Caeli ya casi todo lo cerca que podía estar de mi buscó mis labios con los suyos, desembocando en un suave beso al que correspondí sin dudarlo por un instante, olvidándome de todo lo demás por unos segundos...

Y separó de mi sus labios, mirándome a los ojos con un brillo que no me costaba distinguir, después de todo, en el reflejo de nuestras pupilas se podía ver el mismo deseo, llamándose de manera irresistible, logrando todo tomar sentido de manera sencilla, y es que no importaba ni el como ni el porque... Ahora lo único importante era el tiempo que ahogaría el deseo incontenible de volver a saborearla, deseo que dejé de contener, envolviéndola con uno de mis brazos para terminar de apegarla a mi mientras con el otro, mi mano acariciaba suavemente su rostro, desde la mejilla hasta la nuca al tiempo que volvía a juntar mis labios con los suyos, esta vez dispuesto a prolongar todo el tiempo que me fuera posible aquel momento que se escapaba tan placenteramente de mi comprensión...

Me quedé absorta mirándole a los ojos, perdiéndome en lo más profundo de la oscuridad de su pupila, sintiendo su aliento mezclándose con mi respiración entrecortada, resultado de la aceleración que había sufrido mi pulso, el cual parecía querer salir disparado de mi pecho. Cerré los ojos un instante, dejándome cautivar por su caricia, la que me estaba dibujando en la mejilla, y casi al instante sentí el tacto húmedo y cálido de sus labios... sentí un ligero cosquilleo en éstos, seguido de un nuevo acelerón de mi pulso y un arrebato de pasión, por lo que enredé entonces mis manos en su pelo al tiempo que apegaba mi cuerpo contra el suyo ejerciendo la presión que el momento requería, dejando que mi lengua se atreviera a adentrarse en su boca para comenzar a jugar con su lengua...

Dejé que se prolongara unos minutos, en los que la intensidad se incrementaba por momentos. Comenzaba a rondar un dilema por mi mente, pero yo sola no lo podría resolver, así que decidí separar mis labios de los suyos un momento para preguntarle, mirándole con aquel brillo de deseo.

- ¿Quieres que nos vayamos ya a tu casa o prefieres que nos quedemos aquí un rato?

Exhalé aquellas palabras de forma acariciante, sensual e irresistible, sin dejar de mirarle a los ojos con aquella misma intensidad, denotando que se diera prisa en responder, pues deseaba volver a probar sus labios cuanto antes.

Como era de esperar habiendo sido ella la primera en lanzarse, no solo no se apartó cuando la respondí volviendo a juntar mis labios con los suyos, si no que su reacción sumada a la mía fueron de apegarnos aún mas si es que esto era posible... Sentía su calor, su pulso disparado y su respiración descontrolada en un estado de pasión mas que notable al que mi cuerpo respondía de igual manera, dejando paso a su lengua cuando se aventuró en mi boca, correspondiéndola con la mía propia, dejando que ambas se enredaran en un acto de placer y pasión que ya no intentaba comprender, solo disfrutar... Poco a poco la hice desplazarse procurando que no se diera cuenta, como si se tratara de un acto puramente casual, y es que así era en parte... Después de un tiempo que no podría especificar volvió a separarse de mi, despidiénose casi al mismo tiempo de mi boca un suspiro mirándola con picardía y deseo, escuchando lo que me decía mientras soltándola un instante deslizaba mis manos por sus brazos, hasta las suyas...

- Creo que por el momento no tenemos prisa alguna... Así que podemos disfrutar del momento, ya surgirá el momento de irnos, si es que surge...

