Nocturna

A simple vista parecía un terreno normal... Si bien ejercía cierta repulsión sobre la mayoría de los seres de este mundo. en aquella porción de la selva de la perdición una gran oscuridad se extendía, si bien no apreciable desde el exterior... mas que perceptible una vez dentro. Cualquier ser que no estuviera incitado por una búsqueda hubiera bordeado aquel lugar sin siquiera darse cuenta, como un secreto instinto que le habría alejado... Pero aquel no era mi caso, yo sabía bien lo que había ahí, y aquello era lo único que en aquel momento podía generarme cierto temor interno... Pero lo necesitaba... necesitaba mi poder al completo... necesitaba desatar su poder, aunque ello perturbara aún mas mi aura.

Y allí me encontraba, a un solo paso de entrar dentro de la ilusión. primero adentré mi mano, viendo como esta iba desapareciendo una vez pasado el limite, como si no estuviera ahí, a pesar de seguir sintiéndola. Sonreí, y dando un paso hacia la invisible barrera me adentré de lleno en la ilusión, sintiendo como cada ápice de mi cuerpo se revolvía al adentrarme y abriendo los ojos una vez pasada, para ver ante mi el oscuro paisaje. La apariencia del entorno no variaba en prácticamente nada con respecto a lo que podía verse fuera, a excepción de escasa gama de colores, formada únicamente por un negro resplandeciente en cada árbol, en cada ápice de hierba e incluso en mis ropajes... Librándose únicamente mi aspecto físico... por el momento.

- Porque no te rindes ante lo evidente? Ya he ganado esta batalla... algunas ultimas palabras? - Era mi voz la que flotaba en el aire, pero no salía de mis labios, la ilusión había comenzado, y ahora un cumulo de sombras con mi aspecto físico se había materializado a pocos pasos, malherido con la espada rota pero aun capaz de mantenerse en pie, mirando y hablando hacia otra forma aún no mostrada, que no tardó en responder a... mis palabras, mientras su silueta se formaba como la de una diablesa con heridas mucho mas visibles que las mías.

- Aun hay algo que puedo hacer, es algo de lo que me he dado cuenta en estos últimos años en los que hemos prolongado esta batalla... No lo sientes? El terreno que nos rodea esta corrompido por nuestro poder, pero no es solo el, cada luz que proyectabas sobre mi solo generaba una nueva sombra, pero por cada sombra que he proyectado en ti tu oscuridad se ha ido apagando... He ganado Noctis... Quizás muera, porque así lo ha querido el destino, pero ahora tu alma, tu aura, tu corazón... Son míos.

Dicho esto se lanzó en un ataque suicida, completamente rodeada de oscuridad mientras mi silueta hacía lo mismo rodeado de toda la luz que en aquel entonces me quedaba... Después, solo una tumba apareció e el lugar del choque, mientras las ilusiones desaparecían, aun manteniéndose aquel lugar imbuido en el negro, quedandome quieto, con los ojos clavados en aquella tumba.

OFF: El que entre queda prevenido de que esto será como entrar en la madriguera del conejo... Welcome Alice.

Si alguien me preguntase qué es lo que más me atrae de la lumbre es el titilante resplandor que desprende. Como minúsculas gotitas que tras un instante de luz mueren. Nadie recuerda cómo eran las primeras porque se desencadenan unas tras otras, siempre en movimiento, siempre danzando… Esta es la tragicomedia del fuego, mata para vivir y vive para matar. Y aunque me pasaría horas eclipsada, viendo como el aro de fuego que rodea mi cintura se alimenta de materia para seguir girando a mi alrededor, lo cierto es que estoy tremendamente aburrida. Ni que esto fuese el Cielo, aquí podemos pecar. Que se aburran otros mirando destellos en la oscuridad, yo no.

Tomo mi capa parduzca y echo la gran capucha por encima. Recorro a medio ritmo los pasillos que separan mis aposentos del recibidor, sin prestar ninguna atención a quienes se van cruzando por mi camino. Quizás visite la ciudad humana, cuando quieren ponen un mercadillo bastante interesante. O quizás escuche la historia de alguna ratita triste, en este reino pocas han prosperado. Me dispongo a cruzar el enorme portón cuando un demonio cabizbajo me hace entrega de unos documentos. Me comenta que el rey parece haber salido y en su defecto… No, me niego. Estampar sellos es cosa de reyes, a mí enséñame planos, desenvaina una espada o comparte una cerveza. Las historias que se cuentan de manera oficial del pueblo no me interesan en absoluto. Mienten mejor que yo.

