Entrenamiento

El momento habia llegado y el entrenamiento de las tropas continuaba, yo mismo lo estaba supervisando. Llevabamos meses de entrenamiento exahustivo y apenas me habia quedado tiempo para otra cosa. Caminaba por la muralla con aspecto aburrido.
Los gigantescos berserkers luchaban en el patio, eran los más grandes entre los vampiros, y tambien los más fuertes. Sus hachas de dobre filo hendian el aire mientras praciticaban.
Un poco más allá los arqueros disparaban a las dianas. Pero no era esto lo que me preocupaba, mis pasos me encaminaban a una de las torres de la muralla exterior, aquella en la que habiamos montado los telescopios.
Cuando llegué los ancianos que los manejaban andaban de un lado a otro tomando notas y dejandolas en una mesa. De vez en cuando un bailarín aparecia en la torre, salian de la nada usando el baile de las sombras en una zona especialmente preparada para ello. Cuando se requeria que uno de estos soldados volviese a la torre se enviaba una señal mediante unos espejos. Cada soldado tenia un codigo, de esta manera siempre habia solo un asesino en la torre. Cuando llegaba a la torre se acercaba a uno de los telescopios y miraba por el hacia donde le indicaban los ancianos, acto seguido desaparecia y aparecia donde le habian indicado.
Era un metodo rápido para acabar con los comandantes enemigos, por lo menos con los menos poderosos. Sonreí al ver que todo marchaba según lo previsto. Ahora mismo solo habia un telescopio, en el momento de la batalla se montarian bastantes más en un terreno elevado.
Aún con la sonrisa en los labios salí a ver a la caballeria espectral. Practicaban a las afueras del castillo, pues no habia otro lugar.
Montaban a caballo y siempre iban en parejas o en grupo, practicaban el baile de las sombras montando a caballo. Era un mera cuestión de sincronia. Hacia tiempo que se les entrenaba en grupo para que se acostumbrasen a trabajar en equipo. Cada uno de estos caballeros era capaz de transportarse junto con su montura, consumia mucha energia, pero permitia unas cargar rápidas desde lugares imprevistos. Cada uno de los jinetes tenia una posición determinada en la formación. Se transportaban uno a uno siguiendo un orden establecido, de este modo solo tenian que visualizarse cabalgando al lado de su ya conocido compañero. Por supuesto que de vez en cuando ocurrian accidentes, alguno se transportaba antes de tiempo, o se despistaba... Por eso habian estado entrenando tanto, para cuando llegase el momento de la verdad.
Todo marchaba según lo planeado. Yo cabalgaria con ellos, y el resto de comandantes de tropa marcharia con sus respectivos lacayos, por supuesto todos bajo un mismo estandarte, el de la reina Luccie Hyuga.

Los papeleos aumentaron de improviso, tenía que encargarme de que todas las armas y armaduras estarían preparadas a tiempo, era algo que no podíamos descuidar. Me asomé a la ventana viendo los Berserkers luchar entre ellos, con una fiereza poco común. Eran los mas grandes y los mas fuertes, pues su cuerpo humano se habia podido adaptar a los cambios. Me alteré dandome la vuelta cuando un bailarín apareció en mi despacho. Estaa algo mareado y había acaado ahi por accidente. Le cojí apoyandole en mi y desaparecimos.

Aparecí al lado de Walter con una suave sonrisa-Este esta desorientado, necesita descansar.-Le senté en una de las sillas por el lugar.-¿como van todos los preparativos?-

Me giré cuando apareció Luccie y la dediqué un sonrisa.
-Todo va según lo previsto. Estan entrenando hasta caer exaustos, como has podido comprobar. Creo que estan listos para lo que se avecine. -Comencé a andar a lo largo de las murallas del castillo para que pudiese observalo con sus propios ojos.

Listos estan eso ya lo veo, pero ahora convendría dejarlos descansar.-miré de nuevo al patio-Sobretodo a mi, ¿sabes que llevo oyendo a los bersekers toda la mañana?-reí con suavidad. Miré al bailarin-sobre todo a los bailarines, ya sabes lo que pasa si aparecen donde no es y nadie quiere ver incidentes como esos-dije mientras un escalofrío de horror me recorría entera.

-Tienes razón, deberian descansar. -Me disculpé un momento y me dirigí a uno de los capitanes, le dije algo inaudible entre todo el ruido. Inmediatamente se despedió con una reverencia y echó a correr. El ruido fue cesando poco a poco, según los regimiento iban recibiendo las ordenes de detenerse.
-Les he pedido que descansen. Pronto tendrán que estar completamente frescos.