Mientras decía esto desenredé sorpresivamente sus manos de detrás, únicamente para llevarlas hasta mi rostro, esbozando cada una de mis palabras de manera que fueran ganando a cada nueva sílaba un toque mas... lujurioso... Y así una vez terminé de hablar avancé un fugaz pero calculado paso haciéndola retroceder una pequeña distancia mas de manera que, gracias al anterior desplazamiento su espalda quedara apoyada contra la pared, al igual que sus manos, aún sujetas por las mías, pasando mis labios fugazmente por los suyos, en donde depositaron un húmedo y suave beso antes de posarse en su mejilla y empezar a bajar hacia su cuello, donde me quedé unos instantes mas mientras decía unas nuevas y susurrantes palabras, si bien mas suaves que las anteriores por el volumen, con una dosis incrementada de seducción.

- Aunque creo que lo mas cortés por mi parte es preguntarte a ti... Que es lo deseas? Estoy dispuesto a cumplirlo...

Dicho esto termine de apegarme a ella de nuevo, deslizando un instante la punta de mi lengua por su cuello antes de ejercer una suave presión con mis dientes, bajando despacio y con dulzura por su cuerpo hasta quedarme por debajo de su cuello, deteniéndome únicamente cuando su armadura me impidió seguir con mi descenso, algo que sabía que sucedería, para, mientras continuaba ejerciendo una leve presión a sus manos y al resto de su cuerpo depositar un ligero beso en el límite y volver a subir de igual manera que había efectuado mi descenso, parando a escasos centímetros de sus labios.

- Conveniente vestimenta para una situación tan particular...

Y así volví a juntar mis labios con los suyos con dulzura mientras soltaba sus manos, recorriendo un camino preconcebido por sus brazos hacia su torso, en donde descendieron situándose en sus caderas... Esperando su reacción.

Sonreí con picardía ante su respuesta. Sus manos se deslizaron hasta las mías, surcando el recorrido que marcaban mis brazos. Me hizo temblar ligeramente, al sentir su tacto acariciarme la piel de forma que me produjese un ligero escalofrío. No me había dado cuenta, quizá porque le iba siguiendo dejándome llevar por aquel profundo y apasionado beso, sin dejar que se separara de mí, pero nos habíamos desplazado desde la posición inicial, y ahora podía sentir la fría pared sobre mi espalda, empotrándome contra ella, al tiempo que me alentaba a un nuevo beso que pasó de forma fugaz, dejándome con ganas de más.

No respondí inmediatamente a su pregunta, pues de nuevo me sedujo con su nuevo juego sensual. Me apoyé en la pared estirando lentamente mis brazos hacia arriba al tiempo que giraba la cabeza y subía la barbilla para facilitarle el juego lingual en mi cuello, dejando escapar un suspiro de placer al notar la presión de sus dientes contra mi cuello, relamiéndome y mordiéndome el labio, mientras doblaba el torso, dejando que mi espalda se deslizara ligeramente por la pared, ejerciendo una ligera presión de mi pecho contra su cara.

Dejé escapar una pequeña carcajada ante el comentario que hizo referido a mi ropa. Pues sí, aun llevaba la armadura, aunque ésta me marcase y a la vez protegiese de forma sensual la figura. Lo único que sí me había quitado habían sido los guantes, de lo contrario podría haberle hecho daño al acariciarle...

Recibí su beso correspondiéndolo al instante con lujuria, apegándome de nuevo a él con ligera violencia. Comencé a sentir cómo de nuevo recorría mis brazos, esta vez de forma descendente hasta terminar estos por posarse en mis caderas.

Mi respuesta llegó ahora, tras haber disfrutado placenteramente de todo lo que me había hecho desear él... Ahora llegaba mi turno de devolverle el placer.

- ¿Quieres saber lo que deseo?

Dije en un susurro más que sensual. Mi respuesta a su pregunta fue más un acto corporal que verbal. Clavé mi mirada nuevamente en sus ojos mordiéndome ligeramente el labio inferior, implorando deseosa más de él, al tiempo que apretaba mis manos entre las suyas y adelantaba una pierna entre las suyas, elevando ligeramente la rodilla suavemente hasta el límite, que presioné también con suavidad al tiempo que le atraía más hacia mí agarrándolo por la camisa para atraer sus labios hacia los míos, los cuales parecía tener intención de volver a probar, sin embargo tan solo los rocé desviándolos hacia su cuello el cual acaricié con la punta de mi lengua de forma sensual, antes de ascender mi mirada de nuevo a sus ojos, acercando mis labios hacia su oído, deslizando mi mejilla contra la suya.