Parece empecinado en molestar mi pacífico paseo hasta que no tome esos documentos. Y me está cabreando. Sonrío con mala gana y termino por aceptarlos. Quizás sea más fácil dar con el rey que aguantar a este cansino mensajero. Malditas mis palabras. Heme aquí volando como pájaro sin rumbo buscando una aguja en un pajar, o un rey en un mundo demasiado grande. Las dos cosas me provocan chirriar los dientes. Esta será la última vez que salgo por los pasillos de manera civilizada, la próxima vez que quiera salir echaré a volar desde mi ventana. No estaría nada bien que se acostumbrasen a que haga este tipo de trabajos. Tengo una mala reputación que mantener.
¿Me he perdido? ¿Mi intelecto se ha secado como una pasa al sol? ¿Qué hago en medio de la Selva? Y es que me ha parecido percibir su aura, por un instante, uno muy pequeño y me he lanzado con esa intuición. Este lugar no me gusta. No me gusta nada. Nada. Nada. Nada. Aprieto contra mí mi capa mientras percibo en el horizonte una silueta. Decido acercarme, que para mi sorpresa…es él.

Siento importunar, -me dirijo elevando mi tono de voz para captar su atención.- pero por esta vez, ejerzo de madre y le traigo el bocadillo que ha olvidado en su excursión.- Saco los documentos de mi bolsa, quedarme mucho tiempo aquí no me augura nada bueno, que los tome y me largo.- O en su defecto, estos documentos.- Miro la oscuridad que nos rodea como una bruma pesadiza y burlona. Mis ojos dejan de sonreír sin apartarse ni pronunciarse. ¿Qué es este lugar? Me inquieta demasiado, me provoca un mal presagio. Malo si me quedo, peor si me voy.- Quizás sea buena idea que os deje a solas con esta pétrea presencia, o quizás…-Me llevo los brazos para rodear mi cintura y espero a sus palabras.

No tenía nada que hacer esa noche.

fui volando hasta que encontre un terreno desconocido para mí.

Estaba todavia muy oscuro por lo que no podía distinguir bien el terreno.


A lo lejos pude ver como había dos personas, pero ahora no podía distinguir bien quienes eran.

pensé en lo que tenía que hacer ahora.

Como de costumbre, en mis largas travesías acababa en lugares inhóspitos que ni yo misma savia como acababa de llegar asta allí, cosa que tampoco me quitaba el sueño ya que desde mi punto de vista simplemente ocurría al dejar que el azar guiase mis pasos y no debía darle mayor importancia.

Aquella noche, había acabado caminando por aquella jungla adentrándome mas y mas en sus entrañas, hasta un punto en el que la luz posiblemente ya no se atrevía entrar al igual que las demás formas de vida afines a esta, rehuyendo de la oscuridad allí reinante.
Pero aquello no era realmente un problema para mi, ya que al fin y al cavo también era una criatura de oscuridad, como la que reinaba indiscutiblemente en aquellos lares, amparada por aquel antinatural silencio.

Reanude mi marcha tras pararme al darme cuenta del cambio en la atmósfera. Me sentía a gusto si e de ser sincera, pues aquel silencio y sentimiento solitario eran viejos conocidos en mi vida… Quizá demasiados conocidos… Mas rápidamente negué con la cabeza para mi misma apartando esos pensamientos de mi mente y devolviendo mi mente a la realidad que me rodeaba en esos momentos.
Me di cuenta de algo, y es que delante de mi, alzándose imponentemente enfrente mio o al menos esa fue la impresión que me dieron en esos momentos de sorpresa, aquellas dos personas que veía en esos instantes.
No había reparado en ellas antes, por la simple razón de haber sido atrapada en mis pensamientos por unos momentos mientras me acercaba , ya que normalmente me hubiese escondido a simple vista de ellos, curioseando que hacían desde las sombras. Cosa para la que ya era demasiado tarde, encontrándome ya a escasos 5 metros de aquella pareja de demonios…

Inmediatamente empecé a dudar que hacer. ¿Debía ser civilizada y presentarme cortésmente? ¿ por el contrario permanecer en silencio mientras observaba que hacían, siguiendo mi típica actuación ante desconocidos aunque estuviese expuesta a las miradas de los demás? ¿Quizá simplemente debía correr hacia las sombras tratando de perderme en ellas?
Y así siguió aquel debate interno que mantenía conmigo misma, con una expresión de frustración en mi rostro al igual que una mirada perdida en el vacío, claro síntoma de mi ensimismamiento mental en esos momentos así como mi poca atención a mi alrededor, sin llegar a una conclusion en mi debate mental.