- Te deseo a ti...

Realicé el recorrido inverso, pasando un instante mi lengua por el lóbulo de su oreja, hasta quedar de nuevo frente a él, para poder ver su reacción al penetrar de nuevo mi mirada en sus ojos.

La respuesta fue casi inminente en cuanto junté mis labios con los suyos, volviendo a dejarse llevar durante unos instantes en los que yo la correspondí, sin separarme lo mas mínimo de su cuerpo, antes de volver a parar y mirarme de una manera que me hacía desearla aún mas, algo que parecía imposible en aquel momento al tiempo que me tentaba aún mas con sus palabras.

- No lo habría preguntado si no quisiera saberlo...

No me respondió al momento, si no que en lugar de eso pareció empezar a jugar conmigo tal y como yo había hecho anteriormente, de manera que intenté quedarme quieto, a su merced, si bien me era difícil evitar el interceptar sus labios al ver como ella misma les hacía presión, tentándome con hacerlo yo mismo... Pero en lugar de ello dejé que fuera ella la que decidiera que hacer, notando como sus manos sujetaban mis manos al tiempo que sus piernas se enredaban de igual manera con las mías, ascendiendo una de estas con suavidad hasta que mi propio cuerpo frenó de manera inevitable su recorrido, aumentando la atracción de su cuerpo sobre el mío mientras ella misma tiraba de el, rozando mis labios sin llegar a besarme y produciendo con ello una mueca a modo de sonrisa en mi rostro, antes de descender hasta mi cuello tal y como yo lo había hecho antes, haciendo un recorrido circular, pasando de nuevo por mi rostro para terminar susurrándome al oído unas nuevas palabras antes de con un último y sutil aliciente volver a quedarse ante mi...

- Te estás metiendo en un terreno peligroso... Y al parecer te gusta tanto como a mi... Pero...

Al tiempo que las palabras fluían de mi boca deslicé mis manos, las cuales aún se encontraban en su cadera alrededor de esta, soltando la cinta que la recubría , sujetando con una mano cada lado y usándola para apegarla mas a mi, al tiempo que ascendía levemente por su cuerpo, volviendo a juntar en ese momento mis labios con los suyos, dejando jugar a mi lengua con la suya antes de apartar mi rostro escasos centímetros y mírala, con deseo, pero sin lujuria, o no al menos perceptible, con una mirada pura e intensa, cargada de sentimientos, dejando que las palabras fluyeran de mis labios una vez mas, con un tono igual de sensible, en un susurro... No quería que pareciese un error pues no lo era... No había sentido tanta atracción por una persona en la vida y así quería hacérselo saber cuando la poseyera, si ella de verdad así lo deseaba.

- Hasta donde quieres llegar Caeli...? Porque te seguiré hasta donde quieras, solo a ti, hasta el final...

Solté ahora la cinta mientras la susurraba con suavidad y sin alejarme de ella lo mas mínimo, deshaciendo una a una las correas de su armadura, parando antes de soltarla del todo para que no cayera al suelo, no aún, no hasta que ella dijera si.

- Porque eres todo lo que sin saberlo he estado buscando a oscuras durante siglos... Y por que si me dices que serás solo mía, te entregaré mi cuerpo, mi corazón y mi alma inmortal, para que hagas con ellos lo que mas desees.

Al terminar mis palabras recogí sus manos, llevándolas por su cuerpo hasta dejarlas sobre las únicas correas que ahora sujetaban la armadura que cubría su cuerpo, volviendo a besarla intensamente mientras hacía esto, soltando sus manos para que fuera ella la única que decidiera si entregarse o no a mi por completo...