OFF: Pues tras la espera, y como parece que nadie mas valla a entrar... empezamos, intentare poner una frase celebre a cada inicio de cambio de escenario. Si durante el transcurso alguien quiere entrar, que me pregunte para ver que invento.

ON:

Sentí como la presencia de Alayne aparecía detrás mía... El que no hubiera logrado detectarla antes a pesar de que posiblemente llevara sobrevolando la zona un buen rato era posiblemente debido al aislamiento del circulo... Aunque examinando mas a fondo pude darme cuenta de que, quizás por instinto, la presencia de mi aura se había disparado hasta su basto límite, preparándose para lo que fuera que empezara a ocurrir a partir de ese momento.

- No tendrías que haber podido encontrarme, tu no tienes porque pasar por todo esto, pero temo pensar que ya es tarde para retroceder...

Prácticamente al segundo de que aquellas palabras brotaran de mis labios la oscuridad del entorno pareció agitarse, al tiempo que la tumba emitía un leve brillo rojizo, empezando a resquebrajarse allí donde debería estar escrito el epitafio, apareciendo con cada una de las grietas de rápida sucesión una nueva palabra, que brillaba con un rojo carmesí, haciéndose completamente legibles...

"Aquí yacen cada uno de los pecados
cada una de las almas
segadas por la bendición de la noche

A aquel que cruce estas puertas... Abandone toda esperanza"

Y así, cada brizna de hierba, cada rama, liana, e incluso la propia tierra, todos aun provistos de su negro y extraño color, empezaron a trepar por las extremidades de la diablesa y de mi propio cuerpo... Al principio intenté resistirme, tirando con todas mis fuerzas e incluso usando finas y potentes cortinas de viendo para intentar cortarlos, pero aquello era visiblemente inútil, nada iba a romperlas, ni seguramente llegarían a arder con el fuego de la diablesa.

- Me temo mi querida princesa que esos papeles son nuestra ultima preocupación. Si os sirve de algo, siento veros arrastrada conmigo al infierno de los demonios... Espero que no hayáis pecado demasiado a lo largo de la vida... Así tendréis mas posibilidades que yo de salir vivo

Una risa siniestra se abrió paso tras mis palabras, al tiempo que la naturaleza terminaba de cubrir lo que le quedaba de ambos cuerpos, dejando solo libres las cabezas, antes de que una línea brillante del mismo color que las resplandecientes letras de la sepultura se trazara en el suelo, marcando lo que parecía ser la silueta de una puerta, en cuya cerradura se halaba la lapida, la cual, una vez termino de trazarse la línea, giró bruscamente, abriéndose el suelo para mostrar un inmenso mar de oscuridad, en el que a la lejanía, una barca portaba a lo que parecía ser un demonio, que lejos de otorgar ayuda, simplemente rió mientras la oscuridad tiraba de los cuerpos hacia el mar, sumergiéndolos y haciendo desaparecer momentáneamente cualquier tipo de sentimiento, helando con ello la mente de los afectados... y manteniéndose así durante varios minutos, en los que un aparente descenso era perceptible... Hasta que tras aquel periodo de tiempo un resplandor comenzó a abrirse paso entre la oscuridad, marcando el final del recorrido y soltando a los cuerpos en una precipitada caída a lo largo de un túnel, aun con la oscuridad rodeando todos sus miembros, mientras pasaban entre centenares de hombres, ángeles e incluso bestias, mutiladas de muy diversas maneras, hasta que antes de salir de aquel pasadizo, de nuevo el mismo demonio de la barca, viéndose ahora como una diablesa, sonrió al final de este, haciendo una leve reverencia mientras terminaba el precipicio, desapareciendo al momento todo este, animas y presas que atrapaban el cuerpo incluidas, dejando ver el duro suelo rocoso a pocos metros.

Expandí con rapidez mis alas al verme libre de las cadenas que hasta aquel momento me lo habían evitado, mirando a mi alrededor y viendo en ese momento a una pequeña niña de dudosa aura que a diferencia de Alayne y de mi no había abierto sus alas... Acaso aun no sabía como hacerlo? Para evitar errores, y dado que su aura resplandecía a oscuridad, me frene variando mi trayectoria con ayuda el viento en medio segundo para atrapar en el aire a la chica, evitando su caída y con un fuerte aleteo parar casi en seco, evitando el impacto mortal contra las rocas... Ahora todo lo que nos rodeaba eran piedras por todos sitios, aparte de, a unos cien metros, un portón de dimensiones extravagantes, que se alzaba con una clara y proporcional escritura en el antiguo lenguaje celestial... Aquella puerta narraba...

- Afronta tu destino... Consúmete en la avaricia

La percepción de una nueva presencia me quito de mis dibagaciones, mirando con sorpresa como lejos de ser tres en aquella cómica situación, también parecía haber sido... Invitada... Una vampiresa a la que conocía levemente.

- Bienvenidas a mi siniestra locura... Presentaciones? - Dije dirigiéndome principalmente a la chiquilla que aun tenía en brazos.

OFF2: Eises perdona si te molesta que controle el que no alces las alas, pero al recordar en el ultimo momento que tu pj no las tiene, me pareció adecuado para adelantar sucesos... Y que no te mataras nada mas empezar. Si te molesta avisa y edito.

Arqueo una ceja, escéptica. Los chistes relacionados con parajes encantados y tinieblas mortíferas hace demasiado tiempo que dejaron de impresionarme. Pese que su tono de voz me revela una gravedad incómoda, esto no dejan de ser arbolitos enmohecidos y alimañas descerebradas. Pero un resplandor carmesí brota de la nada, agitando a su manera el aire enralecido que hasta hace no mucho respirábamos. ¿De dónde…? ¡¡Es la lápida!! ¡¡Se está rompiendo!!

Entrecierro mis ojos, a la vez que esbozo una mueca torcida con mis labios. Lo último que le faltaba a mi triste existencia, profanar una tumba. Retrocedo un paso instintivamente, pero las letras sangrantes que emanan de la fría piedra, se adhieren a mis retinas como fervorosas incógnitas que buscan perforar un trocito de mí. ¡¡No puedo apartar la maldita vista!! ¡¡No puedo!!

Rechino con fuerza mis dientes mientras la ciega oscuridad me está atrapando, nos está atrapando. Pues miro y compruebo que el Rey también está siendo cubierto por este siniestro manto. Me agito con violencia sin resultado alguno, enloquezco por unos instantes mientras mis llamas no alcanzan a prender. Con los ojos muy abiertos no dejo de voltear la cabeza a un lado y a otro, en busca de una explicación, un enemigo, una manera de volver a tomar el control sobre mí misma y que me ofrezca oportunidades para ganar esta partida improvisada.

Pe-ca-dos…repite como un eco mi cabeza…

Que esto me sirva de escarmiento, por ir por la vida haciendo favores y haciendo encargos que no me competen. El último, el último. Quisiera reír irónicamente ante la idea, pero la oscuridad lo ha hecho por mí. Cierro los ojos siendo consciente de que todo está cambiando a mi alrededor. “Alea jacta est”, sí, esas son las palabras que todo lo definen, todo lo pueden. Vida. Muerte. Esperanza. Confianza. Fe. Dolor. Odio. Amor. Me pregunto qué se considerará aquí abajo como pecado y qué lo hará como obligación de causa mayor. Cuando aprendes a no hacer distinciones… definitivamente, la suerte solo puede estar echada de una manera.

Abro los ojos con la increíble visión de tener el suelo extremadamente cerca. Ahueco mis alas con rapidez mientras extiendo mis brazos hacia mi tronco para protegerme de la fuerza de la gravedad. Esta no es la primera vez que me hallo cayendo en medio de la nada más desoladora y angustiante. Pues previamente mi memoria, me ha arrebatado cuanto haya podido tener e incluso un trozo de mi rostro. He renacido dos veces y esto me ha servido para aprender que todo tiene un truco. ¿Será este mi truco final? ¿O solo el final de mi truco? Apoyo un pie sobre la tierra y después el otro, no obstante mi posición de aterrizaje me muestra arrodillada sobre una de mis piernas. Sonriente. Si van a valorarse mis pecados, es la mejor de mis caras con la que puedo recibirlos. El fuego llama al fuego, igual que la sangre llama a la sangre. Si el Gran Infierno me llama… no, no seamos estúpidos, yo voy a salir de aquí.

De nuevo la voz del Rey me devuelve al presente. Tiene a una chiquilla entre sus brazos, parpadeo sorprendida ante el acontecimiento y desvío la mirada para atisbar nuestro alrededor ¿Qué más podría pasar? Ni siquiera aquí me abandonas ¿eh, ironía? Oh, no estamos solos… qué coincidencia… Son estas situaciones extremas las que sacan a relucir lo mejor de cada uno, o si no hay nada de eso, en ese caso solo lo peor.