Reí nerviosa aunque también de forma pícara ante su comentario de estar entrando en un terreno... peligroso... Comenzó a desabrochar la cinta roja que me rodeaba la cintura, pegando un ligero tirón que me hizo apegarme más hacia él de forma inevitable. Cerré los ojos para sentir el tacto de su piel más intensamente y me encontré entonces con sus labios volviendo a besarme de forma irresistible, en un fugaz beso. Al abrir de nuevo los ojos, me encontré de nuevo con los suyos muy cerca de los míos. No pude evitar perderme en aquella mirada cargada de sentimiento, notando un ligero rubor que comenzó a colorear mis mejillas.

Sonreí ante su nuevo comentario, más para mí, bajando la mirada con algo de timidez, precedido de una pregunta algo picante... Tras esto me recogió las manos y las guió por mi cuerpo con suavidad, hasta terminar por apoyarlas sobre los tirantes de mi armadura, y besarme de nuevo. Cerré los ojos y me dejé llevar de nuevo, siguiendo la dirección y juego que me marcaban tanto sus labios como su lengua en el interior de su boca. Cuando me liberó las manos, posé las muñecas en sus hombros y deslicé ambas manos hasta su nuca, donde entrelacé la una con la otra, perdiéndome en su mirada, comenzando a asimilar el peso que conllevaban sus anteriores palabras sobre mi ser.

Volví a elevar la mirada para penetrarla en sus ojos de la misma forma que él antes, transmitiéndole en ella todo aquello que no era capaz de expresar con palabras. Guardé silencio en un principio, tratando de asimilar lo que me acababa de decir sintiendo una ligera presión en mi pecho, debido al nuevo aceleramiento de mi pulso, que me hacía respirar con ligera dificultad. Prosiguió su proferir, expresándome abierta y cercanamente lo que sentía, ofreciéndome su corazón, su cuerpo y su alma, poniéndolas a mi merced, entregándomelas si yo aceptaba para toda la eternidad...

No lo pude evitar, me quedé en shock, mis ojos se humedecieron y colmaron rápidamente en lágrimas de emoción, sollocé ligeramente, viéndose condicionada mi respiración con el llanto, que se volvió incontrolablemente compulsivo por un momento. Le miré a los ojos, sonriendo emocionada, transmitiéndole una ternura que antes no habían profesado éstos. Tardé unos instantes en reaccionar, pues el llanto me impedía hablar en aquel momento.

- Te amo...

Dije finalmente, por toda respuesta, permaneciendo unos instantes en silencio perdida en sus ojos con una sonrisa tierna llena de amor, dándole un pequeño tiempo de reacción antes de continuar.

Salí de mi pequeño acorralamiento con sutileza en aquel intervalo, sin despegarme de él, simplemente bailando con él suavemente. Y cuando estuve a la altura que deseaba, lo empujé suavemente para dejarlo caer sobre la cama. Mi armadura cayó entonces de forma inevitable, deslizándose por mi cuerpo hacia el suelo, quedándome ahora en paños menores... Tras lo que, sonriendo con una picardía cargada de deseo, apoyé mis rodillas sobre la cama, a su alrededor, para deslizarme con un suave gateo sobre él, sentándome a horcajadas sobre sus caderas... Lentamente, le fui quitando la camisa, marcando un camino de suaves besos por su torso hasta que llegué a su cuello, donde me detuve para besarlo con mayor intensidad antes de volver a sus labios, lamiéndolos provocativamente con la lengua antes de separar ligeramente la cara para mirarle a los ojos de nuevo con picardía.

- ¿Quieres que prosiga o prefieres hacerlo tú, Noctis? La verdad, no tengo inconveniente alguno en hacerlo yo... El orden de los factores no alterará el producto final...

Fue un susurro acariciante a la vez tentador en todo el proferir. Pasé ligeramente la lengua recorriendo mi labio superior mientras esperaba su respuesta, con deseo.