Puedo asegurar con toda probabilidad a no equivocarme, que es lugar más extraño en el que me he encontrado jamás.-Revuelvo mis cabellos con una mano para restablecerlos tras la caída y llevo hacia delante el mechón que tapará la mitad de mi rostro.- Pero ya que mi presencia parece estar obligada a permanecer en él… Alayne me llaman para quienes todavía no me conozcan. Y ni yo misma me conozco... –Sonrío de manera irónica, desviando la mirada, mientras pienso adónde nos puede conducir todo esto…

[Ningún problema Loki^^]

Al parecer no había reparado en mi pequeña presencia en un principio, algo que agradecí profundamente mientras comenzaba a caminar de espaldas mientras me alejaba de ellos… Ocurrió algo que no me esperaba en lo mas mínimo, y dudaba que alguien se lo hubiese esperado.

Me pareció contar un total de 122 letras carmesíes apareciendo en aquel lugar mientras rezaban una siniestra advertencia. Funesto aviso de lo que nos deparaba el futuro próximo, el cual izo acto de aparición sin hacerse de rogar.
El lugar se volvió loco, o quizá fuese nuestras metes las que habían perdido el julio, el caso es que fui atrapada por aquella marea de sombras vegetales dotadas de una extraña voluntad, antes siquiera de que pudiese reaccionar. Ahogando un gemido de miedo ante tal espectáculo tan siniestro intente inútilmente debatirme en contra de aquella fuerza opresora por medio de mi fuerza física durante un rato sin lograr el mas mínimo resultado. Siendo esta insuficiente para oponerse a las plantas, decidí que la mejor forma de escapar seria congelar las plantas usando su propia humedad pero los sucesivos tirones que sufría y el estrés de la situación me estaban jugando malas pasadas a la hora de concentrarme en la tarea.
Pero el tiempo se nos acabo a todos antes de lograr con éxito mi huida de aquella siniestra marea de plantas.

El final de la línea pareció presentarse con una hipnótica luz al final de aquel tortuoso recorrido de varios minutos que había sufrido, solo para ser lanzada a una caída libre en aquel extraño túnel…
No, extraño no era la palabra adecuada, pues cuando vi su interior entendí al instante que era increíblemente bizarro y grotesco en su lugar.
Prácticamente olvidándome de la caída libre mi vista se centro en los grotescos acompañantes que nos rodeaban en esos momentos, tan críticos en los que estábamos. Me negué a aceptarlo cerrando los ojos mientras cerraba con fuerza mis mandíbulas ante un claro gesto de negación por lo que veía delante de mis ojos.
No quería creer que estaba cayendo a las profundidades del infierno final… Lugar para todos los condenados que habían pecado sin importar su raza o condición… ¿Era mi destino acabar allí, incluso cuando no recordaba haber echo nada para este final?¿Acaso mi yo antes d perder la memoria se había ganado un lugar en aquel lugar y me tocaba a mi afrontarlo?
En ese instante fui liberada de las oscuras plantas que me habían aprisionado, señal para aquel sentimiento de rebeldía para actuar, siendo el primer paso detener mi caída, a pesar de que no savia como desplegar mis alas todavía, no significaba que no pudiese frenar aquella caída pero tenia que ser rápida.
Así que cerrando mis ojos comencé a centrarme en mis poderes otra vez, esta vez para buscar la manera de frenar esa caída… Pero por segunda vez mi concentración fue interrumpida, notando como de repente mi precipitación al vacío fuese detenida súbitamente por dos firmes y fuertes brazos, bastante calidos aunque eso posiblemente te debiese a que mi temperatura corporal así como el aire que me rodeaba siempre estaba mas bajo de lo normal.
Al abrir los ojos pude observar quien me había interrumpido, pero al mismo tiempo salvado de aquel funesto aterrizaje, aquel demonio de cabello negro y ojos siniestros había sido el responsable de aquello.

El silencio fue mi escudo durante el resto del trayecto hasta el suelo ocultando mi cara junto a un ligero rubor en mi rostro por la situación, mas inmediatamente al tomar tierra y mi salvador formulase aquella pregunta me escape de sus brazos dándome prisa en volver a tocar suelo al fin.
La otra diablesa que estaba presente cuando aquella locura comenzó, también logro aterrizar a salvo sin mayores problemas, precediendo a arreglarse el cabello mientras se presentaba.

-Mmmm… Usualmente pediría que te presentases antes de solicitar mi nombre- Respondí dirigiéndome al hombre que me había salvado, alejándome de ellos unos pasos -Pero como muestra de agradecimiento lo pasare por alto esta vez.- Sentencie, mientras me volvía alternando mi mirada entre los otros dos demonios -Mi nombre es simplemente Eises- Finalice mientras realizaba una pequeña inclinación, sujetando ligeramente mi falda en aquella reverencia muy típica por parte de las nobles de la sociedad humana.

Pero mi atención no se quedo con ellos mucho tiempo ya que tras mi presentación me centre en lo que me rodeaba, curioseando con mi vista el lugar, aunque mi oído permanecía atento a cualquier comentario que realizasen

Deje libre a Eises, como mas tarde se presentó, en cuanto intentó bajarse de mis brazos, para tras haber observado a mi alrededor centrar toda mi atención en esta, al tiempo que se presentaba cortésmente. Sonreí con picardía y acompañado de mi brazo derecho en un ademan respetuoso, hice una leve inclinación ante la joven, al tiempo que guardaba de nuevo mis alas y reducía al mínimo mi aura, acción que me permitió situar a la suya como la de una diablesa de potencial importante, si bien quizás el menor de los que estabamos presentes... Ahora me quedaba saber si al igual que Alayne era de las mías, o si e lo contrario vivía en el reino de Aspicious.

- Perdona mi falta de modales, supongo que la situación no me excusa... Mi nombre es Noctis, Rey actual de los demonios renegados... Quizás sea mi temprana aparición y ascensión al trono por lo que no te conozco... Aun así Ahora no hay tiempo, solo puedo disculparme también ante ti por que te hallas visto arrastrada a esto, ahora hay que avanzar, ya nos iremos conociendo en el trayecto joven diablesa.

Hice una nueva inclinación de cabeza, esta vez con mas seriedad, girándome y comenzando a andar con un paso normal hacia el enorme portón. Paso a paso el silencio se fue haciendo mas sombrío hasta que a mitad de camino un lejano tarareo comenzó a oírse, hasta el momento en el que al lado del portón podía oírse a un tono normal... Medio segundo después impacté con la palma de mi mano derecha contra el centro del portón, entre las dos puertas, las cuales como si poseyeran una ligereza completamente dispar a su tamaño se abrieron de golpe, empleando a salir un cegador brillo dorado de la sala, al tiempo que la macabra nana paraba de sonar.

- Solo hay una salida de este lugar.

El menaje iba dirigido a las que en aquel caótico viaje me acompañaban, prácticamente llevadas por la fuerza, dado que la única salida estaba al final de aquel recorrido. Así me adentré en la sala... Hasta donde podía verse se extendían montañas e oro por doquier, en principio sin ningún signo de vida... Y a ambos lados también centenas, quizás millares de estanterías, repletas de grandes libros y con misteriosas armas apoyadas... Quizás los dos últimos pudieran resultarme mas tentadores que las ostentosas cantidades de dinero... pero no pensaba ceder ante dichas nimiedades, algo había aprendido a lo largo de mi vida... Incluso lo que aparenta ser un reglo tiene un precio oculto tras de si.

- Por el momento deberíamos seguir.


OFF: Por varias razones, a partir de ahora los post serán sin orden preestablecido... Extensión variable. Y una vez crea que se ha pasado una sala en mi post haré una alusión a la siguiente puerta, así se hará mas creativo y no habrá que esperar tanto tiempo a unos y otros, se podrán mantener charlas o incluso combates creativos.

Guia Master:

Escuche atentamente a Noctis mientras este realizaba su presentación, y palideciendo ligeramente cuando se presento como el rey de los demonios renegados… Intuía que era alguien muy poderoso pero no que estaba ante la presencia de un rey.
Insegura de cómo reaccionar, me sentí bastante aliviada cuando volvió su atención hacia el inhóspito portón que presidía la aquella sala en la que nos encontrábamos.

Seguí silenciosamente al rey de los demonios a la siguiente instancia mientras me preguntaba lo que nos aguardaría hay dentro.
La respuesta vino rápida cuando pude apreciar el interior, gracias a que Noctis abrió las puertas, se trataba de montones de monedas apiladas cual tesoro digno de un dragón fuesen, aunque tampoco me llamo la atención excesivamente, sintiéndome mas atraída por curiosear los tomos de las estanterías al igual que nuestro “guía”.
Pero no estuve mucho tiempo apreciando los volúmenes cuando descubrí un pasillo entre estanterías que conducía a una inmensa sala llena de estatuas, lienzos, joyas y demás obras de arte de magnifica calidad, sorprendiéndome gratamente por aquel echo, empujándome a entrar para deleitarme con aquella colección, mientras mantenía aquella expresión de fascinación junto a sorpresa, desenado crecientemente la posesión de la misma.
Afortunadamente… O quizá desafortunadamente, podía verse de las dos maneras seguramente, las palabras del demonio me devolvieron a mis sentidos tras huella obnubilación recordándome en la sobrenatural situación en la que estábamos, mas aun, si analizaba el contesto del lugar no seria descabellado casi caía presa del pecado de la avaricia, sin darme ni siquiera cuenta de ello.
Por lo que con un ligero suspiro, cerrando los ojos, replique