Como reacción a sus únicas palabras que junto a sus actos respondían a mi declaración no pude hacer mas que sonreír levemente, antes de volver a besarla, para dejarme llevar por sus movimientos por la habitación, tal y como había hecho yo con ella unos minutos atrás, sin fijarme a donde me llevaba hasta el momento en el que de un leve empujón me dejó caer sobre la cama, algo que junto al ruido semi metálico de su armadura al caer al suelo me sorprendió gratamente, acogiéndola con mis brazos cuando gateó sobre la cama para colocarse encima mía, desprendiéndome a continuación de la parte superior de mi vestimenta y volviendo a dirigirme unas palabras...

- Como tu dices creo que el resultado será el mismo... Así que...

Tras terminar casi en un suspiro lo último, deslicé una de mis manos a su cabeza atrayéndola hacia mi para volver a juntar mis labios con los suyos, mientras mi otra mano se deslizaba por su cuerpo a zonas insospechadas...


------------------------------- Pico-Pausa -------------------------------


Un tiempo mas tarde y cubiertos únicamente por las sábanas me encontraba con la princesa acogida por mis brazos, pensativo mientras una de mis manos jugueteaba con su pelo tranquilamente... Nunca habría esperado comportarme de aquella manera con nadie pero no me molestaba en absoluto, en realidad tal y como había dicho cuando me declaré, esa sensación de paz y confianza plena era una de las cosas que había estado buscando durante toda mi existencia, quizás la mas importante de todas.

- Ni durante un solo instante en el reino de los cielos logré sentirme como en esta humilde habitación contigo a mi lado...

No paré de juguetear con su pelo, mirándola fijamente a los ojos con tranquilidad y armoniosamente, sin despegarme de ella.

Sonreí con calidez y cierta picardía ante su respuesta, para a continuación dejarme llevar nuevamente atraída por sus labios para adentrarnos juntos en terreno desconocido...

------ Pico-Pausa xD ------

Me encontraba como si estuviera flotando en una nube, acurrucada entre sus brazos, tremendamente relajada, y aun emitiendo algún que otro suspiro por la propia relajación. Me sentía a gusto y segura, como nunca antes me había sentido. Le miré, sonriendo con un ligero rubor ante sus palabras. Mi respuesta fue besarle de nuevo, con calidez, con suavidad y una inmensa ternura.

- Ha sido maravilloso... -Suspiré.

Disfruté durante unos minutos más de todo aquello, en silencio junto a mi príncipe, antes de permitirme bajar de la nube para volver a la realidad. Me incorporé ligeramente, colocándome bocabajo en la cama, apoyada sobre los codos y antebrazos, con la cara vuelta hacia él, mirándole con una ternura que no era capaz de remediar.

- Bueno... ¿crees que ya nos podemos poner en marcha? También tengo ganas de conocer tu casa, aunque... tampoco me importaría quedarme un poquito más aquí, contigo... -Le observé con una ligera picardía. En ese momento me daba realmente un poco de pereza ponerme en marcha, estaba demasiado a gusto, sin embargo creía que ya debíamos hacerlo.

Observé su cuerpo mientras se apartaba un instante para quedarse bocabajo y mirarme así mas de frente... asintiendo a sus palabras con una tenue sonrisa, la verdad es que a mi tampoco me apetecía mucho irme en aquel instante pero cuando antes legáramos a mi aposento con ella.

- Estoy de acuerdo, deberíamos irnos ya o no nos marcharemos en toda la noche, y también tenemos que descansar... Así que solo me queda una duda al respecto de todo esto... Ahora que te vas a venir conmigo, sigue haciendo falta que duerma en mi cómoda?

Me reí por lo bajo ante mi propia pregunta, girándome yo también el la cama para colocarme a su lado, depositando de paso un ligero beso en la parte descubierta de su espalda, antes de quedarme mirándola con tranquilidad unos instantes, a la espera de su respuesta, tras la cual me levante vistiéndome de nuevo, si bien sin quitarle el ojo de encima en ningún momento... para que en cuanto los dos estuviéramos listos pudiéramos marcharnos con tranquilidad del lugar.