-Si… Comparto tu opinión, mmmm, parece que ya te debo otro “rescate” al parecer.- Susurre al final de la frase mientras esbozaba una taimada sonrisa de agradecimiento al mismo tiempo que hice destacar la palabra rescate con una entonación diferente aunque no reconocible y sin dar pistas reales a lo que me referia.

Entonces decidí que seria oportuno buscar la salida cuanto antes valiéndome de mis agudizados ojos, pues me notaba sensible a aquel pecado en principio y no quería poner a prueba mi fuerza de voluntad en esos momentos sinceramente.

OFF: Holaaaaa? xD Nos hemos quedado solo Eises y yo? xD

ON:

Distraído por las palabras y actitud de Eises desvié la mirada hacia esta, contemplando como parecía haber descubierto una zona secreta, o quizás simplemente un espacio que se había creado para satisfacer su mas profunda avaricia... Tenía que reconocer que por el momento las tentaciones no me parecían demasiado aterradoras, si bien quizás conociera a cierta Diablesa que con tan solo pisar aquella sala hubiera empezado a rodar en shok por las montañas de oro y joyas.

Pero ahora era mi turno... Tras volver mi mirada de nuevo al frente pude ver como casi me había chocado con un altar que parecía haber salido de la nada. Era bastante sencillo sin destacar por sus decorados de carácter valioso, pero el trazado de los dibujos que le recorrían era exquisito, al igual que la figura de una mujer encapuchada que se alzaba de el... Y en el centro de todo un libro de un oscuro color negro, con un grabado en texto blanco de un antiguo lenguaje perdido ya en los albores el tiempo y que pocos conocían, a excepción que hubieras vivido algunas centenas de años, y del mismo pálido tono, una ilustración encantadoramente tenebrosa de un paisaje nocturno. Aquel era uno de los ejemplares que llevaba persiguiendo gran parte de mi vida, si ese lugar pretendía tentarme desde luego lo había conseguido, por dos motivos, mi curiosidad hacia el documento en cuestión y mi curiosidad hacia lo que fuera que ocurriera por coger este.

- He... Dicen que la curiosidad mato al gato, pero estoy cansado de no saber a que nos enfrentamos, por si acaso no os acerquéis – Mientras acompañadas de un tono frío y calculador estas palabras salían de mis labios, levanté el libro el altar, guardando unos instantes de silencio mientras miraba a mi alrededor, si bien no ocurrió nada en absoluto, por lo que simplemente me encogí de hombros, abriendo el libro para mirar su contenido... Conteniendo el aire unos instantes - No tiene nada escrito... - Con la última palabra una oleada de doradas monedas sepultó la zona en la que en aquel momento me encontraba, con el peso demoledor que el oro poseía, mientras una misteriosa risa flotaba en el aire "No a este gato" De entre las monedas surgió un brillo rojizo para al tiempo que parecían doblarse apartarse tal y como habían venido, en parte por la onda expansiva de viento que parecía haber surgido de la nada, en parte por el llameante filo que ahora se extendía de mi diestra, el cual había hecho ceder a algunas de las volubles monedas... Salía de mi entierro sin el libro, el cual se había quedado bajo la montaña de oro, después de todo, de poco me interesaba un libro con únicamente una bonita portada.

- Al menos ahora sabemos que es lo que puede ocurrir por dejarse llevar por la avaricia... Cuidado si tocáis algo y sobre los documentos, a no ser que conozcáis por completo el texto que los compone, dudo que tengan nada escrito. Y ahora - Un nuevo estruendo metálico me interrumpió, ante lo que simplemente respondí con un suspiro, mientras me giraba por completo, para ver hacia donde segundos atrás me encontraba dando la espalda, a lo que parecían unas extrañas criaturas de aspecto deforme formadas por las monedas y joyas de los alrededores, los cuales se movían con lentamente, siendo quizás el mayor peligro de estos, además de su peso, las cadenas u objetos punzantes que les formaran, pues como quedó demostrado tras que mi espada de fuego cortara de un solo golpe a una de las bestias doradas, su resistencia no era notoria, si bien posiblemente ayudara el echo de que aquel metal fuera tan sensible al fuego - Y ahora salgamos de esta sala, intuyo que aún queda mucho camino por recorrer

Off: En ocasiones existo. ^^U Otras ya es más dudoso...

On:
Cruzo mis brazos desatendiendo por completo a mi compañía. Todavía no me creo que me halle aquí, qué manía tiene el mundo de probar mi paciencia. Me encierra, me libera en tiempos de apocalipsis y ahora me manda a seguir cumpliendo condena en las profundidades de una realidad que no me pertenece. Chasqueo la lengua, hasta ahora nada ha podido conmigo. Siguen sin hacer gracia mis chistes, pero es solo cuestión de tiempo. Al final aquellos que lleguen a recordarme, lo harán como la demonia a la que siempre le sonreía medio rostro. Suena macabro si lo piensas como algo perverso, suena astuto si lo piensas como algo impredecible. Todo irá bien si soy capaz de mantenerme al margen de mis propios pensamientos.

Por detrás de mis compañeros de viaje avanzo con paso lento, no perdiendo detalle de todo cuanto mis ojos son capaces de ver. Una sala dorada que provocaría que a más de uno le saltasen los oculares de sus órbitas. Si hasta ahora he sabido arreglármelas sin uno de esos metales todopoderosos, aquí, en las profundidades de cualquier sitio desconocido tampoco me hará falta. Libros, estatuas, cuadros… belleza por todas partes. Qué pena, esa palabra nunca me ha vestido bien. Miro a mi alrededor en busca de algo que no me decepcione, ¿es así cómo se me pretende corromper? Sin querer avanzo hacia un balcón, majestuoso paisaje se presta a enamorar mi vista. Es un acantilado de nubes negras y cielo rojizo, realmente apasionante.

Me he alejado bastante de mis endemoniados acompañantes, si me doy prisa los alcanzaré sin problemas. Me echo a la carrera pero algo me hace tropezar y caer. Es una espada de un acero muy peculiar, está oxidada y sin embargo… Siento un resquemor sobre el lado de mi cicatriz. Sin siquiera levantarme del suelo, retrocedo con la inquieta certeza de quién se ha encontrado con un fantasma. Es esa forma sinuosa que se va estrechando en forma de punta, es ese brillo metálico azulado que tantas noches me dejó sin poder dormir. Reconozco la lija que envuelve su empuñadura, cada una de sus escamas, cada uno de los vapores que desprende su hoja y que hicieron palidecer ejércitos enteros en la antigüedad. Es la Espada del Dragón que mi maestro me enseñó a adorar y maldecir. Esa espada que… convierte la sangre en fuego y el fuego en sangre. ¿Podría quedar escrito en algún libro, el alcance de tan legendaria arma? ¿Podría alguien imaginar siquiera qué hacedor del futuro es quién la llegue a empuñar? El mundo, sí, el mundo contenido en tal acero esperpéntico para los ojos que no ven el significado de las cenizas.

Un estrepitoso sonido hace que instintivamente me levante y vaya corriendo en busca del Rey y la niña. No estaban tan lejos como me había parecido en un principio y sin embargo, tenía la sensación de haberme aislado de ellos durante horas. Sobre nosotros estaban apareciéndose criaturas hechas de la propia riqueza de esta sala… doradas…

Si tan solo tuviese esa espada… bastaría una chispa para prenderlo todo y salir de este estrambótico lugar. Si tan solo la empuñase unos segundos, un baile rápido… Pero si esto lo había provocado la avaricia ¿qué no provocaría algo como esa espada? Quizás si me quedo para averiguarlo mientras ellos siguen sin mí… Desenfundo levemente mi espada y con la primera chispa juego a que me rodee. La hago girar a gran velocidad para que ayudado con el oxígeno su tamaño aumente. Esbozo una mueca hostil mientras termino de desenvainar, terminemos cuanto antes… Me abalanzo sobre las figuras doradas mientras comienzo una danza sin fin hasta verlas a todas cuantas mi vista alcanza destruidas. Claro que no por eso indica que les haya dado caza a todas. Acaricio mi cicatriz sin desmontar la guardia.

Adelante. Caminad por delante de mí, que no cese esta maravillosa excursión. Os cubriré las espaldas…-Sonrío realizando una leve reverencia.- Pobre oro, compra tantas cosas que cuando le dicen que no… le pone precio a tu cabeza.